Actualizado el domingo, 1 agosto, 2021
Ya falta poco para el 5 de agosto de 2016. Se acerca el mayor espectáculo deportivo del mundo. Será divisado desde todas partes del mundo y congregará a 12.000 de los mejores atletas del mundo. En España, la expectación también es máxima, sin embargo, algo cambiará en la vida de las personas que hicieron esta prueba:
Desde el otro lado, durante los preparativos para los Juegos Olímpicos de este verano no queda duda de que se podrían desencadenar otra oleada de violencia policial contra manifestantes y residentes de los barrios marginales de la ciudad.
Cuando Río ganó la candidatura a los Juegos, hace ya siete años, prometió una ciudad segura para todos. ¿Para todos? La realidad es otra. En estos siete años, las fuerzas de seguridad de Río han dado muerte a más 2.500 personas en la ciudad. En medio de los destellos y los festejos, ¿alguien va a acordarse de ellos?
El 17 de julio de 2014 Pedro Ivo, de 19 años, vivía en la favela de Acari en Río de Janeiro, se detuvo brevemente para hablar con su amigo Lucas, de 17 años. En ese momento policías militares llegaron disparando y todo el mundo empezó a correr. Por desgracia, las balas alcanzaron a ambos. Sus cuerpos quedaron tirados en el suelo, a un metro de distancia uno del otro.
Vitor Santiago Borges no murió, pero en un incidente similar perdió parte de una pierna y quedó postrado en la cama. Parapléjico. El 13 de febrero de 2015, un grupo de soldados que ocupaba el complejo de favelas de Maré, también en Río, tiroteó el coche en el que regresaba a su casa, junto a cuatro amigos.
Historias como las de Pedro, Lucas y Vitor se suceden en Brasil, el país con mayor número de homicidios del mundo. No son casos aislados y no podemos limitarnos a festejar las victorias de nuestros deportistas en los estadios, mientras inocentes mueren en las calles.
En 2014, año en que Brasil acogió el Mundial de fútbol, 60.000 personas fueron víctimas de homicidio. En lo que va de 2016, los homicidios resultantes de intervenciones policiales en la ciudad han aumentado un 10% y estamos a solo 12 días de que se inauguren los Juegos Olímpicos.
Muy reciente esta el Mundial de fútbol del 2014, en el que durante las semanas previas y el transcurso del mismo, la policía reprimió de forma violenta las manifestaciones utilizando granadas paralizantes, gases lacrimógenos, balas de goma e incluso armas de fuego. Desde entonces, pocas cosas han cambiado, las autoridades siguen tratando a los manifestantes como “enemigos públicos”.
Miles de estas muertes fueron causadas por las fuerzas de seguridad que debían proteger a la población. La mayoría de las víctimas son varones jóvenes negros de las favelas. Lo escandaloso es que la mayor parte de los homicidios cometidos por policías y militares no se investigan.
Con los Juegos Olímpicos cada vez más cerca, las fuerzas de seguridad siguen cobrándose vidas por toda la ciudad. Más de 100 personas han muerto a manos de la policía en el estado de Río de Janeiro en lo que va de año. La mayoría: varones jóvenes y negros.
No queremos que esto se repita durante los juegos olímpicos de Río 2016. La población debe sentirse protegida por la policía, no amenazada. Pedimos a la Comisión de Seguridad de los Juegos Olímpicos que garantice que las operaciones de seguridad incorporan los derechos humanos.