Actualizado el jueves, 7 julio, 2022
Es muy común heredar juguetes de plástico viejos de tus hermanos mayores, primos o, incluso, padres. Sin embargo, no son tan inofensivos como podrían parecer.
Los juguetes de plástico que pasan de una generación a otra y los que se compran en las tiendas de segunda mano podrían contener una sorpresa indeseada: metales pesados. Así lo reveló un estudio publicado en la revista Environment Science and Technology.
Los juguetes de plástico viejos pueden contener metales pesados
Las familias gastan cada año una media de entre 150 y 300 euros en juguetes para los niños.
Los juguetes de plástico viejos, como aquellos heredados o de tiendas de segunda mano, pueden contener metales pesados peligrosos para la salud de los más pequeños.
Investigadores de la Universidad de Plymouth analizaron 200 juguetes de plástico usados que se encontraban en hogares, guarderías y tiendas de segunda mano de Inglaterra. Descubrieron que desde los antiguos bloques de Lego hasta los muñequitos, los trenes y los cochecitos de juguete contenían materiales que no cumplen con la normativa de seguridad de los juguetes modernos.
Cuidado con las altas concentraciones de metales
Los científicos recurrieron a la espectrometría de fluorescencia de rayos X para analizar qué contenían cada uno de los juguetes. Con ella detectaron altas concentraciones de elementos peligrosos como bario, plomo, bromo, cadmio, cromo y selenio. Estos elementos pueden tener un efecto acumulativo y llegar a ser tóxicos si los niños se exponen a ellos durante un período prolongado de tiempo.
Obviamente, el riesgo es aún mayor cuando los niños se llevan esos juguetes a la boca, ya que absorben mayores cantidades de estas sustancias tóxicas.
El estudio analizó 200 juguetes de plástico utilizados en guarderías y hogares británicos.
El problema radica en que los juguetes de plástico de los años 80 y 90 no estaban sometidos a la actual Directiva Europea sobre la Seguridad de los Juguetes. Así que pueden contener productos químicos que rebasen los límites considerados inocuos para un niño.
Los juguetes de colores llamativos son más peligrosos
Los investigadores también descubrieron que los juguetes de plástico viejos que contenían más productos químicos solían ser de colores llamativos, en especial rojo, amarillo o negro. La razón es muy sencilla: para obtener esos colores, los fabricantes recurrían a sustancias químicas que contenían plomo y cadmio.
Los juguetes que contienen más productos químicos suelen ser de colores llamativos.
Vale aclarar que, dado que esas sustancias se encuentran dentro del plástico, no sirve de nada limpiar los juguetes ya que se irán liberando igualmente con el paso del tiempo.
¡Que no cunda el pánico!
Es importante que los padres sean conscientes de que la exposición a metales pesados afecta tanto el sistema nervioso central y periférico como al sistema cardiovascular, los riñones, el hígado y la formación de los componentes celulares en la sangre. Dado que los niños están en pleno desarrollo, la concentración en sangre de metales como el plomo causa aún más daños.
No obstante, los propios investigadores afirman que no hay que alarmarse y que comprar juguetes de segunda mano o heredarlos de hermanos y primos es bastante seguro siempre y cuando estos hayan sido fabricados durante la última década, ya que los juguetes anteriores no estaban sometidos a la legislación actual. Además, el mayor riesgo se produce cuando los niños se llevan los juguetes a la boca.
En cualquier caso, ante la duda, lo más conveniente es evitar un juguete. Es mejor que tu hijo tenga menos juguetes, pero que estos sean seguros.
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