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“One Up On Wall Street” comparte consejos simples pero efectivos para lograr el éxito financiero

25/11/2021 by muhimu

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Mon­day, 14 March, 2022

One Up On Wall Street es la guía ama­teur para inver­tir con éxi­to en el mer­ca­do de valo­res. Des­de por qué los inver­so­res pro­fe­sio­na­les se que­dan cor­tos al ele­gir accio­nes, has­ta cómo iden­ti­fi­car gran­des pers­pec­ti­vas de inver­sión, One Up On Wall Street com­par­te con­se­jos sim­ples pero efec­ti­vos para lograr el éxi­to finan­cie­ro.  Aquí te resu­mi­mos sus prin­ci­pa­les con­se­jos pero des­de este enla­ce, pue­des acce­der gra­tis a los mejo­res libros sobre finan­zas.

¿Algu­na vez pen­só en incur­sio­nar en el mer­ca­do de valo­res, pero se detu­vo por­que no tie­ne las habi­li­da­des de un inver­sio­nis­ta o ana­lis­ta pro­fe­sio­nal? ¿Bien adi­vi­na que? No nece­si­tas ser un profesional. 

Pue­de encon­trar fácil­men­te opor­tu­ni­da­des de inver­sión que pue­den mul­ti­pli­car su dine­ro por diez o más, y ni siquie­ra tie­ne que ale­jar­se mucho de su hogar o tra­ba­jo. Todo comien­za pres­tan­do aten­ción y lue­go inves­ti­gan­do lo sufi­cien­te para aumen­tar sus posi­bi­li­da­des de una inver­sión exi­to­sa. Estos con­se­jos finan­cie­ros lo guia­rán a tra­vés de ese proceso.

Apren­de­rás

  • por qué los pro­fe­sio­na­les de Wall Street están en desventaja;
  • qué es un ten­bag­ger y dón­de pue­de encon­trar uno; y
  • cuan­do debe­rías apos­tar por los caba­llos de carreras.

Los inver­so­res pro­fe­sio­na­les no nece­sa­ria­men­te tie­nen la ven­ta­ja. Se cen­tran prin­ci­pal­men­te en las accio­nes que son apues­tas sóli­das, y esto sig­ni­fi­ca que pier­den la opor­tu­ni­dad de inver­tir en nue­vas empre­sas de rápi­do cre­ci­mien­to. Al pres­tar aten­ción a lo que está suce­dien­do en su indus­tria y lo que la gen­te está com­pran­do, pue­de iden­ti­fi­car estas empre­sas de rápi­do cre­ci­mien­to e inver­tir mien­tras las accio­nes son rela­ti­va­men­te bara­tas. Una vez que haya inver­ti­do, con­tro­le las ganan­cias de la empre­sa y con­tro­le cual­quier plan para impul­sar­las. Siem­pre que las pers­pec­ti­vas de la empre­sa se vean bien, debe abs­te­ner­se de ven­der sus accio­nes. Por últi­mo, resis­ta la ten­ta­ción de inver­tir en cor­tos y opcio­nes. Pue­den pare­cer ganan­cias rápi­das, pero, en reali­dad, pue­de per­der mucho dine­ro, ¡muy rápi­do! Si te encan­tan los libros de finan­zas y apues­tas de inver­sión inte­li­gen­te, tam­bién pue­des dis­fru­tar de los mejo­res audio­li­bros gra­tis a tra­vés de este enlace.

"One Up On Wall Street" comparte consejos simples pero efectivos para lograr el éxito financiero 1

__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

  • Tie­nes lo nece­sa­rio para ven­cer a los ana­lis­tas e inver­so­res profesionales
  • Pres­tar aten­ción a su entorno le ayu­da­rá a detec­tar opor­tu­ni­da­des de inversión
  • El nom­bre de una empre­sa, el esta­do de su indus­tria y el com­por­ta­mien­to interno le dirán si una acción es una bue­na inversión
  • El segui­mien­to de las ganan­cias de una empre­sa es fun­da­men­tal, tan­to antes como des­pués de rea­li­zar una inversión
  • Man­tén­ga­se ale­ja­do de las accio­nes e indus­trias popu­la­res y evi­te adqui­si­cio­nes arriesgadas
  • Apren­da todo lo que nece­si­ta saber sobre una empre­sa a tra­vés de su corre­dor y con­tac­tan­do a la empre­sa directamente
  • Cree una car­te­ra diver­sa y con­si­de­re el momen­to y las razo­nes al com­prar o ven­der acciones
  • Con opcio­nes y cor­tos, el ries­go es mucho mayor que la recompensa

Tienes lo necesario para vencer a los analistas e inversores profesionales

Ima­gí­ne­se esto: ha esta­do pen­san­do en inver­tir en accio­nes duran­te años, y lue­go final­men­te deci­de hacer­lo. Encuen­tra una empre­sa con poten­cial e invier­te par­te de su dine­ro extra. Enton­ces espe­ra. Y efec­ti­va­men­te, la empre­sa des­pe­ga y se con­vier­te en la cosa más popu­lar del mer­ca­do de valo­res. ¡Ter­mi­nas ganan­do diez veces lo que invertiste!

Sue­na genial, ¿no?

Bueno, pue­des tener tan­to éxi­to en el mer­ca­do de valo­res. Y, a pesar de lo que muchos pien­san, no es nece­sa­rio ser un pro­fe­sio­nal de Wall Street para hacer­lo. De hecho, ser un inver­sor afi­cio­na­do fun­cio­na a su favor.

Los exper­tos de Wall Street están res­trin­gi­dos en su for­ma de tra­ba­jar, y eso a menu­do les impi­de dar­se cuen­ta de los posi­bles gran­des gana­do­res e inver­tir en ellos. Una limi­ta­ción es que no pres­tan mucha aten­ción a una acción has­ta que demues­tra su ren­ta­bi­li­dad. Ven a las empre­sas esta­ble­ci­das como apues­tas segu­ras y no arries­ga­rán su repu­tación, o el dine­ro de sus clien­tes, por las incóg­ni­tas. Des­afor­tu­na­da­men­te, cuan­do una acción atrae la aten­ción de Wall Street, su perío­do de rápi­do cre­ci­mien­to gene­ral­men­te ha lle­ga­do a su fin. 

Los pro­fe­sio­na­les de la inver­sión deben seguir las reglas y regu­la­cio­nes. A algu­nos no se les per­mi­te inver­tir en deter­mi­na­das indus­trias, por ejem­plo, o en empre­sas que per­te­ne­cen a sindicatos. 

No tie­ne nin­gu­na de estas res­tric­cio­nes. Y eso sue­na genial. Pero no sig­ni­fi­ca que deba inver­tir de inme­dia­to. Antes de dar el sal­to, debe con­si­de­rar tres cosas que deter­mi­na­rán si está en con­di­cio­nes de invertir.

La pri­me­ra es si eres due­ño de una casa. Com­prar una casa es una inver­sión y no es tan dife­ren­te de inver­tir en accio­nes. Por ejem­plo, debe esta­ble­cer que la casa está en bue­nas con­di­cio­nes; en otras pala­bras, nece­si­ta hacer la inves­ti­ga­ción, tal como lo haría con las accio­nes. Lue­go, debe espe­rar unos años antes de ven­der la casa y obte­ner ganancias. 

A con­ti­nua­ción, con­si­de­re si tie­ne dine­ro que pue­da per­mi­tir­se per­der. No debe inver­tir el efec­ti­vo que nece­si­ta­rá en un futu­ro cer­cano, como el fon­do uni­ver­si­ta­rio de su hijo, por ejemplo.

Por últi­mo, debe deter­mi­nar si tie­ne las cua­li­da­des de un buen inver­sor. Estos inclu­yen pacien­cia, deci­sión y fle­xi­bi­li­dad, jun­to con dos habi­li­da­des cla­ve: las habi­li­da­des para hacer tu pro­pia inves­ti­ga­ción y el carác­ter para admi­tir cuan­do estás equivocado. 

Tam­bién debe poder igno­rar los ins­tin­tos vis­ce­ra­les o los sen­ti­mien­tos de páni­co, ya que estos pue­den lle­var a deci­sio­nes de inver­sión apresuradas. 

Prestar atención a su entorno le ayudará a detectar oportunidades de inversión

Aquí hay una pre­gun­ta: ¿Con qué fre­cuen­cia sur­gen gran­des opor­tu­ni­da­des de inver­sión? Si cree que la res­pues­ta es una vez en la vida, ¡pién­se­lo de nuevo! 

La mayo­ría de las per­so­nas encuen­tran gran­des pers­pec­ti­vas de inver­sión dos o tres veces al año. Y estas opor­tu­ni­da­des no se escon­den en la bol­sa de valo­res. Pue­de des­cu­brir accio­nes con el poten­cial de cre­cer diez veces su valor, lo que el autor lla­ma ten­bag­gers , en su hogar, don­de tra­ba­ja e inclu­so don­de com­pra. Solo tie­nes que mirar de cerca.

Cuan­do se tra­ta de detec­tar pers­pec­ti­vas de inver­sión, tie­ne dos ven­ta­jas. El pri­me­ro es el cono­ci­mien­to pro­fe­sio­nal y la per­cep­ción de la indus­tria en la que tra­ba­ja. Si está en la indus­tria quí­mi­ca, por ejem­plo, está en una bue­na posi­ción para notar una deman­da cre­cien­te de un pro­duc­to. Tam­bién sabrá qué empre­sas tie­nen los recur­sos para satis­fa­cer y sacar pro­ve­cho de esa demanda. 

Su segun­da ven­ta­ja es que es un con­su­mi­dor. Ve pro­duc­tos y empre­sas que entran en el mer­ca­do y se vuel­ven popu­la­res. Por ejem­plo, el autor invir­tió en Apple des­pués de com­prar una compu­tado­ra para sus hijos y notar las máqui­nas Apple en su edi­fi­cio de ofi­ci­nas. Si está aten­to a las empre­sas pro­me­te­do­ras, pue­de com­prar sus accio­nes con anti­ci­pa­ción y bene­fi­ciar­se de su crecimiento.

Sin embar­go, antes de inver­tir el dine­ro que tan­to le cos­tó ganar, debe ase­gu­rar­se de que el éxi­to que está pre­di­cien­do real­men­te ten­ga un impac­to en las ganan­cias de la empre­sa. Por ejem­plo, un pro­duc­to de gran éxi­to pro­pie­dad de una gran empre­sa no con­tri­bui­rá mucho al balan­ce gene­ral de la empre­sa. Pero una peque­ña empre­sa pue­de bene­fi­ciar­se increí­ble­men­te de un artícu­lo popular.

Una vez que haya con­fir­ma­do que una empre­sa obten­drá bue­nas ganan­cias, debe deter­mi­nar exac­ta­men­te qué espe­rar y cuán­do. ¿Cómo haces eso? Debe esta­ble­cer cuál de las siguien­tes seis cate­go­rías des­cri­be mejor su stock elegido. 

Aquí está la lis­ta: pri­me­ro, tie­nes los de cre­ci­mien­to len­to. Estas empre­sas cre­cen a una tasa del 2 al 4 por cien­to anual. Lue­go vie­nen los incon­di­cio­na­les . Son empre­sas mul­ti­mi­llo­na­rias que cre­cen entre un 10 y un 12 por cien­to anual.

Los de cre­ci­mien­to rápi­do pue­den aumen­tar entre un 20 y un 25 por cien­to anual­men­te, y es en esta cate­go­ría don­de encon­tra­rá la mayo­ría de los ten­bag­gers o empre­sas que pue­den mul­ti­pli­car por diez su valor.

Entre otras cate­go­rías están los cícli­cos , que expe­ri­men­tan perío­dos regu­la­res de cre­ci­mien­to y decli­ve; los cam­bios: están luchan­do, pero son capa­ces de recu­pe­rar­se rápi­da­men­te; y, final­men­te, jue­ga el acti­vo . Poseen acti­vos valio­sos, como bie­nes raí­ces, y eso pue­de gene­rar ganan­cias masivas.

El nombre de una empresa, el estado de su industria y el comportamiento interno le dirán si una acción es una buena inversión

Diga­mos que ha nota­do un pro­duc­to que le encan­ta a la gen­te. Des­pués de inves­ti­gar un poco, des­cu­bre la empre­sa que fabri­ca el pro­duc­to y se da cuen­ta de que tie­ne un poten­cial de cre­ci­mien­to rápi­do . Es posi­ble que esté ansio­so por inver­tir de inme­dia­to, pero hay más tra­ba­jo por hacer.

Apren­di­mos sobre las seis cate­go­rías que pue­den ayu­dar­lo a com­pren­der qué tipo de cre­ci­mien­to espe­rar de una acción. Pero si desea tener la mejor opor­tu­ni­dad de rea­li­zar una inver­sión ren­ta­ble, debe saber qué hace que un mer­ca­do de valo­res sea un ganador. 

Pri­me­ro, está el nom­bre. Esto pue­de pare­cer un deta­lle tri­vial, pero es una pis­ta muy útil cuan­do estás bus­can­do un ten­bag­ger. Las empre­sas con nom­bres sim­ples o inclu­so abu­rri­dos son bue­nas pers­pec­ti­vas por­que pue­den pasar des­aper­ci­bi­das para los ana­lis­tas de inver­sio­nes. Esto le per­mi­te com­prar accio­nes antes de que la popu­la­ri­dad aumen­te su valor. Lo mis­mo ocu­rre con las empre­sas invo­lu­cra­das en nego­cios abu­rri­dos, poco atrac­ti­vos o depri­men­tes, como las empre­sas de ges­tión de resi­duos y las funerarias.

Lo siguien­te que debe obser­var­se es la acti­vi­dad en la indus­tria. Una empre­sa con pocos o nin­gún com­pe­ti­dor pue­de cap­tu­rar fácil­men­te una gran par­te del mer­ca­do y maxi­mi­zar sus ganan­cias. E inclu­so si ya hay muchos acto­res en la indus­tria, algu­nas empre­sas aún pue­den lle­gar a domi­nar el mer­ca­do. ¿Cómo? Pro­du­cien­do cosas que nadie más pue­de. Bas­ta pen­sar en fran­qui­cias exclu­si­vas o empre­sas que fabri­can medi­ca­men­tos patentados.

Una indus­tria que es par­ti­cu­lar­men­te com­pe­ti­ti­va pero aún muy atrac­ti­va es la tec­no­lo­gía. Los pro­duc­tos y las bases de clien­tes de muchas empre­sas de tec­no­lo­gía son simi­la­res. Para iden­ti­fi­car una inver­sión tec­no­ló­gi­ca lucra­ti­va, bus­que una empre­sa que se bene­fi­cie del uso de la tec­no­lo­gía, no una que la fabri­que. Por ejem­plo, una cade­na de super­mer­ca­dos que ins­ta­la escá­ne­res auto­má­ti­cos redu­ce sus cos­tos y aumen­ta las ganan­cias. Es mejor inver­tir en el super­mer­ca­do, no en la empre­sa que fabri­ca sus escáneres. 

Enton­ces ha mira­do el nom­bre de la empre­sa; ha con­si­de­ra­do el pano­ra­ma de la indus­tria. ¿Ha lle­ga­do el momen­to de inver­tir? Bueno, en reali­dad no. Hay una cosa más que hacer, y es exa­mi­nar la pro­pia empresa. 

Si una empre­sa es una esci­sión de una empre­sa más gran­de, tie­ne gran­des posi­bi­li­da­des de éxi­to. Las empre­sas matri­ces no quie­ren la ver­güen­za de lan­zar una empre­sa que final­men­te fra­ca­sa, por lo que solo escin­den empre­sas con potencial. 

Tam­bién pue­de detec­tar una empre­sa que está bien pre­pa­ra­da para triun­far al obser­var quién está com­pran­do sus accio­nes. Si los com­pra­do­res son emplea­dos o, qui­zás, la pro­pia empre­sa, es una muy bue­na señal. Ambos esce­na­rios impli­can que los ini­cia­dos tie­nen con­fian­za en el desem­pe­ño futu­ro de la empresa.

El seguimiento de las ganancias de una empresa es fundamental, tanto antes como después de realizar una inversión

Aquí hay un dato intere­san­te: en finan­zas, el tér­mino “resul­ta­do final” sig­ni­fi­ca el dine­ro total gana­do al final de un perío­do de tiem­po espe­cí­fi­co, como un tri­mes­tre o un año. Fue­ra de las finan­zas, la mis­ma fra­se se usa para refe­rir­se al resul­ta­do de una situa­ción. Por ejem­plo, si un equi­po jue­ga bien pero aún pier­de un par­ti­do, podría decir, “die­ron una gran actua­ción, pero la con­clu­sión es que perdieron”.

Cuan­do se tra­ta de inver­tir, hay una cosa que se ajus­ta a ambos sig­ni­fi­ca­dos del tér­mino “resul­ta­do final”. Y esas son las ganan­cias de una empresa.

Una vez que haya con­si­de­ra­do todo lo demás sobre una empre­sa, la deci­sión final de inver­tir debe basar­se en cuán­to dine­ro gana y si sigue ganan­do dine­ro o no. Pién­se­lo de esta mane­ra: al inver­tir, está apos­tan­do al poten­cial de una empre­sa para gene­rar efec­ti­vo. El valor de las accio­nes de una empre­sa sube y baja con sus ganan­cias: cuan­to más altas son las ganan­cias, más valio­sas son las acciones.

Pero las ganan­cias por sí solas solo le cuen­tan la mitad de la his­to­ria. Tam­bién es impor­tan­te com­pa­rar­los con el pre­cio de la acción. Y lo hace con­si­de­ran­do la rela­ción pre­cio-ganan­cias . Este núme­ro indi­ca cuán­tos años lle­va­rá recu­pe­rar su inver­sión ini­cial. Por ejem­plo, si invier­te $ 500 en una empre­sa con una rela­ción pre­cio-ganan­cias de 2, pasa­rán dos años antes de que recu­pe­re esos $ 500. Pero si la rela­ción pre­cio-ganan­cias es 40, ten­drá que espe­rar 40 años para recu­pe­rar su inversión.

Una regla a tener en cuen­ta al con­si­de­rar la rela­ción pre­cio / bene­fi­cio es que una acción a buen pre­cio ten­drá una rela­ción igual o infe­rior al cre­ci­mien­to de la empre­sa. Por ejem­plo, una empre­sa con una rela­ción pre­cio-bene­fi­cio de 15 debe­ría estar cre­cien­do alre­de­dor del 15 por cien­to anual. Si la pro­por­ción está por deba­jo de la tasa de cre­ci­mien­to, enton­ces está obte­nien­do una bue­na acción a un pre­cio de ganga. 

Ade­más de la rela­ción pre­cio-ganan­cias, tam­bién debe pen­sar en las ganan­cias futu­ras. Des­pués de todo, no solo desea recu­pe­rar exac­ta­men­te lo que invir­tió. Ideal­men­te, desea que su inver­sión se mul­ti­pli­que. Y esto no pue­de suce­der sin un aumen­to de las ganancias. 

Afor­tu­na­da­men­te, pue­de eva­luar si una empre­sa está pre­pa­ra­da para lograr­lo. Mien­tras inves­ti­ga, ave­ri­güe si hay pla­nes para recor­tar gas­tos o cerrar seg­men­tos no ren­ta­bles. ¿Qui­zás la empre­sa está tra­ba­jan­do para aumen­tar los pre­cios o las ven­tas? ¿O tal vez se está expan­dien­do a nue­vos terri­to­rios? Todas estas son tác­ti­cas que pue­den mejo­rar las ganan­cias de una empresa.

Manténgase alejado de las acciones e industrias populares y evite adquisiciones arriesgadas

¿Algu­na vez ha ido a com­prar un artícu­lo espe­cí­fi­co, solo para des­viar­se por algo que no tenía pla­nes de com­prar? Tal vez esta­ba bus­can­do botas de mon­ta­ña resis­ten­tes y se encon­tró miran­do un par de zapa­tos de ves­tir lla­ma­ti­vos y caros.

Lo mis­mo pue­de suce­der cuan­do invier­tes en la bol­sa de valo­res. Inclu­so si sabe exac­ta­men­te cómo es una bue­na inver­sión, un mal pros­pec­to pue­de lla­mar su aten­ción, espe­cial­men­te si pare­ce y sue­na pro­me­te­dor. Por eso es impor­tan­te saber qué accio­nes evitar.

Hay una fra­se que es real­men­te útil cuan­do está invir­tien­do: “No crea en las exa­ge­ra­cio­nes”. Las accio­nes y las indus­trias pue­den ganar mucho valor gra­cias a su popu­la­ri­dad y lue­go derrum­bar­se. Esto suce­de cuan­do el valor de las accio­nes no está res­pal­da­do por ganan­cias reales o cuan­do los com­pe­ti­do­res ingre­san al mer­ca­do. Enton­ces, si invier­te en algo por­que es lo más popu­lar del mer­ca­do, corre el ries­go de per­der dinero.

Simi­lar a las accio­nes más popu­la­res del mer­ca­do es cual­quier cosa eti­que­ta­da como “el pró­xi­mo” algo, por ejem­plo, el pró­xi­mo Pixar o el pró­xi­mo Apple. Estas accio­nes rara vez están a la altu­ra de las gran­des expec­ta­ti­vas que la gen­te tie­ne de ellas. Y lo mis­mo ocu­rre con lo que el autor lla­ma accio­nes susu­rran­tes : accio­nes de empre­sas con solu­cio­nes gran­des e ins­pi­ra­do­ras, como una cura para la adic­ción a las dro­gas. Si algu­na vez se sien­te ten­ta­do a inver­tir en estas empre­sas, recuer­de que, por lo gene­ral, sus afir­ma­cio­nes no tie­nen mucho fundamento.

Tam­bién debe evi­tar inver­tir en empre­sas que están adqui­rien­do otros nego­cios en un inten­to por diver­si­fi­car­se. En muchos casos, estas empre­sas pagan dema­sia­do por el nue­vo nego­cio y pier­den dine­ro, o care­cen de los recur­sos y el cono­ci­mien­to de la indus­tria para que sus adqui­si­cio­nes sean ren­ta­bles. ¡Es tan pro­ba­ble que estas com­pras fra­ca­sen, que el autor las lla­ma des­ór­de­nes!

Por últi­mo, ten­ga cui­da­do de no inver­tir en empre­sas que depen­den en gran medi­da de un puña­do de clien­tes. Esto pue­de suce­der con empre­sas que abas­te­cen a otros nego­cios. Para ellos, la pér­di­da de un solo clien­te sig­ni­fi­ca una caí­da masi­va de las ganan­cias. Si una empre­sa ven­de del 25 al 50 por cien­to de sus pro­duc­tos a un solo clien­te, es una mala idea inver­tir su dinero.

Aprenda todo lo que necesita saber sobre una empresa a través de su corredor y contactando a la empresa directamente

Cuan­do eres nue­vo en la inver­sión, toda esta inves­ti­ga­ción pue­de pare­cer una tarea abru­ma­do­ra. Pero no tie­ne por qué ser así. 

No es nece­sa­rio que estu­die los infor­mes finan­cie­ros duran­te horas ni que vea todas las noti­cias sobre el mer­ca­do de valo­res. Toda la infor­ma­ción que nece­si­ta sobre una empre­sa, tan­to antes como des­pués de deci­dir inver­tir, es fácil de encon­trar. Solo nece­si­ta saber dón­de bus­car y con quién hablar.

Un recur­so muy impor­tan­te es su corre­dor. Como dice el autor, los corre­do­res pue­den ser el mejor ami­go de un reco­lec­tor de valo­res. Pue­den moni­to­rear aspec­tos como la rela­ción pre­cio-ganan­cias y la com­pra de infor­ma­ción pri­vi­le­gia­da, y tam­bién pue­den pro­por­cio­nar todas las publi­ca­cio­nes, encues­tas e infor­mes de inver­sión que necesitará.

Y cuan­do su corre­dor le entre­gue el infor­me anual de una empre­sa, no se preo­cu­pe por leer­lo de cabo a rabo. Solo nece­si­ta unos minu­tos para cono­cer la infor­ma­ción rele­van­te. Comien­ce con el balan­ce gene­ral con­so­li­da­do para cono­cer los acti­vos y pasi­vos de la empre­sa. Aquí, bus­ca seña­les de que el efec­ti­vo y los acti­vos están aumen­tan­do, mien­tras que la deu­da está dis­mi­nu­yen­do. Esto indi­ca que la empre­sa se encuen­tra en bue­na for­ma finan­cie­ra. Lue­go, estu­die el resu­men finan­cie­ro de diez años para com­pren­der cómo se ha desem­pe­ña­do la empre­sa en los últi­mos años.

Aho­ra, toda esta infor­ma­ción pro­ba­ble­men­te te deja­rá con muchas pre­gun­tas muy espe­cí­fi­cas. Aquí es cuan­do debe diri­gir­se direc­ta­men­te a la fuen­te prin­ci­pal de cono­ci­mien­to: la pro­pia empre­sa. Las empre­sas cuen­tan con per­so­nal de rela­cio­nes con los inver­so­res que, por lo gene­ral, está dis­pues­to a hablar abier­ta­men­te con los accio­nis­tas actua­les y poten­cia­les. Antes de rea­li­zar una lla­ma­da, ase­gú­re­se de pre­pa­rar algu­nas pre­gun­tas cla­ve basa­das en su inves­ti­ga­ción. Tam­bién pue­de apren­der mucho pre­gun­tan­do cuá­les son los aspec­tos posi­ti­vos y nega­ti­vos del año en cuestión.

Para lle­var su inter­ac­ción con la empre­sa un paso más allá, visi­te su sede y asis­ta a sus reunio­nes anua­les. Esto le ayu­da a tener una mejor idea de la empre­sa y a esta­ble­cer cone­xio­nes úti­les que pue­den man­te­ner­lo informado. 

Pero su misión de inves­ti­ga­ción no ter­mi­na ahí. Como inver­sor, debe reeva­luar la empre­sa cada pocos meses para ase­gu­rar­se de que sus accio­nes sigan sien­do una inver­sión valiosa.

Cree una cartera diversa y considere el momento y las razones al comprar o vender acciones

Pien­se en esto por un momen­to: la mayo­ría de la gen­te dice que esta­ría feliz si sus inver­sio­nes en el mer­ca­do de valo­res gene­ra­ran retor­nos anua­les en el ran­go del 25 al 30 por cien­to. ¡Pero eso es bas­tan­te poco realista!

Enton­ces, si el 30 por cien­to no es razo­na­ble, ¿qué tipo de ren­di­mien­to anual pue­de espe­rar? La res­pues­ta está entre el 12 y el 15 por cien­to. Cual­quier cosa menos que esto se pue­de lograr invir­tien­do en un fon­do mutuo, lo que requie­re mucho menos esfuer­zo que inver­tir direc­ta­men­te en el mer­ca­do de valores. 

Aho­ra, aquí está la gran pre­gun­ta: ¿Cómo pue­de mejo­rar sus posi­bi­li­da­des de obte­ner al menos un 12 por cien­to en ren­di­mien­tos anuales?

Un paso fun­da­men­tal es dise­ñar un buen por­ta­fo­lio. Debe­ría inver­tir en tan­tas accio­nes pro­me­te­do­ras como pue­da encon­trar. Cuan­to más poseas, mayo­res serán las posi­bi­li­da­des de acer­tar a un ten­bag­ger. Por supues­to, antes de sepa­rar­se del efec­ti­vo, debe hacer una inves­ti­ga­ción ade­cua­da, pero a estas altu­ras, eso debe­ría ser solo un hecho para usted. 

Tener más accio­nes tam­bién le per­mi­te dis­tri­buir su dine­ro en dife­ren­tes cate­go­rías. Pien­se en los seis tipos de empre­sas que había­mos comen­ta­do ante­rior­men­te. El autor invier­te del 30 al 40 por cien­to de su dine­ro en pro­duc­to­res rápi­dos, y los incon­di­cio­na­les y los cícli­cos obtie­nen del 10 al 20 por cien­to cada uno. El dine­ro res­tan­te se des­ti­na a cambios. 

Una vez que haya dise­ña­do su car­te­ra, debe admi­nis­trar­la. Esto sig­ni­fi­ca saber cuán­do com­prar o ven­der acciones. 

Hay dos perío­dos que son exce­len­tes para com­prar accio­nes a pre­cios de gan­ga. La pri­me­ra es entre octu­bre y diciem­bre. Esto es cuan­do muchos inver­so­res ven­den accio­nes para evi­tar pagar impues­tos altos o para des­ha­cer­se de accio­nes que no fun­cio­nan bien. Otro momen­to que es bueno para la bús­que­da de gan­gas es duran­te cual­quier caí­da del mer­ca­do de valo­res. Com­prar en este momen­to da sus fru­tos cuan­do el mer­ca­do se recupera.

Las caí­das de pre­cios son exce­len­tes indi­ca­do­res de cuán­do com­prar accio­nes, pero no cuán­do ven­der. Mucha gen­te se preo­cu­pa cuan­do el pre­cio de las accio­nes cae o la eco­no­mía se tam­ba­lea. Pero mien­tras sigas cre­yen­do que las accio­nes que tie­nes son una inver­sión pro­me­te­do­ra, no hay razón para ven­der. ¡Lo últi­mo que quie­re hacer es ver subir el pre­cio de una acción des­pués de haber­la ven­di­do! Ven­da solo si la empre­sa está fun­cio­nan­do mal y no hay indi­cios de que las cosas vayan a mejo­rar. Si eso suce­de, saque el dine­ro y rein­viér­ta­lo en algo más prometedor.

Con opciones y cortos, el riesgo es mucho mayor que la recompensa

Si ha pasa­do sufi­cien­te tiem­po inves­ti­gan­do el mun­do de las accio­nes y las inver­sio­nes, es pro­ba­ble que se haya encon­tra­do con opcio­nes y cor­tos . Es posi­ble que inclu­so haya escu­cha­do a la gen­te decir que son bue­nas alter­na­ti­vas a la com­pra de accio­nes tradicionales.

Pero las pro­ba­bi­li­da­des de éxi­to en estas empre­sas son real­men­te terri­bles, tan­to que es mejor jugar en un casino o apos­tar en caba­llos de carreras.

Comen­ce­mos con las opcio­nes. Cuan­do com­pra una opción, paga por el dere­cho a com­prar una acción a un pre­cio pre­de­ter­mi­na­do, en una fecha deter­mi­na­da. Bási­ca­men­te, estás apos­tan­do a que el valor de las accio­nes aumen­ta­rá antes de que lle­gue la fecha lími­te. En un mun­do ideal, eso debe­ría per­mi­tir­le com­prar con des­cuen­to y lue­go ven­der con fines de lucro. 

Aho­ra, una opción solo le da dere­cho a com­prar una acción por un perío­do de tiem­po limi­ta­do, gene­ral­men­te uno o dos meses. Y esta fecha lími­te pue­de lle­gar antes de que vea el cam­bio desea­do en los pre­cios de las accio­nes. Enton­ces, si desea con­ser­var su dere­cho a com­prar las accio­nes, debe des­em­bol­sar más dine­ro para un nue­vo con­tra­to. Si hace esto repe­ti­da­men­te, todo se vuel­ve caro.

Enton­ces las opcio­nes no son idea­les. Pero tal vez podría bene­fi­ciar­se del otro ins­tru­men­to dis­po­ni­ble para los inver­so­res: ¿cor­tos? Son, sim­ple­men­te, una apues­ta a que el pre­cio de una acción baja­rá, no aumentará. 

Así es como fun­cio­na: toma pres­ta­das accio­nes de un inver­sor y lue­go se las ven­de a otra per­so­na. Lue­go, com­pra las mis­mas accio­nes a un pre­cio más bara­to, se las devuel­ve al pro­pie­ta­rio ori­gi­nal y se que­da con la dife­ren­cia. Es un poco como pedir pres­ta­da la cor­ta­do­ra de cés­ped de su vecino, ven­der­la, lue­go com­prar una cor­ta­do­ra de reem­pla­zo con des­cuen­to y devol­vér­se­la a su vecino. 

¿Cómo pue­de salir mal un cor­to­cir­cui­to? Bueno, mien­tras con­ser­ve las accio­nes pres­ta­das, segui­rá sien­do res­pon­sa­ble de pagar los divi­den­dos o bene­fi­cios. Y solo pue­de gas­tar las ganan­cias des­pués de haber devuel­to las acciones. 

Pero el mayor ries­go es que el pre­cio de las accio­nes pue­da aumen­tar. Cuan­to más suba el pre­cio, peor esta­rá; recuer­de que debe vol­ver a com­prar las accio­nes antes de poder devol­ver­las al pro­pie­ta­rio original. 

Esto no solo pue­de oca­sio­nar impor­tan­tes pér­di­das finan­cie­ras, sino que tam­bién pue­de endeudarlo.

Resu­ma lo que sabe sobre una acción en dos minu­tos. Una vez que haya iden­ti­fi­ca­do una empre­sa en la que le gus­ta­ría inver­tir y haya hecho toda la inves­ti­ga­ción, detén­ga­se. Des­cri­be todos tus hallaz­gos en un monó­lo­go de dos minu­tos. El pro­pó­si­to es ase­gu­rar­se de que com­pren­de com­ple­ta­men­te la situa­ción. El monó­lo­go debe incluir por qué desea inver­tir en una empre­sa en par­ti­cu­lar, qué se nece­si­ta­rá para que ten­ga éxi­to y qué obs­tácu­los se inter­po­nen en su camino. Si pue­des expli­car­le todo esto a otra per­so­na en dos minu­tos y esa per­so­na te entien­de, enton­ces sabes en lo que te estás metien­do y estás lis­to para invertir.


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Filed Under: Finanzas e Inversión

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