Actualizado el domingo, 16 junio, 2024
La inteligencia de los jóvenes ha comenzado a caer al menos siete puntos de cociente intelectual cada nueva generación. Te explicamos por qué y a quién afecta más.
No lo decimos por la última sesión de investidura ni porque Marty McFly encontró gente mucho más tonta cuando viajó al futuro que cuando viajó al pasado. Nos hacemos eco de un estudio científico que además, merece ser compartido.
Un estudio concluye que el cociente de inteligencia de los jóvenes aumentaba de forma constante a partir de la Segunda Guerra Mundial pero ha empezado a caer en picado.
Es complicado determinar qué es una persona sabia o cómo medir correctamente el cociente intelectual (para nosotros, por ejemplo, la compasión es el grado más alto de inteligencia). Pero veamos qué dicen los expertos.
La política, la geopolítica, el marketing, el gran consumo… todas han dejado de centrarse en lo físico, en el producto, en el armamento, en lo tangible, y cada día tienen más claro su objetivo: nuestra mente.
Cada acto de consumo o de ocio organizado, cada serie que vemos, cada foto que subimos, cada compra que hacemos o este post que estoy publicando son información que se usa para convertirnos en mejores consumidores o en votantes de determinados intereses. No se trata de volvernos paranoicos y dejar las RRSS (o sí), se trata de saber en qué terreno jugamos.
El neoliberalismo está ganando todas las batallas. Necesita mano de obra excedente, barata, dócil y profundamente inculta. Y en esa batalla estamos pequeños grupos de “resistentes” que queremos combatir tan profunda injusticia
Cita del poeta y escritor Antonio Rubio para Yorokobu
Lo único que puede darnos una esperanza de libertad es la EDUCACIÓN. Educación no como almacenamiento de información, sino como desarrollo del pensamiento crítico: aprender a pensar. Y sin embargo:
- 9 de cada 10 estudiantes de 15 años no distinguen una opinión de un hecho.
- En los informes PISA de 2019 estamos peor que en 2009 en matemáticas y ciencias (habilidad lectora no se publicó por “anomalías en las respuestas”).
- 10 años sin progreso. Invertimos 46.900 M en educación en 2019 frente a 53.000 M de 2009. Estamos entre los 5 países de Europa que menos invierten en educación en proporción al PIB.
Formar nuestro pensamiento crítico es la única forma que tenemos de ser libres.
¿Por qué ahora somos más «tontos»?
Un grupo de investigadores noruegos han llegado a la conclusión de que la inteligencia de los jóvenes, por primera vez en la historia desde que se realiza este estudio, ha comenzado a caer al menos siete puntos por generación.
Uno de los aspectos fundamentales son los cambios en el hábito de la lectura en favor de los ordenadores y las pantallas que exigen una atención pasiva de los contenidos.
El descenso comenzó con los nacidos en 1975 en los jóvenes que alcanzaron la edad adulta a principios de los años noventa. Según los autores del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el motivo no es una cuestión genética, sino que se debe a aspectos ambientales como determinados cambios en la enseñanza o el sacrificio del hábito de la lectura en favor de los ordenadores y las pantallas.
Investigaciones previas a este estudio, habían apuntado crudamente que las personas menos inteligentes tienen más hijos, por lo que se propagan sus genes menos favorables.
Sin embargo, los autores del nuevo estudio creen que la causa no es genética, sino que el declive se debe a factores relacionados con el entorno que sufren estas personas. Sin apuntar a una causa definitiva, sugieren que los cambios en la forma en la que se enseñan las matemáticas y los idiomas, o la preferencia por la televisión y los ordenadores a la lectura de libros pueden estar detrás de nuestra actual tendencia a la estupidez.
La ideocracia deja de ser distópica
Parece que la comedia Idiocracy, se aleja de la simple distopía para acercarse a la realidad. La película muestra una sociedad ficticia indeseable en sí misma. En ella se denuncia la cultura estadounidense, la cual es presentada como antiintelectual, insensible al medio ambiente, consumista, obesa, saturada por el marketing,violenta, dominada por las grandes corporaciones, amante de las armas y fanática de la comida basura.
Tanto el título original de la película como el que se adaptó para los doblajes en español hacen apología a una hipotética forma de gobierno controlada por gente de bajo intelecto, ya que el término idiocracy en inglés o idiocracia en español hace referencia a la combinación de las palabras griegas ιδιωτης ‘idiotes’, (aunque su significado original dista de la actual definición de idiota) y κράτος, ‘kratos’, poder. Esto sucede en Ideocracia:
- Se llega a la Idiocracia cuando se desprecia la ciencia
- En Idiocracia, los idiotas tienen más hijos que los inteligentes
- Los ciudadanos no se paran a observar las cosas
- La impaciencia alcanza a todos los ámbitos, incluso a la ciencia
- No hay conocimiento de la historia
- La lectura y la escritura se han degradado
- Hay una alta dependencia de las máquinas
- Gobiernan los tontos que son famosos
- Los medios de comunicación embrutecen a las personas
- No existe la individualidad o privacidad
La fábrica de cretinos digitales
Así se titula el último libro del neurocientífico Michel Desmurget (Lyon, 1965), director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud de Francia, en el que cuenta con datos duros y en forma contundente cómo los dispositivos digitales están afectando gravemente, y para mal, al desarrollo neuronal de niños y jóvenes.
«Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo», advierte el experto, que tiene a sus espaldas una vasta obra científica y de divulgación y ha pasado por reconocidos centros de investigación como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o la Universidad de California.
Su libro se ha convertido en un gigantesco superventas en Francia.
El uso de tecnología ―smartphones, ordenadores, tabletas― por parte de las nuevas generaciones es absolutamente desproporcionado. Con solo dos años de edad, el consumo medio se sitúa en torno a las tres horas. De los ocho a los doce, la media se acerca a las cinco horas. En la adolescencia, la cifra se dispara casi a siete horas, lo que supone más de dos mil cuatrocientas horas al año en pleno desarrollo intelectual. En contra de lo que la prensa y la industria han difundido hasta ahora, el uso de la tecnología, lejos de ayudar al desarrollo de los niños y estudiantes, produce graves complicaciones de toda índole: sobre el cuerpo (obesidad, problemas cardiovasculares, reducción de la esperanza de vida), sobre las emociones (agresividad, depresión, comportamientos de riesgo) y sobre el desarrollo intelectual (empobrecimiento del lenguaje, concentración, memoria…).
Esta es una obra de denuncia imprescindible para padres y pedagogos preocupados por el desarrollo de sus hijos y alumnos. El prestigioso experto en neurociencia Michel Desmurget propone la primera síntesis sobre los peligros reales de las pantallas y nos alerta sobre las graves consecuencias que conlleva seguir promoviendo de forma acrítica el uso de estas tecnologías.
Qué es el efecto Flynn
Durante el siglo pasado, el cociente intelectual de la población se incrementó en tres puntos en cada generación, lo que fue conocido como el efecto Flynn.
El efecto Flynn era conocida por la subida anual de las puntuaciones de cociente intelectual en los países más desarrollados. Desde 1938 hasta 2008 estimó la tasa de crecimiento en torno a 2 ó 3 puntos de CI por década. En concreto, de esos tres puntos de CI, dos y medio se deben a Gf (inteligencia fluida) y solamente medio punto se debe a Gc (inteligencia cristalizada).
Varias teorías han intentado explicar este fenómeno de desarrollo exponencial del desarrollo de la mente humana. Desde el acceso a una mejor nutrición, el acceso público de la educación e incluso algunas teorías apunta a la iluminación artificial.
¿Cociente o coeficiente? Ambas formas son correctas, pues se determina mediante un cociente (cuyo resultado se expresa porcentualmente) y se puede considerar un coeficiente (‘expresión numérica de una propiedad o característica de un cuerpo, que generalmente se presenta como una relación entre dos magnitudes’, sentido que en rigor se aplica solo a cuerpos físico-químicos, pero que también se puede aplicar, por extensión, a este concepto).
Sin talento: inteligencia redefinida actualmente
Tendemos a imponer etiquetas incómodas a los niños al evaluar su inteligencia. Estas etiquetas pueden ser muy dañinas para el desarrollo tanto de los niños «desafiados» como de los «dotados». Entonces, en lugar de concebir la inteligencia como un puntaje en una prueba desarrollada hace más de cien años, debemos comenzar a aceptarla por el concepto fluido y dinámico que es, y adaptar nuestro sistema educativo para reflejar eso.
Pregúntele a un niño qué quiere aprender.Los niños merecen tener voz en la dirección que toma su educación. La forma más sencilla de empezar a descubrir qué es lo que les apasiona es preguntarles.
Ungifted: Intelligence Redefined trata de encontrar un enfoque nuevo y más holístico para evaluar la inteligencia humana, en lugar de centrarse únicamente en el coeficiente intelectual. Scott Kaufman describe las fallas en las pruebas de coeficiente intelectual y ofrece una teoría más eficaz de lo que nos hace inteligentes.
A todos nos gusta creer que somos buenos pensadores. Ahora imagina que los expertos te dijeron que no eras inteligente en absoluto . ¡Qué pesadilla! ¿Les creerías?
¿Enterrarías tu sueño de escribir esa novela de una vez por todas, convencido de que alguien con un coeficiente intelectual por debajo del promedio nunca podría escribir nada que valga la pena?
Si bien esto podría ser un experimento mental hipotético (aunque estresante) para usted, le sucede a miles de niños todos los días.
¿Pero es realmente cierto que esos niños nunca tendrán éxito? Esa es una de las muchas preguntas que responden a si somos más tontos ahora. También aprenderá sobre los inicios de las pruebas de inteligencia, descubrirá qué distingue a un violinista promedio de un maestro y encontrará una forma radicalmente nueva de pensar sobre la inteligencia.
El desarrollo de un niño está determinado por su genética y su entorno
La gente solía pensar que los genes eran los únicos determinantes de la inteligencia y el carácter de una persona. Esta visión ha cambiado bastante, pero la genética aún tiene un impacto en la psicología humana.
Los genes afectan ciertos rasgos de la personalidad, pero solo representan un pequeño porcentaje de lo que nos hace «nosotros». IQ es un buen ejemplo de esto. Un estudio reciente de IQ evaluó 500.000 marcadores genéticos en más de 3.500 participantes. Los investigadores encontraron que los marcadores genéticos representaban entre el 40 y el 50 por ciento de las diferencias en las puntuaciones de CI de los participantes, pero cualquier gen solo podía explicar un pequeño porcentaje de la variación del CI.
Y esto no es solo cierto para el coeficiente intelectual. Muchos rasgos humanos son poligénicos , lo que significa que varios genes interactúan entre sí para producirlos.
Los genes son importantes, pero el entorno de desarrollo de un niño también juega un papel importante. Imagine dos niños que ingresan el mismo año en la escuela. Uno de ellos ya sabe leer bien mientras que el otro tiene dificultades para leer. ¿Qué pasará en la escuela? ¿Se nivelará la diferencia entre ellos?
No, no lo hará. El niño que tiene una ventaja probablemente seguirá leyendo y aprendiendo, adelantándose aún más al otro a medida que pasa el tiempo. Adquirirá un vocabulario más amplio y será más probable que elija amigos que también sean lectores avanzados.
El otro niño enfrentará el problema opuesto. Probablemente se sienta desanimada e incluso puede dejar de leer: si los libros son más difíciles, serán menos gratificantes. El vocabulario del niño también crecerá más lentamente. Al final del año, los dos niños probablemente estarán aún más separados en la habilidad de lectura de lo que estaban cuando empezaron.
Las pruebas de coeficiente intelectual se utiliza para medir la inteligencia pero no son ideales
La primera prueba de coeficiente intelectual moderna fue desarrollada por Alfred Binet alrededor de 1900 y se adoptó rápidamente como una medida estándar de inteligencia. Ha cambiado a lo largo de los años, pero aún hoy se basa en la misma lógica.
Poco después de que se desarrolló la prueba de coeficiente intelectual, las autoridades escolares en Francia comenzaron a usarla para erradicar a los estudiantes con discapacidades intelectuales para que no frenase a otros estudiantes. El propio Binet se opuso a esto. Tenía la intención de que su prueba fuera una medida cualitativa, no cuantitativa, y estaba en contra de usar puntajes de CI resumidos.
La prueba original de Binet constaba de 30 preguntas que debían completarse en 20 minutos. Hoy en día, se usan comúnmente siete pruebas de CI, a menudo como herramientas para etiquetar a los niños y, a veces, incluso para determinar sus caminos en la educación.
En muchos países, los consejeros profesionales y los psicólogos se basan únicamente en el coeficiente intelectual para decidir si un niño tiene «problemas de aprendizaje» o «superdotado». Si se les etiqueta como «estudiantes lentos», es probable que los niños se desanimen de tomar ciertos cursos e incluso se los desvíe de ciertas carreras.
Las pruebas de coeficiente intelectual a menudo no son fiables. Los niños suelen puntuar de forma diferente en diferentes pruebas de coeficiente intelectual. El autor se encontró con una joven llamada Brianna que tomó tres pruebas y obtuvo tres resultados diferentes, que van desde 105 (inteligencia promedio) a 125 (superdotado).
Una persona también puede lograr diferentes resultados a diferentes edades. La puntuación de coeficiente intelectual de un niño de 11 años se puede utilizar para predecir su coeficiente intelectual a los 21, pero dentro de un rango de 20 puntos y con una probabilidad de solo el 68 por ciento.
Con todo, las pruebas de CI solo deben usarse como una herramienta para evaluar la inteligencia. Hay otros factores importantes que influyen en el éxito de un niño, como tomarse el tiempo para practicar y tener una mentalidad particular.
La práctica enfocada y tener una mentalidad de crecimiento
Se necesita práctica para aprender una habilidad. Para sobresalir, necesitas práctica deliberada : práctica estructurada en la que trabajas duro para mejorar tus áreas más débiles. Los mentores y maestros son particularmente útiles aquí.
Un estudio realizado en la Academia de Música de Berlín Occidental a menudo se cita en discusiones sobre práctica. Los investigadores descubrieron que la mayoría de los violinistas practicaban de 50 a 60 horas a la semana, independientemente de lo establecidos que estuvieran.
Sin embargo, una cosa distingue a los mejores violinistas: la práctica deliberada, no el talento. Los mejores intérpretes hicieron el doble de sesiones en las que se centraron en aspectos específicos de su interpretación, siguiendo las instrucciones de sus profesores de música.
Los mejores artistas habían registrado alrededor de 7.410 horas de práctica en solitario antes de cumplir los dieciocho años. Eso es un poco más alto que las 7.336 horas de práctica solitaria realizada por violinistas de mediana edad que tocan en orquestas de nivel internacional.
Una mentalidad de crecimiento también empuja a las personas a lograr más. Carol Dweck, psicóloga de Stanford, fue la primera en describir a los estudiantes como personas con mentalidades fijas o mentalidades de crecimiento .
Una persona con una mentalidad fija cree que todos nacen con habilidades en niveles fijos. Si una persona así no aprueba un examen de matemáticas, lo tomará como una señal de que no tiene talento y será más probable que abandone las matemáticas. Un niño desarrollará una mentalidad fija si se le dice regularmente que se desempeña bien porque es superdotado.
Los estudiantes con una mentalidad de crecimiento, por otro lado, creen que pueden mejorar sus habilidades y capacidades. Piensan que el éxito depende del esfuerzo e interpretan los reveses como señales de que no trabajaron lo suficiente. Es más probable que persistan cuando se enfrentan a desafíos, que prueben cosas nuevas y se sientan menos heridos por el fracaso.
Sobre todo, una mentalidad de crecimiento conduce a un mejor rendimiento.
El CI no puede predecir un aspecto muy importante: la creatividad
La creatividad es esquiva. Realmente no podemos explicar qué es o cómo surge, pero sabemos que es muy poderoso.
La creatividad consiste en desarrollar ideas nuevas y útiles. Es una parte esencial de la resolución de problemas.
Las pruebas de coeficiente intelectual miden nuestra capacidad para pensar lógicamente sobre problemas sencillos, que sin duda es una parte importante de la inteligencia. Sin embargo, las pruebas de coeficiente intelectual no miden la creatividad, porque la creatividad no es sencilla. Se trata de considerar múltiples enfoques para un problema complejo, sin descartar ninguno de ellos demasiado rápido.
Muchos investigadores han intentado desarrollar métodos para predecir la creatividad de un niño. En 1921, Lewis Terman comenzó un extenso estudio a largo plazo en un intento de demostrar que tener un coeficiente intelectual alto se correlaciona con el genio creativo. El fallo.
Terman evaluó a 168.000 niños con una prueba de coeficiente intelectual y solo usó a aquellos que obtuvieron una puntuación superior a 135 para su estudio. Este grupo de niños, a quienes llamó «termitas», tenía un coeficiente intelectual promedio de 151, que es muy alto.
Terman descubrió que las termitas no solo eran más inteligentes (por tener vocabularios más amplios y recuerdos más poderosos, por ejemplo), sino que también eran más saludables, más altas y más hábiles socialmente que sus compañeros.
Treinta y cinco años después, Terman resumió los logros del grupo: 2.000 artículos científicos, 60 libros, más de 230 patentes, 33 novelas y 375 cuentos, entre otras cosas.
Las termitas eran excepcionalmente brillantes, pero ninguno de ellos resultó ser un verdadero genio creativo, lo que significa que ninguno de ellos creó o contribuyó a algo que revolucionó su campo, y ninguno de ellos ganó un premio importante. Sin embargo, dos niños que habían sido excluidos del estudio de Terman debido a sus puntajes de CI más bajos crecieron hasta ganar el Premio Nobel de Física.
La teoría de la inteligencia personal es un enfoque más holístico para evaluar la inteligencia humana.
Nuestras herramientas para medir la inteligencia no cambiaron mucho a lo largo de los años, hasta hace poco.
Kaufman ha desarrollado una nueva teoría de la inteligencia que es más holística que los enfoques tradicionales. Tradicionalmente, las teorías de la inteligencia no han considerado que rasgos como la pasión o la fuerza de voluntad estén conectados con la inteligencia. Acaban de comparar las formas en que las personas resuelven los mismos problemas abstractos, sin considerar cómo esas personas podrían enfrentar obstáculos en la vida real o perseguir metas personalmente significativas.
Kaufman define la inteligencia como algo más dinámico. La inteligencia se trata realmente de la forma en que las habilidades de una persona interactúan con su compromiso y determinación. Los comportamientos verdaderamente inteligentes ayudan a una persona a acercarse más al logro de sus objetivos, por lo que la teoría de la inteligencia personal de Kaufman no se trata de comparar los puntajes de las pruebas de las personas.
La teoría de la inteligencia personal se basa en cuatro principios.
El primero es el yo en el que se centra la inteligencia humana. Está compuesto por todas las características que conforman la identidad de una persona. Esto debe tenerse en cuenta al evaluar el comportamiento inteligente que muestra una persona al trabajar hacia sus objetivos.
El segundo principio es el compromiso de una persona con las tareas que realiza, como tocar el violín. El compromiso nos permite desarrollar habilidades y concentrarnos en la tarea que tenemos entre manos. La práctica, el compromiso y la habilidad son prácticamente inseparables.
Y una persona no siempre tiene que usar el pensamiento directo para lograr sus objetivos, que es el cuarto principio de la teoría de Kaufman. El pensamiento creativo espontáneo es tan importante en tareas que te llevan a lo desconocido, como la investigación científica.
El principio final es que no existen medidas de inteligencia universales y fijas que determinen el éxito de una persona. Los investigadores han sugerido que las personas necesitan diez años de práctica intensa para sobresalir en un campo determinado, pero incluso eso es solo un promedio. Ninguna regla puede predecir universalmente el éxito.
La educación debe reformarse para adaptarse a la nueva comprensión de la inteligencia
La mayoría de los niños de todo el mundo estarían de acuerdo en que los métodos de escolarización estándar deben cambiar.
Se supone que la educación es beneficiosa y significativa para los estudiantes. Vimos anteriormente que las personas se esfuerzan por desarrollar sus habilidades cuando invierten en un objetivo que encuentran significativo. Entonces, si la educación va a ayudar a los estudiantes a aprovechar al máximo su potencial, debe atenderlos a ellos y a sus intereses.
Los estudiantes deben ser entrenados para que persigan sus propios objetivos, pero también se les debe enseñar habilidades que tengan una aplicación más amplia.
The Future Project , fundado por dos graduados de Yale, es un nuevo enfoque de la educación que se ha mostrado prometedor hasta ahora. Empareja a los estudiantes que tienen una idea para mejorar sus comunidades con mentores que pueden ayudar a convertirla en un proyecto.
The Future Project recluta a personas de las comunidades locales y les paga para que trabajen a tiempo completo como Dream Directors en una de las escuelas secundarias del país. Dream Directors estableció un sistema de tutoría en la escuela para ayudar a los estudiantes a realizar sus propios proyectos futuros .
La tecnología también puede mejorar la educación haciéndola más personal y atractiva. Si queremos transformar realmente la educación, tenemos que dejar de medir el éxito con las calificaciones y los puntajes de CI, y comenzar a medirlo por la participación de los estudiantes.
Shimon Schocken, profesor de informática, desarrolló dos aplicaciones de juegos para ayudar a los niños a aprender matemáticas de una manera más divertida y atractiva. En un juego, los niños tienen que distribuir un plato de manzanas de manera uniforme entre un grupo de extraterrestres. Ganan puntos por distribuirlos de manera uniforme y la aplicación rastrea su progreso.
Una tecnología como esta permite que los niños aprendan más rápido y de una manera más entretenida y adecuada a su propio progreso. ¡El sistema educativo tradicional no es lo suficientemente bueno para nuestros niños altamente inteligentes!