Actualizado el martes, 29 octubre, 2019
Seguramente habéis tenido conversaciones sobre los transgénicos con vuestros amigos, especulando sobre las diferencias pero sin poder concretar mucho. En este post vamos a aclarar un poco más las ideas: tras nuestra artículo sobre Cómo diferenciar un tomate transgénico, ecológico o convencional, esta vez vamos a compararlos teniendo en cuenta las forma de producción.
Una semilla transgénica y tradicional pueden cultivarse de manera tradicional.
Cuando hablamos de un fruto de origen tradicional, entendemos que tanto el fruto como la planta que lo produce ha mantenido unas características concretas que con el tiempo han sido capaces de adaptarse naturalmente al clima, además de un sabor y textura característico.Hay dos formas de hacer una selección a la hora de crear un fruto: una de ellas es la conocida como transgénica, modificado genéticamente en un laboratorio; la otra es la selección natural. Esta última la llevan a cabo los productores, que año tras año, han elegido la semilla de los mejores frutos para volver a reproducirlos. Si habláramos de variedades naturales de tomates encontramos el Huevo de Toro, Raff, tomate de Perilla o Kumato.
Tras entender cómo funcionan las semillas tradicionales avanzamos entiendo cómo funcionan las más desconocidas: las híbridas. Una fruto es híbrido cuando se cruza con otra especie, a veces este proceso ocurre de manera accidental, por medio de la polinización, y otras veces es intencionada por parte del agricultor. Estas semillas crearán frutos con una mezcla de características de ambos. Los frutos híbridos se producen a diario, no es una rareza.Cuando este híbrido es muy demandado, las grandes empresas de productores no siguen un procedimiento natural, sino que lo hacen un poco diferente. Para ello, utilizan un recinto cerrado donde poder expulsar el polen en plantas que están en floración. Esta acción está totalmente controlada y se les llama F1 y uno de los frutos más famosos es el tomate Raff.
La producción de los alimentos híbridos es muy costosa, ya que al ser una semilla nueva es muy inestable y necesita mayor cantidad de abono y agua. Son siete generaciones lo que tardan en perpetuar este fruto como una variedad y la semilla en estabilizarse.
Entonces, ¿qué son los alimentos transgénicos o GMO?
Al viajar por Estados Unidos descubrí que todos los alimentos sin GMO contenían una etiqueta que los identificaba. A diferencia de los híbridos, estos frutos son creados en laboratorios. En la base de su producción está la alteración del ADN de la planta, mezclado con el ADN de semillas de cereales, peces, arañas…
Los grandes damnificados son los cereales, el maíz, la soja y el algodón, pues la base de la producción GMO es crear grandes extensiones de cultivos para la producción de cereal barato, que luego alimentará en su mayoría a la ganadería.
Aunque no lo parezca, crear semillas transgénicas es un proceso muy costoso y, a menos que seas un agricultor con muchos terrenos, no te compensa. Si por el contrario no quieres cruzarte con ellos debes comprar ecológico o directamente a los productores, conociéndolos y confiando en ellos.
¿Aguacates sin semilla? ¿Aguacates transgénicos?
Los aguacates están de moda. Y también los llamados baby ya que al ser más pequeños se puede consumir de una vez la pieza entera. Con unas cualidades organolépticas similares a la de su ‘hermano mayor’, este ‘aguacate baby o aguacate cocktail’ no tiene semilla. Esta característica dio pie a que muchas páginas virales asociaran que se trataba de una nueva modalidad transgénica que evitara que nos cortáramos al quitarle el hueso.
El caso es que, según leemos en Independent se ha popularizado en Reino Unido esta variedad cultivada en el sur de España, más concretamente en la Axarquía o Costa Tropical. Esta variedad conocida como aguacate dátil o aguacate aborto por ser un fruto partenocárpico no se trata, como algunos creen gracias a la difusión de este bulo (hoax), de un alimento transgénico o modificado genéticamente.