Actualizado el miércoles, 9 septiembre, 2020
Mientras 200.000 niños pasan hambre en las calles de Bombay, el sistema de reparto de comida más eficiente de esta ciudad india deja que se desperdicien diariamente más de 16 toneladas de alimentos. Una iniciativa solidaria ideó hace unos años la manera de poner en común ambas realidades: la campaña Share my dabba (‘Comparte mi dabba’) permite que los alimentos no consumidos por miles de trabajadores a la hora del almuerzo sean entregados a menores en situación de alta pobreza.
Campaña contra el desperdicio de alimentos
Pero, ¿qué es un dabba? En hindi, la palabra significa literalmente “caja” y hace referencia al recipiente de aluminio en el que en muchos lugares de la India, y especialmente en Bombay, se transportan las comidas de muchos operarios y oficinistas que no pueden ir a almorzar a casa. Se trata de un curioso y exitoso sistema de distribución que responde a la demanda de la población local, que por lo general prefiere la comida hecha en casa. Así, los dabbawala (repartidores) recogen la comida caliente preparada en el hogar y la transportan hasta el lugar de trabajo para que esté lista al mediodía. Posteriormente, devuelven los recipientes vacíos a casa de los clientes. Para sus desplazamientos, utilizan diferentes medios de transporte, como tren o metro, y sobre todo, bicicletas.
El sistema empezó a funcionar hacia 1890 y, tal y como se explica en este artículo, está considerado uno de los medios de reparto más eficaces del mundo. En la ciudad más densamente poblada de la India, cada día unos 5.000 dabbawala entregan cerca de 200.000 almuerzos, con una eficiencia calculada del 99,99%.
Share my dabba
Este buen funcionamiento fue uno de los puntos fuertes contemplados a la hora de diseñar la campaña Share my dabba, lanzada en 2013 por McCann Mumbai, Happy Life Welfare Society y The Dabbawala Foundation. Basándose en la simplicidad de su procedimiento, se pensó en añadir un elemento más: un adhesivo de color que, al pegarlo el cliente en la parte inferior del dabba, indicaba que éste quería compartirlo, entregando la comida no utilizada a niños de la calle.
Para no interferir en el cronometrado y exigente desempeño de los dabbawala, se organizaron grupos de voluntarios, encargados de recoger la comida y servirla a los niños. Junto a esta tarea principal, son además los responsables de hablar con las familias y explicarles en qué consiste el proyecto.
La campaña ha sido muy celebrada. No obstante, también ha recibido críticas negativas desde algunos sectores, que la han acusado de dañar la dignidad de los niños, porque promovía la idea de alimentarlos con “restos de comida”. Los promotores rechazan estos comentarios, asegurando que la prioridad debe ser en cualquier caso evitar que tantos niños de la calle pasen hambre y afirman que al mismo tiempo se da una salida útil a un gran número de alimentos que se iban a desperdiciar.
Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia en todo el mundo, lo que equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas al año. Más que suficiente para alimentar a los 870 millones de personas que pasan hambre. Solo en los países ricos, por ejemplo, se tira tanta comida como la correspondiente al total de la producción neta de alimentos del África subsahariana.
El historiador británico Tristan Stuart lo sintetiza en esta entrevista para Oxfam Intermon con la siguiente frase: “Se desperdicia más comida en el mundo de la que podrían consumir todas las personas hambrientas”. Autor del libro Despilfarro y especializado en el tema del malgasto de alimentos a nivel mundial, Stuart reflexiona en este vídeo sobre la magnitud de un problema que conlleva graves repercusiones económicas, políticas, sociales y ambientales.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.