Actualizado el viernes, 19 febrero, 2021
Pilotos rusos han descubierto una enorme y profundo cráter nunca antes visto. El agujero o fosa fue descubierto a unos 30 kilómetros de la localidad de Bovanenkovo, en la península de Yamal, que en el idioma nativo significa ‘fin del mundo’ y de ahí que las teorías sobre su extraña aparición no hayan parado de extenderse por internet.
Científicos de varias partes del mundo ya viajan hacia la zona para poder aclarar si la formación de esta impresionante estructura geológica está relacionada con posibles procesos periglaciares, liberación de gas o un quizás la caída de algún meteorito. Desde que el vídeo con las imágenes se colgó en YouTube los rumores sobre el posible origen del misterioso cráter sin fondo se han disparado en la red y como no podía ser de otra forma, muchos no han tardado en atribuirlo a la llegada de Ovnis a nuestro planeta.
¿Fenómeno geológico natural, impacto de meteorito o por pruebas de armamento…? Pronto sabremos de qué se trata.
Se trata de un fenómeno natural que corrobora el cambio climático, según científicos de Tomsk Polytechnic University (Siberia). Normalmente, los fenómenos geológicos son resultado de procesos de cientos o miles de años, pero estos «agujeros negros» se están formando a una velocidad preocupante.
Según los científicos son consecuencia directa del calentamiento global, el cual está provocando que se derritan los hielo perpetuos que cubren la tundra siberiana. El hielo contiene gas y cuando se reduce el espesor de la superficie helada, ese gas sale disparado como si se tratara de y crea esos agujeros: tiene solo un par de años de antigüedad.
Se siguen realizando investigaciones para determinar la causa de este fenómeno pero ya se han encontrado concentraciones de metano cercanas al 9,6%, cuando la concentración normal en el aire es de 0.000179%. El metano es un gas cuyo efecto invernadero es más potente que el efecto del CO2, el metano puede calentar el planeta 21 veces más que el CO2.
El metano se mantiene bajo tierra en Siberia por acción de una capa de permafrost (suelo congelado permanentemente). El calentamiento inusual del 2012 y 2013, o el calentamiento de largo plazo podrían haber ocasionado que se derrita la capa de permitiendo que se libere una enorme burbuja de metano a la atmósfera.
Se desconoce la cantidad de metano que está atrapado bajo el permafrost pero se teme posible que al avanzar el proceso de calentamiento global se libere más metano a la atmósfera, incrementando a su vez la cantidad de gases de efecto invernadero y generando un efecto en cadena.
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