Actualizado el jueves, 2 mayo, 2024
El periodista Warren Berger ha escrito para Fast Company, Harvard Business Review y Wired. Business Week incluyó su libro Glimmer en su lista de los Mejores libros sobre innovación y diseño del año.
Reseña
Los teléfonos inteligentes, los libros electrónicos y las compras por Internet han surgido gracias a la pregunta fundamental: «¿por qué no?». Según el periodista Warren Berger, plantear preguntas simples es esencial para fomentar la creatividad y resolver problemas de manera innovadora. En su fascinante investigación, Berger explora cómo visionarios como Edwin Land de Polaroid y Eric Hastings de Netflix convirtieron el cuestionamiento en el motor de grandes negocios. Aunque en el mundo empresarial suele haber reticencia hacia las preguntas luego de la etapa inicial, Berger señala que estas pueden ser percibidas como amenazas al status quo. No obstante, ofrece técnicas para fomentar la mentalidad inquisitiva, más como fuente de inspiración que como un manual detallado. A través de numerosas historias y la sabiduría de expertos, el autor muestra cómo las preguntas adecuadas pueden revelar perspectivas únicas y expandir los límites de lo posible. Estos conceptos resultan especialmente relevantes para profesionales creativos, como diseñadores y publicistas. En resumen, Muhimu recomienda este enfoque de la belleza en la indagación tanto a emprendedores, inversores e innovadores como a todos aquellos que hacen negocios en esta era de transformación acelerada.
Ideas fundamentales
- Hacer muchas preguntas estimula el pensamiento innovador.
- Demasiadas compañías favorecen el saber y hacer sobre el cuestionamiento.
- Los niños hacen cada vez menos preguntas conforme avanzan en la escuela.
- Estar dispuesto a hacer preguntas grandes, significativas y bellas es un prerrequisito para alejarse de lo conocido y aceptar lo nuevo.
- El primer paso para resolver un problema es preguntar el porqué de una situación. Haga seguimientos con preguntas “qué tal si…” que consideren cualquier solución posible, sin importar cuán disparatada sea.
- Después pregunte cómo puede convertir los escenarios “qué tal si…” en realidades. La mayoría de las innovaciones combinan ideas existentes de una nueva manera.
- Muchos pensamientos espontáneos surgen cuando está usted relajado.
- En una época de rápido cambio, es muy posible que las preguntas sean más valiosas que las respuestas. El fomento de una cultura de la indagación dentro de una empresa debe comenzar siempre con los líderes de la compañía.
Resumen
No es lo que usted ya sabe…
Cuando nos enfrentamos a un problema, nuestra primera reacción es buscar una solución. Aunque esta estrategia parece lógica, ¿es realmente la más efectiva? En muchas ocasiones, las soluciones se derivan de información existente o de métodos probados en el pasado. Sin embargo, ¿qué sucede cuando nos encontramos ante un problema completamente nuevo que demanda una solución innovadora, una que nadie ha intentado antes? La innovación rara vez surge de lo conocido. En lugar de enfocarnos en encontrar respuestas, podríamos seguir el ejemplo de grandes innovadores como Albert Einstein y Steve Jobs: buscar preguntas provocativas y creativas. Muchos de los productos, servicios y formas de entretenimiento más avanzados en la actualidad, como las compras en línea o las películas de Pixar, surgieron a raíz de preguntas innovadoras. Según David Pogue, reconocido periodista de tecnología de The New York Times, los avances imaginativos ocurren cuando alguien cuestiona el statu quo y se pregunta por qué las cosas son como son.
Tres tipos de preguntas
Entrevistas con más de 100 líderes creativos en campos como la ciencia, los negocios, la tecnología y el entretenimiento revelan que los innovadores eficaces suelen formular tres tipos de preguntas:
- Preguntas «por qué»: Un ejemplo icónico es el de Van Phillips, quien, enfrentado con las limitaciones de las prótesis en los años 70, se preguntó: «Si podemos llevar a un hombre a la Luna, ¿por qué no podemos crear un pie digno?». Estas preguntas desafiantes han inspirado innovaciones como la cámara Polaroid y Netflix, al negarse a aceptar el status quo y buscar nuevas soluciones.
- Preguntas «qué tal si…»: Phillips exploró posibles soluciones a través de preguntas del tipo «qué tal si…»: ¿Qué tal si un pie funcionara como un trampolín? ¿Qué tal si la prótesis imitara la pata de un guepardo? Estas preguntas permiten explorar nuevas posibilidades sin preocuparse por su viabilidad inmediata, aplicando enfoques innovadores a problemas establecidos y liberando la mente de limitaciones preconcebidas.
- Preguntas «cómo»: Phillips se sumergió en el proceso de idear cómo incorporar la fuerza de un trampolín o la potencia de una pata de guepardo en una prótesis de pie. Solo al formular preguntas detalladas sobre el proceso encontró la solución, como la paleta de madera curvada que eventualmente se convertiría en Flex-Foot.
Estas estrategias de interrogación, identificadas a través de entrevistas con líderes creativos, son fundamentales para generar ideas innovadoras y resolver problemas de manera efectiva.
¿Por qué los adultos no preguntan más?
Los humanos poseemos una inclinación natural hacia la interrogación. Desde temprana edad, los niños suelen hacer preguntas como por qué el cielo es azul, con un promedio de 40 mil interrogantes típicas entre los dos y cinco años de edad. Sin embargo, este hábito de cuestionar tiende a disminuir notablemente a medida que los niños crecen.
«Una pregunta perspicaz puede abrir nuevos campos de exploración y desafiar pensamientos arraigados, mientras que las respuestas suelen concluir el proceso».
La educación juega un papel crucial en este declive, ya que tiende a valorar el conocimiento y recompensar la capacidad de dar respuestas correctas. Muchas escuelas, especialmente en naciones industrializadas, no están diseñadas para fomentar la creatividad o el pensamiento crítico, sino más bien para formar trabajadores obedientes y memorizadores.
«En un entorno empresarial cada vez más complejo, las empresas necesitan abordar preguntas abiertas (por qué, qué tal si…, cómo) para sobresalir en un mundo que exige un propósito claro, una visión futurista y una disposición al cambio».
Otro factor importante es la gestión de los recursos mentales. En la vida cotidiana, necesitamos automatizar muchas tareas y filtrar distracciones para reservar energía mental para lo que consideramos importante. Sin embargo, en un mundo en constante cambio, ignorar las novedades puede ser contraproducente, por lo que la capacidad de hacer preguntas se vuelve aún más crucial para adaptarse con éxito.
«Muchas empresas han creado culturas que desalientan el cuestionamiento de manera implícita o explícita».
Las culturas corporativas suelen reprimir la curiosidad y el cuestionamiento. Muchas grandes empresas han adoptado estructuras jerárquicas similares a las militares, donde se valora más la experiencia que la curiosidad. En la economía industrial, se premia la certeza y la confianza en las respuestas existentes. Sin embargo, en tiempos de cambio constante, la creatividad y la capacidad de hacer preguntas son fundamentales para la adaptación y el éxito empresarial.
La pregunta ingenua: por qué
El primer paso hacia la innovación implica despojarse de conocimientos previos o al menos dejarlos de lado en la mente consciente. Steve Jobs adoptó el concepto de «mente principiante» del budismo zen, una mentalidad que permite ver una situación como si fuera la primera vez. Siguiendo el consejo del maestro zen Shunryu Suzuki: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la del experto hay pocas”. Esta mentalidad se puede cultivar haciendo preguntas ingenuas, como la favorita de los niños: por qué.
“Una pregunta bella es una pregunta ambiciosa pero aplicable que puede empezar a cambiar la manera en la que percibimos o pensamos sobre algo, y que puede servir como catalizador para el cambio”.
El por qué planteado por un niño condujo al desarrollo de la cámara Polaroid. Edwin Land, tras la pregunta de su hija sobre la inmediatez de las fotografías, desafió lo que sabía para seguir explorando. Cuatro años después, lanzó la primera cámara instantánea en blanco y negro. El por qué es una poderosa herramienta que ofrece nuevas perspectivas, permitiendo alejarse de las suposiciones y ver las cosas de manera fresca, con una mentalidad de principiante.
La pregunta del soñador: qué tal si…
El por qué abre un nuevo campo de pensamiento que, a menudo, revela una necesidad. Un segundo tipo de pregunta, qué tal si…, ayuda a imaginar cómo satisfacer esta necesidad. Esta pregunta nos lleva a explorar una amplia gama de soluciones, liberando la imaginación de las restricciones de lo factible. La innovación requiere de la generación de ideas locas e improbables que nos inspiren. A veces, las preguntas más inverosímiles producen resultados sorprendentes.
“Los interrogadores innovadores, cuando se enfrentan a situaciones que son poco ideales, preguntan por qué, tratando de descubrir lo que está haciendo falta”.
No es necesario inventar ideas completamente nuevas, muchas innovaciones son combinaciones de conceptos existentes, a veces aparentemente incompatibles. Einstein, Jobs, Disney y Lucas son ejemplos de maestros en el arte de la combinación creativa. La capacidad de combinar ideas de forma innovadora es esencial para generar ideas frescas y únicas.
“Las preguntas (las correctas, al menos) son buenas para generar impulso, que es la razón por la que los agentes de cambio las usan como punto de partida con tanta frecuencia”.
Si no te sientes tan creativo como Einstein o Disney, puedes adoptar algunas técnicas útiles para estimular tu capacidad de recombinación. Una táctica es pensar con equívocos, generando ideas aparentemente sin sentido que desafíen lo establecido. Pensar de esta manera puede llevar a preguntas provocativas y sin sentido que impulsen la innovación.
“El problema de hacer preguntas, para algunos líderes empresariales, es que expone la falta de experiencia y, en teoría, los hace vulnerables”.
Otra estrategia es simplemente salir a pasear. Tomar distancia del problema permite que la mente incube la pregunta y genere nuevas perspectivas e ideas innovadoras. Según el investigador Chen-Bo Zhong, la mente funciona mejor en un estado de inatención, donde el inconsciente puede trabajar. Distraer suavemente la mente consciente mediante actividades como visitar un museo o simplemente fantasear, puede generar nuevas conexiones creativas y estimular la innovación.
La pregunta realista: cómo
La tercera fase del proceso de interrogación es crucial: es cuando delimitas tus ideas «qué tal si…» y determinas cómo convertirlas en productos o procesos viables. Durante esta etapa meticulosa y lenta, es fundamental poner a prueba tus ideas, observar cómo fallan y aprender de esos fracasos.
“Las preguntas que se centran en fortalezas y ventajas suelen generar mejores resultados que las preguntas que se enfocan en problemas o carencias”.
Experimenta con tu idea, crea un prototipo, incluso si es rudimentario o está hecho con materiales simples, o si es simplemente una representación gráfica en la pantalla de un ordenador. Evita sobreplanificar tus conceptos experimentales. Prueba rápidamente nuevas ideas para obtener retroalimentación y determinar qué funciona y qué no. Van Phillips, por ejemplo, desarrolló más de 200 prototipos del Flex-Foot. Aprende a aceptar los fracasos como parte del proceso, ya que cada uno revela nueva información que te acerca al éxito.
“Durante décadas, [Toyota] ha empleado la técnica de preguntar ‘por qué’ repetidamente como método para identificar la raíz de problemas específicos de manufactura”.
Durante las etapas de «por qué» y «qué tal si…», a menudo es útil desafiar la sabiduría convencional. Sin embargo, en la fase de «cómo», el conocimiento y la experiencia de otros pueden ser recursos valiosos. En la era digital, conectarte con una comunidad diversa de personas que poseen experiencia, habilidades y creatividad es más accesible que nunca. Si planteas una pregunta interesante, es probable que encuentres asesoramiento valioso que te ayude a encontrar las mejores respuestas.
Fomentar una cultura del cuestionamiento
Las empresas convencionales suelen priorizar la acción sobre el cuestionamiento y la experiencia sobre la incertidumbre. Sin embargo, en la actualidad, el conocimiento por sí solo está perdiendo valor. Con la aceleración del cambio, el conocimiento tiene una vida útil cada vez más corta; las respuestas de hoy pueden quedar obsoletas mañana. En la era de Google y Wikipedia, el vasto conocimiento ya no necesita ser memorizado, ya que prácticamente todo está a solo un clic de distancia.
“Plantearse el por qué puede marcar el inicio del cambio en casi cualquier contexto”.
Las empresas pueden tomar diversas medidas para fomentar una cultura de cuestionamiento:
- Comience con el liderazgo: Los líderes deben dar la bienvenida al desafío de la incertidumbre. Si bien antes su rol era el de poseer conocimiento, ahora se trata de interpretar el cambio para sus empleados. Un CEO que adopta el papel de un interrogador alienta a su equipo a hacer preguntas exploratorias. A menudo, los empleados pueden plantear preguntas que no se les ocurrirían a los ejecutivos. El líder más efectivo no solo responde, sino que utiliza el debate de estilo socrático y el cuestionamiento profundo para estimular la creatividad en su equipo.
- Premie el cuestionamiento: Las organizaciones deben dejar de castigar a quienes cuestionan o de responsabilizar únicamente a aquellos que identifican problemas de resolverlos. Es crucial encontrar formas de brindar tiempo a los empleados para que persigan líneas de cuestionamiento significativas. Por ejemplo, Google tiene una política del “20%”: los empleados pueden dedicar el 20% de su tiempo a trabajar en proyectos independientes.
- Restructure la compañía como un ambiente de aprendizaje: Las empresas necesitan crear una atmósfera que fomente la exploración. Algunas han reemplazado el modelo jerárquico con culturas basadas en metáforas de la universidad o el laboratorio. Google, por ejemplo, invita a conferenciantes y ofrece una plataforma para que los empleados impartan clases internas sobre diversos temas, desde tecnología hasta paternidad.
- Reemplace las sesiones de lluvia de ideas con sesiones de lluvia de preguntas: Si bien las sesiones de lluvia de ideas aprovechan el poder de la colaboración, la presión de generar ideas y soluciones originales puede limitar la creatividad. Cambie el enfoque: genere preguntas sobre un problema y fomente la exploración de diferentes perspectivas y posibles soluciones.
- Reclute interrogadores: Para cambiar la mentalidad de la empresa, busque y contrate individuos que sean buscadores de información por naturaleza. Fomente una cultura empresarial poblada de empleados audaces y curiosos. En lugar de evaluar únicamente la capacidad de los candidatos para responder preguntas, considere también su habilidad para formular preguntas. Pida a los aspirantes que traigan una serie de preguntas sobre el negocio a la entrevista y construya sobre ellas con preguntas de seguimiento para evaluar su pensamiento crítico y capacidad de indagación.