Actualizado el lunes, 2 enero, 2023
La vida de Michelle Obama ha sido de lucha, esforzarse por sobresalir como estudiante, profesional, madre y Primera Dama. A lo largo del camino, aprendió a comprender mejor quién era ella como individuo y qué quería hacer con su vida, en lugar de esforzarse por cumplir alguna expectativa predeterminada. Michelle se convirtió en su propia mujer independiente, una madre trabajadora que podía ayudar a sus hijos y a la gente de su comunidad. Y solo porque haya llegado a cierto punto en su vida, no significa que alguna vez dejará de esforzarse por ayudar a los demás.
Mirando hacia atrás, puede ver que su tiempo en la Casa Blanca le dio bastantes éxitos. Junto con Let’s Move! , que trajo almuerzos escolares más saludables a 45 millones de niños e inscribió a 11 millones de niños en programas extracurriculares asociados, también estaba la iniciativa Joining Forces, que ayudó a 1,5 millones de veteranos y sus cónyuges a conseguir trabajo. Mientras tanto, su iniciativa Let Girls Learn recaudó miles de millones de dólares para ayudar a las niñas de todo el mundo a obtener acceso a las escuelas, junto con el empoderamiento que conlleva la educación. Estos fueron ciertamente grandes logros. Pero hay un logro que, para Michelle, es aún mayor: a pesar de las innumerables demandas de ocupar un cargo público, ella y su esposo pudieron criar dos hijas increíbles.
Independiente, trabajadora, segura de sí misma y con una fuerte conciencia de servicio social, Michelle Obama es ante todo una mujer ejecutiva. Su biografía oficial, señala a los valores que le inculcaron sus padres como las guías que la han llevado a ser la mujer de hoy y que sus discursos, inspiren más allá de los que lo hacen los de su marido, Barack Obama.
Después de ocho años, Michelle volvió a una convención de su partido, mostrando que tiene todos los elementos y el carisma para convertirse en una verdadera fuerza política.
A pesar de su origen humilde llegó a Princeton y se convirtió luego en una prestigiosa abogada de Harvard. Es una de las tres esposas de un jefe de Estado norteamericano más preparadas, junto con Laura Bush y Hillary Clinton, a quien deja atrás en popularidad. Durante la segunda campaña de Obama tenía una aprobación cercana al 70 por ciento, casi 20 puntos más que su propio marido. Es, además, la más joven en llegar a esa posición desde Jackie Kennedy.
La revista Forbes ubica a Michelle Obama en el top 10 de su famosa lista de las mujeres más poderosas del mundo y todo gracias a que transformó su papel de primera dama en uno menos formal, más accesible y relevante. Con sus discursos preparados por ella misma y que ni siquiera tiene que leer inspira como pocos políticos lo consiguen. Mucho nos queda por aprender.
Os dejamos el discurso íntegro de Michelle Obama:
«Gracias a todos, muchas gracias. Saben, resulta difícil creer que hayan pasado ocho años desde que vine a esta convención y les hablé de por qué pensaba que mi marido debía ser presidente.
¿Recuerdan cómo les hablé de su carácter y convicciones, de su decencia y talante? Cualidades que hemos visto cada día que ha servido a nuestro país en la Casa Blanca.
En aquella ocasión también les hablé de nuestras hijas, de que son el centro de nuestros corazones, de nuestro mundo. Durante nuestro periodo en la Casa Blanca fuimos felices de verlas crecer y pasar de ser unas alegres y agitadas niñas a serenas jovencitas, un viaje que empezó poco después de llegar a Washington.
En su primer día en su nuevo colegio, nunca olvidaré aquella fría mañana de invierno mientras veía cómo nuestras hijas, de 7 y 10 años, se apretaban dentro de aquellos todoterreno negros con todos aquellos enormes hombres armados. Miraba sus caritas pegadas a la ventanilla y lo único que pensaba era: ¿Qué hemos hecho?
En ese momento me di cuenta de que nuestra época en la Casa Blanca moldearía aquello en lo que más tarde se convertirían, y que según cómo gestionáramos esa experiencia, las formaría, o las quebraría. En eso pensamos Barak y yo cada día mientras tratamos de guiar y proteger a nuestras hijas de los desafíos de esta inusual vida en el primer plano. Les apremiamos a ignorar a aquellos que cuestionan el civismo o la honestidad de su padre.
Insistimos en que el lenguaje de odio que oyen de boca de personajes públicos en la televisión no representa el verdadero espíritu de este país.
Les explicamos que cuando alguien es cruel o se comporta como un matón, uno no se rebaja a su nivel. Nuestro lema es que cuando ellos caen bajo, nosotros apuntamos alto.
En cada palabra que pronunciamos, en cada una de nuestras acciones, sabemos que nuestras hijas nos están mirando. Como padres, somos sus máximos ejemplos. Y les diré que Barak y yo seguimos esa misma conducta en nuestros trabajos como presidente y primera dama porque sabemos que nuestras palabras y acciones importan, no solo para nuestras hijas, sino para los niños de este país, niños que nos cuentan: «Te he visto en televisión» o «he hecho una redacción sobre ti para el colegio».
Niños como el pequeño negro que miró a mi marido con ojos llenos de esperanza y le preguntó: «¿Mi pelo es igual que el suyo?»
No se confundan, el próximo mes de noviembre cuando vayamos a las urnas, eso es lo que estaremos decidiendo. No demócratas o republicanos, no izquierda o derecha. En estas y en todas las elecciones se trata de quién tendrá el poder que moldeará las vidas de nuestros hijos durante los cuatro u ocho próximos años.
Estoy aquí esta noche porque en estas elecciones solo hay una persona en la que confío para asumir esa responsabilidad, solo una persona que está realmente preparada para ser presidenta de Estados Unidos, y es nuestra amiga Hillary Clinton.
Así es.
Confío en Hillary para llevar este país porque he visto su devoción por los niños de este país desde siempre, no solo su propia hija, que ha educado a la perfección, sino todos los niños que necesitan quien los defienda, críos que recorren un largo camino hasta la escuela para evitar a las bandas, niños que se preguntan si podrán pagar la universidad, niños cuyos padres no hablan una palabra de inglés pero sueñan con una vida mejor, niños que nos miran para saber quiénes son y en qué pueden convertirse.
Hillary ha pasado décadas haciendo el firme e ingrato trabajo de conseguir que sus vidas sean diferentes, defendiendo a niños discapacitados como joven abogada, peleando por que los niños tengan asistencia médica como primera dama, y por la calidad de la atención sanitaria infantil en el Senado.
Y cuando no fue nominada hace ocho años, no se enfadó ni desilusionó.
Hillary no hizo las maletas y se fue a casa, porque como verdadera servidora pública, Hillary sabe que esta es una tarea mucho más grande que sus propios deseos o decepciones. Dio un paso al frente con orgullo para servir a nuestro país de nuevo como secretaria de Estado, recorriendo el mundo para mantener seguros a nuestros hijos.
Podría haber decidido que este trabajo es demasiado duro, que el precio del servicio público es demasiado alto, que estaba cansada de ser machacada por su aspecto, por cómo habla o incluso por su forma de reír. Lo que más admiro de Hillary es que nunca se quiebra bajo presión. Nunca toma la salida fácil. Hillary Clinton no ha abandonado nada en toda su vida.
Cuando pienso en la clase de presidente que quiero para mis hijas y para todos los niños, esto es lo que quiero:
Quiero a alguien con la fuerza necesaria para perseverar, alguien que conozca este trabajo y se lo tome en serio, alguien que entienda que los asuntos que afronta un presidente no son de color blanco o negro ni pueden reducirse a 140 caracteres.
Cuando tienes los códigos nucleares al alcance de la mano y las fuerzas armadas a tus órdenes no puedes tomar decisiones apresuradas. No puedes tener la sensibilidad a flor de piel ni dar coces. Tienes que ser estable, comedido y estar bien informado.
Quiero un presidente con un expediente de servicio público, alguien cuyo trabajo muestre a nuestros hijos que no perseguimos la apariencia o el dinero, sino que luchamos por dar a todo el mundo la oportunidad de salir adelante.
Y volvemos incluso cuando nos cuesta porque sabemos que siempre hay alguien que lo pasa peor. Todo nos podría pasar a cualquiera de nosotros.
Quiero un presidente que muestre a nuestros hijos que todos importan en este país, un presidente que de verdad crea en la visión que nuestros fundadores tuvieron hace tantos años de que todos somos iguales, que cada uno de nosotros es una pieza amada de la gran historia de Estados Unidos.
Y cuando la crisis golpea, no nos atacamos entre nosotros. Nos escuchamos, nos apoyamos los unos en los otros porque juntos somos más fuertes.
Estoy aquí esta noche porque sé la clase de presidenta que será Hillary Clinton. Por eso en estas elecciones estoy con ella.
Para Hillary, ser presidenta significa solo y exclusivamente una cosa: dejar algo mejor para nuestros hijos. Así es como siempre hemos hecho avanzar este país, unidos en nombre de nuestros hijos, compañeros que entrenan de forma voluntaria a ese equipo o enseñan en aquella escuela dominical porque saben que es una labor de todos.
Héroes de todas las razas y religiones que se ponen el uniforme y arriesgan sus vidas para dejar como legado la bendición de la libertad, oficiales de policía y manifestantes en Dallas que quieren desesperadamente mantener a nuestros hijos a salvo. Gente que hacía cola en Orlando para donar sangre porque su hijo o hija podría haber estado en ese club. Líderes como Tim Kaine que enseña a nuestros hijos qué es la decencia y la devoción.
Líderes como Hillary Clinton, que tiene el coraje y el talante de volver una y otra vez hasta romper la barrera de la desigualdad de género, levantándonos a todos con ella.
Esa es la historia de este país, la historia que me ha traído a este escenario esta noche, la historia de generaciones de personas que sintieron los latigazos de la esclavitud y su vergüenza, la punzada de la segregación, pero que siguieron luchando y teniendo esperanza y haciendo lo que era necesario para que hoy yo me levante cada mañana en una casa construida por esclavos. Y miro a mis hijas, dos chicas negras inteligentes jugando con sus perros en el césped de la Casa Blanca.
Gracias a Hillary Clinton, mis hijas y todos nuestros hijos e hijas ahora dan por hecho que una mujer puede ser presidenta de Estados Unidos.
No dejen que nadie les diga nunca que este país no es grande, que debemos hacerlo grande nuevamente. ¡Ahora mismo es el mejor país del mundo!
Mientras mis hijas se preparan para salir al mundo, quiero un líder que sea digno de esa verdad, un líder digno de la promesa a mis hijas y a todos nuestros hijos, un líder que se guíe cada día por el amor y la esperanza y los sueños imposibles que todos tenemos para nuestros hijos.
En estas elecciones, no podemos sentarnos y esperar que todo salga bien. No podemos permitirnos estar cansados, frustrados o ser cínicos. Escúchenme. Desde ahora y hasta noviembre, necesitamos hacer lo mismo que hicimos hace ocho años y hace cuatro.
¡Tenemos que llamar a cada puerta, ganar cada voto, poner hasta la última pizca de nuestra pasión, fuerza y amor por este país en que Hillary Clinton sea elegida presidenta de los Estados Unidos de América!»
Pero Michelle no es la única, se siguen sumando apoyos con discursos inspiradores. Meryl Streep, conocida por su capacidad de transformarse en un personaje, también es una conocida activista de la salud y el medio ambiente, pionera en la energía geotérmica y madre pro-vegetariana. Antes que el ecologismo estuviera en boga, ya se posicionó frente al agujero de la capa de ozono, empezó su colaboración ambiental con el Natural Resource Defense Council y proporcionaba a sus hijos productos libres de pesticidas y sustancias tóxicas.
Pero si de algo se muestra orgullosa Mery Streep es de ser una de las voces más claras en favor de la igualdad de género, dentro y fuera de Hollywood. Una igualdad de la que ella disfruta, pero que quiere para todas. Y es este deseo el que la ha llevado a interpretar un pequeño papel en Sufragistas, la cinta de Sarah Gavron que se estrenó el año pasado en España y que deja claro que dos minutos con la Streep son mucho más intensos que toda una cinta protagonizada por otras estrellas. Meryl es una mujer activa y activista, directa, que no se anda con rodeos.
Michelle Obama está familiarizada con la historia de su esposo de crecer en una familia multiétnica y cómo esto fomentó sus esperanzas de armonía en Estados Unidos. Pero para la mayoría de los demás, el discurso de Barack Obama en la Convención Nacional Demócrata de 2004 fue una audaz introducción a este hombre único y su visión de Estados Unidos.
Con The Audacity of Hope , Barack Obama amplió el mensaje de aspiraciones en su discurso, y esencialmente sirvió como modelo para la plataforma de su campaña presidencial de 2008. Así que echa un vistazo a de The Audacity of Hope para descubrir más sobre las esperanzas y los sueños de Obama antes de sus ocho años en el cargo.
Resumen de Becoming (2018)
Cuenta la historia de Michelle Obama, de soltera Robinson. Nacida de padres amorosos en un vecindario de clase trabajadora de Chicago, se convirtió en una mujer fuerte e independiente, que por casualidad conoció y se enamoró de un hombre llamado Barack Obama. Esta es la historia de vida de una mujer que no esperaba convertirse en la primera Primera Dama afroamericana, pero que encontró la manera de seguir ejerciendo su propia voz única en las circunstancias más inusuales y difíciles.
Desde el lado sur de Chicago hasta la Casa Blanca
Fecha: 1 de abril de 2009. Lugar: Londres. La ubicación precisa: el Palacio de Buckingham.
Para Michelle y Barack Obama, es un gran día. En enero, Barack fue investido presidente de Estados Unidos. Ahora, él y Michelle asisten a la recepción de la cumbre del G20, y se les considera recién llegados al escenario mundial. Aquí está Michelle, quien creció en el lado sur de Chicago, codeándose y comiendo canapés con Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Es emocionante, pero no está muy segura de cómo comportarse en medio de la extraña novedad del viejo mundo.
Cerca del final de la fiesta, la Reina de Inglaterra aparece de repente a la derecha de Michelle. Ambos han pasado la noche conversando, siguiendo un estricto protocolo formal. Así que el estado de ánimo parece aligerarse cuando la reina mira los zapatos de tacón de Michelle y dice: «Bueno, esos zapatos son bastante desagradables, ¿no es así?» Ambos admiten que les duelen los pies y se ríen juntos. En este momento, siguiendo un impulso natural, Michelle pone su mano sobre la espalda de la Reina, como haría con cualquier otra persona con la que acabara de establecer una conexión humana.
Lo que no sabía en ese momento era que había violado el protocolo, masivamente. La prensa amarilla actuó como si hubiera cometido un crimen atroz, o al menos un monstruoso paso en falso. ¿Cómo se atreve a tocar su realeza? Pero en lugar de ocultar su rostro avergonzado, Michelle se mantuvo firme en el gesto. Puede que no haya sido lo correcto. Pero era lo humano. Y lo que es más, la Reina le había devuelto el gesto, colocando su mano, en su guante blanco, en la espalda de Michelle.
Esta pequeña escena revela mucho sobre el carácter cálido de Michelle Obama: es una mujer fuerte pero afectuosa, que quiere hacer todo de la manera correcta y aún busca encontrar puntos en común. Y sí, también es controvertida. Le contarán la historia de su vida y cómo se convirtió en lo que es hoy
Cómo fueron los comienzos de Michelle Obama
Uno de los primeros recuerdos de Michelle Obama es el sonido de las teclas del piano. Para sus oídos, este era el sonido de la ambición. En la habitación debajo de su dormitorio, la tía abuela de Michelle, Robbie, daba lecciones de piano. En un día cualquiera, Michelle podía escuchar los sonidos de los estudiantes de Robbie tanteando desesperadamente sus canciones. El sonido de esta música amateur causó tal impresión en Michelle que, a la edad de cuatro años, también se volvió ambiciosa. Michelle estaba segura de que quería aprender a tocar el piano.
Esto fue a finales de los años sesenta, en el barrio South Shore de Chicago. Fue una época de agitación política y malestar social, pero Michelle era demasiado joven para haber entendido mucho sobre lo que estaba sucediendo fuera de su casa. Su familia unida incluía a su hermano, Craig, que era dos años mayor; su padre, que trabajaba en una planta de filtración de agua y amaba al equipo de béisbol de los Chicago Cubs; y su madre, que era una maga con una aguja de coser y activa en la recaudación de fondos de la comunidad.
Una de las cosas que realmente unió a su familia fue la música. En casa, su padre siempre tocaba discos de jazz. Y en la casa de su abuelo, cada habitación tenía un altavoz conectado al sistema estéreo; en las reuniones familiares, un cóctel de voces y cuernos llenó la casa: Ella Fitzgerald, John Coltrane, Miles Davis. Fue su abuelo, conocido por todos como «Southside», quien le compró a Michelle su primer disco: Stevie Wonder’s Talking Book .
Pero aprender a tocar música fue una historia diferente. Además, Robbie era rígido y estricto. Su postura era impecable. Sus gafas de lectura siempre colgaban de su cuello, amenazando con un escrutinio. A menudo regañaba a sus alumnos. Sin embargo, Michelle estaba ansiosa por ganarse su aprobación.
Si ha tomado lecciones de piano, sabrá que uno de los primeros pasos es aprender a encontrar el C. El C medio funciona como un hito musical; saber dónde está le permite colocar las manos correctamente en las teclas. Pero cuando tienes cuatro años y estás sentado frente a 88 teclas, encontrar la C media no es una tarea fácil. Afortunadamente, en el piano de Robbie, esta tecla estaba astillada, lo que facilita su localización.
En su mayor parte, Michelle era una estudiante entusiasta y progresó rápidamente, un poco demasiado rápido, en lo que a Robbie se refería. Al poco tiempo, Michelle intentó pasar a canciones más avanzadas en el libro de jugadas. Lejos de impresionar a Robbie, esto la enfureció e insistió en que Michelle hiciera lo que le decían y avanzara un paso a la vez.
Luego vino el primer gran recital de Michelle. Una vez al año, Robbie presentaba a sus estudiantes a una audiencia en el salón de música de la Universidad Roosevelt. Michelle se recogió el pelo en coletas y lució un lindo vestido. Ella estaba lista para brillar. Pero luego, cuando se sentó al piano, se quedó paralizada. No había ninguna llave astillada. ¿Dónde estaba la C central?
Fue entonces cuando Robbie vino al rescate. Caminó tranquilamente al escenario, se estiró por encima del hombro como un ángel de la guarda y señaló. Michelle ahora podría comenzar su recital.
Cuál fue el aprendizaje esencial en la vida de Michelle Obama
Michelle creció rodeada de personas que se esforzaban. Esforzándose por aprovechar al máximo lo que tenían y esforzándose por brindarles a sus hijos mejores oportunidades que aquellas con las que crecieron. Incluso cuando era estudiante de primaria, Michelle se esforzó por tener un buen desempeño en la escuela. Sin embargo, dadas sus circunstancias, no siempre fue fácil brillar.
Por ejemplo, cuando Michelle comenzó el segundo grado, estaba atrapada en una clase llena de niños caóticos, con un maestro indefenso incapaz de controlar las cosas. Afortunadamente, cuando Michelle le explicó lo mucho que odiaba esta clase, su mamá escuchó y pronto la examinó y pasó a una clase de tercer grado con otros niños de alto rendimiento a quienes les gustaba aprender.
Michelle todavía se pregunta cómo habría sido su vida si su madre no hubiera intervenido. Porque continuó con un buen desempeño académico, y finalmente ganó un lugar en la escuela secundaria Whitney M. Young, una escuela con igualdad de oportunidades con maestros progresistas que atrajo a niños de alto rendimiento de toda la ciudad.
Pero ahora que se había encontrado una escuela que era un buen ajuste, que tenía que aprender a encajar en . Por primera vez, Michelle conoció a niños del lado norte más rico de Chicago, niños que tenían pasaportes y tomaban vacaciones que involucraban esquiar. Niños que usaban carteras de diseñador y vivían en apartamentos de gran altura.
Sin embargo, Michelle formó un vínculo con un compañero de estudios. Santita Jackson era la hija de Jesse Jackson, el famoso líder político, y Michelle fue bienvenida a la emocionante y colorida casa de Jackson. Un día de calor abrasador, incluso marchó en el desfile del día de Bud Billiken con Sanita y otros seguidores de Jesse Jackson.
Esto marcó la primera introducción de Michelle a cómo era la vida en política. Y a decir verdad, no era atractivo. La casa de los Jackson era caótica, con personal corriendo en todas direcciones y muy poca calma o estabilidad. Como una chica educada a la que le gustaba la sensación de control, ya podía decir que no era lo suyo.
Michelle comenzó a ganar confianza intelectual en la escuela secundaria. Aprendió que cuanto más trabajaba, más cerca estaba de llegar a la cima de su clase. Y para cuando llegó al último año, había sido elegida tesorera de la clase, estaba en la Sociedad Nacional de Honor y estaba en camino de estar entre el 10 por ciento superior de su clase. En este punto, se sintió lo suficientemente segura como para poner su mirada en Princeton.
Su consejero vocacional no estaba tan seguro de este plan. Ella dijo que Michelle podría no ser «material de Princeton». Pero Michelle ahora tenía la confianza suficiente para saber que su consejero estaba equivocado. Michelle aplicó. Ella continuó esforzándose. Y, al final, fue aceptada.
En quién se inspiró Michelle Obama
Michelle se sintió atraída por Princeton, en parte, porque su hermano, Craig, ya estaba inscrito allí y rápidamente se había convertido en una estrella en el equipo de baloncesto, para el deleite de su padre. Así que Michelle no estaba completamente sola cuando pisó por primera vez el prístino campus de Nueva Jersey de la universidad. Pero eso no significa que el campus se sienta como un segundo hogar. Lejos de eso, de hecho.
En su primer día en Princeton, Michelle dejó sus pertenencias en su dormitorio y miró por la ventana para ver una ola de estudiantes, en su mayoría blancos, en su mayoría hombres, cargando sus pertenencias por el campus. Este era un nuevo sentimiento para Michelle, estar en algún lugar donde ella era una de las únicas personas que no eran blancas. De hecho, la clase de primer año de Michelle tenía menos del 9 por ciento de afroamericanos. En sus palabras, era como ser una semilla de amapola en un cuenco de arroz.
Pero a pesar de cierta incomodidad inicial, encontró una comunidad de apoyo en la organización del campus conocida como Third World Center (TWC). Y cuando comenzó a trabajar como asistente de la mujer que dirigía la TWC, Michelle también obtuvo un mentor inspirador.
Czerny Brasuell, la nueva jefa de Michelle, era una joven negra audaz y hermosa que siempre estaba en movimiento. A menudo vista corriendo de una reunión a otra, con una pila de papeles bajo el brazo y un cigarrillo colgando de sus labios, Czerny era excitante, infatigable, una fuerza de la naturaleza. Y lo hizo todo siendo madre soltera.
Czerny fue particularmente impresionante durante un viaje a la ciudad de Nueva York. Michelle nunca había estado en la Gran Manzana y eso la llenó de asombro y preocupación. Los cuernos sonaron. La gente gritaba. Todo se movía a un ritmo acelerado y frenético. Pero Czerny no solo no se inmutó por toda esta locura bulliciosa; parecía recargada por su energía. Pasó el coche alrededor de taxis y peatones imprudentes, aparcó en doble fila, entró y salió corriendo de las tiendas, e hizo que todo pareciera que no era gran cosa.
En un momento, cuando el estacionamiento en doble fila no era una opción, Czerny hizo que Michelle tomara el volante, diciéndole que condujera alrededor de la cuadra un par de veces para poder hacer un mandado. Michelle se sorprendió un poco al principio. Pero luego vio la expresión en el rostro de Czerny y saltó al asiento del conductor. La expresión que le dio Czerny decía: «Supéralo y vive un poco».
Michelle se especializó en sociología en Princeton y planeaba postularse para la Facultad de Derecho de Harvard. Pero aprendió mucho sobre la vida de Czerny. Michelle sabía que, algún día, quería ser una madre trabajadora, y Czerny era el ejemplo perfecto de cómo se podía hacer con gracia y estilo.
La fecha más importante en la vida de Michelle Obama
Después de terminar la Facultad de Derecho de Harvard en 1988, Michelle regresó a Chicago para unirse a Sidley & Austin, una prestigiosa firma de abogados. Parte del trabajo de Michelle era asesorar a estudiantes de derecho prometedores y posiblemente establecerlos para que se unieran a la firma cuando se graduaran. Fue en este contexto que Michelle conoció a un joven pez gordo llamado Barack Obama.
Antes de conocerlo, Michelle había escuchado a la gente hablar sobre este sorprendente joven, pero Michelle se mostró escéptica. Los profesores de Harvard lo llamaban el estudiante más talentoso con el que habían trabajado. Sin embargo, en la experiencia de Michelle, los profesores blancos a menudo se volvían locos por cualquier hombre negro medio inteligente con un buen traje. Además, tuvo el descaro de llegar tarde a su primera cita. Y lo peor de todo, ¡era fumador!
Una vez que Barack finalmente llegó, se hizo evidente de inmediato que él era realmente diferente. Se había tomado un par de años antes de asistir a Harvard Law, por lo que era unos años mayor que ella. Irradiaba confianza y autosuficiencia. Tanto es así que todos en la firma estaban ansiosos por conocer su opinión sobre cualquier cosa en la que estuvieran trabajando.
Y, sin embargo, él y Michelle tenían ideas afines y rápidamente se desarrolló una relación fácil entre ellos. Estaba familiarizado con los vecindarios del lado sur de Chicago, ya que había trabajado allí como organizador comunitario. Y ciertamente era guapo. Aún así, Michelle no pensó de inmediato que fueran una pareja romántica. Pero las semanas pasaron y sus reuniones transcurrieron sin problemas y, finalmente, ella aceptó su oferta: trataría de ignorar su hábito de fumar y salir con él.
En la primera cita estuvo un poco cautelosa. Después de todo, había estado en un camino muy rígido durante la mayor parte de su vida, persiguiendo un objetivo profesional tras otro. Sólo recientemente Michelle había comenzado a darse cuenta de que nunca se había detenido a preguntarse si esta era la vida que realmente quería. Para Michelle, que se sentía cada vez más insegura sobre el camino que había tomado, la naturaleza confiada y tranquila de Barack casi parecía una amenaza. Pero gradualmente sus defensas comenzaron a desvanecerse.
Barack tenía una forma de pensar diferente a la de las personas con las que estaba acostumbrada. No era solo que fuera cerebral y le gustara leer sobre vivienda urbana en su tiempo libre. Tampoco le importaba el dinero. Su deseo de marcar la diferencia superó con creces su interés en la riqueza. Y así, por primera vez, Michelle comenzó a pensar detenidamente sobre el tipo de carrera que realmente quería.
Finalmente, después de asistir a una barbacoa en la casa de un colega, donde había visto a Barack jugar un partido de baloncesto, Michelle pudo sentir que disminuía la velocidad para igualar su ritmo. Barack tiene lo que podríamos llamar cierta casualidad hawaiana. Más tarde ese día, después de tomar un helado, se besaron por primera vez. Y así, todas las dudas sobre su futuro esposo parecieron desvanecerse.
Qué perdió Michelle Obama
Lo que debería haber sido un momento emocionante de un nuevo amor fue principalmente un momento de frustración, ya que Barack tuvo que terminar sus estudios en Harvard. Para su crédito, la escuela lo convirtió en el primer editor negro de la prestigiosa revista de la escuela, Harvard Law Review .
Y mientras la nueva pareja intentaba sacar lo mejor de una relación a distancia, Michelle recibió noticias inquietantes. Su padre estaba en el hospital.
Michelle sabía que había estado luchando contra la esclerosis múltiple, pero ahora el dolor de simplemente ponerse de pie se había vuelto demasiado. Durante un par de semanas, Michelle visitó el hospital solo para ver que la condición de su padre empeoraba. Esta figura fuerte e inquebrantable en su vida tenía solo 55 años, pero de repente se veía tan frágil.
A pesar de que no podía hablar, sus ojos y la forma en que besaba repetidamente el dorso de la mano de Michelle, decían todo lo necesario. Él le estaba dando su amor y se despidió de ella.
No es fácil seguir adelante después de la muerte de un ser querido, pero en 1991, las cosas dieron un giro positivo. Barack había regresado a Chicago y los dos finalmente pudieron disfrutar de la alegría de vivir juntos. Aunque recibió muchas ofertas de trabajo, Barack permaneció tan atento y considerado como siempre. Siempre estuvo más interesado en ayudar a un amigo a organizar un taller comunitario que en dar un trabajo bien pagado en un bufete de abogados.
Mientras tanto, Michelle estaba considerando un gran cambio en su propia carrera. Ahora estaba muy claro que lo que realmente quería hacer era ayudar a las personas, cara a cara, no analizar los contratos corporativos. Afortunadamente, 1991 fue el año en que conoció a otra figura influyente en su vida: Valerie Jarrett.
Como Michelle, Valerie era una abogada que dejó un trabajo bien remunerado para cumplir su deseo de ayudar a la gente. Los dos se unieron rápidamente y Valerie ayudó a Michelle a conseguir un trabajo como asistente del alcalde de Chicago, Richard Daley Jr. Pero este fue solo el comienzo de una relación de por vida, con Valerie continuando siendo una valiosa amiga y asesora de la familia.
Hablando de familia: en octubre de 1992, Michelle y Barack se casaron, aunque había poco tiempo para una luna de miel. ¡Ese noviembre fue un año electoral importante y Barack se alistó en el Proyecto VOTO! iniciativa, que fue diseñada para ayudar a las personas de las comunidades negras a registrarse para votar. Barack trabajó incansablemente, consiguiendo inscribir a 7.000 personas en una sola semana.
Luego, en 1993, después de un par de años trabajando en el Ayuntamiento, Michelle encontró un nuevo trabajo como directora ejecutiva de una organización sin fines de lucro llamada Public Allies, que buscaba conectar a jóvenes prometedores con mentores que trabajaban en el sector público. Como Michelle sabía de primera mano cómo conocer a la persona adecuada podía tener consecuencias que cambiarían su vida, se sintió apasionada por el propósito de la organización y encontró el trabajo profundamente significativo.
Cuál fue la clave del ascenso de los Obama
Una sudorosa noche de verano, al comienzo de su relación, Michelle acompañó a Barack al sótano de una iglesia en Roseland, un vecindario en el sur de Chicago. La gente había estado luchando por reconstruir su comunidad después del cierre de las fábricas. Barack quería ayudar. Pero en este sótano estrecho e iluminado con fluorescentes, un grupo de mujeres en su mayoría mayores se mostraba muy escéptico con respecto a este joven negro bien vestido. ¿Qué podría hacer él para ayudar?
Michelle se maravilló cuando Barack lentamente se ganó al grupo. Habló sobre el poder del compromiso político. ¿Vas a rendirte o luchar por un mundo mejor? Les imploró que votaran y presionasen a sus representantes locales. Al final, las mujeres gritaban «¡Amén!»
Fue en este día que Michelle se dio cuenta de lo persuasivo e inspirador que podía ser su esposo. Pero aunque este talento abrió muchas puertas, a veces también pondría a prueba su matrimonio.
Después del Proyecto VOTE! campaña, la revista Chicago también había notado el talento de Barack. El artículo llegó a sugerir que este joven debería postularse para un cargo. Pero Barack se encogió de hombros. En ese momento, estaba más concentrado en terminar su primer libro, una memoria sobre sus primeras experiencias en la vida. Era una historia importante para él, pero también tenía otra motivación: si no la terminaba pronto, ¡tendría que devolver el anticipo del editor de $ 40,000!
Al final, terminó en la fecha límite, y Sueños de mi padre se publicó en 1995, el mismo año en que se le acercó formalmente a Barack para que entrara en política.
Michelle se mostró muy escéptica sobre la idea por varias razones. En primer lugar, no le gustaba mucho lo que sabía o leía sobre los políticos y el proceso político. La mayoría de los políticos parecían consumidos por el interés propio y pocos de ellos eran lo que describirías como una fuerza productiva del bien. Además, sus experiencias en la casa de los Jackson le demostraron que los políticos tienden a estar ausentes de casa la mayor parte del tiempo. En su opinión, era más probable que Barack hiciera una diferencia como director de una organización sin fines de lucro que como político en una oficina sofocante.
Sin embargo, tenían una gran oportunidad por delante. Se estaba abriendo un escaño en el Senado del Estado de Illinois, uno que representaba a Hyde Park, el distrito en el que vivían.
Michelle advirtió a Barack que terminaría frustrado, que no importaba cuánto esfuerzo pusiera en ello, nada cambiaría. Barack se encogió de hombros. «Quizás», dijo. “Pero tal vez pueda hacer algo bueno. ¿Quién sabe?»
Fue difícil discutir con eso. Finalmente, Michelle dio su aprobación. Era escéptica y le preocupaba que se comieran vivo a su sincero e idealista esposo. Pero ella no estaba dispuesta a interponerse en el camino de una buena persona que quisiera marcar la diferencia.
El lado oscuro de la política según Michelle Obama
Si hay una diferencia aparente entre Michelle y Barack, es la forma en que manejan las confrontaciones y los ataques personales: Barack tiene la asombrosa habilidad de lidiar con los golpes, mientras que a Michelle le resulta difícil ignorar el comentario hiriente de alguien. En su vida juntos hasta ahora, esta diferencia no había sido un gran problema. Pero cuando entras en política, básicamente estás abriendo la puerta a ataques personales y acusaciones infundadas, y esto puede ser algo difícil de acostumbrar, especialmente si eres alguien como Michelle.
Uno de los primeros incidentes que realmente afectó a Michelle se produjo a fines de 1999, cuando Barack estaba en medio de una campaña de primarias por un escaño en la Cámara de Representantes. Sus oponentes eran los demócratas Bobby Rush y Donne Trotter.
Las cosas se intensificaron rápidamente durante las vacaciones, cuando el Senado de Illinois anunció repentinamente una votación de emergencia sobre un proyecto de ley de control de armas muy debatido. En ese momento, Barack y Michelle estaban en Hawái visitando a familiares, y su hija recién nacida, Malia, había contraído una infección de oído. El primer embarazo de Michelle había sido difícil y la pareja decidió usar la fertilización in vitro, por lo que la enfermedad de Malia fue especialmente preocupante. Como Malia no podía volar en su condición, Barack se quedó a su lado en Hawai, en lugar de regresar a casa. Había luchado mucho por este proyecto de ley y ahora no lo votaría. Fue una decisión difícil, aunque no tenía ninguna duda de que poner a la familia en primer lugar era la elección correcta.
Sin embargo, rápidamente siguió una avalancha de ataques contra el personaje de Barack. Un editorial de un periódico local calificó a cualquiera que no asistiera a la votación como «oveja sin agallas». Pero los principales oponentes de Barack se volvieron mucho más personales en sus ataques. Bobby Rush cuestionó el profesionalismo de Barack y lo llamó un «tonto educado». Donne Trotter lo acusó de «usar a su hijo como excusa para no ir a trabajar», y agregó que era «un hombre blanco con la cara negra».
Se podría decir que la decisión de Barack estaba destinada a ser utilizada como munición política, pero Michelle estaba profundamente herida. Los ataques fueron tan venenosos y tan falsos.
Mientras Barack terminó perdiendo las primarias, continuó sirviendo en el senado estatal. Pero lo más importante, en junio de 2001, llegó la segunda niña de la familia: Natasha Marian Obama. Más comúnmente conocido como Sasha.
En qué ha cambiado Michelle Obama en todos estos años
La opinión de Michelle sobre la política no mejoró exactamente con el paso del tiempo. En su papel de senador estatal, Barack estuvo mucho ausente. Simplemente encontrar el tiempo para disfrutar juntos de una cena familiar fue un placer excepcional. De hecho, la ausencia de Barack se convirtió en un problema tal que finalmente ingresaron en terapia de pareja. Así que cuando se planteó la idea de postularse para el Senado de los Estados Unidos, Michelle no estaba emocionada.
Lo que Michelle no le dijo en ese momento fue que realmente dudaba que él ganara. Después de todo, había perdido una primaria del Congreso no mucho antes. Así que Michelle dio su aprobación, pero le hizo prometer que, si perdía, dejaría la política y buscaría otra manera de hacer una diferencia en el mundo. ¡Por suerte, esta vez su oponente republicano se retiró de la carrera!
Como senador de Estados Unidos, Barack estaba aún más ocupado y la falta de tiempo en familia era un problema real. Con frecuencia llamaba para decir: «De camino» o «Casi a casa», y Michelle tuvo que aprender a interpretar estas palabras. Lo que realmente querían decir era que probablemente terminaría en una conversación de una hora con un colega antes incluso de subir al auto para emprender el camino a casa.
Pero luego vino la Convención Nacional Demócrata de 2004. El candidato presidencial John Kerry le pidió a Barack que pronunciara un discurso de apertura, lo que fue una medida sorprendentemente arriesgada dado que era prácticamente desconocido para la mayoría de los estadounidenses fuera de Illinois, y un novato en lo que respecta al uso de teleprompters o estar en la televisión en horario estelar. Decir que 2004 fue un año de suerte para Barack sería quedarse corto. De hecho, parecía que había un destino cósmico en juego.
La verdad es que Barack se había estado preparando para el discurso del DNC durante la mayor parte de su vida, y es por eso que ese discurso fue tan poderoso. Sí, lo había memorizado, pero también hablaba con el corazón. No fue un discurso tan sorprendente para Michelle, ya que sabía lo maravilloso que era su esposo. Pero ahora el resto de la nación lo sabía y se convirtió en una sensación de la noche a la mañana.
Como dijo el comentarista de NBC Chris Matthews después de escuchar el discurso: «Acabo de ver al primer presidente negro».
Y, por supuesto, Barack terminó postulándose para presidente en las próximas elecciones. Cuando anunció su candidatura, Michelle se sorprendió al ver que 15.000 personas asistían al evento, a pesar de que era un día muy frío en Illinois. ¡Era como si su familia se hubiera convertido de repente en una banda de rock!
En este momento, Michelle cambió de opinión sobre la política. Comprendió que esta gente contaba con ellos. Comenzó a tener un sentido de compromiso y responsabilidad; tenía que presentarse a los estadounidenses que consideraban a su marido como un faro de esperanza. Ahora ella tendría que desempeñar un papel importante al compartir su mensaje y contar su historia.
Cómo era la vida de los Obama
Todo cambió durante la campaña presidencial de 2008. El marido que una vez conoció se convirtió en un borrón, un hombre en constante movimiento que necesitaba estar en todas partes a la vez. Y luego estaban las amenazas, lo que significaba que Barack recibió un detalle de seguridad del servicio secreto antes que cualquier otro candidato en la historia.
Michelle entendió las razones de la mayor seguridad, pero también le preocupaba cómo esta vida inusual en la campaña podría afectar a sus hijos. Entonces, con la nación siguiendo cada uno de sus movimientos, Michelle trató de mantener las cosas lo más normales posible.
El 4 de julio de 2008, estaban haciendo campaña en Montana cuando hicieron todo lo posible para darle a Malia una pequeña celebración de cumpleaños durante un picnic. Allí estaba ella, sentada frente a una hamburguesa con queso en un plato, rodeada por un grupo de extraños que cantaban su «Feliz cumpleaños», mientras agentes del servicio secreto rondaban cerca. ¿Realmente iba a recordar este cumpleaños como uno feliz?
Pero la verdad es que las chicas lo manejaron todo con tal aplomo que hizo que la campaña fuera aún más agradable. Les gustaba jugar a las cartas con el personal de la campaña y buscar heladerías cuando llegaban a una nueva ciudad. Los agentes del servicio secreto generalmente se convertían en amigos adultos. Y, sobre todo, realmente no les importaba toda la atención que recibía su padre.
Por supuesto, las cosas dieron otro giro una vez que Barack ganó las elecciones. Rápidamente se hizo evidente que la vida en la Casa Blanca significaba entrar en un extraño universo alternativo. En esta realidad, incluso las cosas más simples, como salir por la puerta principal o comprar una tarjeta de cumpleaños, podrían requerir un esfuerzo de equipo coordinado que involucre numerosos protocolos de seguridad.
Una cosa era que Michelle y Barack perdieran algo de privacidad y autonomía, pero estaba decidida a mantener las cosas lo más normales posible para sus hijos.
Una de las primeras cosas que hizo Michelle fue asegurarse de que Sasha y Malia entendieran que, a pesar de su austera grandeza, la Casa Blanca era su hogar. Estaba bien para ellos jugar en los pasillos y rebuscar en la despensa en busca de bocadillos. En particular, Michelle dio prioridad a encontrar un sistema confiable para permitir que las niñas inviten a sus amigos a visitarlas.
Todas las reglas y restricciones de la Casa Blanca no facilitan la crianza de los hijos. Pero desde el principio, Michelle vio algo que la hizo respirar un poco mejor. Un día de invierno, miró por la ventana y notó que Sasha y Malia habían tomado prestada una bandeja grande de la cocina y la estaban usando para deslizarse por una pendiente cubierta de nieve en el jardín sur. La hizo pensar, tal vez esta experiencia no sea tan mala para ellos después de todo.
Qué tipo de primera dama fue Michelle Obama
Hubo algunos aspectos positivos de la vida en la Casa Blanca. Un beneficio inmediato fue que Barack ya no tuvo que hacer largos desplazamientos diarios. ¡La Oficina Oval estaba literalmente abajo de donde vivían! Curiosamente, como presidente, Barack estuvo presente en muchas más cenas de las que nunca estuvo como senador.
Pero ahora Michelle se enfrentó a un desafío nuevo y único: ser la Primera Dama. Desafortunadamente, el trabajo no viene con un libro de jugadas. Sin embargo, Michelle estaba muy consciente de que el mundo estaría mirando. Y dado que Michelle no solo fue Primera Dama sino la Primera Primera Dama Afroamericana, el mundo seguramente la observará más de cerca y solo esperará un paso en falso.
Como ex Primera Dama, Hillary Clinton le dio una advertencia justa sobre posibles peligros. Una es involucrarse demasiado en la agenda de la administración. Hillary fue muy criticada por querer utilizar su experiencia como abogada para ayudar a establecer políticas sobre la atención médica y otros temas. En su experiencia, el público creía que la Primera Dama no debería actuar como un funcionario electo. Así que Michelle tuvo cuidado de iniciar iniciativas que pudieran complementar las políticas de la administración al mismo tiempo que fueran sus propios esfuerzos separados.
Uno de sus primeros esfuerzos fue Let’s Move! iniciativa, creada para abordar la obesidad infantil, una condición grave que se ha triplicado en los últimos 30 años, lo que lleva a que uno de cada tres niños estadounidenses sea obeso o tenga sobrepeso. En el corazón de este programa estaba la idea de Michelle de iniciar un jardín en la Casa Blanca. Esto no solo promovería el consumo de alimentos frescos y saludables, sino que también respaldaría sus esfuerzos para hacer que la Casa Blanca se sienta más como un hogar que como una fortaleza.
Después de algunas negociaciones, el proyecto del jardín recibió 1,100 pies cuadrados de tierra para trabajar, desde el jardín sur de la Casa Blanca. Una vez que llegó la primavera, Michelle y un grupo de estudiantes de quinto grado de la Escuela Primaria Bancroft local se pusieron a trabajar con palas y azadas para preparar la tierra para la siembra. Semanas después, se invitó a la prensa a presenciar la siembra de zanahorias, lechugas, cebollas, espinacas, brócoli, hinojo, berzas, guisantes, bayas y una variedad de hierbas.
La plantación del jardín recibió mucha cobertura en la prensa, lo que fue bueno para la iniciativa, pero también vino con algo de presión. Como sabe cualquier jardinero, plantar semillas no siempre conduce a que broten verduras. Michelle podía imaginarse fácilmente la mala prensa que vendría una vez que el jardín se negara a cooperar. Sin duda, su mandato como Primera Dama tendría un comienzo embarazoso.
Afortunadamente, las verduras hicieron su parte. Después de diez semanas, la primera cosecha rindió 90 libras de productos que inmediatamente se incorporaron a las comidas diarias en la Casa Blanca. Antes de salir de la Casa Blanca, el jardín producía una producción anual de 2,000 libras de alimentos.
Uno de los peores recuerdos de Michelle Obama
Cuando eres la Primera Dama de los Estados Unidos, tener una cita con tu esposo no es tan fácil. Sin embargo, durante el primer mandato, Michelle y Barack intentaron hacerse una noche para ellos. Se sentían como siglos desde que habían estado en una cita, y la idea de cenar y una obra de Broadway parecía demasiado asombrosa para dejarla pasar. Seguro, podría requerir una planificación seria, pero valdría la pena, ¿verdad?
Al final resultó que, no tanto. La caravana presidencial detuvo el tráfico de Nueva York y la gente tanto en el restaurante como en el teatro tuvo que pasar por controles de seguridad. No fue solo vergonzoso; abrió la puerta a un desfile de prensa negativa.
Mientras la familia se estaba acostumbrando a la vida en la Casa Blanca al comienzo del segundo mandato, a Michelle todavía le resultaba difícil lidiar con algunos de los medios que se cruzaban en su camino. En particular, estaba molesta con la forma en que los medios de comunicación estaban perpetuando rumores desagradables sobre su esposo. Afirmaron que había mentido sobre su lugar de nacimiento y de alguna manera falsificó su certificado de nacimiento, así como los recortes de periódicos hawaianos que anunciaban su nacimiento.
Además de ser hirientes, estas acusaciones parecían envalentonar a personas peligrosas, personas que hicieron amenazas violentas contra Barack. Tales rumores habían existido desde 2008, pero cuando reaparecieron en el invierno de 2011, un hombre armado abrió fuego en el piso residencial de la Casa Blanca con un rifle semiautomático.
Pasaron meses antes de que se pudieran hacer las reparaciones, y durante ese tiempo quedó una abolladura considerable en la ventana a prueba de balas en la sala de lectura de Michelle. Esa fea marca de bala sirvió como un claro recordatorio de por qué había tantos protocolos y procedimientos de seguridad.
Un año después, Michelle decidió hacer de la violencia armada otra de sus iniciativas. Hadiya Pendleton era una niña de 15 años que asistió al evento de inauguración de enero de 2013. Solo unos días después, se convirtió en la trigésimo sexta persona ese mes en ser asesinada por la violencia con armas de fuego en Chicago.
Después de asistir al funeral de Hadiya, Michelle hizo que su jefe de personal se coordinara con el alcalde de Chicago, Raham Emanuel, para ayudar a los niños en riesgo en la ciudad. Michelle se reunió con líderes comunitarios y mediante una colaboración de esfuerzos pudieron recaudar $ 33 millones de dólares para programas juveniles en la ciudad.
Michelle también invitó a estudiantes de Harper High School, ubicada en el lado sur de Chicago, a visitar la Casa Blanca y recorrer la Universidad de Howard. Recibir un abrazo de la Primera Dama no va a resolver los problemas de nadie. Pero quería asegurarles a estos niños que ser del South Side no significa que su futuro ya esté escrito.
Nunca fue fácil criar niños en un ambiente tan extraño o ejercer su propia voz dentro de la agenda de Barack. Pero mirando hacia atrás, Michelle está orgullosa de lo que pudo lograr. Al principio, todavía tenía esa voz molesta que se preguntaba si realmente era lo suficientemente buena. Pero una vez más, pudo ganar la confianza para decir: «Sí, lo soy».
Sin embargo, a Michelle todavía le disgusta la política y no tiene ganas de postularse para ningún cargo.
La luz que llevamos (2022) Superación en tiempos inciertos
En The Light We Carry, la exprimera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, aborda cuestiones complejas sobre la comunidad, la identidad y las relaciones con la calidez y la honestidad de marca registrada. Obama cree que todos llevamos una luz dentro de nosotros; en este libro, nos dice cómo hacer brillar esa luz para que ilumine el potencial de esperanza y curación, y los caminos hacia un mundo mejor.
El mensaje clave de este resumen de The Light we Carry es que, incluso en circunstancias globales abrumadoramente desafiantes, cada uno de nosotros puede ser una fuerza para la conexión y el cambio. Enfócate en nutrir la chispa dentro de ti, encendiendo la luz en los demás y sigue brillando tu luz a pesar de cualquier oscuridad.
Encuentra propósito y coraje a través de la sabiduría de Michelle Obama
¿Te sientes cada vez más aislado en una sociedad que se está alejando de la conexión en persona?
¿Se siente sacudido por la agitación, en su vida personal o en el escenario político?
¿Te sientes ansioso por la forma en que se dirige el mundo e incapaz de ayudar?
Si respondió afirmativamente a alguna de estas preguntas, no está solo. La ex primera dama Michelle Obama escucha a personas como usted todos los días. Las personas que la han escuchado hablar sobre el uso de su voz para señalar problemas sistémicos y aprendieron cómo se apoya en amistades profundas cuando se siente abrumada. Personas que se sintieron inspiradas por su famosa respuesta a las tácticas difamatorias de la campaña presidencial republicana en 2016: «¡Cuando ellos bajan, nosotros subimos!»
Pero también quieren saber… ¿cómo ? ¿Cómo usa su voz para abordar los problemas que más le importan? ¿Cómo , en una sociedad cada vez más dividida, forma y nutre las conexiones que pueden sostenerlo? ¿Cómo vas alto?
Tal vez eso es algo que también te has estado preguntando.
Obama no tiene exactamente las respuestas. Ella reconoce que vivimos en un mundo que puede dar miedo y estar fuera de control. Que negociamos todos los días con instituciones que pueden tratar de privarnos o silenciarnos. Que vivir con autenticidad, audacia y energía es difícil. muy duro
Pero ella tiene la firme creencia de que hay una luz dentro de todos nosotros: una luz de esperanza, alegría y empatía. Cuanto más brillante dejemos que brille nuestra luz, mejor podremos ver el potencial de una conexión más profunda, una mayor comprensión y un mundo más justo.
Ahora, Obama está lista para compartir las estrategias que usó para encender su luz, y cómo cree que tú también podrías encender la luz que llevas.
No tengas miedo de dejar que tu luz brille
Dentro de ti hay una luz, es una chispa completamente única para ti: tus talentos, tu determinación, tu curiosidad. ¿Qué te impide dejar que esa luz brille por completo? ¿Es miedo?
Todos experimentamos miedo. El mundo es legítimamente aterrador: las pandemias, los tiroteos y las crisis ecológicas son parte de nuestra realidad compartida. Además de eso, muchos medios de comunicación buscan explotar activamente su miedo, con noticias diseñadas para mantenerlo ansioso y asustado.
¿Cómo puedes superar ese miedo?
Bueno, con los años, Michelle Obama ha aprendido un secreto sobre el miedo. En la Casa Blanca, se codeó con íconos. Gente como Nelson Mandela y Maya Angelou. Personas que han superado desafíos increíbles y se han pronunciado de las formas más valientes que se puedan imaginar. Y aquí está la cosa: aunque estas personas parecen intrépidas, no lo son. Todos se asustan. Todos se ponen nerviosos.
Tus miedos no se van. Si quieres que tu luz brille, necesitas aprender a vivir cómodamente con ellos. No dejes que el miedo te detenga. Deja que te guíe.
Aquí hay una idea de cómo Obama ha aprendido a vivir con miedo:
Cuando tenía cuatro años, Obama participó en la obra navideña de su iglesia. Ella estaba emocionada. Hubo solo un problema. El día del ensayo general, había una tortuga animatrónica de aspecto espeluznante en el escenario. La aterrorizaba. Con lágrimas en los ojos, le dijo a su tía abuela Robbie, que dirigía la obra, que no subiría al escenario con la tortuga.
Robbie le dijo a Obama que la tortuga no se iría a ninguna parte. Obama podría subir al escenario con su hermoso vestido nuevo y girar para la audiencia. O podría sentarse en la audiencia con su madre y perderse su gran papel estelar. Mira, actuar para evitar el miedo nos hace sentir seguros, pero hay consecuencias. Sopesando esas consecuencias, Obama decidió que quería actuar más de lo que quería evitar a la tortuga aterradora. Así que eso es lo que ella hizo.
Cuando el miedo dicta nuestras decisiones, nos perdemos mucho. Elegimos la conformidad y la igualdad sobre los desafíos y las sorpresas. Siga tomando esas decisiones y podemos sentirnos amenazados por cualquiera que se vea o piense diferente a nosotros. Cuando sientas miedo, pregúntate: ¿estoy realmente asustado? ¿O solo estoy tratando de evitar explorar una nueva posibilidad?
Obama ya no le tiene miedo a las tortugas. Pero esos «momentos de tortuga» ciertamente no han desaparecido; de hecho, a veces aparecen cuando se siente más segura y feliz. En 2006, por ejemplo. Obama tenía una gran relación con su esposo, Barack, y dos hijas pequeñas a las que adoraba. Estaba satisfecha con su carrera y le encantaba vivir en Chicago. Entonces Barack le dijo que estaba pensando en postularse para presidente. Es más, solo se postularía si Michelle estuviera de acuerdo con esta decisión: ella tenía la última palabra.
Ante esta decisión, el monólogo interno de Obama se disparó. Una campaña presidencial traería consigo un intenso escrutinio de su familia, estrés y agitación. Una campaña exitosa significaría mudarse a Washington y una vida completamente nueva. Decir que no a la propuesta de Barack sería un alivio: significaría que las cosas seguirían igual, seguras y cómodas.
En los años transcurridos desde 2006, Obama se ha familiarizado cada vez mejor con ese monólogo interno. Ella lo llama su mente temerosa. Cuando comienza a hablar, ella le responde. Cuando le dice que no es lo suficientemente buena, ella le pregunta por qué no. Cuando le dice que no debe abordar un problema, le pregunta quién más lo hará sino yo. Ella trata de lidiar conscientemente con su mente temerosa, rompiendo todas sus suposiciones negativas.
En 2006, la mente temerosa de Obama estaba a toda marcha. Pero luego se preguntó: ¿De qué tengo miedo aquí? Todo se reducía a una palabra: cambio. No tenía idea de cómo serían sus vidas después de este cambio. Pero luego se recordó cuántas veces ella y Barack habían intentado algo nuevo y prosperado. De dejar a sus familias, a cambiar de carrera, a convertirse en padres. Rechazar un desafío solo porque se sentía nuevo y diferente simplemente no le sentaba bien. No se sorprenderá al saber que Obama dijo que sí: Barack debería postularse para presidente. Dos años más tarde, los Obama se convirtieron en la primera familia negra en vivir en la Casa Blanca.
Entonces, la próxima vez que escuches tu propia mente temerosa, escúchala. Escuche todas las formas en que lo alienta a evitar el cambio. Para permanecer en tu zona de confort. Para mantener tu mundo pequeño.
Luego pregúntele: ¿Por qué no intentamos hacer algo que haga que nuestro mundo sea más grande por una vez?
Haz brillar tu luz hacia tus amistades y tu comunidad
La primera toma de posesión de Barack Obama en 2009 fue un evento repleto de celebridades. Entre los asistentes y artistas se encontraban cuatro expresidentes y cinco exvicepresidentes, así como Oprah Winfrey, Stephen Spielberg, Muhammad Ali, Beyonce y el legendario activista de derechos civiles, el congresista John Lewis.
Pero las personas que Obama estaba más emocionada de ver entre la multitud podrían sorprenderte. Estaba emocionada de ver a Elizabeth, una amiga que había volado desde New Haven para estar allí. Verna, que conocía a Obama desde que ambos estaban juntos en la facultad de derecho. Y Kelly, que había capeado todas las tormentas del embarazo y la paternidad al lado de Obama.
Michelle Obama atribuye su éxito profesional y su felicidad personal no solo a su pareja, Barack, oa su familia, sino también a la increíblemente unida red de amigos que ha cultivado y mantenido a lo largo de su vida. Pase lo que pase, ya sea una tragedia familiar o un dilema sobre el código de vestimenta, Obama sabe que la amistad, la sabiduría y el apoyo están a solo una llamada de distancia. Ella atesora y confía en sus amigos, tal como ellos confían en ella.
Tal vez puedas relacionarte. Tal vez, sin embargo, escuchar acerca de las sólidas y enriquecedoras amistades de Obama te hace sentir un poco celoso o incluso triste. Si siente que está luchando para conectarse con otros, o que se está alejando de su comunidad, consuélese con el hecho de que no está solo. Cada vez más, su experiencia se está convirtiendo en la norma.
En 2014, Barack Obama nombró al Dr. Vivek Murthy para el cargo de cirujano general. Murthy comenzó con una gira nacional por los Estados Unidos, hablando con todos los que pudo sobre sus problemas de salud y bienestar. ¿El principal de ellos? Soledad. Afecta a personas de todos los ámbitos de la vida, sin embargo, en una sociedad que valora la autosuficiencia, existe un estigma en admitir que anhelas la amistad y la compañía de los demás. En los últimos años, las redes sociales, donde las actualizaciones perfectas cuidadosamente seleccionadas parecen diseñadas para hacerte sentir solo e inadecuado, y la pandemia de COVID-19 han exacerbado la epidemia de soledad. Y sí, es una epidemia: la soledad tiene implicaciones a largo plazo para la salud mental. La investigación ha demostrado que a alguien que experimenta soledad en realidad le resulta más difícil confiar y conectarse con los demás.
Pero la soledad y el aislamiento se pueden superar.
Hay una razón por la que Obama tiene una red de amigos tan sólida y conectada. Ella trabaja en la amistad, con el mismo enfoque y energía que trabaja en su carrera y su familia. La amistad es esoimportante para ella Y no le resulta fácil hacer nuevos amigos. ¿Te sientes cohibido o incómodo al preguntarle a alguien si le gustaría salir contigo, tal vez tomar un café en algún momento? Obama se solidariza. Siempre le ha resultado difícil cerrar la brecha entre ser conocidos y ser amigos, y más aún ahora que los nuevos amigos potenciales tienen que lidiar con su estilo de vida de alto perfil y su intimidante equipo de seguridad. Obama llama a este momento potencialmente incómodo el punto de ignición. Navegue ese punto con éxito y se abrirá a nuevas conexiones y relaciones. Si el punto de ignición se siente demasiado tenso para usted, puede ser útil cambiar la forma en que lo enmarca. Es fácil concentrarse en uno mismo en este momento: se siente vulnerable y tiene miedo al rechazo. Intenta centrarte en la persona con la que te gustaría conectarte. Es un acto de bondad y curiosidad decir, me gustaría conocerte más. Es una afirmación reconocer que ves la luz dentro de otra persona. Al comunicarte, les estás dando un regalo. No hay nada incómodo o vergonzoso en eso.
Una luz enciende otra. Cuando ves la luz en otra persona, ayudas a que brille más. Y lo mismo sucede cuando dejas que alguien vea la luz en ti.
No dejes que la oscuridad apague tu luz
En 2016, Barack Obama fue el presidente saliente de los Estados Unidos. En campaña para el cargo estaban la candidata demócrata Hilary Clinton y el candidato republicano Donald Trump. La campaña fue muy disputada. Trump, en su candidatura al cargo, a menudo apeló a los temores y ansiedades de la gente. Les dijo a los votantes que la nación estaba siendo inundada por inmigrantes ilegales, que las ciudades estadounidenses eran violentas y disfuncionales, que la economía estaba al borde del colapso y que solo él podía solucionar el problema.
En un mitin en apoyo de Clinton, Obama recuerda haber querido recordar a los votantes que podían optar por votar por esperanza, optimismo y principios en lugar de por miedo e interés propio. Compartió con la multitud una expresión que la familia Obama solía usar alrededor de la mesa, y que se convertiría en una de sus frases más memorables: «Cuando ellos bajan, nosotros subimos». Era un recordatorio para mantener la perspectiva, para ignorar los pequeños ataques, para comprometerse con objetivos más elevados. Ir alto, según Obama, significa trazar una línea y preguntarse: ¿de qué lado quiero estar aquí?
La frase resonó. Pero, como muchos lemas simples, si bien es fácil de recordar y repetir, puede ser mucho más difícil ponerlo en práctica. En los años transcurridos desde 2016, muchas personas han cuestionado a Obama acerca de ir alto. En este tiempo, ha habido una pandemia. Rusia ha invadido Ucrania. En los EE. UU., los funcionarios electos intentaron socavar el proceso democrático. Los negros son agredidos desproporcionadamente e incluso asesinados por la policía. Los derechos trans todavía se tratan como si estuvieran sujetos a debate. Al igual que los derechos de las personas homosexuales, las personas de color, las mujeres, la lista continúa. Después de todos estos nuevos ultrajes, y mientras todavía cargamos con todas estas viejas heridas, estas personas quieren saber: ¿Se supone que todavía debemos ir alto?
La respuesta de Obama es simple.
Sí.
Puede que no parezca que «ir alto» realmente haya funcionado. Pero ir alto es un proceso. Y no siempre traerá resultados inmediatos. Así es como la propia Obama practica ir alto.
Hace una pausa antes de reaccionar. Ir alto significa seguir tus mejores impulsos. Construir una pausa, incluso cuando te provocan, te da tiempo para ordenar tus emociones. Cuando te insultan o te amenazan, está bien sentir rabia, dolor y decepción. Es humano, es saludable . Pero recuerda, las emociones no son planes. La rabia no resolverá los problemas y el dolor no corregirá las injusticias. Haga una pausa para sentir sus sentimientos y luego determine, con claridad y calma, cómo quiere responder.
Obama hace una distinción entre responder y simplemente reaccionar . Ella siente que cada vez más de nosotros nos contentamos con reaccionar ante los problemas: hacer clic en «me gusta» o «compartir» en una publicación de las redes sociales no es lo mismo que hacer algo. Estar activo en línea y ser activista son dos cosas muy diferentes. ¿Cosas que pueden marcar la diferencia? Un voto hace la diferencia. Comprometerse con su comunidad hace la diferencia. Donar su tiempo y talento a las causas en las que cree marca la diferencia. Mostrar compasión y gratitud por quienes te rodean marca la diferencia. Y con cada una de estas acciones, tu luz brillará más.
Algunas personas tendrán que luchar más para llegar alto que otras. Como mujer negra, Obama lo sabe. Ir alto y hacer brillar su luz significa exponerse a amenazas, insultos e intolerancia. Si se encuentra en una posición similar, este es el consejo de Obama para usted: mantenga el veneno afuera y mantenga el poder dentro. Manténgase enfocado en lo que está haciendo y para quién lo está haciendo. Como primera dama, cada vez que el escrutinio de los medios y los estereotipos se hacían demasiado insoportables, Obama reorganizaba su agenda para visitar una escuela. Pasar tiempo con los niños siempre le recuerda que todos nacemos libres de odio y prejuicios: Obama se está volviendo loco por ellos. ¿Por quién vas alto?