No cabe duda alguna de que uno de los espacios naturales más bonitos de la costa valenciana es La Albufera. Nada mejor que conocerla dando un paseo en barco, sobre todo el atardecer, con la puesta de sol.
Albufera significa “pequeño mar” en árabe, y en efecto, se trata de una especie de pequeño mar de agua dulce y 3.000 hectáreas en la actualidad. El agua de La Albufera procede de las sierras cercanas, y su entorno ha sufrido una fuerte transformación, sobre todo para el cultivo de arroz. De hecho este ha sido su aprovechamiento tradicional, junto con la pesca.
Pero la poca rentabilidad que consiguen los pescadores de la zona con su trabajo, ya llevado a que a lo largo de las últimas décadas ganara protagonismo la industria turística, a través de restaurantes y hoteles.
Llegar a El Palmar en barco es una experiencia sin igual
La localidad de El Palmar es el epicentro de este bello entorno natural. Se trata de una isla ubicada al sureste de La Albufera, a la que tan solo era posible acceder en barco hasta el año 1930, cuando se construyeron los puentes sobre las acequias que la rodeaban, comunicándola directamente con tierra firme.
Sin embargo, llegar a ella a través de sus aguas sigue siendo toda una experiencia, que se puede hacer posible gracias a las empresas que ofrecen alquiler de barcos en Valencia.
Una historia siempre ligada con la pesca
Aunque tenemos que remontarnos a la repoblación tras la Reconquista cristiana para llegar a los orígenes de la explotación de la pesca por los vecinos del entorno, en un principio la isla tan solo se utilizaba para albergar construcciones pequeñas que utilizaban los pescadores como refugio o aperos de pesca.
Fue ya en la segunda mitad del siglo XVIII cuando esas construcciones se hicieron más grandes y cómodas, pudiendo servir de vivienda fija para las familias, hasta terminar formando aquel poblado que derivó en El Palmar.
La tradición pesquera secular de la zona ha llevado a la Cofradía de Pescadores de El Palmar, formalizada a mediados del siglo XIX como tal, continúe controlando el derecho de calado, desde que el Rey Jaime I les otorgara ese privilegio en el año 1250.
Tres golas o canales comunican La Albufera con el mar Mediterráneo; dos de ellos son naturales, y el otro artificial. El nivel de la laguna se regula a través de las compuertas que abren o cierran el flujo de agua por ellos, según las necesidades del cultivo del arroz.
Las compuertas suelen estar abiertas durante todo el año, hasta que entre noviembre y enero se cierran para que suba el nivel del agua, los arrozales se inunden y empiece la germinación.
Cabe destacar que La Albufera ha sido declarada humedal de importancia internacional a través del convenio RAMSAR, siendo un espacio de especial relevancia a nivel ornitológico. También se trata de una zona de paso muy importante para muchas especies de aves durante sus viajes migratorios.