Actualizado el jueves, 7 diciembre, 2023
Podríamos decir que estamos viviendo uno de los mejores periodos de la historia de la humanidad. Hoy hay mejor calidad de vida que siglos atrás, menos hambrunas y más personas tienen acceso a la educación. Es cierto que aún queda mucho camino por recorrer, sobre todo en los países en vías de desarrollo, pero hay esperanza en el progreso. Aún así, en algunas de las naciones más ricas del mundo, asombra constatar que los índices de frustración por el presente y ansiedad por el futuro son elevadísimos. Es como si nos azotara una oleada de inquietud y angustia que amenaza con desencadenar una profunda desesperanza.
Los trastornos de ansiedad afectan a 264 millones de personas, y el número no hace más que crecer cada día.
De hecho, ¿sabías que en Estados Unidos la ansiedad es el trastorno psicológico más común y llega a afectar a 40 millones de adultos? En España, la situación no es muy diferente, se estima que 1,9 millones de personas sufren ansiedad. En todo el mundo, los trastornos de ansiedad atacan a 264 millones de personas, y su incidencia aumenta cada día que pasa.
¿Por qué está la ansiedad en todas partes?
Podemos encontrar una pista en un artículo publicado en The New York Times en el que el dalái lama afirma que la respuesta se halla en la falta de sentido, en la profunda sensación de futilidad que muchas personas experimentan y el miedo a no ser necesarios.
“No podemos ser útiles a nosotros mismos si no somos útiles a los demás. Toda persona que se preocupe solo por su bienestar, a la larga sufrirá. Quien se preocupa por el bienestar de los demás, cuidará de sí mismo sin siquiera pensarlo. Incluso si queremos seguir siendo egoístas, desarrollemos un egoísmo inteligente ayudando a los otros”, explica el dalái lama.
La ciencia respalda la necesidad humana de ser útiles
Una investigación realizada en la Universidad de Michigan y publicada en la revista Psychological Science respalda la idea de que tenemos una profunda necesidad de ser útiles. Estos psicólogos descubrieron que las personas de la tercera edad que no se sentían útiles para los demás tenían casi el triple de probabilidades de morir de manera prematura que quienes sí se sentían útiles. La conclusión es obvia: todos necesitamos ser necesitados.
Ser generosos y ayudar a los demás no solo nos brinda un motivo para vivir y le confiere un significado a nuestra vida, sino que también nos hace más felices y nos protege de la ansiedad y otros trastornos psicológicos. Así lo comprobaron sociólogos de la Universidad de Notre Dame que analizaron a unas 2.000 personas durante cinco años. Aquellas que dedicaban al menos 5,8 horas semanales a actividades de voluntariado reportaban sentirse muy felices, eran socialmente más activas y mostraban una mayor satisfacción con su vida.
¿Por qué tenemos una profunda necesidad de ser útiles? Una investigación realizada en la Universidad de Michigan y publicada en la revista Psychological Science, respalda la idea de que los seres humanos tenemos una necesidad intrínseca de ser útiles. Según este estudio, la motivación para ayudar a los demás se deriva de la misma necesidad de sentirnos útiles y valiosos. Pero, ¿cómo podemos aplicar esta idea en nuestro día a día y cómo puede ayudarnos a mejorar nuestra vida?
La necesidad de ser útiles es una característica innata de la mayoría de los seres humanos, y esto se debe a que nos hace sentir valiosos y necesarios en el mundo. Según el estudio de la Universidad de Michigan, este sentimiento de utilidad y valor se deriva del hecho de que la ayuda que proporcionamos a los demás tiene un impacto positivo en sus vidas. Además, al ayudar a los demás, también aumentamos nuestra propia autoestima y nos sentimos más conectados con la comunidad.
La ayuda también tiene un impacto positivo en nuestra salud mental. Según otro estudio realizado en la Universidad de California, los individuos que ofrecen ayuda a los demás tienen una mayor satisfacción en la vida y sufren menos síntomas de depresión. Esto se debe a que la ayuda puede aumentar los sentimientos de felicidad, reducir el estrés y mejorar nuestra calidad de vida en general.
Pero, ¿cómo podemos aplicar esta idea en nuestro día a día? Hay muchas maneras en las que podemos ser útiles y sentirnos valorados. Por ejemplo, podemos ofrecer nuestra ayuda a amigos, familiares y vecinos que puedan necesitarla. También podemos ser voluntarios en organizaciones benéficas, donar a causas que apoyamos o simplemente realizar pequeñas acciones diarias que marcan la diferencia en la vida de los demás.
Además, esta necesidad de ser útiles también puede aplicarse en el ámbito laboral. Según el estudio de la Universidad de Michigan, las personas que se sienten útiles en su trabajo tienen una mayor motivación y productividad. Al sentir que su trabajo tiene un impacto positivo en la empresa o en la sociedad, los empleados se sienten más conectados y comprometidos con su trabajo.
Ayudar a los demás nos hace más felices y nos protege de la ansiedad.
maria hidalgo | disenosocial.org
El valor de ser útiles y generosos
Neurocientíficos de la Universidad de Lübeck dieron un paso más allá y escudriñaron dentro del cerebro para intentar comprender las repercusiones de esa necesidad de ser útiles y generosos. En su estudio, publicado en la revista Nature, concluyeron que el acto de dar y ayudar a los demás nos hace felices porque activa en nuestro cerebro las áreas relacionadas con el placer y la recompensa. Esto significa que, efectivamente, ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros mismos, logrando que nos sintamos más satisfechos y felices.
En el estudio, los investigadores analizaron la actividad cerebral de los participantes mientras estos tomaban decisiones sobre la distribución de una recompensa. Los resultados mostraron que cuando los participantes tomaron decisiones que beneficiaban a los demás, su actividad cerebral en la región asociada con la recompensa y el placer aumentó significativamente. Este hallazgo sugiere que el cerebro humano experimenta una sensación de satisfacción y recompensa cuando tomamos decisiones que benefician a los demás.
Además, el estudio también reveló que el cerebro humano tiende a sobrevalorar la importancia de las acciones altruistas, en comparación con las acciones que solo benefician al individuo. Esto significa que el cerebro humano está programado para valorar y recompensar a aquellos que realizan acciones que benefician a la comunidad en general.
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Un mundo demasiado competitivo y egocéntrico
Los sentimientos de aislamiento, alienación, ansiedad existencial y soledad parecen ser la constante de este siglo, extendiéndose como una sombra de largos tentáculos sobre diferentes sociedades. Esos sentimientos están causados, en gran parte, por la ausencia de relaciones significativas y la desconexión emocional.
Todos necesitamos sentir que formamos parte de algo superior, sentirnos conectados y saber que somos necesarios. La sensación de futilidad, al contrario, es un duro golpe para la autoestima que suele conducir al aislamiento social y provoca un dolor emocional, generando un terreno fértil para que las emociones negativas y trastornos como la ansiedad echen raíces.
El mundo hipercomunicado en el que vivimos y el abuso de las redes sociales y los smartphones solo ponen en evidencia la ausencia de relaciones significativas y la desconexión emocional que sufrimos.
María hidalgo | disenosocial.org
Al respecto, el dalái lama explicaba que una actitud demasiado centrada en uno mismo es lo que, en última instancia, genera una gran ansiedad. Por desgracia, el mundo actual premia la competitividad en vez de la colaboración y la compasión, de manera que muchas personas han crecido pensando que viven en un lugar hostil donde el único objetivo es ser más fuerte para “sobrevivir”. Esa visión del mundo genera una gran tensión y ansiedad, haciendo que pierdan el sentido de la vida y la conexión con sus necesidades emocionales.
El hecho de que estemos cada vez más conectados a la tecnología tampoco ayuda, ya que se pierde la calidez de los encuentros cara a cara, de manera que es mucho más difícil comprender las necesidades mutuas. Estar más conectados no significa necesariamente estar acompañados ni sentirse menos solos. Las redes sociales no son el mejor antídoto para combatir esa profunda sensación de soledad y de vacío existencial. Al contrario, suelen esconder el problema, hasta que este explota de la peor manera.
¿Cómo podemos cambiar? El camino de la generosidad y la compasión
Ser útiles y necesarios no significa desarrollar un apego ansioso ni incitar la dependencia de los demás, es más bien un acto desinteresado de ayudar a los demás. De hecho, en el budismo se afirma que “si enciendes un fuego para los demás, también te iluminarás”.
“Deberíamos comenzar cada día preguntándonos conscientemente: ‘¿Qué puedo hacer hoy para apreciar los regalos que me han ofrecido?’ Debemos asegurarnos de que la hermandad global y la unidad no son ideas abstractas que profesamos sino un compromiso personal que ponemos en práctica estando plenamente presentes”.
— Dalái lama
“Si enciendes un fuego para los demás, también te iluminarás”
Dalái lama
El antídoto es preocuparse más por el bienestar de los demás, de manera que disminuya el miedo y la desconfianza, mientras se gana en seguridad y paz interior. Es importante ser conscientes de que todos tenemos algo valioso que aportar. Somos diferentes, tenemos distintas habilidades y niveles adquisitivos. Hay quienes pueden contribuir económicamente con algunas causas, otros pueden contribuir con su trabajo directo. Hay quienes son buenos escuchando, otros pueden ayudar hilvanando palabras que promuevan la reflexión o ayuden a sanar heridas.
Solo es cuestión de preguntarse qué puedes hacer ahora mismo por los demás.
El arte de la felicidad: un manual para vivir
Puedes lograr una felicidad duradera, pero solo a través de la disciplina mental interna, no como resultado de circunstancias externas como la riqueza o la buena fortuna. Cultiva la compasión, la espiritualidad y una mente flexible, ya que te ayudarán a lidiar con el dolor y el sufrimiento cuando surjan.
¿Cómo podemos lograr una felicidad duradera?
- Las circunstancias externas no pueden crear una felicidad duradera, el estado mental correcto sí puede.
¿Por qué son importantes la compasión, la intimidad y la espiritualidad para una vida más feliz?
- Cultivar la compasión universal es una forma de tener una vida más sana y feliz.
- La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, a menudo, no es suficiente para una relación duradera.
- Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, puedes cultivar la espiritualidad básica sin ellas.
¿Cómo podemos superar el sufrimiento y los estados mentales negativos?
- El sufrimiento es una parte natural de la vida, pero a menudo lo incrementamos innecesariamente.
- Podemos eliminar las actitudes, sentimientos y hábitos negativos solo mediante un esfuerzo sostenido.
- Aprenda a cambiar de perspectiva y a encontrar lo bueno en cada situación.
- Confronte y analice sus sentimientos de ira y odio, y reemplácelos con paciencia y tolerancia.
- Combata la ansiedad y la baja confianza en sí mismo examinando honestamente sus pensamientos, motivos y capacidades.
El arte de la felicidad se basa en entrevistas a Su Santidad el Dalai Lama realizadas por el psiquiatra Howard C. Cutler. La combinación de la tradición espiritual budista tibetana con el conocimiento del Dr. Cutler de los métodos terapéuticos y estudios científicos occidentales hace que esta sea una guía muy accesible para la felicidad diaria. El libro pasó 97 semanas en la lista de bestsellers del New York Times.
Las circunstancias externas no pueden crear una felicidad duradera
¿Cómo podemos lograr una felicidad duradera?
La mayoría de la gente estaría de acuerdo en que el propósito de la vida es buscar la felicidad . Sin embargo, por alguna razón, a menudo vemos la felicidad misma como algo misterioso y difícil de definir, y no entendemos bien lo que nos hace felices. Según el Dalai Lama, al entrenar la mente es posible aprender a ser más feliz.
Los eventos externos pueden afectar la felicidad de una persona a corto plazo, pero nuestro nivel de felicidad tiende a volver a una línea de base determinada poco después del evento. Por ejemplo, ganar la lotería solo produce un “alto” de felicidad de corta duración, que generalmente desaparece con relativa rapidez. De manera similar, las personas que enfrentan problemas de salud repentinos y trágicos, como un diagnóstico de cáncer o parálisis, generalmente, después de un período de duelo, recuperan su nivel anterior de felicidad. Por lo tanto, parece que ninguna condición externa específica puede afectar nuestra felicidad a largo plazo.
Pero la mente es una herramienta poderosa; nuestro estado mental afecta en gran medida la forma en que percibimos el mundo. Considere, por ejemplo, cómo las emociones negativas sesgan nuestra visión de otras personas: cuando estamos enojados, incluso los amigos queridos pueden parecer molestos, fríos y hostiles.
Según el Dalai Lama, es posible entrenar sistemáticamente tu mente para que identifiques y cultives estados mentales positivos mientras eliminas los negativos. Aunque este es un proceso lento y gradual, eventualmente trae una calma que le permite vivir una vida feliz y gozosa sin importar la situación externa.
Las circunstancias externas no pueden crear una felicidad duradera, el estado mental correcto sí puede. Aprenderás por qué la compasión, la intimidad y la espiritualidad son importantes para una vida más feliz.
Cultivar la compasión universal es una forma de tener una vida más sana y feliz
El Dalai Lama pone gran énfasis en desarrollar y cultivar la compasión . Es un componente importante no solo del desarrollo espiritual budista, sino también de una felicidad sólida y duradera.
La compasión se puede definir aproximadamente como un estado mental que no es agresivo: un deseo de ver a otros libres de sufrimiento. En la verdadera compasión, este deseo es profundo y universal, no está relacionado con sentimientos personales ni con apegos a personas en particular. Más bien, se aplica a todas las criaturas vivientes, incluidos amigos, enemigos e incluso un pez que se retuerce en un anzuelo.
Los beneficios mentales y físicos de una actitud compasiva han sido bien documentados por investigaciones. Estos van desde experimentar un «subidón» emocional después de ayudar a otros a ganar una mayor esperanza de vida. Pero el rasgo más sorprendente de una persona compasiva es cuán ampliamente se difunde su calidez hacia los demás; sienten una fuerte afinidad con todos los demás, no importa si son ricos o pobres, amigos cercanos o extraños.
Para cultivar la compasión, debes tratar de ser empático con los demás y tratar activamente de comprender las cosas desde su perspectiva. Un método eficaz para ello es comprender sus antecedentes y centrarse en los puntos en común que comparte. Digamos, por ejemplo, que el taxista intenta cobrarle de más. En lugar de enojarse, podría pensar en lo que usted y el conductor tienen en común, como que ambos están cansados, hambrientos y quieren volver con sus familias. Luego, intente examinarse en sus zapatos: ¿Cómo se sentiría? Esto generalmente lo ayuda a desarrollar empatía y reducir la ira que sentiría, lo que lo lleva a una mayor compasión y una vida más feliz.
Cultivar la compasión universal es una forma de tener una vida más sana y feliz.
La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, a menudo, no es suficiente para una relación duradera
Tener relaciones estrechas e íntimas con otras personas promueve el bienestar físico y mental, pero el punto de vista occidental de que la intimidad profunda solo se puede lograr a través de una relación romántica puede ser problemático. Las personas que no encuentran esa relación a menudo se sienten solas e infelices.
Pero, de hecho, el concepto y las limitaciones de la intimidad han variado mucho en diferentes épocas y culturas, y una gran cantidad de intimidad se encuentra más allá de la definición occidental exclusivamente romántica. El propio Dalai Lama dijo que sentía una conexión íntima con una amplia variedad de personas a su alrededor, por ejemplo, sus tutores y cocineros; incluso llegó a discutir asuntos estatales con un limpiador que barría los pisos. Al aprovechar las innumerables oportunidades para conectarnos con otras personas todos los días, podemos llevar vidas más felices.
A menudo, nos encontramos con problemas en nuestras relaciones con los demás. En estos casos, es vital comprender la base subyacente de las relaciones. Por ejemplo, es poco probable que las relaciones románticas basadas en el deseo sexual o en el ideal occidental de “dejarse llevar por el amor” duren si no tienen otra base más permanente.
Las relaciones duraderas, por otro lado, se basan en el respeto y la apreciación de la otra persona. Este tipo de relación requiere conocer la naturaleza más profunda de la otra persona, lo que requiere tiempo. Como dijo Mark Twain, «Ningún hombre o mujer sabe realmente qué es el amor perfecto hasta que han estado casados durante un cuarto de siglo».
La noción occidental del amor romántico puede ser limitante y, a menudo, no es suficiente para una relación duradera.
Puedes cultivar la espiritualidad sin religión
Un ingrediente importante para llevar una vida más feliz es la espiritualidad .
Los beneficios de una fuerte convicción religiosa están bien documentados en numerosos estudios y van desde familias más felices hasta una mejor salud. Pero, contrariamente a lo que muchas personas creen, la espiritualidad no depende de ninguna religión específica; el Dalai Lama cree que cualquiera de las principales religiones del mundo puede ofrecer a las personas la oportunidad de una vida más feliz.
De hecho, también existe un tipo de espiritualidad que existe completamente fuera de la esfera de las creencias religiosas: la espiritualidad básica comprende cualidades humanas básicas como la bondad, la compasión y el cuidado mutuo, y por lo tanto es alcanzable tanto por los ateos como por las personas religiosas. Abrazar estas cualidades nos acerca a toda la humanidad, ayudándonos a ser más tranquilos, felices y pacíficos.
El Dalai Lama pasa unas cuatro horas al día en rutinas religiosas, pero la espiritualidad básica se puede practicar en la vida diaria sin oraciones ni mantras. Por ejemplo, si se encuentra en una situación en la que siente la tentación de insultar a alguien, puede practicar la espiritualidad básica desafiando ese deseo y evitando complacerlo. De esta manera, puede entrenar constantemente su capacidad para la espiritualidad básica sin orar durante horas cada día.
Aunque las creencias religiosas pueden ser beneficiosas para la felicidad, puedes cultivar la espiritualidad básica sin ellas.
El sufrimiento es una parte natural de la vida, pero a menudo lo incrementamos innecesariamente
El sufrimiento es una calidad de vida universal y perfectamente natural. Las culturas orientales parecen aceptar más este hecho, quizás porque las personas en Asia tienden a vivir más cerca de la pobreza y el sufrimiento diario que sus contrapartes occidentales. Los occidentales tienden a no entender que el sufrimiento es parte de la vida y, a menudo, se ven a sí mismos como víctimas de alguna fuerza maligna cuando algo sale mal.
Pero el sufrimiento es inevitable; por ejemplo, todos envejeceremos y moriremos. Intentar evitar o ignorar este hecho es solo una solución temporal. Cuando inevitablemente se encuentra con el sufrimiento de una forma u otra, su actitud mental se vuelve de suma importancia. Si le teme al sufrimiento como algo antinatural e injusto, se sentirá como una víctima y le echará la culpa cuando debería intentar eliminar las causas mentales del sufrimiento.
El sufrimiento puede ser natural, pero a menudo sin darnos cuenta lo magnificamos nosotros mismos al someternos activamente a una angustia innecesaria.
Por ejemplo, un error que suelen cometer los occidentales es resistir el cambio y aferrarnos a las cosas que nos importan o poseemos. Pero el cambio es una fuerza constante y universal: resistirlo inevitablemente resultará en sufrimiento, ya que perdemos las cosas a las que nos hemos aferrado.
Otra fuente común de sufrimiento innecesario es aferrarse innecesariamente a eventos negativos pasados, repitiéndolos mentalmente y perpetuando el dolor. Por ejemplo, algunos divorciados todavía están furiosos con sus ex cónyuges incluso décadas después de su divorcio.
Al aceptar que el sufrimiento es natural, puede confrontar y analizar sus causas, incluso si es posible que lo esté creando parcialmente, y comenzar a llevar una vida más feliz.
El sufrimiento es una parte natural de la vida, pero a menudo lo incrementamos innecesariamente.
Podemos eliminar las actitudes, sentimientos y hábitos negativos
El Dalai Lama cree que los estados mentales negativos como la ira y el miedo son obstáculos que nos impiden alcanzar nuestro estado natural y feliz. Son venenos. Pero ciertos estados mentales positivos (amor, compasión, paciencia, generosidad) pueden actuar como antídotos contra ellos, eliminando emociones, actitudes y comportamientos dañinos. Por lo tanto, para eliminar la negatividad, las emociones y los comportamientos positivos deben cultivarse habitualmente.
Esto se asemeja a las ideas esenciales detrás de la terapia cognitiva occidental, donde los comportamientos y el pensamiento desadaptativos se identifican y, en cierto sentido, se corrigen. Las personas deprimidas, por ejemplo, a menudo tienen una forma distorsionada de pensar: pueden centrar sus pensamientos exclusivamente en cosas negativas, como problemas en el trabajo o dificultades financieras, y pasan por alto por completo el hecho de que tienen muchas cosas por las que estar felices, como una buena salud. y una familia encantadora. Los estudios han demostrado que corregir estos modos de pensamiento distorsionados puede hacer que las personas sean más felices.
El proceso de deshacerse de las emociones y comportamientos negativos y destructivos y reemplazarlos por positivos es largo y gradual. Para inculcar buenos hábitos con éxito, debe comprender por qué se necesita un cambio y luego traducir esa razón en la convicción y la determinación de cambiar. Luego, mediante un esfuerzo sostenido, es posible implementar el cambio.
El proceso de habituación puede llevar muchos años y las expectativas de una «solución rápida» no son realistas. El propio Dalai Lama dice que le ha costado 40 años de práctica desarrollar un profundo aprecio por los principios y prácticas budistas. Sus oraciones diarias, las cuatro horas, son recordatorios de cómo desea vivir su vida. A través de esfuerzos igualmente determinados y recordatorios frecuentes, usted también puede eventualmente establecer nuevos comportamientos.
Podemos eliminar las actitudes, sentimientos y hábitos negativos solo mediante un esfuerzo sostenido.
Aprenda a cambiar de perspectiva y a encontrar lo bueno en cada situación
Cuando las personas se encuentran con una situación negativa, tienden a verla, de manera muy rígida, como 100% negativa. Sin embargo, en general, la mayoría de las situaciones contienen elementos tanto positivos como negativos y se pueden ver desde varios ángulos alternativos. Por ejemplo, podría considerar tener que sentarse junto a una persona molesta y flatulenta en un avión como una situación puramente negativa, o podría verlo como una oportunidad para practicar la paciencia y la tolerancia.
Tal cambio también puede ayudarlo a encontrar significado al dolor y al sufrimiento . La próxima vez que encuentre obstáculos en su vida, no se revuelque en la autocompasión y grite «¡¿Por qué yo ?!» sino considérelo una oportunidad para hacerse más fuerte. Encuentra un propósito en el sufrimiento y prospera.
La capacidad de cambiar de perspectiva se ve facilitada por tener la así llamada mente flexible : cierta flexibilidad mental. Cualquiera puede desarrollar esta flexibilidad tratando deliberadamente de cambiar las perspectivas cuando nos encontramos con eventos desagradables en la vida.
Las personas con mentes flexibles a veces se consideran indecisas e inconsistentes. Después de todo, ¿cómo se puede acatar un sistema de valores rígido y, sin embargo, seguir siendo flexible?
La solución del Dalai Lama ha sido reducir su sistema de valores a sus principios más básicos que se pueden aplicar en una amplia gama de situaciones diarias, en lugar de a reglas específicas que pueden ser innecesariamente restrictivas e inapropiadas en algunos casos.
Se necesita tiempo y esfuerzo para aprender a ver lo bueno en los eventos negativos cuando ocurren. Por lo tanto, debes comenzar a practicar de inmediato. Así como un árbol no puede tener raíces fuertes en el último minuto para sobrevivir a una tormenta en el horizonte, usted no puede decidir repentinamente encontrarle significado a un diagnóstico de cáncer que le entregaron hace solo unos momentos.
Aprenda a cambiar de perspectiva y a encontrar lo bueno en cada situación.
Confronte y analice sus sentimientos de ira y odio, y reemplácelos con paciencia y tolerancia
De todos los estados mentales negativos, la ira y el odio son los mayores obstáculos para la felicidad. Cuando surge en nosotros un sentimiento de ira u odio, rápidamente destruye nuestra paz mental. También borra nuestro juicio, lo que a menudo nos lleva a tomar acciones que solo empeoran la situación y nos enojan aún más. Los estudios científicos han demostrado claramente que las tendencias hacia la ira, la ira y la hostilidad también tienen efectos negativos para la salud; por ejemplo, aumentan sustancialmente el riesgo de enfermedad cardíaca de una persona.
La ira y el odio no se pueden vencer simplemente reprimiéndolos. Por otro lado, el desahogo de la ira, como a través de la furia y los gritos, tiende a aumentar los sentimientos negativos, no a reducirlos. Por tanto, la respuesta correcta a la ira es aprender a utilizar los antídotos de la paciencia y la tolerancia contra ella y cultivarlos, por ejemplo, mediante ejercicios de meditación.
Dado que la ira tiende a surgir de una mente que está descontenta, el primer paso para lidiar con ella es desarrollar una mentalidad de satisfacción interior. Los estudios han demostrado que el estrés disminuye el umbral de la ira; por lo tanto, reducir el estrés cultivando la calma y la alegría puede ayudar a reducir los sentimientos de ira.
Cuando se sienta enojado, la respuesta correcta a los ojos del Dalai Lama y de los estudios científicos occidentales es simplemente tomarse un descanso: hacer una pausa para analizar la situación. ¿De dónde vino la ira? ¿Qué factores lo crearon? ¿Es destructivo o constructivo? Al aplicar una valoración tan lógica a la ira y al tratar de reemplazar los sentimientos negativos con pensamientos de paciencia y tolerancia, la ira a menudo se diluye.
Confronte y analice sus sentimientos de ira y odio, y reemplácelos con paciencia y tolerancia.
Combata la ansiedad y la baja confianza en sí mismo examinando honestamente sus pensamientos, motivos y capacidades
El miedo, la ansiedad y la preocupación son cosas que todas las personas experimentan de vez en cuando, son respuestas naturales a ciertas circunstancias, pero cuando se vuelven excesivas o constantes pueden causar síntomas mentales e incluso físicos graves, como respuestas inmunitarias debilitadas y enfermedades cardíacas.
Las fuentes de ansiedad son muchas, al igual que las medidas preventivas que se pueden aplicar. Al igual que la práctica psiquiátrica occidental de intervención cognitiva, el Dalai Lama favorece desafiar los pensamientos que generan ansiedad y reemplazarlos por pensamientos positivos.
A veces, una situación específica puede causar ansiedad, por ejemplo, invitar a salir a alguien que te agrada. En tal caso, puede ser útil examinar la razón por la que está tomando esta acción. Darse cuenta de que su motivación es adecuada y sincera, por ejemplo, que desea ser amable con la otra persona, generalmente reduce el miedo y la ansiedad.
La ansiedad excesiva a menudo se relaciona con la poca confianza en uno mismo, y el Dalai Lama siente que el antídoto para esto es ser honesto con usted mismo y con los demás acerca de sus capacidades y limitaciones. Si se siente cómodo con sus propios límites, puede admitir con confianza cuando no puede hacer algo o no sabe algo, y no perder su autoestima al hacerlo.
A veces, la baja autoestima puede llegar al extremo del odio a sí mismo , donde una persona se siente completamente indigna e incluso puede contemplar el suicidio. El antídoto para un estado mental tan extremo es recordarte a ti mismo el maravilloso intelecto y el potencial de desarrollo dentro de cada ser humano, incluido tú. Los tibetanos contemplan esto de forma rutinaria en sus meditaciones diarias, por lo que quizás el odio a sí mismos es un concepto prácticamente desconocido en su sociedad.
Combata la ansiedad y la baja confianza en sí mismo examinando honestamente sus pensamientos, motivos y capacidades.
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