Actualizado el martes, 8 noviembre, 2022
Bronnie Ware es una escritora australiana que trabajó por muchos años en cuidados paliativos, es decir, asistiendo a enfermos deshauciados a los cuales se trata sólo con el fin de aliviarles el dolor en el tiempo que les queda por vivir.
Durante muchos años he trabajado en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante las últimas tres a doce semanas de sus vidas.
La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos.
Bronnie le preguntó a sus pacientes acerca de las cosas que hubieran hecho de modo diferente en sus vidas y «una y otra vez surgieron temas comunes», explica. Tras sus respuestas decidió escribir un artículo y publicar cuáles fueron los cinco temas más comunes de arrepentimiento.
1) Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí
Es el auto reproche que más ha escuchado Bronnie Ware. «Cuando la gente se da cuenta de que su vida está casi terminada y mira hacia atrás con lucidez, es fácil ver cuántos sueños quedaron truncados. La mayoría no ha realizado ni siquiera la mitad de ellos y debe morir sabiendo que se debe a las elecciones que ha hecho o que no ha hecho».
2) Ojalá no hubiese trabajado tanto
Es un remordimiento masculino por excelencia. «Todos los hombres que atendí lamentaron profundamente haber empleado la mayor parte de sus vidas en la rutina laboral», dice Ware. «Se perdieron la niñez de sus hijos y la compañía de sus esposas».
3) Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos
«Mucha gente reprime sus sentimientos para mantenerse en paz con los demás. Como resultado de esto, se instalan en una existencia mediocre y nunca llegan a convertirse en lo que verdaderamente son capaces de ser. Muchos desarrollan enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que arrastran por este motivo», explica Bronnie Ware.
4) Lamento no haberme mantenido en contacto con mis amigos
Frecuentemente se valora las amistades no suficientemente cultivadas cuando se toma conciencia de que ya no habrá tiempo de hacerlo. Como lo explica Ware en su libro, «muchos han quedado tan atrapados en sus propias vidas que han dejado amistades de oro perderse a través de los años». «Vi un muy profundo remordimiento por no haber brindado a esas amistades el tiempo y el esfuerzo que merecían. Todos extrañan a sus amigos cuando se están muriendo», cuenta.
5) Desearía haberme permitido ser más feliz
De la observación de sus pacientes, la autora saca esta conclusión: «Muchos no se dan cuenta hasta el final de quela felicidad es una elección. Se han quedado trabados en viejos patrones y hábitos. (…) El miedo al cambio los ha llevado a fingir ante los demás, y ante sí mismos, que eran felices. Cuando en su interior ansiaban poder reírse con ganas y tomarse la vida con humor».
Ahora que aún tenemos tiempo para vivir la vida en plenitud ojalá tomemos estos temas como una auténtica lección de vida.
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