Actualizado el sábado, 21 agosto, 2021
Jennifer Aniston no está embarazada, lo que está es harta. Y no lo decimos nosotras, sino ella misma en una inspiradora carta a los medios en la que invita a la reflexión a toda la sociedad. Con esa contundente frase abría Jennifer Aniston una carta abierta después de que distintos medios de comunicación hayan estado meses especulando sobre un posible embarazo.
Todo comenzó a raíz de la publicación de unas fotos de la actriz en las que parecía tener un poco de tripa. Las portadas con su nombre y la especulación de su embarazo (y la confirmación en muchos casos de que ya lo estaba) ha conseguido finalmente, hacer enfadar a una actriz que desde años viene soportando la carga mediática de su situación personal.
«¡Jennifer Aniston está finalmente embarazada!»
Si compartimos hoy su enfado es porque muchas mujeres se pueden sentir identificadas con ella. Quizás no sea la presión mediática, pero sí sufráis la presión familiar y social por vuestra decisión de no ser madres.
Ha realizado una inspiradora reflexión sobre la excesiva presión que se ejerce sobre la mujery se ha desahogado en una carta publicada integramente por el diario Huffington Post. En ella, ha explicado con todo lujo de detalles el tipo de presión a la que se ha visto sometida durante toda su carrera para que tuviera pareja, se casara y formara una familia.
La carta de Jennifer Aniston
Desde que conoció la fama con el personaje de Rachel, en la mítica serie «Friends» (1994-2004), la vida de Jennifer Aniston ha estado bajo el permanente e implacable escrutinio de la prensa sensacionalista. Ella sabe que no podrá luchar contra esto y asegura estar convencida de que las prácticas de la prensa sensacionalista no cambiarán en el futuro próximo, pero aboga por un cambio en los ciudadanos. Esta es su reflexión:
«Quiero empezar diciendo que desmentir rumores es algo que nunca he hecho. Pero para que conste en acta, no estoy embarazada. Lo que estoy es harta. Estoy harta de ese escrutinio deportivo y body shaming que acontecen cada día disfrazados de periodismo.
La forma en que soy retratada por los medios es simplemente un reflejo de cómo vemos y retratamos a las mujeres en general, medidas por un estándar de belleza deformado.
El mensaje de que las niñas no son guapas a menos que estén increíblemente delgadas, que no merecen nuestras atención a menos que parezcan una supermodelo o una actriz en la portada de una revista es algo que todos estamos aceptando de buena gana. Este condicionamiento es algo que las niñas se llevan a su conversión en mujeres.
Usamos las noticias de celebrities para perpetuar esta visión deshumanizada de las mujeres, únicamente centrada en el aspecto físico, que los tabloides convierten en objeto de especulación.
Estamos completas con o sin pareja, con o sin niños. Nosotras decidimos qué es bonito en lo que respecta a nuestros cuerpos. Sí, quizá sea madre algún día, y desde que estoy ahí tan expuesta, si llega a ocurrir, seré la primera en contarlo. Pero no persigo la maternidad porque me sienta incompleta de alguna manera, tal y como la cultura de las celebrities nos ha hecho creer a todos.
Este pasado mes en particular me ha sorprendido en comprobar cómo definimos el valor de las mujeres basándonos en su estado civil y su maternidad. La cantidad de recursos utilizados por la prensa para tratar de encubrir si estoy o no embarazada señala la perpetuación de esa noción por la cual una mujer es de alguna forma incompleta, fracasada o infeliz si no está casada y tiene hijos.
Si yo soy una especie de símbolo para la gente ahí fuera, entonces claramente soy un ejemplo del cristal con el que nosotros, como sociedad, miramos a nuestras madres, hijas, hermanas, esposas, amigas y compañeras de trabajo. La objetificación y el escrutinio al que sometemos a las mujeres es absurdo y alarmante. La manera en la que soy retratada por los medios de comunicación es simplemente un reflejo de cómo vemos y retratamos a las mujeres en general, comparadas con un retorcido estándar de belleza. A veces los estándares culturales solo necesitan una perspectiva diferente para que podamos ver lo que son realmente –una aceptación colectiva…un pacto subconsciente.
Usamos las noticias de las celebridades para perpetuar y deshumanizar la opinión de las mujeres centrándonos únicamente en su aspecto físico, que los tabloides convierten en un tema sobre el que especular. ¿Está embarazada? ¿Está comiendo demasiadao? ¿Se ha abandonado? ¿Está su matrimonio en peligro porque la cámara ha detectado alguna imperfección?
Mientras la prensa insistía en un aburrido círculo vicioso de noticias sobre mi vida personal, en nuestro país ha habido tiroteos masivos, incendios incontrolados, decisiones importantes del Tribunal Supremo, unas elecciones que se acercan y un número importante de asuntos que merecen la pena a los que esos “periodistas” podrían haber dedicado sus recursos.
Por mis años de experiencia, he aprendido que las prácticas de los tabloides, a pesar de que son dañinas, no cambiarán, al menos a corto plazo. Lo que sí puede cambiar es nuestra conciencia y reacción a los mensajes tóxicos enterrados en esas aparentemente inocuas historias y servidos como la verdad, que además tratan de dar forma a nuestras ideas sobre quiénes somos.
Aquí es donde hago público este asunto: estamos completas con o sin un compañero, con o sin un hijo. Debemos poder decidir por nosotras mismas lo que es bello cuando se refiere a nuestros cuerpos. Esta decisión es nuestra y nuestra solo. Tomemos esta decisión por nosotras mismas y por las mujeres jóvenes del mundo que nos miran a nosotras como ejemplos. Tomemos esa decisión conscientemente, al margen del ruido de los tabloides. No necesitamos estar casadas o ser madres para ser completas. Podemos decidir nuestro “y comieron perdices” por nosotras mismas.
Podemos decidir cuánto compramos de lo que nos están sirviendo, y quizá algún día los tabloides se vean obligados a ver el mundo desde una perspectiva diferente, desde un cristal mucho más humanizado porque los consumidores han parado de comprar mentiras»
¡Bravo, Jennifer Aniston!
El movimiento NO-MO y #changedestiny
Aniston cuestiona con esta carta la gran cantidad de recursos que la prensa sensacionalista han dedicado durante años a cuestionar su soltería o su decisión de no ser madre. Considera que es algo que ayuda a perpetuar la idea de que, de alguna forma, una mujer no está completa, no es exitosa o no puede ser feliz a menos que esté casada y tenga hijos. Que ese es el objetivo final que toda mujer persigue y que hasta alcanzarlo, no cumplirá sus metas o sus sueños.
No es la única mujer que tiene que lidiar constantemente con preguntas sobre su inexistente embarazo. Frases como ‘¿y para cuándo te animas?’ o ‘se te va a pasar el arroz’ son constantes en la vida de mujeres que tienen entre 30 y 50 años, y muy especialmente, si ha formalizado una relación.
Por suerte, desde hace unos años la asociación Gateway Women decidió crear el movimiento NoMo (Not Mothers) para reivindicar el derecho a las mujeres a decidir si quiere o no quiere tener hijos. Y es que, de forma inconsciente o no, la sociedad asume que tener hijos es una misión que toda mujer necesita completar.
