¿Lo que quieres es lo que realmente necesitas? Descubre qué hay detrás de esta mentira popular

Actualizado el martes, 25 agosto, 2020

La película alemana de 2003 Hierankl empieza con «las tres preguntas más importantes» que son:

¿Tienes relaciones sexuales satisfactorias?
¿Tienes familia o un entorno de confianza/afecto?
¿Tienes estimulación intelectual/laboral?

Obtener tres respuestas afirmativas equivale al paraíso; dos afirmaciones es lo que se necesitas para ser feliz, y sólo uno es lo que se necesita el ser humano para sobrevivir. La película no es muy buena, pero las preguntas que plantea son interesantes. Sin embargo, aplicado a tu vida personal, ¿añadirías o quitarías alguna?.

Identifica claramente tus objetivos: si no sabemos dónde vamos, difícilmente llegaremos. Es fundamental plantearnos ¿qué quiero/necesito conseguir? Saber dónde vamos nos permite actuar en función de nuestros objetivos, en vez de reaccionar ante lo que acontece. Es muy importante para tomar una decisión recordar cuál es tu intención.Hay una o varias implícitas en cada cosa que hacemos, otra cosa es que seamos conscientes o no. Así que, coge lápiz y papel y escribe cuál es la verdadera intención de tomar esa decisión.

Atiende sólo a la información relevante: esta información es aquella que reduce la incertidumbre a la hora de tomar una decisión y que su coste es inferior al beneficio que aporta. Sin embargo, a veces utilizamos otra información que no es la relevante y nos lleva a tomar malas decisiones.

En 1943, el psicólogo Abraham Maslow publicó un modelo de «jerarquía de necesidades». Clasificó las necesidades humanas de la siguiente forma:

• Necesidades fisiológicas (comida, sueño, cobijo, sexo).
• Seguridad (un lugar donde vivir, seguridad laboral, salud, protección contra las adversidades).
• Relaciones sociales (amigos, pareja, amor).
• Reconocimiento (estatus, poder, dinero).
• Autorrealización (individualidad, conciencia del potencial personal, así como fe y trascendencia).

Los tres primeros elementos son necesidades básicas. Si se satisfacen, una persona ya no piensa más en ellas. Los dos últimos son aspiraciones o necesidades de desarrollo personal y nunca llegan a satisfacerse. El modelo de las pirámides se vuelve interesante al comparar nuestras aspiraciones con nuestras necesidades.

Pero esto parece que no coincide con lo que realmente deseamos. Regla general para el mundo occidental: las cosas que más deseamos son las cosas que menos necesitamos: