Actualizado el Saturday, 21 November, 2020
La campaña para la reelección de Trump empieza a acumular similitudes con la diseñada por Joseph Goebbels, el que fuera ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich. La última, la venta de camisetas con un logo que recuerda con una de las insignias más representativas del nazismo.
Bajo el lema “America First” (Primero América) se muestra a un águila, con las alas extendidas y la cabeza mirando hacia su izquierda, sujetando con sus garras un círculo. Y dentro, la bandera estadounidense, a diferencia de la imagen utilizada por los nazis, que contenía una esvástica.
Nuevo logo de Trump
“El fantatismo es su única identidad“, ha denunciado, ‘Bend the Arc’s’, una organización progresista judía de EEUU. “El presidente de los Estados Unidos está haciendo campaña para la reelección con un símbolo nazi. De nuevo”, señalan. A las críticas se han sumado otras asociaciones como ‘The Lincoln Project’.
¿Qué peligro real implica?
La legitimación del discurso fascista, su violencia, su odio, su discriminización, su xenofobia… y por supuesto, frenar la lucha ante el cambio climático.
La frustración por las condiciones de vida lleva a que los sentimientos de odio, xenofobia y deseo de venganza se exacerben con facilidad.
Si nos paramos a pensarlo un momento, en realidad no es tan difícil de entender: un cúmulo de pequeñas cosas hicieron que el partido Nazi tomase el control de Alemania y media Europa. Una serie de acontecimientos que es importante conozcamos para que, de volver a darse, no nos precipite a un Juego de Tronos real.
Es más que evidente que el discurso del odio es el más utilizado en la actualidad por líderes como Trump, que no deja de arremeter contra los hispanos y los musulmanes, y otros tantos políticos europeos que culpabilizan a las minorías religiosas y étnicas y a los migrantes y refugiados de la crisis de la UE.
Muy relacionado con el miedo y odio “al otro” está la utilización del discurso del odio. A Hitler le funcionó muy bien este discurso manipulador y populista que echaba la culpa al colectivo judío (y a los extranjeros, y a los homosexuales…). Se unió a un pequeño partido ultranacionalista casi desconocido en la época y, gracias a su carisma y agresividad en la oratoria, llegó a su liderazgo, atrayendo a cada vez más gente. Su discurso era una fusión entre populismo y antisemitismo, y denunciaba que tanto el comunismo como el capitalismo eran estrategias judías para destruir Alemania.
¿Es TRUMP un fascista?
Cada vez hay más atentados de supremacistas blancos en todo el mundo y, además, van en aumento, alentados por el auge de partidos de extrema derecha. Estamos viendo ese punto de inflexión a partir del cual intuimos que vamos a ver una acción de la extrema derecha mucho más activa que la que hemos podido ver en los últimos 15 años.
La ley de Godwin es un sencillo enunciado de interacción social propuesto por Mike Godwin y que establece:
A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno. Pero parece que a Trump no solo no le da miedo las comparaciones, sino que las usa para dar valor de MARCA a la radicalización de sus políticas.
Aunque puede objetarse que la mera mención es manipular las emociones y un ataque ad hominem contra el objeto de la comparación. Hitler tiene una fama tan mala que sólo puede equiparárselo con otros déspotas. Así, según esta última argumentación, la ley de Godwin permanece aplicable aún en aquellas comparaciones con gobernantes a priori razonables.
¿Es lo que está sucediendo? Desde 2016 se le compara con Hitler y esta vez, está usando los ataques recibidos (con más o menos fundamentación”) para transformarlo en un “icono de marca”.
Una objeción común hecha al meme es que a veces sus usos son apropiados. Por ejemplo, “Es como Hitler porque Hitler también hizo esto en concreto”.
La ley pretende evitar un abuso conversacional, porque muchas veces se los menciona simplemente para evocar el mal y una posible confrontación objetiva de hechos se convierte en una discusión subjetiva sobre el bien y el mal que la concluye. Este planteamiento es expresado con bastante claridad mediante la aseveración “Algo es malo, porque Hitler lo hizo” o “Algo no es una virtud, porque Hitler lo tenía”. Sin embargo, a veces se lo menciona al margen de connotaciones.
Estoy convencida de que podemos alcanzar un nivel de debate y análisis mucho más crítico y profundo si empezamos a afrontar el reto social con menos “frases hechas” y “curiosidades”. La terrible crisis económica y social que vivimos lo merece.
El significado de la esvástica
Veamos otro ejemplo curioso del uso de símbolos que acaban asociándose a ideologías diferentes a las iniciales.
Si hubieras visitado la sede del Comando de la Fuerza Aérea de Finlandia (FAF) en los últimos años seguramente te hubieras llevado una sorpresa al ver su emblema: una esvástica con dos alas.
Si bien Finlandia se alió con la Alemania de Adolf Hitler durante una parte de la Segunda Guerra Mundial, el uso de ese símbolo nada tuvo que ver con los nazis.
De hecho, la FAF adoptó la cruz gamada como insignia desde que se creó como Cuerpo de Aviación del Ejército finlandés en 1918, décadas antes de la llegada al poder de Hitler.
Sin embargo, hoy ese símbolo, que se asemeja a la letra gamma mayúscula del alfabeto griego, se sigue asociando con los crímenes del nazismo y es sinónimo de odio y miedo.
Esto, irónicamente, a pesar de que la esvástica -que en sánscrito significaba “bienestar”- llegó originalmente a Occidente como un símbolo de buena fortuna debido a sus asociaciones positivas con las antiguas tradiciones orientales.
Si bien Finlandia dejó de utilizar la esvástica azul sobre un fondo blanco en los aviones de su Fuerza Aérea en 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la cruz gamada seguía presente en algunos emblemas, banderas y decoraciones, e incluso en uniformes, según le confirmó a la BBC un portavoz de la FAF.
No obstante, ahora, sin pompas ni ceremonia, el Comando de la FAF ha dejado de usar este emblema por responsabilidad cívica.