Actualizado el lunes, 2 agosto, 2021
Como denuncia Amnistía Internacional, la crueldad del reino saudí es de sobra conocida y en AI llevan documentándola desde hace años.
1: Es uno de los reyes de las ejecuciones en el mundo, y muchas de ellas llegan a ser decapitaciones en plazas públicas.
2: Desprecia a las mujeres. No se les permite tomar decisiones a no ser que un familiar varón dé su aprobación. Están jurídicamente subordinadas a los hombres en todo lo relacionado con el matrimonio, divorcio, custodia de hijos e hijas, herencias… Y si se atreven a alzar la voz contra ello, acaban entre rejas.
3: Es un país que impone penas como la amputación o la flagelación como castigo a diferentes delitos. Por ejemplo, Raif Badawi fue condenado a 1.000 latigazos y 10 años de prisión por ser crítico con el gobierno.
4: Pertenecer a una minoría religiosa puede significar una condena: decenas de activistas de la minoría chií han sido condenados a muerte o a eternas penas de cárcel.
5: Arabia Saudí lidera una coalición que bombardea día y noche Yemen, matando a miles de mujeres, hombres, niños y niñas. Hospitales y escuelas también han sido sus objetivos en esta guerra.
6. Reprime y encarcela a activistas, periodistas e intelectuales para silenciar sus denuncias. Y aquellos que se atreven a contar a periodistas, diplomáticos o a Amnistía Internacional las violaciones de derechos humanos del país, han sido castigados.
7. Y si te detienen, probablemente te torturen bajo custodia policial. Y te aseguro que los responsables se van de rositas.
A pesar de este “maravilloso” historial, el gobierno saudí tiene “amigos” en todo el planeta que cierran los ojos ante estos crímenes, y parece que lo único que ha hecho reaccionar a la comunidad internacional ha sido el terrible asesinato de Jamal Khashoggi.
Arabia Saudí vuelve a ser noticia por las polémicas declaraciones del príncipe Abdullah Al-Saud, embajador de este país en EE.UU. Tras ser preguntado sobre el posible fin de los bombardeos en Yemen, ha respondido con un preocupante: «¿Si vamos a dejar de bombardear Yemen? Respondería lo mismo si me preguntas si voy a dejar de pegar a mi mujer».
Según el medio The Intercept, este comunicado finalizó con una sonora risa que ponían punto y a parte a las palabras del embajador. Su comentario, realizado en plena rueda de prensa, ha vuelto a reavivar la polémica sobre los derechos de las mujeres en Arabia Saudí no sólo por machista, sino porque atenta a los principios básicos de cualquier ser humano al legitimar la violencia.
Recordemos que a pesar de haber sido incluido en el Consejo de Mujeres de la ONU (noticia igual o más alarmante si cabe) es un país donde se profesa el machismo y donde, hasta el pasado año 2015, las mujeres no podían ni siquiera votar.
El maltrato que reciben en casa, por parte de sus maridos o familiares, cuenta con la aprobación del propio estado.
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En el 2015, un informe del Banco Mundial determinó que este país es uno de los peores en cuanto a leyes prohibitivas contra la mujer. Este dato se suma a los resultados del último estudio del Foro Económico Mundial (informe que determina la brecha de género) que consagra a la monarquía alauita en el puesto 141 de 144, por detrás solo dejan a Siria, Pakistán y Yemen —países que sufren importantes conflictos internos y desequilibrios—.
La campaña de bombardeo de la coalición saudí ha dejado un gran peaje humanitario, pero estas acciones también están respaldadas por los militares estadounidenses. A día de hoy siguen mostrando su apoyo, proporcionando información de inteligencia, asignando 20.000 millones de dólares en envíos de armas y volando misiones de reabastecimiento para aeronaves sauditas.
¿Por qué nuestros países siguen haciendo negocios y comerciando con un país así?
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