Quienes queremos decorar el interior de nuestro hogar o nuestra oficina, no solemos pensar en utilizar un papel pintado o vinilo. Y, sin embargo, ¡es una de las opciones más creativas y económicas! Ambas opciones ayudan a dar personalidad a un espacio y lo único realmente importante es saber elegir qué papel o vinilo es el adecuado para tu espacio y qué quieres expresar con él.
Utilizar un papel pintado original o un vinilo para la pared con la imagen adecuada, es una de las soluciones decorativas más prácticas para mejorar el aspecto de la decoración de una estancia. Entre sus virtudes destaca que ambos suelen ser opciones económicas, son rápidos de instalar y utilizar. Además, hay más opciones de las que imaginas.
Para elegir el mejor papel pintado debemos tener en cuenta el acabado superficial (patrón visible) y el material de la base (la cada adhesiva). Si la estancia donde va a colocarse es muy grande, los decoradores recomiendan elegir papeles con diseños también grandes. De este modo evitamos la excesiva repetición de patrones muy pequeños.
Otra gran pregunta es dónde colocar el papel. Puede elegirse una única pared o en toda la habitación. Pero si se eligen colocarlo en dos paredes, es mejor que estas sean paredes contiguas. En muy pocas ocasiones es recomendable colocar el papel pintado en paredes enfrentadas. También se recomienda no elegir las paredes que cuenten con ventanas o puertas.
Además de un mero elemento decorativo, un papel pintado puede ayudarnos a mejorar la percepción de los espacios. Por ejemplo, para una habitación alargada o un pasillo estrecho podemos elegir algún elemento decorativo que ayude a dar amplitud.
¿Qué variedades de papeles pintados decorativos existen?
Papel pintado no vinílico
Se trata de un tipo de papel que puede llegar a llevar una o dos capas de papel. A la capa externa se le aplica una impresión que aporta el color y si fuera necesario, también las líneas de diseño. En la gran mayoría de casos, suelen tener un acabado liso y mate.
Su mayor ventaja suele ser el precio, pero su gran desventaja es que no son fáciles de limpiar, ya que les afecta la humedad. Por ello, no se recomiendan en habitaciones que se pueden ensuciar con facilidad o donde existe mucha humedad de forma natural, como cuartos de baño o cocinas.
Papel pintado vinílico
Es la modalidad más popular. Su principal característica es contar con una capa extra de vinilo en su cara visible. Esta capa aporta protección frente a todo tipo de agentes externos como la humedad o los rayos del sol. Esto permite, a su vez, que sean más fáciles de limpiar o lavar.
Existen distintos acabados para este tipo de papeles vinílicos. Pueden ser con acabado brillo, mate o con una base gruesa llamada papel espumante (que disimula las imperfecciones de relieve de la pared).
Papel pintado vinílico con relieve o texturas
El papel que cuenta con un acabado de relieve o texturizado, están creados a partir de una base recubierta con un barniz o acabado vinílico que permite el lavado con agua y lo hace más resistente a la humedad. Es un tipo de papel recomendado especialmente para paredes que cuentan con imperfecciones en su superficie.
Papel pintado textil
En este caso, se trata material tejido sobre la base de papel. Este material puede estar creado a partir de fibras sintéticas (polivinilo) o naturales (viscosa, algodón, lino, seda, nilón, terciopelo, etc.). La base de papel también puede ser sustituida por un acrílico o material pellón si queremos que además, el papel ayude a mejorar el aislamiento acústico y térmico. Son algo más caras, pero aportan calidad a los acabados.
Estas fibras textiles añaden una sensación de calidez y naturalidad al acabado. Sin embargo, su principal desventaja es que no es bueno para estancias con mucha humedad o con fuertes olores (ya que tiende a impregnarse de ellos). Se recomienda que se compren con algún tipo de tratamiento antimanchas que faciliten su limpieza.
Papeles pintados sobre los que colorear
Se trata de revestimientos murales que cuentan con una superficie vista sobre la que podemos pintar. El lienzo sobre el que se dibuja puede ser de distintos tonos claros aunque se recomienda que sean lo más blanco posible. Además del tono de color, pueden contar con distintos dibujos a una tinta que permiten ser coloreados o modificados.
