Sin una innovación permanente, el éxito es efímero. La innovación debe convertirse en la tarea cotidiana de todos y cada uno de los miembros de una organización. Después de una década de hablar acerca de la innovación social, ha llegado el momento de cerrar la brecha que existe entre retórica y realidad. Los consumidores nos lo demandan y la realidad social no los exige.