Actualizado el miércoles, 27 diciembre, 2023
Es un insulto que tiene una base racista y xenófoba. Si vas a insultar, la expresión “Callo Malayo” puede parecer divertida. Pero no lo es. Te dejamos una selección de alternativas que también tienen orígenes y significados muy curiosos.
La gente suele usar la expresión callo malayo, cayo malayo, cardo malayo, feto malayo… pero sin saber exactamente su significado. Esta expresión ofensiva es muy común en uso como insulto pero es muy enigmática en cuanto a su origen. ¡Seguro que te sorprenderá!.
Partamos de lo básico: su significado, tal y como recoge la misma RAE es «persona muy fea«. Y su correcta escritura es «callo», haciendo referencia a:
- 5. m. coloq. Esp. Persona muy fea. (Las expresiones cardo malayo o feto malayo, no estarían recogidas por la RAE y serían versiones comunes pero erróneas que realiza la gente)
¿Cómo se traduce Callo Malayo? Ugly Bugly
En castellano: Callo malayo
En inglés: ugly bugly (too ugly)
No existe una traducción exacta para ‘cayo malayo’ en inglés, pero una muy parecida que podría usarse como su versión en lengua inglesa es ‘ugly bugly’. No es una traducción exacta en cuanto a significado de contexto (y ahora al estudiar su origen veremos el porqué), pero sí en cuanto a significado como insulto o expresión de desprecio.
¿Se escribe callo malayo o cayo malayo?
Como hemos visto, la forma correcta de escribir esta expresión coloquial española es «callo malayo». Hace referencia a una persona muy fea según los cánones de belleza tradicionales pero su significado oculto es más inquietante. La palabra «cayo» es de origen arahuaco y hace referencia a cada una de las islas rasas, arenosas, frecuentemente anegadizas y cubiertas en gran parte de mangle, muy comunes en el mar de las Antillas y en el golfo mexicano. Por tanto, no hay lugar a la duda, la forma de escribir correctamente este perverso insulto es «callo malayo».
De hecho, la palabra ‘callo’ (procedente del latín ‘callum’) se usa normalmente para nombrar el callo del pie, es decir, la piel engrosada que se forma en la parte de arriba o en un lado de un dedo del pie o de la mano. Sin embargo, estos son los principales significados que recoge la Real Academia Española:
callo: del lat. callum.
- m. Dureza que por presión, roce y a veces lesión se forma en tejidos animales o vegetales.
- m. Cada uno de los dos extremos de la herradura.
- m. Cada una de las chapas, a modo de herraduras, con que se refuerzan las pezuñas de las vacas o de los bueyes domésticos.
- m. Cicatriz que se forma en la reunión de los fragmentos de un hueso fracturado.
- m. coloq. Esp. Persona muy fea.
- m. pl. Pedazos del estómago de la vaca, ternera o carnero, que se comen guisados.
callo de hacha
- m. Méx. Músculo abductor comestible de varios moluscos marinos bivalvos.
al callo
- loc. adv. coloq. Chile. Directamente, sin rodeos.
criar callos
- loc. verb. coloq. Habituarse a los trabajos, al maltrato o a los vicios.
dar el callo
- loc. verb. coloq. Trabajar mucho.
hacer, o tener, callos
- locs. verbs. coloqs. criar callos.
no doler ni los callos a alguien
- loc. verb. coloq. Cuba. Gozar de muy buena salud.
pisar el callo a alguien
- loc. verb. coloq. Molestarle o fastidiarle.
Como vemos, la propia academia de la lengua recoge como expresión coloquial, usada especialmente en España, la palabra ‘callo’ para referirse a una persona muy fea. Sin embargo, ¿Por qué ‘callo malayo’? ¿Por qué añadir ‘malayo’ a una expresión que ya de por sí, indica la fealdad de una persona?
La expresión Callo Malayo: ¿de dónde surge?
Es una expresión tan compleja que incluso es complicado encontrar su origen en páginas como wikipedia o el wiktionary. Para descubrir de donde surge realmente esta expresión, partamos de nuevo de la base ortográfica de su significado:
malayo, ya
- adj. Dicho de una persona: De un pueblo que habita en la península de Malaca, de donde se le cree oriundo, en las islas de la Sonda y en otras áreas cercanas, y que se caracteriza por una piel muy morena, cabellos lisos, nariz aplastada y ojos grandes. U. t. c. s.
- adj. Perteneciente o relativo a los malayos.
- adj. malasio. Apl. a pers., u. t. c. s.
- adj. Perteneciente o relativo al malayo (‖ lengua). Léxico malayo.
- m. Lengua malayopolinesia que se habla principalmente en Malasia e Indonesia y que guarda gran parecido con el indonesio.
Los malayos (Orang Melayu, Jawi: أورڠ ملايو) son miembros de un grupo étnico austronesio que provienen de Borneo y se expandieron dentro de Sumatra y la península de Malaca. El pueblo malayo en la actualidad se encuentra distribuido en estados como Malasia, Indonesia, Brunéi, Singapur, sur de Tailandia y algunas partes de las Filipinas. Hoy, la etnia malaya constituye más de la mitad de la población de la Malasia Peninsular.
El término malayo tiende a confundirse con el término malasio, por lo que es necesario hacer una distinción y aclarar a qué se refiere cada uno de ellos.
Malasio o malasia es alguien que proviene del Estado de Malasia, por ende, es un ciudadano/a perteneciente a Malasia. En cambio, el término malayo tiene una connotación cultural, geográfico y demográfico. Malayo o malaya es una persona que se identifica con la etnia malaya, grupo que se caracteriza por habitar la península de Malaca y por utilizar un idioma malayo. Además, el aspecto físico de un/a malayo/a se destaca por tener la piel muy morena y por las particularidades de su rostro: ojos grandes y nariz achatada. De igual manera, se usa la palabra referirse a la lengua malaya.
Se pueden encontrar malasios no malayos que son habitantes de Malasia no pertenecientes al pueblo malayo, también malasios malayos los cuales son habitantes de Malasia que se identifican con el pueblo malayo y, por otro lado, malayos no malasios, que son aquellos que se identifican con el pueblo malaya pero no viven propiamente en Malasia.
El origen de una expresión que parte de la crueldad y la ignorancia
El posible origen de la expresión se encuentra en la ignorancia geográfica y étnica ya que se suele asociar esta expresión de fealdad a uno de los pueblos aborígenes más discriminado: el pueblo aborigen australiano.
La palabra «aborigen» significa «el primero» o «el primer conocido». Los italianos y los griegos fueron los primeros que utilizaron este término para describir a los nativos o a los viejos habitantes. Después de muchos estudios e investigaciones, se cree que Australia puede fácilmente ser el hogar de los primeros habitantes de nuestro planeta.
Los aborígenes llevaban en Australia aproximadamente 60.000 años cuando los primeros ingleses desembarcaron en 1770. De 300.000 a 750.000 aborígenes habitaban el continente, pero en 1911 (123 años después de los primeros asentamientos ingleses), solo quedaban 31.000 aborígenes.
Los ingleses declararon que Australia era terra nullius, es decir, sin habitantes humanos, y así justificaron el despojo de las tierras indígenas y el saqueo del continente. Arrebataron las tierras fértiles y arrojaron a los aborígenes a las zonas áridas del interior.
Los aborígenes de Australia son la civilización viva más antigua, pero ahora solo suponen el 3% de la población del país, con menos esperanza de vida y más paro.
La expectativa de vida es de unos 10 años menor que el resto de la población. La tasa de paro es más de cuatro veces mayor y la probabilidad de tener discapacidad severa es el doble.
Hay dos grupos principales de indígenas, los aborígenes (que ocupan la parte continental de Australia) y los isleños del estrecho de Torres. Hoy en día, existen más de 400 pueblos aborígenes australianos, cada uno con rasgos culturales diferenciados y una localización geográfica propia. Se les identifica por el nombre de su lengua indígena o por la palabra con la que ellos se autodenominan. Entre los principales tenemos:
- Koori (o Koorie) y Guringai en Nueva Gales del Sur y Victoria
- Murri en Queensland
- Noongar en el Sur de la Australia Occidental
- Yamatji en la Australia Occidental central
- Anangu en la parte norte de la Australia Meridional y en las partes vecinas de la Australia Occidental y del Territorio del Norte
- Palawah (o Pallawah) en Tasmania
Son la cultura viva más antigua del mundo y tienen una profunda conexión con su tierra, idioma y cultura. A pesar de enfrentar muchos desafíos a lo largo de los años, los aborígenes australianos han logrado mantener viva su cultura a través del canto y la danza, la narración de cuentos, el arte y la ceremonia. Hoy continúan luchando por el reconocimiento de sus derechos como indígenas australianos.
Si quieres saber sobre este maravilloso pueblo, este libro te ayudará
A fin de transmitir sus vivencias, Marlo Morgan editó por su cuenta y riesgo esta novela que, meses despues de ver la luz, se convirtió en un extraordinario best seller internacional.
Marlo Morgan no tenía edad ni talante de aventura, pero la realidad se le impuso con la fuerza y el poder que suelen trasmitirnos las experiencias extraordinarias. Así fue como vivió una odisea fascinante: un viaje a pie por el desierto australiano en compañía de una tribu de aborígenes cuyas leyes de convivencia nada tienen en común con las nuestras.
El aprendizaje fue duro, pues a lo largo de esa extraña peregrinación tuvo que desprenderse de sus antiguos hábitos y aprender distintas formas de comer, de caminar y de comunicarse para poder gozar, al fin, de una autentica comunión con la naturaleza y con esa parte de su cuerpo y su mente que ella misma desconocía. Nunca es demasiado tarde para volver a estrechar lazos con la naturaleza y vivir en armonía.
Las voces del desierto relata una estremecedora historia de una profunda transformación personal, un mensaje profundo de verdades sencillas y lecciones espirituales.
Por tanto, es un insulto que tiene una base racista y xenófoba basado en los cánones de belleza occidentales. Si vas a insultar, la expresión «Callo Malayo» puede parecer divertida. Pero no lo es. Te dejamos una selección de alternativas que también tienen orígenes y significados muy curiosos.
Los cánones de belleza que promueven la delgadez, la juventud y la apariencia occidental blanca son el resultado de una interacción compleja de factores culturales, históricos y sociales. Desde una perspectiva antropológica, podemos analizar este fenómeno de la siguiente manera:
- Influencia histórica y colonialismo: La promoción de la belleza occidental blanca tiene raíces en la historia colonial, donde las potencias coloniales impusieron sus estándares culturales y raciales en las poblaciones colonizadas. Se promovió la idea de que la raza blanca era superior, y esto influyó en la percepción de la belleza. La dominación cultural y la imposición de normas europeas contribuyeron a la devaluación de rasgos no blancos.
- Globalización y medios de comunicación: En la era de la globalización, los medios de comunicación, en su mayoría controlados por sociedades occidentales, han tenido un papel fundamental en la difusión de estos cánones de belleza. Las imágenes de modelos y celebridades blancas, delgadas y jóvenes se han convertido en estándares globales, afectando la percepción de la belleza en todo el mundo.
- Economía y consumo: La industria de la belleza y la moda se beneficia de la promoción de estos estándares, ya que esto fomenta la demanda de productos y servicios destinados a cumplir con estos ideales de belleza. La delgadez y la juventud son vistas como deseables en gran parte debido a la comercialización de productos que prometen lograr estos atributos.
- Sexismo y discriminación de género: Los cánones de belleza tradicionales también están relacionados con el sexismo, ya que a menudo se promueven características que se consideran sumisas o deseables para satisfacer las expectativas masculinas. Esto lleva a la objetificación del cuerpo de las mujeres y a la perpetuación de desigualdades de género.
- Discriminación y estigmatización social: La promoción de estos estándares de belleza contribuye a la discriminación de las personas que no se ajustan a ellos, lo que incluye a aquellos con rasgos aborígenes, piel oscura, obesidad o vejez. La sociedad tiende a marginar y estigmatizar a estas personas, lo que puede tener graves consecuencias en su bienestar y autoestima.
Desde una perspectiva antropológica, es importante reconocer que los cánones de belleza son construcciones sociales y culturales que cambian con el tiempo y varían según la sociedad y el contexto. La resistencia a estos estándares y la promoción de la diversidad corporal son importantes para fomentar una apreciación más inclusiva de la belleza en todas sus formas.
Callo malayo en otros idiomas
Ya os hemos indicado que la expresión inglesa que quizás más se asemeje a callo malayo es la de ugly bugly (too ugly). Pero no es siempre fácil traducir un insulto o expresión coloquial a otro idioma. Por tanto, vamos a terminar este artículo compartiendo algunas divertidas ilustraciones sobre la complejidad de traducir.
Como hemos visto, insultar es todo un arte que los hispanohablantes hemos heredado del latín (sólo hay que echar un vistazo a esta selección de insultos en latín para ver la riqueza del idioma). Para insultar usamos adjetivos pero también expresiones populares cuyo origen casi siempre desconocemos aunque su significado sea entendido por todos. Al menos, para todos los nativos de esa lengua porque si quieres tirar de google translate o una traducción literal para explicar qué estás diciendo, la cosa se complica.
Según nos cuentan en Yorokobu, eso que pasa a miles de extranjeros intentando entendernos fue lo que le ocurrió a la francesa Héloïse Guerrier. La filóloga hispánica aprendió español en la Universidad de la Sorbona de París. Allí estudió a los grandes poetas y literatos del castellano pero, al llegar a Madrid, empezó a encontrarse con expresiones que jamás había escuchado y que se utilizaban más que los lirismos que leyó en la facultad.
Guerrier conocía bien al Quijote pero nunca había oído hablar de la Bernarda ni de su coño. Tampoco entendía por qué los españoles se cagaban en la leche, por qué metían la polla en vinagre o por qué mandaban a que te follara un pez.
Para entender la complejidad con la que algunos ingleses, por ejemplo, se enfrentan a nuestras expresiones e insultos os dejamos una divertida muestra de qué les sucede cuando intentan traducirnos literalmente:
Como ves, «callo malayo» no es la única expresión difícil de traducir y cuyo origen es complicaddo de determinar, ¡Comparte este post para descubrirlo entre todos!