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Los 9 mitos sobre enfermedades mentales que necesitas saber

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Actualizado el sábado, 3 diciembre, 2022

Por lo general, hablar de enfermedades mentales es entrar en terreno desconocido para la mayoría de la gente. Sí es cierto que con el paso del tiempo, y la generalización de la información, se van derribando cada vez más mitos sobre estos padecimientos. Pero sobre los escombros de las antiguos tabúes y estereotipos, siempre surgen otros más adaptados a la realidad actual.

Estas son 9 mitos relacionados con las enfermedades mentales

Afirmaciones que expresan mitos y que esperemos sirvan para generar debate y derribar mitos falsos sobre ellas.

1. Las enfermedades mentales no pueden afectar a cualquiera

Nadie es inmune a las enfermedades mentales. Cierto es que ciertos tipos, como por ejemplo las psicosis, nunca llegarás a padecerlas sin haber presentado antes algún tipo de sintomatología. Sin embargo, otros trastornos, sobre todo los relacionados con el estado del ánimo o la ansiedad, sí pueden llegar de forma repentina. A veces, sin que nos demos cuenta de que los estamos sufriendo.

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Cualquier persona podría sufrir una enfermedad mental en cualquier momento de su vida, es especial aquellos relacionados con el estado emocional. Imagen: Jeremy Perkins vía Unsplash

No te alarmes. Es muy normal, por ejemplo, sufrir alguna crisis de ansiedad de forma aislada, o puede que hayas vivido algún episodio de pánico generalizado. Pero ello no significa que sufras de un trastorno de ansiedad. Pero lo dicho: nadie es inmune a la enfermedad mental. Todos presentamos algún tipo de síntoma en algún momento.

2. Las enfermedades mentales son excusas de comportamiento

Muchas veces creemos que las enfermedades mentales no son más que excusas que se inventa la gente para justificar unos u otros comportamientos o, incluso, un mito asociado a este. Alguna gente cree que se tratan de personas débiles mentalmente, que necesitan de estas excusas para justificarse y no sobreponerse a las durezas de la vida.

La realidad de una enfermedad mental es mucho más complicada que eso. Nadie se cura por la propia voluntad de cambiar, o de dejar de serlo.

Además, ninguna enfermedad depende de una “actitud equivocada”, sino que entran en juego muchísimas variables biológicas, psicológicas y sociales que solo pueden ser barajadas bien por un especialista.

3. Los adultos se deprimen menos que los niños

Acompañando a este mito, está también la creencia de que los niños no pueden sufrir enfermedades mentales. Cosa que no es cierta. En los niños podemos encontrar también casos de psicosis o trastornos relacionados con el estado del ánimo. Amén de todos los trastornos del desarrollo que, aunque no comúnmente relacionados con las enfermedades mentales, sí son problemas que incumben a lo psicológico.

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Una persona que padece una enfermedad mental no es ni más débil ni tiene un problema en el desarrollo de la personalidad. Imagen: Jeremy Perkins vía Unsplash

Los niños pueden padecer también enfermedades mentales. Y, de hecho, exigen especialistas dentro de las disciplinas de psiquiatría y psicología expertos en tratar estos problemas en niños y adolescentes.

4. La enfermedad mental es fruto de la falta de personalidad

Mito muy relacionado con el número uno: padecer una enfermedad mental no es sinónimo de debilidad mental o de un mal desarrollo de la personalidad. Sí es cierto que existen los trastornos de la personalidad, pero estos, al igual que con cualquier otro trastorno, se debe a multitud de factores de tipo biológico, orgánicos, psicológicos y sociales.

No es lícito reducir todos los padecimientos al hecho de tener una personalidad débil o falta de personalidad. Porque ya mencionado esto: ¿qué consideramos falta o debilidad en la personalidad?

Al igual que una enfermedad mental está influida por multitud de factores, tratarla depende de algo más que la propia voluntad de dejar de tenerla. Se necesita, como siempre se recomienda, la actuación de un profesional.

5. La enfermedad mental te hace ser una persona violenta

Es muy normal oír hablar de que enfermedad mental y violencia están relacionadas, pero no es así necesariamente. De hecho, hay más probabilidades de que un enfermo mental sea más víctima que victimario, puesto que está más expuesto a discriminación y prejuicios por parte de la comunidad. Es más. La violencia que pueda ejercer una persona así es más fruto de la violencia que sufre a su alrededor que de la propia enfermedad mental. La violencia engendra violencia.

De hecho, muchos enfermos mentales terminan desarrollando sus herramientas para controlar ciertos impulsos o actitudes, de tal forma que se someten a estilos de vida con rutinas muy particulares que les alejan de cualquier acto violento.

6. La bipolaridad es simplemente cambiar radicalmente de opinión

Un mito muy común que viene del desconocimiento de lo que realmente consiste la bipolaridad. El trastorno bipolar es un trastorno del estado del ánimo, donde la persona balancea entre estados maníacos y eufóricos, y estados profundamente depresivos.

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Los más pequeños también pueden padecer enfermedades mentales. Imagen: Caroline Hernandez vía Unsplash

Este trastorno y sus síntomas no tienen nada que ver con los pensamientos o las opiniones que podamos tener en un momento dado. Si cambias mucho de opinión, no eres bipolar. Como mucho, eres indeciso.

7. La esquizofrenia y el trastorno de personalidad disociativo son dos trastornos similares

La esquizofrenia es un trastorno psicótico relacionado con los delirios y las alucinaciones. El paciente tiene comportamientos raros a raíz de esta enfermedad, pero su personalidad permanece intacta. La esquizofrenia, de hecho, no tiene nada que ver con la personalidad. Sin embargo, el trastorno de personalidad disociativo ocurre cuando manifestamos diferentes personalidades que se van eclipsando. Y cuando volvemos a la nuestra original, no tenemos constancia de lo que hemos hecho durante el tiempo anterior con la otra personalidad.

Es un trastorno que ha dado para mucha literatura de misterio. Y dicho trastorno en sí es todo un misterio. Sin embargo, una persona que padezca de TPD no tiene por qué mostrar síntomas psicóticos. De hecho, presentará más síntomas relacionados con las lagunas de memoria. Es más, el TPD no es un trastorno de la personalidad, sino un trastorno disociativo.

8. El trastorno obsesivo compulsivo es ser una persona organizada

Si nos situamos en los trastornos de ansiedad, el famoso TOC consiste en que la persona es invadida por pensamientos invasivos (obsesiones) y solo puede acallarlos realizando una serie de acciones repetitivas y ritualizadas (compulsiones). Una persona con TOC no siempre tiene por qué ser un maniático del orden, entendiendo el orden en su sentido más correcto. Porque el “orden” para una persona con TOC puede ser un caos para una persona normal.

Que seas una persona escrupulosa y muy ordenada, no significa que padezcas de TOC. Así que puedes estar tranquilo.

9. La depresión te convierte en perezoso

Podemos llegar al error de pensar que las personas depresivas están así porque no hacen nada con su vida, son perezosas, pero nos equivocamos. No hacen “nada con su vida” a consecuencia de la depresión. Pero esto es solo en algunos casos. Hay personas exitosas, normales, aparentemente felices, que ocultan sus síntomas depresivos por miedo al estigma social que implica la depresión o la propia enfermedad mental.

Asociamos la imagen de la depresión con alguien tendido en un sillón llorando, pero una persona depresiva puede ser tan normal aparentemente como tú o como yo.

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Hay muchos mitos sobre salud mental que debemos derribar

¿En qué otros mitos crees que caes al hablar sobre enfermedades mentales? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de estos tabúes?

El mito de la normalidad

The Myth of Normal (por Gabor Mate) revela por qué las enfermedades crónicas y las enfermedades mentales van en aumento. La medicina occidental se centra en patologías individuales, pero ¿y si la clave está en nuestra cultura? Las cosas que consideramos normales, como el estrés, la adversidad y el trauma, a menudo son tóxicas y generan enfermedades. El camino de regreso a la salud se basa en identificar y abordar estas condiciones subyacentes.

Nacidos en un entorno que se centra en las necesidades de la sociedad en lugar de en los padres y los hijos, muchos de nosotros experimentamos pequeños y grandes traumas de todo tipo. Para hacer frente, nos separamos de esas emociones dolorosas, rechazando partes de nosotros mismos y alejándonos de la conexión amorosa. La fuente de la enfermedad mental, la adicción y la enfermedad a menudo se remonta a estas heridas internas y al estrés que encierran en nuestro cuerpo.

A pesar de muchos avances sociales, las enfermedades y las enfermedades mentales van en aumento. Pero el sistema médico rara vez considera la vida completa de un paciente o su mundo emocional interno. En cambio, aísla la biología de la enfermedad de su contexto social, tratando de curar la enfermedad para que podamos volver a la normalidad. Pero, ¿qué es lo normal? Puede que sea precisamente lo que nos está enfermando en primer lugar.

Descubra cómo la idea de «normalidad» de la sociedad nos está enfermando.

 

En la década de 1990, la Clínica Cleveland fue testigo de un fenómeno extraño. A pesar de tener un contacto bastante breve con los pacientes, el personal de enfermería a menudo podía predecir quién desarrollaría ELA, una enfermedad autoinmune degenerativa que ataca las células nerviosas del cerebro y la columna vertebral.

Escribirían comentarios en la ficha de cada paciente como, «Probablemente tiene ELA, ella es demasiado amable» o «De ninguna manera, él NO es lo suficientemente amable». Para asombro de los neurólogos, estas predicciones casi siempre eran correctas.

En las décadas posteriores, la investigación ha respaldado las observaciones de las enfermeras. El título de un artículo publicado es, Los pacientes con ELA suelen ser buenas personas . Y también es cierto para otras enfermedades. En 2000, Cancer Nursing analizó la relación entre la represión de la ira y el cáncer. Pero, ¿cómo podría un rasgo de personalidad como la amabilidad predecir la enfermedad?

Para el Dr. Gabor Maté, médico de renombre mundial, la respuesta está en el trauma y el estrés crónico. De hecho, estos factores suelen ser la base de gran parte de lo que llamamos enfermedad.

Basándose en sus décadas de experiencia como médico, el Dr. Maté se ha propuesto desacreditar los mitos comunes sobre lo que nos enferma. En este Blink, exploraremos su poderosa crítica de cómo nuestra sociedad fomenta la enfermedad y un posible camino hacia la curación basada en la compasión.

En particular, el Dr. Maté nos llama a dejar de ver la enfermedad como una expresión de la patología individual. En cambio, las personas enfermas son una “alarma viviente”, llamando la atención sobre el hecho de que lo que pasa como normal en esta cultura no es saludable ni natural. Y las cosas que son anormales (adicción, salud mental y enfermedad) son en realidad una respuesta razonable a las condiciones de trauma y estrés en las que vivimos muchos de nosotros.

1. El mito del apego

El choque entre el apego y la autenticidad conduce a un yo fracturado.

 A los 27 años, Mee Ok Icaro desarrolló un raro y doloroso trastorno autoinmune llamado esclerodermia , en el que el tejido conectivo de todo el cuerpo se endurece. Dejó a Mee Ok postrada en cama e incapaz de moverse. Sentía tanto dolor y desesperación que quería acabar con su vida.

La condición de Mee Ok molestó a los médicos, por lo que comenzó a buscar respuestas en su infancia.

Nacida en Corea de madre soltera, fue dada en adopción a los seis meses. Luego fue acogida por una pareja evangélica en los Estados Unidos, quienes la criaron en un ambiente estricto. Durante años, sufrió abusos sexuales por parte de su padre adoptivo, recuerdos que había reprimido.

Cuando Mee Ok comenzó a confrontar su pasado, se dio cuenta de cuánto dolor emocional había estado reprimiendo. Para hacer frente, había aprendido a canalizar su energía para ser hiperfuncional e indispensable en el trabajo, a menudo soportando las presiones de todos los que la rodeaban.

Si bien la enfermedad de Mee Ok es rara, lamentablemente su historia no lo es. Al igual que los pacientes de ELA en la Clínica Cleveland, estos rasgos de autosacrificio, supresión de emociones negativas (especialmente la ira) y gran preocupación por la aceptación social son comunes en pacientes con enfermedades autoinmunes.

Entonces, ¿qué está pasando aquí? Para el Dr. Maté, ejemplifica lo que sucede cuando dos necesidades humanas fundamentales, el apego y la autenticidad, se ponen en conflicto. El apego es su necesidad central de proximidad emocional y amor. Pero también necesitas ser el autor de tu vida, guiado por un profundo conocimiento de tu auténtico yo.

En el caso de Mee Ok, el trauma de la separación y el abuso sexual fue tan doloroso y alarmante que tuvo que desconectarse por completo de sus recuerdos y de su yo emocional. En algún momento, aprendió que trabajar duro y ser útil era una forma segura de ganar aceptación.

Este es el yo dividido : hay partes de ti que crees que son aceptables y hay otras que rechazas. Cuando Mee Ok aprendió a reconectarse con esas partes que alguna vez fueron rechazadas, comenzó a sanar. Hoy, no tiene ningún medicamento y puede caminar, viajar e incluso caminar de nuevo.

A continuación, exploraremos cómo este yo dividido establece las condiciones para la enfermedad.

2. El mito del estrés

El estrés causa estragos en el cuerpo, preparando el escenario para la enfermedad.

 Entonces, hemos visto cómo el conflicto entre el apego, nuestra necesidad de conexión con los demás, y la autenticidad, nuestra necesidad de ser fieles a nosotros mismos, puede conducir a un yo fracturado. Suprimimos ciertas partes, como nuestras emociones, para ganar aprobación o afecto.

El costo que esto tiene en nuestra salud es significativo. Y la clave aquí es el estrés . Reprimir constantemente nuestras emociones y necesidades activa la respuesta al estrés. Para entender mejor esto, veamos lo que le sucede a un cuerpo bajo estrés.

Un estresor emocional primero activa una red compleja de conexiones (piense en un importante sistema de carreteras con muchos intercambios) entre el hipotálamo , que es el centro del cerebro responsable de mantener sus sistemas biológicos en equilibrio, y la hipófisis y las glándulas suprarrenales , que liberan hormonas del estrés. como la adrenalina y el cortisol.

El estrés prolongado o crónico conduce a una liberación excesiva de estas hormonas, agotando todo el sistema con el tiempo. También causa estragos en tu sistema nervioso, lo cual sabes si has experimentado esos nervios tensos antes de una gran presentación o un examen.

Lo que es peor, este estrés inhibe las defensas naturales de su cuerpo contra la enfermedad. Cuando funciona correctamente, el sistema inmunitario se inunda para atacar una sustancia extraña y luego se disipa. Pero el estrés suprime las señales que lo apagan, lo que lleva a una inflamación crónica. Cuando el sistema inmunitario ataca a las células sanas, es una respuesta autoinmune, como en la ELA o la esclerodermia de Mee Ok.

El estrés puede incluso afectar nuestro ADN. Los telómeros son estructuras diminutas que protegen a los cromosomas para que no se deshilachen, algo así como las pequeñas agujas de plástico que se encuentran al final de los cordones de los zapatos. Estos telómeros se acortan a medida que envejecemos, pero si se acortan demasiado, la célula huésped puede deteriorarse. Los científicos han descubierto que el estrés y la adversidad acortan significativamente los telómeros, envejeciendo prematuramente nuestras células y haciéndonos más propensos a las enfermedades.

Es evidente que el estrés emocional es inseparable del estado físico de nuestro cuerpo. El Dr. Maté llama a esto unidad mente-cuerpo . Pero mientras la respuesta al estrés evolucionó para ayudarnos a sobrevivir, las condiciones sociales modernas la mantienen constantemente activada, que es lo que exploraremos a continuación.

3. El mito del estrés crónico

Nuestra cultura genera estrés crónico y las condiciones para la enfermedad.

 Piense de nuevo, por un momento, en la biología de la escuela secundaria. ¿Recuerdas la placa de Petri? ¿Ese recipiente poco profundo y transparente que se usa para cultivar bacterias u hongos? Una placa de Petri puede crear el entorno adecuado para que los organismos prosperen: el equilibrio perfecto de luz, temperatura y nutrientes, junto con la ausencia de toxinas. Si el entorno está apagado, lo que sea que se esté cultivando puede no sobrevivir.

Después de décadas de tratar pacientes, el Dr. Maté se ha dado cuenta de que la placa de Petri en la que vivimos, en otras palabras, nuestra cultura, no es ideal para el florecimiento humano. De hecho, es tóxico. Engendra el estrés crónico que forma la base de nuestras muchas dolencias.

Considere la inseguridad económica. La mayoría de las personas han tenido que trabajar más duro y más horas que las generaciones anteriores para mantenerse económicamente. Esto deja menos tiempo para la familia. Para muchos, su trabajo, una fuente importante de autoestima y propósito, se siente precario, como si pudieran perderlo en cualquier momento.

Las personas que viven en la pobreza a menudo tienen que elegir entre poner comida en la mesa o pagar el alquiler. Pero incluso a la clase media mundial no le ha ido bien. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, han estado bajo una mayor presión desde la década de 1980.

Los grupos que enfrentan discriminación tienen resultados de salud mucho peores. Un estudio de 2020 realizado por el Dr. Brad Greenwood y sus colegas encontró que el riesgo de muerte al nacer de un bebé negro se duplica si su médico no es negro. Y un estudio canadiense mostró que las mujeres tienen peores resultados que los hombres después de una cirugía cardíaca porque tienen que reanudar antes sus tareas de cuidado. Simplemente no tienen el mismo tiempo para descansar y sanar que los hombres.

Para Dr. Maté, todo el estrés y la desconexión que sentimos es aprovechado aún más por nuestra cultura consumista. Piensa en todas las campañas publicitarias que se proponen hacernos sentir inseguros e insuficientes para vendernos productos que prometen satisfacer nuestras necesidades.

Lo que es peor, la persona promedio tiene mucha menos influencia sobre nuestro destino colectivo que aquellos con poder financiero. Un estudio reciente encontró que cuando una gran mayoría está a favor de una política pública en particular, rara vez se implementa si la élite económica está en contra.

Cuando damos un paso atrás, no es de extrañar que las personas experimenten más estrés que nunca.

4. El mito del trauma infantil

El trauma a menudo comienza en la infancia porque la sociedad socava nuestras necesidades de desarrollo.

 Esto es lo que pasa con una sociedad que causa tanto estrés: los niños lo sienten más. Eso es porque el estrés de los padres se transfiere fácilmente al niño. Considere un estudio realizado por Sonia Lupien y sus colegas, que encontró que los niveles de hormonas del estrés de un niño aumentan si su madre está bajo estrés económico.

Y hay una buena razón para esto. El desarrollo de un niño lo hace extremadamente sensible a su entorno. Lo que sucede en estos años de formación sienta las bases para todo lo que vendrá: su salud, el desarrollo del cerebro y las relaciones futuras.

La principal necesidad de desarrollo del niño es tener un vínculo seguro y confiable con los cuidadores, junto con interacciones cálidas, en sintonía y consistentes. El apego deficiente o las interacciones estresadas y distraídas pueden conducir a un desarrollo emocional y mental inestable.

Teniendo esto en cuenta, se puede imaginar que la sociedad haría todo lo posible para proporcionar un entorno de bajo estrés para el parto y la crianza de los hijos. Sin embargo, eso no podría estar más lejos de la realidad.

En primer lugar, está el estrés de sentirse solo y sin apoyo en la crianza de los hijos, y la presión económica que a menudo enfrentan los padres hoy en día. Pero además de esto, los padres también se inspiran en una cultura que centra el desarrollo infantil en torno a las necesidades de la sociedad en lugar de las necesidades del niño.

Comienza con prácticas de parto excesivamente medicalizadas, que a menudo niegan la agencia de las mujeres y llevan a muchas a experimentar traumas obstétricos. Entonces, el contacto integral que un niño necesita con los cuidadores en los primeros meses de vida se ve socavado por las políticas de permisos parentales. Una cuarta parte de las mujeres estadounidenses, por ejemplo, regresan al trabajo después de solo dos semanas.

También hay guías para padres que subvierten los instintos de los padres fomentando la desconexión y el castigo. La influyente guía del Dr. Benjamin Spock, por ejemplo, alienta a los padres a entrenar a los bebés para que duerman dejándolos “llorar”. El requisito aquí es que los niños se ajusten a las demandas de los horarios de trabajo de la sociedad.

Una cultura que socava la necesidad de los niños de un apego seguro crea las condiciones para el tipo de estrés crónico incrustado que viene con la autofractura. Esta es la base del trauma, una herida emocional y psicológica que podemos llevar a lo largo de la vida.

5. El mito de la salud

Tu salud es una expresión de la vida que has vivido y del contexto que la rodea.

 El modelo para la depresión de toda la vida del Dr. Maté se estableció en su infancia. Nació en medio del trauma de la Hungría ocupada por los nazis y sus abuelos judíos fueron asesinados en Auschwitz. Su joven madre, temiendo por la salud de su bebé, lo envió a vivir con parientes que encontraron condiciones de escondite más seguras. Pero cuando los dos se reunieron más tarde, ni siquiera miró a su madre.

Hoy, el Dr. Maté entiende que su respuesta al trauma de la separación fue razonable y adaptativa. Su desapego y represión emocional ayudaron a protegerlo de volver a sentir un dolor tan insoportable, al igual que los recuerdos reprimidos de abuso de Mee Ok.

Ahora también puede ver las formas en que absorbió el trauma de su propia madre al vivir esos eventos angustiosos. Pero aún así, como todos los niños que experimentan un trauma, se incrustó en su sistema nervioso y su mente, influyendo en su comportamiento hasta bien entrada la edad adulta.

Cuando tratamos las enfermedades mentales, como la depresión, simplemente como una enfermedad, perdemos la oportunidad de comprender el propósito que una vez cumplió. Muchos de los pacientes con adicciones que el Dr. Maté ha tratado recurrieron primero a las drogas o al alcohol como una forma de escapar de su dolor emocional y trauma temprano.

Comprender la fuente del sufrimiento (trauma, adversidad y estrés) como las condiciones sociales de vivir en una cultura tóxica ayuda a poner la enfermedad bajo una luz diferente. Dentro de este nuevo marco, los cuerpos y las mentes enfermas son más como una sirena: podríamos ver qué expresan la enfermedad y la enfermedad mental sobre la vida y el contexto social del que surgieron.

Tenemos una tendencia a pensar en la enfermedad como algo que surge un día, completamente de la nada. ¿Qué pasaría si, en cambio, viéramos una enfermedad como un proceso, un viaje que puede conectarse con los primeros días de la vida y extenderse hasta el presente?

¿Qué pasa si alguien que está enfermo está en medio de una transformación y está llamado a mirar con honestidad y corazón abierto las heridas que lleva?

6. El mito de la curación

La curación consiste en encontrar un camino hacia la plenitud.

 Si bien desintoxicar nuestra cultura está más allá del alcance de estos mitos, todavía hay muchos motivos para la esperanza. Eso es porque la curación es posible.

Para el Dr. Maté, la curación es el movimiento natural hacia la plenitud. Si las condiciones para la enfermedad comienzan con una separación de uno mismo, de las emociones y de los demás, entonces tiene sentido que una solución sea reintegrar nuestras partes fracturadas. Este proceso implica reconocer nuestro sufrimiento, y el sufrimiento del mundo, y aprender a afrontar las heridas que han provocado la desconexión.

Una estrategia poderosa que puede comenzar a usar en su propia vida es un ejercicio llamado Indagación Compasiva. La compasión es una actitud que acepta lo que es, y la persona que eres. En otras palabras, no hay ningún deber . Permite una investigación genuina y abierta, en la que no se presume tener todas las respuestas.

Esta es una práctica para probar diariamente, o semanalmente al principio. Implica responder algunas preguntas introspectivas y es mejor escribir las respuestas a mano.

Lo primero que debe preguntarse es: ¿Cuándo me cuesta decir que no en las áreas de mi vida que son importantes y cómo me afecta eso? ¿Cuándo he negado seguir mi impulso de decir que sí? Estas preguntas se tratan de identificar las formas en que niegas tus emociones y necesidades, y priorizas a los demás.

Entonces puedes preguntar: ¿Qué señales corporales he estado ignorando? ¿Qué síntomas podrían estar tratando de darme una advertencia? En estas preguntas, se está enfocando en la conexión mente-cuerpo, identificando dónde se acumula el estrés emocional en su cuerpo.

A continuación, trate de identificar la historia oculta detrás de su incapacidad para decir que no. ¿Dónde aprendiste estas historias? Se trata de desenredar la narrativa, para que puedas ver cómo te sirvieron tus respuestas y comportamientos.

Y eso es. El objetivo de este trabajo de sanación es aprender a escuchar tu ser auténtico y esencial. Una vez que haya logrado eso, puede liberarse de las respuestas y adaptaciones automáticas al estrés, la adversidad y el trauma que lo mantienen desconectado.


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