Actualizado el martes, 9 enero, 2024
Según datos de la OMS de 2008, 1.400 millones de personas padecen sobrepeso y entre ellas, 500 millones son obesas. Este es un problema de los países desarrollados aunque la OMS advierte que está pasando a ser también un problema de los países en vías de desarrollo con economías emergentes, sobre todo en entornos urbanos. Resulta cruelmente irónico que aquellos países que menos gastan en alimentación sean los que mayores problemas de sobrepeso y obesidad registren.
¿Cómo es posible que 842 millones de personas sufran malnutrición mientras otras 500 millones padecen obesidad? Esta es una cuestión que va más allá de este post pero hoy queremos centrarnos en responder a la segunda parte de la pregunta. ¿Por qué la gente está engordando?
Porqué la gente engorda
A modo de introducción expondremos 12 gráficos obtenidos del blog Authority Nutrition que intentan reponder a esta cuestión.
1. Aumento del consumo de comida rápida en los Estados Unidos
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Fast Food, Weight Gain and Insulin Resistance.Whole Health Source.
El tamaño del mercado de comida rápida en el mundo fue en 2009 de 144.600 millones de euros. Esto supone un crecimiento superior al 20% desde el año 2005, cuando el tamaño de este mercado era de 119.800 millones de euros, lo que implica un crecimiento medio anual entre 2005 y 2009 del 4,8%.
Según un estudio publicado por la OMS en 2014 la creciente epidemia de obesidad que vive el mundo podría combatirse adoptando medidas para luchar contra el consumo de comida rápida. Eso es lo que asegura un estudio publicado en el «Bulletin of the World Health Organization».
Los investigadores del estudio en esta ocasión, en lugar de examinar la cantidad de puntos de venta de comida rápida o el consumo de fast food reconocido por los consumidores, adoptaron un enfoque innovador: calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre 1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Se considera que una persona con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y con un IMC de 30 o más obesa).
Los resultados mostraron que mientras que el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.
De interés: Campaña Children’s Healthcare of Atlanta Strong4Life para luchar contra la obsedidad infantil.
2. El consumo de azúcar se ha disparado
Fuente: Johnson RJ, et al. Potential role of sugar (fructose) in the epidemic of hypertension, obesity and the metabolic syndrome, diabetes, kidney disease, and cardiovascular disease. The American Journal of Clinical Nutrition, 2007.
El azúcar añadido es el peor ingrediente único de la dieta moderna. Numerosos estudios muestran que el consumo de cantidades excesivas de azúcar puede tener efectos nocivos sobre el metabolismo, lo que lleva a la resistencia a la insulina, aumento de la grasa abdominal, triglicéridos elevados y colesterol LDL… por nombrar algunos.
Algunos padres encuentran que aunque el azúcar puede dar a tu hijo energía momentánea, también puede ocasionar cambios bruscos de humor y conducta agresiva.
3. La gente gana mucho peso en vacaciones, del que no consiguen deshacerse
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Why do we Overeat? A Neurobiological Perspective. 2014.
La mayoría de la gente no aumenta de peso de forma repentina sino que es algo que sucede lentamente, durante años y décadas. Pero la tasa es desigual a lo largo del año y los picos varían de forma espectacular durante los días de fiesta, un momento en que la gente tiende a ir de borrachera y come todo tipo de deliciosos alimentos de vacaciones, alimentándose mucho más de lo que sus cuerpos necesitan.
El problema es que a veces la gente no pierde todo el peso ganado. Podrían ganarse 2 kilos, pero sólo perder 1 después de las vacaciones, lo que lleva a reducir la velocidad y el aumento de peso constante en el tiempo. De hecho, un gran porcentaje de la ganancia de peso perpetuo se puede explicar sólo por el período de vacaciones de 6 semanas.
4. El aumento de la obesidad coincide con la publicación de guías de alimentación baja en grasa
Fuente: National Center for Health Statistics (US). Health, United States, 2008: With Special Feature on the Health of Young Adults. 2009 Mar. Chartbook.
En una época en la que los científicos pensaban que las grasas saturadas provocaban ataques de corazón se empezó a poner énfasis a las dietas bajas en grasa, que tenían por objeto restringir las grasas saturadas. Curiosamente, la epidemia de obesidad comenzó casi al mismo tiempo exacto las directrices bajos en grasa salió por primera vez. Por supuesto, esto no prueba nada, porque la correlación no es igual a la relación de causalidad.
Pero parece probable que poner el énfasis en las grasas saturadas, mientras se presta menor atención a alimentos bajos en grasas y ricos en azúcar, puede haber contribuido a los cambios negativos en la dieta de la población. También hay estudios masivos a largo plazo que muestran que la dieta baja en grasas no causa la pérdida de peso, y no previene las enfermedades del corazón o cáncer (Ver enlace 1, Ver enlace 2, Ver enlace 3, Ver enlace 4).
5. El porcentaje de gasto en comida disminuye en el tiempo
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Why do we Overeat? A Neurobiological Perspective. 2014.
Estados Unidos es el país del mundo que menos gasta en alimentación en proporción al nivel de gastos del hogar. Concretamente los residentes de EE.UU. gastan unos 2.273$ anuales, o un 6,6% (6,1% según USDA) del presupuesto familiar en comida doméstica. Son datos referentes al 2012 de un reciente estudio del United States Department of Agriculture (USDA). En el mapa elaborado por Vox se puede apreciar por tonalidades de colores los países que más y menos gastan en alimentación.
A medida que una familia (extrapolable a un país) se desarrolla económicamente, aumentan sus ingresos y crece su presupuesto, el porcentaje que gasta en alimentación se reduce incluso gastando más en términos absolutos. Corea del Sur, por poner un ejemplo, cubría un tercio de su riqueza en alimentación en 1975, hoy en día este porcentaje se ha reducido hasta el 12%. Esta mayor «capacidad de compra» de alimentos puede favorecer la mayor adquisición de comida, por encima de la estrictamente necesaria para satisfacer las dosis requeridas.
6. La gente consume más bebidas refrescantes con azúcar
A pesar de que en los últimos años ha aumentado el consumo de bebidas refrescantes bajas en calorías, seguimos engordando. ¿Por qué? Según los compañeros de Hipertextual cada lata de 330 mililitros tiene cerca de 39 gramos de azúcar, lo que equivale aproximadamente a 10 terrones. La Coca-Cola Zero es, sin embargo, endulzada con aspartamo, que logra el mismo sabor dulce con sólo 0,3 g. La diferente densidad de las latas es el motivo por el que una lata de Coca-Cola normal se hunde, mientras que una Zero flota.
La razón de que consumir Coca-Cola nos haga aumentar de peso es sencilla: presenta un alto índice glicémico y un bajo índice de saciedad. En otras palabras, en cada lata de este refresco hay demasiado azúcar, pero al beberlo, no llenamos lo suficiente nuestro estómago, y seguimos teniendo hambre.
7. Incrementar la variedad de consumo incita a comer en exceso y a ganar peso
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Why do we Overeat? A Neurobiological Perspective. 2014.
Un factor que contribuye a comer en exceso es la variedad de alimentos. El gráfico superior muestra un estudio en ratas que se dividieron en 3 grupos. Un grupo comió comida sana regularmente, el segundo grupo recibió un tipo de comida rápida, pero el tercero consiguió varios tipos de comida rápida al mismo tiempo.
Como se puede observar, las ratas que comían un tipo de comida rápida ganaron más peso que las que comieron comida para ratas, pero las ratas que comieron varios tipos de comida rápida ganaron más peso, por el momento. Existe alguna evidencia de que esto es cierto también en los seres humanos. Cuando tenemos más tipos de alimentos disponibles comemos más, y a veces más de lo que nuestro cuerpo necesita.
8. Tenemos una vida más sedentaria (en el trabajo)
Fuente: Church TS, et al. Trends over 5 Decades in U.S. Occupation-Related Physical Activity and Their Associations with Obesity. PLoS One, 2011.
Aunque hemos aumentado la actividad física en nuestro tiempo libre, también es cierto que ahora tenemos trabajos que son menos exigentes físicamente. El gráfico superior muestra cómo la gente está ahora quemando alrededor de 100 calorías menos por día en los puestos de trabajo que hace cincuenta años atrás, lo que puede contribuir al aumento de peso con el tiempo.
9. Estamos consumiendo más aceites vegetales, mayoritariamente procedentes de comida procesada
Las grasas se está comiendo en numerosos países han cambiado drásticamente en los últimos 100 años más o menos. A principios del siglo XX, algunos países comían grasas en su mayoría naturales como la mantequilla y la manteca de cerdo (a excepción de la región Mediterránea dónde existe una larga tradición del uso de aceite de oliva) pero luego fueron reemplazados con margarina y aceites vegetales.
La mayoría de las personas no están friendo comida real en aceite vegetal, sino que lo están recibiendo de los alimentos procesados. La incorporación de estos aceites a los alimentos aumenta la recompensa y el valor calórico, lo que contribuye a un consumo excesivo.
Aceites vegetales – El aceite de oliva
Las grasas (lípidos) son indispensables para el sostenimiento de la vida. Sus funciones de aporte energético al metabolismo se complementan además con otras funciones biológicas de gran importancia, tal y como: facilitadores del transporte y absorción de algunas vitaminas (denominadas liposolubles), precursor de algunas hormonas. Se ha denominado al aceite de oliva como uno de los pilares de la llamada dieta mediterránea, debido al uso intensivo que de él se hace. Las dietas de las personas sedentarias en los países industrializados contienen entre un 30% y un 45% de grasas, los deportistas deberían reducir su contenido en un intervalo que va desde 25%-35% y los ácidos grasos saturados por debajo de un 10%. El organismo no tolera bien porcentajes superiores. Las carencias de lípidos reducen el porcentaje hasta por debajo de 1% en una dieta prolongada durante muchos meses. El aceite de oliva, debido a su procedencia vegetal, no posee esteroles en forma de colesterol.
El aceite de oliva, tanto el virgen como el extra, son ricos en vitaminasA, D, E y K. Favorece la absorción de minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el zinc; es eficaz en el proceso digestivo, evitando laacidez gástrica y facilitando el tránsito intestinal. Mejora el control de la presión arterial. Ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre (véase glucemia). La elevada cantidad de polifenoles (unantioxidante natural) en el aceite de oliva ayuda y previene enfermedades degenerativas como el Alzheimer, y actúa contra el envejecimiento. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando el HDL o colesterol bueno.
10. El entorno social puede afectar nuestros hábitos alimentarios
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Why do we Overeat? A Neurobiological Perspective.2014.
El entorno social es otro factor que determina la ingesta de calorías. Por ejemplo, comer en un grupo puede aumentar drásticamente el número de calorías consumidas. Según un estudio, comer una comida con varias personas puede aumentar el consumo de calorías hasta en un 72%, o 310 calorías en una sola comida. También hay estudios que muestran que las personas tienden a comer más durante los fines de semana.
11. La gente duerme cada vez menos
Fuente: Cauter EV, et al. The Impact of Sleep Deprivation on Hormones and Metabolism. Medscape, 2005.
El sueño es algo que a menudo se pasa por alto cuando se trata de hablar de ganar peso y de la obesidad. Se sabe que la falta de sueño tiene efectos negativos en distintas hormonas que están relacionadas al aumento de peso, y puede contribuir al aumento del hambre y los antojos.
En las últimas décadas, la duración promedio de sueño ha disminuido en 2.1 horas por noche. Las razones de esto son numerosas, pero el incremento de la iluminación artificial y la electrónica son probables contribuyentes, a parte de otros factores como pudieran ser el incremento de estrés.
Resulta que dormir menos es uno de los factores de riesgo individuales más fuertes para la obesidad. Está vinculado a un aumento del riesgo del 89% en los niños, y un aumento del riesgo del 55% de los adultos.
12. Incremento del consumo calórico
Fuente: Dr. Stephan Guyenet. Why Do We Overeat? A Neurobiological Perspective.2014. (Data from CDC NHANES surveys and USDA food disappearance data).
Un hecho indiscutible es que el consumo de calorías ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas. Según algunos estudios, este aumento de la ingesta de calorías es más que suficiente para explicar el aumento en la obesidad. Todo comportamiento se debe a la biología subyacente y la forma en que la dieta y el medio ambiente han cambiado y alterado la forma en que nuestro cerebro y las hormonas funcionan.
En otras palabras, estos cambios han provocado disfunciones en los sistemas biológicos que se supone que nos impiden engordar. Esta sería la razón subyacente del aumento de la ingesta de calorías y aumento de peso.
Artículo basado y parcialmente traducido (con complementos añadidos) del blog Authority Nutrition.
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