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Las bacterias que viven en tu intestino podrían explicar tu estado de ánimo

Merece ser compartido:

Actualizado el sábado, 2 marzo, 2024

Es cierto que las bacterias que habitan en el intestino, conocidas como microbiota intestinal, pueden influir en el estado de ánimo y la salud mental de una persona. Esta conexión entre el intestino y el cerebro se conoce como el eje intestino-cerebro y está respaldada por una creciente cantidad de investigación científica.

Las bacterias en el intestino desempeñan un papel crucial en la producción de neurotransmisores, como la serotonina, que están involucrados en la regulación del estado de ánimo. De hecho, aproximadamente el 90% de la serotonina en el cuerpo se produce en el intestino. Además, la microbiota intestinal puede influir en la inflamación, la permeabilidad intestinal y la producción de metabolitos que pueden afectar la función cerebral y el estado de ánimo.

Estudios han demostrado que desequilibrios en la microbiota intestinal, conocidos como disbiosis, se han asociado con una variedad de trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad. Por otro lado, mantener una microbiota intestinal diversa y equilibrada a través de una dieta saludable, ejercicio regular y la reducción del estrés puede promover la salud mental y el bienestar emocional.

La microbiota intestinal desempeña un papel importante en la regulación del estado de ánimo y la salud mental, y entender esta conexión puede abrir nuevas vías para el tratamiento y la prevención de trastornos del estado de ánimo.

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Nuestra recomendación: Valeria Hiraldo | Instagram: @microbiotasalud

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🍽 Dietista Nutricionista especialista en Alimentación Evolutiva
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Después de cinco décadas de investigación, los científicos han llegado a la conclusión de que existe un segundo cerebro, y se encuentra en nuestro intestino. De hecho, el sistema nervioso entérico involucra tanto el aparato digestivo como el sistema nervioso autónomo, ya que ambos trabajan en conjunto e intervienen en la regulación de nuestras emociones y comportamientos.

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El intestino, nuestro segundo “cerebro”

La puesta en marcha del Proyecto de Microbioma Humano representó un gran impulso para comprender mejor qué hacen los microorganismos que viven en nuestro intestino. De hecho, muy pronto los investigadores comenzaron a sospechar que las bacterias del intestino no solo se encargan de metabolizar los alimentos y producir vitaminas.

las bacterias del intestino no solo se encargan de metabolizar los alimentos y producir vitaminas.
Las bacterias del intestino no solo se encargan de metabolizar los alimentos y producir vitaminas.

Descubrieron que esas bacterias producen una gran cantidad de sustancias químicas similares a las que usan las neuronas para comunicarse, como la dopamina, la serotonina y el GABA. De hecho, hoy se conoce que aproximadamente el 50% de la dopamina y una gran cantidad de la serotonina, se originan en el intestino.

Por tanto, no es extraño que diferentes estudios hayan encontrado una correlación entre los trastornos intestinales y problemas como la depresión mayor y la ansiedad patológica. Por ejemplo, en 2014 investigadores noruegos analizaron a 37 personas diagnosticadas con depresión y a 18 personas sanas, y descubrieron que cierta bacteria intestinal era más común en las personas deprimidas.

Otra investigación publicada en la revista Cell desveló una relación entre un tipo de bacteria y algunos comportamientos típicos del autismo. En este caso los investigadores descubrieron que las bacteroides fragilis podían corregir la permeabilidad intestinal, cambiaban la composición del microbioma y aliviaban síntomas como las obsesiones y las conductas repetitivas. Vale aclarar que el estudio fue desarrollado en ratones pero los investigadores piensan que es un paso más para diseñar nuevos fármacos, menos invasivos, que puedan aliviar los trastornos psicológicos y psiquiátricos.

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Diferentes estudios han encontrado una correlación entre los trastornos intestinales y problemas como la depresión mayor y la ansiedad patológica. Foto: Pham Khoai

Tu sexto sentido podría hablarte a través del intestino

La conexión entre el intestino y el cerebro existe desde el mismo momento en que nacemos y es probable que desempeñe un papel importante en la formación de las conexiones neuronales y que incluso llegue a influir en la memoria y los estados de ánimo ya que incide directamente sobre la amígdala y el hipocampo, dos estructuras vinculadas con las emociones primarias, la memoria y el aprendizaje.

De hecho, hace poco los científicos descubrieron que el cerebro no se encuentra tan aislado como pensaban. Existen evidencias de que algunas bacterias beneficiosas se las ingenian para traspasar la barrera hematoencefálica. Un estudio publicado en 2011 desveló que algunos de estos microorganismos tienen una especie de nervio sensorial que transmite impulsos al nervio vago y a las estructuras más antiguas del cerebro, que es precisamente donde se generan las emociones básicas. Estos organismos han recibido el nombre de “psicobióticos”.

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El intestino es el responsable de que sintamos “mariposas” revoloteando en el estómago cuando estamos enamorados. Foto: gratisography.com

Por supuesto, este segundo “cerebro” no es racional, pero podemos utilizarlo a nuestro favor si aprendemos a decodificar las señales que nos envía. De hecho, es el responsable de que sintamos “mariposas” revoloteando en el estómago cuando estamos enamorados o de esa sensación de “nudo en el estómago” cuando tenemos que lidiar con una situación que nos agobia. El sistema nervioso entérico nos proporciona una primera reacción emocional, básica e intensa, que nos indica una fuerte preferencia. Por tanto, quizá la próxima vez, deberías prestarle más atención a lo que tiene que decir.

Las formas de vida más abundantes de la Tierra

De niños, se nos enseña a lavarnos las manos. Aprendemos que es importante frotar durante 30 segundos y enjuagar con agua tibia y jabón. Eso es porque queremos deshacernos de las bacterias y los gérmenes que hayamos recogido, ¿verdad?

Bueno, aunque lavarse las manos es sin duda una importante rutina de higiene, no hay bacterias que se escapen. Dondequiera que vaya, innumerables bacterias viajan con usted.

Las bacterias son las formas de vida más abundantes de la Tierra, y estamos aquí porque nos permiten estarlo.

Pero no todas las bacterias son malas. De hecho, hay aproximadamente un billón de bacterias viviendo en tu piel en este momento, ¡y eso es si estás sano! Hay así que muchas bacterias en la Tierra que si añadimos a la masa de todos los seres vivos en el planeta, pequeñas bacterias representarían el 80 por ciento de ese total.

Quizás se esté preguntando: ¿Cómo llegó a ser tan abundante una forma de vida? 

Para empezar, las bacterias son maestras en reproducción. Son prolíficos. Las bacterias pueden producir una nueva generación en menos de diez minutos. Esta capacidad reproductiva significa que, sin influencias externas, una sola bacteria teóricamente podría producir más descendencia en dos días que protones en el universo.

Otra razón es la increíble fuerza y ​​resistencia de las bacterias. Las bacterias pueden vivir y prosperar en casi cualquier cosa. Mientras tengan un poco de humedad, pueden sobrevivir incluso en los entornos más duros. Las bacterias pueden incluso vivir en los tanques de desechos de los reactores nucleares. Algunos son tan resistentes que parecen indestructibles. Incluso cuando el ADN de una bacteria es bombardeado con radiación, simplemente se reformará como si nada hubiera pasado.

Suena como una historia de terror, ¿no? Es posible que desee lavarse las manos y el cuerpo ahora mismo. Pero no da tanto miedo. De hecho, las bacterias son increíblemente importantes para nuestra supervivencia.

Entre otras funciones vitales, las bacterias reciclan nuestros desechos, purifican el agua y mantienen la tierra productiva. Convierten nuestros alimentos en vitaminas y azúcares útiles y nos permiten procesar y utilizar el nitrógeno del aire.

Con todo, la mayoría de las bacterias son neutrales o beneficiosas para los humanos. Pero es cierto, no podemos contar a todas las bacterias como nuestras amigas. Aproximadamente una de cada mil bacterias es patógena. Este pequeño grupo demográfico representa el tercer asesino más letal de seres humanos en todo el mundo. Algunas de las enfermedades más virulentas, desde la peste hasta la tuberculosis, son causadas por bacterias, razón de más para seguir lavándose las manos. 

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«Es posible que las bacterias no construyan ciudades ni tengan una vida social interesante, pero estarán aquí cuando explote el sol».

La conexión mente-intestino y su impacto en la salud física y mental

En el año 2016, se publicó el libro «La conexión mente-intestino», el cual explora la compleja relación entre el intestino y el cerebro, destacando el papel crucial que desempeña esta conexión en la salud tanto física como mental. A través de valiosos conocimientos, este libro nos sumerge en aspectos clave, como el eje cerebro-intestino, el impacto del estrés en la salud intestinal y la relación entre los alimentos y el bienestar mental. Con un enfoque en la atención holística, se resalta la importancia de cuidar estos aspectos para mejorar nuestra salud en general.

El eje cerebro-intestino: una conexión profunda

El eje cerebro-intestino es una red compleja de comunicación bidireccional entre el cerebro y el sistema digestivo. Esta conexión se realiza a través de señales químicas y neuronales, lo que permite una interacción constante entre ambos órganos. De hecho, se estima que el intestino contiene alrededor del 90% de las células nerviosas del cuerpo, lo que nos revela la importancia de este órgano en la regulación de nuestras funciones cognitivas y emocionales.

El estrés y su impacto en la salud intestinal

El estrés es una de las principales causas de desequilibrio en el sistema digestivo. Cuando experimentamos estrés, el cuerpo libera hormonas que afectan negativamente al funcionamiento del intestino, pudiendo ocasionar síntomas como dolor abdominal, diarrea o estreñimiento. Además, el estrés crónico puede alterar la composición de la microbiota intestinal, lo que puede tener repercusiones negativas en nuestra salud en general.

Alimentación y bienestar mental: una conexión estrecha

Nuestra alimentación desempeña un papel fundamental en nuestra salud mental. Los alimentos que consumimos pueden influir en la producción de neurotransmisores, como la serotonina, que juegan un papel importante en el estado de ánimo y la regulación emocional. Una dieta equilibrada, rica en nutrientes esenciales, vitaminas y minerales, puede contribuir a mejorar nuestra salud mental y reducir el riesgo de trastornos como la depresión y la ansiedad.

La importancia de la atención holística

El enfoque holístico se basa en comprender al individuo en su totalidad, considerando la interacción entre mente, cuerpo y entorno. En el contexto de la conexión mente-intestino, la atención holística implica abordar la salud física y mental de manera integrada. Esto significa tomar en cuenta no solo la alimentación, sino también el manejo del estrés, el sueño adecuado, la actividad física y el equilibrio emocional. Al adoptar un enfoque holístico, podemos mejorar nuestra calidad de vida y prevenir diversas enfermedades.

La conexión mente-intestino es una realidad innegable que influye de manera significativa en nuestra salud física y mental. El libro «La conexión mente-intestino» nos brinda valiosos conocimientos sobre este tema, resaltando la importancia del eje cerebro-intestino, el impacto del estrés en el sistema digestivo y la relación entre la alimentación y el bienestar mental. Para mejorar nuestra salud en general, es fundamental adoptar un enfoque holístico que considere todos estos aspectos interconectados.

Administra tus emociones de manera diferente comprendiendo cómo tu intestino afecta todo

¿Alguna vez te has preguntado por qué se revuelve tu estómago cuando estás nervioso o por qué una comida abundante puede brindarte consuelo después de un día difícil? Todo se reduce a la sorprendente relación entre tu intestino y tu cerebro.

Imagina esto: en tu intestino se encuentran trillones de organismos microscópicos, todos bulliciosos y llenos de vida, y no solo te ayudan a digerir los alimentos. Estos están en constante comunicación con tu cerebro, influyendo en tu estado de ánimo, pensamientos y sentimientos. Pero, como resulta, la conversación es de doble vía. ¡Sí, tu cerebro también tiene algo que decir!

En el siguiente apartado, descubrirás cómo tu dieta, los niveles de estrés e incluso tus conexiones sociales pueden afectar a este bullicioso microcosmos dentro de ti. Y tendrás una idea de cómo mejorar e incluso reparar la comunicación entre tu cerebro y tu intestino, para que puedas disfrutar de un bienestar general mejorado.

Así que prepárate para cambiar la forma en que ves tu intestino, tu cerebro y tal vez incluso tu salud en general. ¡Comencemos!

El increíble ecosistema de tu intestino

Tu intestino es mucho más que un órgano encargado de procesar los alimentos. Es un ecosistema complejo y fascinante compuesto por billones de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que conforman tu microbiota intestinal.

La microbiota intestinal desempeña un papel crucial en tu salud física y mental. Se ha descubierto que influye en una amplia gama de procesos biológicos, como la digestión, el sistema inmunológico y la producción de vitaminas. Pero quizás lo más sorprendente es su impacto en tu cerebro y tus emociones.

La conexión cerebro-intestino

Se ha encontrado una relación directa entre tu intestino y tu cerebro. Esta conexión bidireccional se conoce como el eje intestino-cerebro y se comunica a través de señales bioquímicas y neuronales.

Cuando experimentas estrés o ansiedad, tu cerebro envía señales a tu intestino, lo que puede alterar el equilibrio de tu microbiota y causar síntomas gastrointestinales, como dolor de estómago o diarrea. Por otro lado, tu microbiota también puede enviar señales a tu cerebro, influyendo en tu estado de ánimo y comportamiento.

La influencia de la dieta en tu cerebro y tu intestino

La alimentación desempeña un papel crucial en la salud de tu cerebro y tu intestino. Los alimentos que consumes pueden afectar directamente la composición de tu microbiota intestinal, lo que a su vez influye en tu bienestar general.

Una dieta rica en fibra y alimentos fermentados promueve un equilibrio saludable de la microbiota. Por otro lado, el consumo excesivo de alimentos procesados, altos en grasas saturadas y azúcares, puede alterar negativamente tu microbiota y contribuir a problemas digestivos y emocionales.

El estrés y sus efectos en tu microbiota

El estrés crónico es otro factor importante que puede afectar negativamente tu microbiota y tu bienestar en general. Cuando te encuentras bajo estrés prolongado, tu cuerpo produce hormonas del estrés, como el cortisol, que pueden alterar el equilibrio de tu microbiota y aumentar la inflamación en tu intestino.

Además, el estrés crónico puede afectar tu comportamiento alimentario, llevándote a hacer elecciones poco saludables y a descuidar tu bienestar físico y emocional.

La importancia de las conexiones sociales

No subestimes el poder de las conexiones sociales en tu salud intestinal y cerebral. Estudios han demostrado que tener relaciones sociales sólidas y una red de apoyo puede promover una microbiota saludable y mejorar tu bienestar emocional.

El aislamiento social y la falta de interacción humana pueden tener un impacto negativo en tu microbiota y aumentar el riesgo de trastornos como la depresión y la ansiedad. Por lo tanto, asegúrate de cultivar relaciones significativas y mantener una vida social activa.

Cómo mejorar la comunicación cerebro-intestino

Ahora que comprendes la importancia de la conexión cerebro-intestino, es hora de tomar medidas para mejorarla. Aquí hay algunas estrategias que puedes implementar:

  1. Mantén una dieta equilibrada: Prioriza alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos enteros. Evita los alimentos procesados y los azúcares añadidos.
  2. Reduce el estrés: Encuentra técnicas de manejo del estrés que funcionen para ti, como la meditación, el ejercicio regular o la terapia.
  3. Fomenta las conexiones sociales: Cultiva relaciones significativas, participa en actividades sociales y busca el apoyo de amigos y seres queridos.
  4. Considera los suplementos: Algunos suplementos probióticos pueden ayudar a promover un equilibrio saludable de la microbiota intestinal. Consulta con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplemento.

El camino hacia el bienestar integral

Ahora tienes el conocimiento necesario para mejorar la comunicación entre tu cerebro y tu intestino. Recuerda que cada persona es única y puede requerir enfoques individualizados.

La clave está en adoptar hábitos saludables y mantener un equilibrio en tu vida diaria. Cuida de tu alimentación, maneja el estrés y cultiva conexiones sociales significativas. Con el tiempo, notarás mejoras en tu bienestar general y en tu calidad de vida.

alimentar al intestino saludable
El impacto de la microbiota intestinal en la salud

Royal enemas: Exploring the Fascinating World of Gut Health

Desde los escritos más antiguos de la humanidad, se hacen referencias a los enemas. En el antiguo Egipto, el faraón contaba con un «guardián del recto» que se encargaba de administrarle enemas. Además, en tabletas babilónicas y asirias de hace más de 2.600 años se menciona el uso de los enemas. Incluso Susruta, considerado el padre de la cirugía india, describió los instrumentos que utilizaba para limpiar el colon.

¿Por qué la humanidad ha estado obsesionada con el estado del intestino humano durante tanto tiempo? La respuesta puede encontrarse en una cita atribuida a Hipócrates: «Todas las enfermedades comienzan en el intestino».

Resulta que Hipócrates no estaba muy equivocado en su pensamiento. Ahora sabemos que las células inmunológicas ubicadas en todo el intestino constituyen la mayor parte del sistema inmunológico. Pero eso no es todo: el intestino está equipado con su propio sistema nervioso dedicado, al que muchos se refieren como el segundo cerebro. Además, el intestino contiene células endocrinas que producen 20 tipos de hormonas y alberga la mayor cantidad de serotonina en tu cuerpo.

Estos sistemas no actúan de manera independiente del resto del cuerpo. Comunican con el cerebro a través del nervio vago. Así que si alguna vez has tenido una «corazonada» sobre algo, esa frase es más que una metáfora. Probablemente hayas experimentado una sensación real en tu intestino.

Utilizando esta superautopista del nervio vago, tu cerebro recibe toneladas de información de tu intestino todos los días y almacena esa información en la memoria. Los estudios sugieren que nunca serás consciente de aproximadamente el 90 por ciento de esa información, pero puede y afecta cómo te comportas en respuesta a ciertos estímulos. La investigación también ha descubierto que el 90 por ciento de la información transferida va del intestino al cerebro, y solo el diez por ciento del cerebro al intestino. Imagina al intestino como un agente en el campo que envía información de inteligencia a la oficina central.

Con toda esta información disponible, no es de extrañar que los investigadores especulen sobre la posibilidad del papel del intestino en el desarrollo de trastornos mentales y emocionales como la depresión y la ansiedad.

El impacto de las emociones en la digestión

En 1822, el cirujano militar Dr. William Beaumont pudo presenciar de primera mano, de una manera extraña, el efecto directo que las emociones tienen en la digestión. Trató a un hombre llamado Alexis St. Martin, quien había sido accidentalmente herido de bala en el estómago con un mosquete.

Aunque el Dr. Beaumont logró ayudar a St. Martin a recuperar la función, no pudo cerrar permanentemente su estómago. Como resultado, quedó acceso suficiente al estómago para que el Dr. Beaumont pudiera observar la digestión en tiempo real. Con el consentimiento de St. Martin, el Dr. Beaumont estudió los efectos directos de los estímulos emocionales en las respuestas digestivas.

Como los experimentos a menudo resultaban incómodos para St. Martin, éste se enfadaba frecuentemente durante el proceso. Observando la actividad gástrica de St. Martin mientras su estado de ánimo cambiaba, el Dr. Beaumont descubrió que la ira de St. Martin enlentecía su digestión.

Si bien los experimentos de Beaumont demostraron cómo los sentimientos afectan la digestión, investigaciones posteriores mostraron cómo los microbios intestinales influyen en el comportamiento. Los científicos trasplantaron microbios fecales de un ratón a otro y observaron cualquier cambio en el comportamiento. Descubrieron que un ratón tímido al que se le inyectaron los microbios de un ratón extrovertido se volvió más extrovertido. Y un ratón delgado al que se le inyectaron los microbios de un ratón obeso cambió sus hábitos alimentarios y ganó peso.

Esto abre todo un campo de especulación sobre el papel que desempeñan los microbios intestinales en tus sentimientos y comportamientos, y las posibilidades futuras de las terapias basadas en el intestino.

Los enemas reales, tanto en la historia antigua como en la contemporánea, han demostrado ser una herramienta valiosa para la salud del intestino y su conexión con el bienestar general del cuerpo y la mente. A medida que avanzamos en nuestra comprensión de esta fascinante relación entre el intestino y la salud, se abren nuevas posibilidades de tratamiento y prevención de enfermedades. Es crucial prestar atención a la salud intestinal y su impacto en el bienestar general. Desde los antiguos faraones hasta los avances científicos modernos, hemos llegado a apreciar la importancia de este órgano vital y su papel en nuestra salud física y mental.

Sentirnos bien: El poder de nuestras emociones y el instinto en el cuerpo humano

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha intuido que existe una conexión entre lo que comemos y cómo pensamos. A lo largo de la historia, se han relatado experiencias que vinculan directamente el estado mental con la alimentación. Esta relación ha sido objeto de estudio y, hoy en día, la ciencia nos brinda explicaciones sobre las conexiones directas entre el cerebro, el cuerpo y el intestino. En este artículo, exploraremos cómo el intestino responde al estrés y cómo interactúa con el cerebro para moldear nuestras emociones y comportamiento.

El poder del estrés en nuestro cuerpo

El estrés es una respuesta natural del organismo frente a situaciones desafiantes o amenazantes. Si alguna vez has recibido malas noticias o te has sobresaltado por un ruido fuerte, sabrás cómo se siente el estrés en el cuerpo. Se producen respuestas fisiológicas reales cuando experimentamos estrés, y cuando este es crónico, esas respuestas pueden desequilibrar nuestros sistemas.

Un estudio realizado con 54,000 niños y adolescentes que habían experimentado eventos traumáticos o estresantes en su juventud reveló que tenían más probabilidades de sufrir condiciones como ataques cardíacos, asma, accidentes cerebrovasculares o diabetes en el futuro.

Es interesante destacar que el estrés puede haberte afectado mucho antes de nacer. Las investigaciones confirman que existe una estrecha relación entre los niveles de estrés de una madre durante el embarazo y cómo reacciona tu sistema nervioso al estrés en la actualidad. Así que el estrés se transmite de generación en generación, y todo se reduce a nuestros microbiomas.

La herencia del estrés: microbiomas y emociones

Los bebés en el útero aún no tienen su propio microbioma intestinal. Sin embargo, al nacer, llevan consigo las semillas de ese microbioma provenientes de los microbios presentes en la vagina de sus madres. Dado que existe una relación entre el tipo y la calidad de los microbios en nuestro sistema y cómo reaccionamos al estrés, esta transferencia explica una de las formas en que las respuestas al estrés pueden ser hereditarias.

Ahora, volvamos a ese «presentimiento» mencionado al comienzo de este artículo. Sabiendo lo que sabemos sobre los efectos de los microbios en la producción de sustancias químicas en el cuerpo y las señales al cerebro, y conociendo cómo podemos heredar nuestros microbiomas, podemos comenzar a inferir qué significa todo esto en nuestros procesos de toma de decisiones.

El dilema de confiar en nuestros instintos

Nuestro intestino siempre envía información a nuestro cerebro, que se almacena en una biblioteca de memoria subconsciente. Cuando nos encontramos con diversos momentos de la vida, nuestro cerebro manifiesta una reacción en forma de emociones. Estas emociones pueden estar alineadas con un evento determinado. Por ejemplo, cuando llegas a casa y tu hijo corre hacia ti, es probable que te sientas feliz. Por otro lado, si tu hijo corriera hacia ti y sintieras pánico, tendrías que anular conscientemente esa emoción para responder de manera adecuada.

La clave de todo esto es que, aunque nuestro cerebro tiene acceso a una inmensa sabiduría que ha existido en nuestro cuerpo desde el momento de nuestro nacimiento, no siempre está en lo correcto. Entonces, ¿deberíamos confiar en nuestros instintos? Definitivamente, deberíamos escucharlos, pero también aplicar un razonamiento superior.

Las conexiones entre el cerebro, el cuerpo y el intestino son evidentes y profundas. Nuestro estado emocional y la forma en que percibimos el mundo están influenciados por nuestro sistema digestivo y los microbios que lo habitan. Si bien nuestros instintos pueden ser útiles en muchas situaciones, no siempre son la única guía confiable. Como seres humanos, poseemos la capacidad de usar nuestra corteza prefrontal, esa parte del cerebro que nos permite tomar decisiones basadas en un razonamiento más complejo y adaptativo. Al comprender cómo nuestras emociones y nuestros instintos se entrelazan, podemos encontrar un equilibrio entre escuchar nuestro «sexto sentido» y aplicar un análisis crítico.

Comic intestino
El intestino es el órgano más subestimado

Alcanza un Estado de Salud Óptimo con Estos Consejos

Solo el cinco por ciento de la población norteamericana califica como «super saludable», lo que significa que viven en un estado de salud óptimo en todas las áreas de la vida, incluyendo lo físico, emocional, espiritual y más.

Cuando comprendemos cómo las probabilidades están en contra de nosotros, no sorprende que el número sea tan bajo.

En primer lugar, hablemos de la dieta norteamericana. Es alta en grasas animales, en su mayoría debido a alimentos fritos y procesados, así como a alimentos con alto contenido de azúcar. Está diseñada para ser rápida y conveniente, de modo que podamos seguir adelante en nuestros días de alto estrés sin tener que detenernos a comer.

Ya sabemos que el estrés afecta negativamente el equilibrio de tu microbioma. También sabemos que la dieta norteamericana contribuye a trastornos de estilo de vida y enfermedades como la obesidad, la hipertensión y la diabetes. De hecho, la mayoría de los estadounidenses que no han sido diagnosticados con una enfermedad viven en un estado previo a la enfermedad, con todas las condiciones necesarias para desarrollar enfermedades graves en el futuro.

La respuesta simple aquí podría parecer que deberíamos analizar a esos humanos super saludables y tratar de duplicar sus microbiomas para lograr una salud óptima para todos. Hemos aprendido que se pueden trasplantar microbiotas. Sin embargo, también sabemos que, aunque los seres humanos comparten un 90 por ciento de similitud genética, a menudo solo comparten alrededor de un cinco por ciento de similitud en el microbioma. Debido a que la diversidad es importante, la respuesta para una mejor salud debería centrarse más en optimizar tu microbioma existente.

Además de todo eso, existe un hecho importante probado por la investigación que eleva la meta de nuestra salud óptima. Los estudios han demostrado que la misma dieta estadounidense alta en grasas y azúcares que contribuye a las enfermedades también reduce los niveles de estrés y depresión.

Como resultado, parece que solo tienes dos opciones: estar saludable y estresado, o enfermo y feliz.

Para entender por qué esos alimentos perjudiciales pueden reducir tu nivel de estrés, hablemos de gatos y ratas.

Los gatos portan un parásito llamado Toxoplasma gondii. Este parásito se encuentra en las heces de los gatos. Se transmite a las ratas cuando estas tratan de buscar comida no digerida en las heces. Luego, los gatos se comen a las ratas, y así es el ciclo de vida de la toxoplasma. Pero en realidad, hay más que eso.

No tendría sentido para un parásito intentar mantenerse con vida utilizando a un animal que huye del huésped original del parásito. Por lo tanto, el parásito toma control del cerebro de la rata y la hace sentirse atraída sexualmente por el olor de la orina del gato. La rata busca voluntariamente a los gatos, lo que facilita que el gato la capture y que el parásito continúe existiendo.

Ahora, la especulación científica mencionada anteriormente se basa en la idea de nuestro microbioma y nuestro sistema de recompensa de la dopamina. Sabemos que los alimentos «comfort» ricos en grasas y azúcares nos recompensan con una reducción del estrés y una sensación de felicidad a expensas de nuestra salud general. Algunos científicos especulan que ciertos microorganismos en nuestro intestino podrían estar tomando control de nuestro sistema de recompensa de la dopamina para obtener el alimento que necesitan a costa de la salud del huésped, nosotros.

Esto no está comprobado de ninguna manera, pero está dentro del ámbito de lo posible y se está investigando.

Entonces, con tantos obstáculos en nuestra contra, incluyendo las respuestas de nuestros cuerpos a los alimentos, tanto negativas como positivas, ¿cómo podemos ser más saludables? Recuerda que tenemos la característica adaptativa de la corteza prefrontal, que nos otorga el poder de elegir. Eso es lo que se necesita para restaurar tu cuerpo a un estado de salud óptimo. Aquí tienes algunas reglas a seguir.

  1. Trata tu cuerpo como una granja y elige activamente nutrir tu microbioma.
  2. Reduce los alimentos fritos, grasosos y procesados.
  3. Consume alimentos fermentados, como el chucrut y el yogur.
  4. Establece la regla de no comer en respuesta al estrés, la ira o la tristeza.
  5. Si estás embarazada, practica una nutrición adecuada y trata de mantener tus niveles de estrés al mínimo.
  6. Ayuna regularmente para darle a tu intestino la oportunidad de restaurarse.
  7. Haz de la hora de las comidas un momento social. La positividad que proviene de interactuar con las personas que amas mejorará la respuesta de tu intestino a los alimentos.

Muchas de estas reglas son cosas que probablemente ya has escuchado antes. Desafortunadamente, no hay truco mágico para ser saludable, solo hay elecciones conscientes en lo que respecta a la comida. Pero ahora conoces las complejas razones biológicas por las cuales puedes estar sufriendo de mala salud y por qué estas reglas dietéticas son vitales.

Un Ser Humano Funciona Más como un Ecosistema que como una Máquina

En la búsqueda constante de conocimiento sobre nuestro propio cuerpo, hemos descubierto que un ser humano funciona más como un ecosistema que como una máquina. Cuanto más aprendemos sobre este complejo sistema y los billones de microorganismos que habitan en él, más nos damos cuenta de la importancia de la alimentación en todos los aspectos de la vida: desde nuestra salud física hasta nuestras respuestas emocionales, e incluso la forma en que nos comportamos en diferentes situaciones.

Esta relación es bidireccional, ya que nuestras emociones también pueden afectar la digestión. Los organismos que habitan en nuestro intestino se comunican directamente con el cerebro a través de un complejo sistema nervioso conocido como «segundo cerebro». Sabiendo esto, podemos comprender cómo somos lo que comemos y cómo nuestras emociones se moldean en respuesta a los estímulos microbianos dentro de nuestro intestino. Por último, hemos aprendido que la sabiduría dietética que conocemos tan bien, como evitar los alimentos procesados y comer en la mesa familiar, es fundamental para nuestra salud.

Al entender y cuidar la compleja relación entre nuestro intestino y nuestro cerebro, podemos desbloquear el potencial para mejorar nuestra salud, felicidad y bienestar general. Es crucial comprender cómo nuestra alimentación influye en nuestro organismo y cómo podemos optimizar nuestra dieta para obtener beneficios en todos los aspectos de nuestra vida.

La Alimentación como Clave para la Salud y el Bienestar

La alimentación juega un papel fundamental en nuestra salud y bienestar. Los alimentos que consumimos son la fuente de los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente. Sin embargo, no todos los alimentos son iguales en términos de beneficios para nuestro organismo.

Una alimentación equilibrada y saludable proporciona los nutrientes necesarios para mantener nuestras funciones vitales y fortalecer nuestro sistema inmunológico. Por otro lado, una mala alimentación, basada en alimentos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares, puede tener efectos negativos en nuestra salud.

El consumo excesivo de alimentos procesados puede desequilibrar nuestra microbiota intestinal, que es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro intestino. Esta desregulación puede tener consecuencias en nuestro estado de ánimo, niveles de energía y salud en general.

La Importancia de los Alimentos Naturales y sin Procesar

Para mantener un equilibrio óptimo en nuestro organismo, es esencial incluir alimentos naturales y sin procesar en nuestra dieta diaria. Estos alimentos, como frutas y verduras frescas, granos enteros y proteínas magras, son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes que promueven la salud y el bienestar.

Los alimentos naturales y sin procesar proporcionan una fuente de fibra dietética, la cual es esencial para mantener un sistema digestivo saludable. La fibra ayuda a regular el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y promueve la eliminación de toxinas del cuerpo.

Además, estos alimentos contienen compuestos bioactivos que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora la salud cardiovascular.

El Poder de la Alimentación Consciente

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la práctica de la alimentación consciente. Comer de manera consciente implica prestar atención plena a los alimentos que consumimos, saborear cada bocado y disfrutar de la experiencia de comer.

Cuando comemos de forma consciente, somos más conscientes de nuestras señales internas de hambre y saciedad, lo que nos ayuda a evitar comer en exceso y a mantener un peso saludable. Además, comer conscientemente nos permite apreciar los sabores y texturas de los alimentos, lo que aumenta nuestra satisfacción y disfrute de la comida.

La Familia como Núcleo de una Alimentación Saludable

Otro aspecto relevante en una alimentación saludable es la importancia de comer en la mesa familiar. Compartir las comidas en familia no solo nos permite disfrutar de momentos de calidad juntos, sino que también tiene beneficios para nuestra salud.

Cuando comemos en la mesa familiar, estamos más conectados emocionalmente con nuestros seres queridos, lo que reduce el estrés y promueve una mejor salud mental. Además, comer en familia fomenta la comunicación y el intercambio de experiencias, lo que fortalece los lazos familiares.

Un ser humano funciona más como un ecosistema que como una máquina. La relación entre nuestro intestino y cerebro es compleja y bidireccional, y la alimentación desempeña un papel crucial en esta relación. Al entender y cuidar esta conexión, podemos mejorar nuestra salud, felicidad y bienestar general. Una alimentación equilibrada y basada en alimentos naturales y sin procesar nos proporciona los nutrientes necesarios para un óptimo funcionamiento de nuestro organismo. Además, practicar la alimentación consciente y compartir las comidas en familia son hábitos clave para promover una buena salud física y mental.

intestino inteligencia artificial
El valor de un intestino sano para entender el sistema inmunológico

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