Actualizado el jueves, 11 enero, 2024
La gran mayoría de las agresiones sexuales y violaciones (80%) nunca se denuncian a la policía y nunca se denunciarán. La mayoría de los ataques ocurren por parte de alguien conocido o de confianza. Obligar a los sobrevivientes a reconocer, revivir y convencer a extraños en público de lo que les sucedió es extremadamente traumático.
Expertos, legisladores y organizaciones sociales coinciden en que la lucha contra la violencia sexual es una de las grandes asignaturas pendientes en España, un país donde se denuncia de media una violación cada ocho horas, algo más de tres al día, y donde sin embargo, no hay más datos que una macroencuesta sobre violencia de género realizada en 2015 de la que se deducía, extrapolando los resultados, que más de un millón setecientas mil mujeres y niñas que viven en el país han sufrido una agresión sexual alguna vez en su vida. Son el 7,2% de la población femenina.
Sólo en el 18% de los casos la agresión era de un desconocido mientras en ocho de cada diez, había sido un conocido (47,1%) o un pariente (23,2%).
La sociedad en la que vivimos juzga las cosas al revés de lo que se debería o, por lo menos, así lo está demostrando con el tema de las violaciones. No podemos obviar que existe una doble moral a la hora de juzgar estos temas, y me refiero a ese criterio aplicado cuando a un individuo o institución se le acusa de tratar de manera diferente a distintos grupos de personas, es decir, que injustamente permiten más libertad de conducta a un sujeto que a otro.
Para entenderlo tan solo necesitamos un ejemplo como este: a un hombre que mantiene relaciones sexuales con muchas mujeres se le suele llamar galán o don Juan (o, como mucho, mujeriego), es decir, se le califica con un cierto tono positivo. Por el contrario, a una mujer que practica sexo con muchos hombres se le califica… digamos que de forma muy negativa (normalmente con insultos descalificativos). Pero, aunque esto pudiera tratarse de una simple anécdota, no debemos dejar pasar esta doble moral cuando se trata de un tema tan delicado como una violación.
Todo esto parece algo obvio, pero a la vista de los acontecimientos parece que no es así. Pero, ¿qué pasaría si otros temas se trataran de igual modo? Hemos descubierto esta viñeta que lo refleja a la perfección:
Como bien acaba diciendo la imagen, esto es ridículo. Pero, como siempre, la realidad supera a la ficción y es que en el último caso de violación llevado ante los tribunales españoles, el famoso caso de la manada, tuvimos que presenciar declaraciones muy similares a las de esta viñeta. En él, la víctima tuvo que justificar que no se defendiese durante el ataque y que entender cosas tan absurdas como que el juzgado tomase en consideración un informe de unos detectives privados contratados por una de las defensas que, por lo visto, se dedicaron a seguir a la joven durante las semanas posteriores al suceso.
Como se ha visto en los medios, la defensa se ha basado en la manipulación y vejación de la víctima de el que probablemente sea el caso más famoso de violación de los últimos años. Eso sí, desde que saltó la noticia no han dejado de sucederse reacciones en las redes sociales. Uno de los últimos en manifestarse ha sido el director y actor Santiago Segura que ha publicado en Twitter un gráfico sobre las causas de las violaciones que ha sido todo un éxito. En él, Segura no duda en reivindicar el asunto: “que quede claro de una puta vez“.
Acabemos de una vez por todas con la cultura de la violación.
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