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Cómo pedir ayuda de la forma adecuada (y a la persona adecuada)

Merece ser compartido:

Actualizado el martes, 27 febrero, 2024

En muchos casos el éxito depende de una habilidad tan sencilla como desarrollar capacidad para pedir ayuda de la forma adecuada y a la persona adecuada. Es sencillo y sin embargo, la mayoría de la gente tiene dificultades para solicitar ayuda. Les preocupa que tal solicitud les haga parecer incompetentes o que simplemente se les niegue. Pero cuando nos permitimos pedir ayuda, desbloqueamos recursos que, de otro modo, habrían permanecido ocultos para siempre.

Como verás en este artículo, preguntar no solo nos beneficia personalmente; también puede hacer maravillas para nuestros equipos y organizaciones.

Expresar nuestras necesidades tiene múltiples beneficios. Nos volvemos más eficaces en nuestro trabajo. Abre nuevas oportunidades. Puede ayudarnos a adaptarnos mejor y más rápidamente a nuevas circunstancias. Aumenta el rendimiento y la creatividad del equipo. Así que la próxima vez que necesites ayuda, no dudes en pedirla.

Si no preguntamos, la gente no sabrá lo que necesitamos. Y si la gente no sabe lo que necesitamos, no puede ayudarnos. 

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En muchos casos, el éxito depende de una habilidad tan sencilla como desarrollar la capacidad para pedir ayuda de la forma adecuada y a la persona adecuada. Es un acto aparentemente simple, pero la mayoría de las personas tienen dificultades para solicitar ayuda. Les preocupa que esta solicitud les haga parecer incompetentes o que simplemente se les niegue. Sin embargo, cuando nos permitimos pedir ayuda, desbloqueamos recursos que, de otro modo, habrían permanecido ocultos para siempre.

En este artículo, exploraremos la importancia de saber cómo pedir ayuda de manera efectiva y cómo esta habilidad puede conducir al éxito personal y profesional. Aprenderás cómo romper las barreras que impiden pedir ayuda y cómo hacerlo de la manera correcta.

Cómo Pedir Ayuda

Pedir ayuda es una habilidad esencial que todos deberíamos dominar. A menudo, subestimamos la voluntad y la capacidad de otras personas para ayudarnos. Aquí hay algunas pautas para pedir ayuda de manera efectiva:

Anillo de Reciprocidad

El anillo de reciprocidad es un principio poderoso que sostiene que cuando ayudamos a otros, están más dispuestos a ayudarnos a cambio. Esto crea una red de apoyo mutuo que puede impulsar el éxito de todos los involucrados.

No Subestimes la Voluntad y Capacidad de Otras Personas para Ayudar

Las personas suelen estar dispuestas a ayudar si se les pide de la manera adecuada. No subestimes la generosidad de los demás.

Obstáculos Culturales y Organizacionales

A veces, la cultura, los sistemas, los procedimientos y las prácticas de una empresa pueden dificultar tanto pedir como brindar ayuda. Identificar y superar estos obstáculos es fundamental.

Pedir Ayuda es Tan Importante como Darla

Siempre estamos dispuestos a ayudar a los demás, pero debemos recordar que pedir ayuda cuando la necesitamos también es fundamental. No es señal de debilidad, sino de sabiduría.

Aprende a Pedir lo que Necesitas

Pedir lo que necesitas es crucial para acercarte a tus objetivos. No asumas que otros lo saben, exprésalo claramente.

Normas y Rutinas de Equipo

Diseñar normas y rutinas de equipo que permitan a los empleados pedir ayuda fomenta un ambiente colaborativo y productivo.

Amplía tu Red de Recursos

No te limites a pedir ayuda solo a un grupo selecto de personas. Amplía tu red de recursos y oportunidades.

Reconoce, Aprecia y Recompensa

Reconocer, apreciar y recompensar a quienes solicitan ayuda, así como a quienes la brindan, fortalece la cultura de colaboración.

El Beneficio de Pedir Ayuda

Como verás en este artículo, pedir ayuda no solo nos beneficia personalmente, sino que también puede hacer maravillas para nuestros equipos y organizaciones. Algunos de los beneficios incluyen:

  • Aumento de la eficacia en el trabajo.
  • Apertura de nuevas oportunidades.
  • Adaptación más rápida a nuevas circunstancias.
  • Mejora del rendimiento y la creatividad del equipo.

Así que la próxima vez que necesites ayuda, no dudes en pedirla. Recuerda que si no preguntas, la gente no sabrá lo que necesitas, y si la gente no sabe lo que necesitas, no puede ayudarte.

Aprender a pedir ayuda de manera efectiva es una habilidad fundamental que puede marcar la diferencia en tu vida personal y profesional. No subestimes la generosidad de los demás y no temas pedir lo que necesitas. Al hacerlo, desbloquearás recursos que te ayudarán a alcanzar tus metas.

¿Por qué es importante aprender a pedir ayuda?

Aprender a pedir ayuda es esencial porque nos permite acceder a recursos y apoyo que de otra manera permanecerían ocultos. También fortalece las relaciones y fomenta la colaboración.

¿Cómo superar el miedo a parecer incompetente al pedir ayuda?

El primer paso es reconocer que pedir ayuda no es una señal de incompetencia, sino de sabiduría. Comunica claramente tus necesidades y muestra gratitud cuando te ayuden.

¿Cuál es el papel de la reciprocidad en pedir ayuda?

La reciprocidad es un principio clave. Cuando ayudamos a otros, están más dispuestos a ayudarnos a cambio. Esto crea una red de apoyo mutuo.

¿Cómo puedo ampliar mi red de recursos para pedir ayuda?

Para ampliar tu red de recursos, busca oportunidades de networking, asóciate con personas de diferentes áreas y muestra interés genuino en ayudar a los demás.

¿Qué debo hacer si enfrento obstáculos culturales en mi lugar de trabajo?

Identificar los obstáculos culturales es el primer paso. Luego, trabaja en conjunto con colegas y superiores para crear un ambiente más propicio para pedir y brindar ayuda.

El camino del éxito es pedir ayuda
El camino del éxito es pedir ayuda

Historia ejemplo de Anillo de reciprocidad

Cristina, una bebé nacida en Ucrania, tuvo un comienzo de vida complicado. Pocos días después de su llegada al mundo, se le diagnosticó una rara enfermedad llamada craneosinostosis, que provoca que los huesos del cráneo se fusionen prematuramente. Esto podría haber resultado en una cabeza deformada y un rostro distorsionado para el resto de su vida. Afortunadamente, la cirugía podía resolver este problema, pero encontrar un especialista capaz de llevar a cabo la operación en Rumania fue una tarea difícil.

Sin embargo, esta historia tiene un final feliz que nos recuerda el poder de la pregunta. Cristina finalmente recibió la cirugía que necesitaba, y todo gracias a que alguien cercano a ella supo preguntar por ayuda.

Cuando no preguntamos, el mundo no sabe qué necesitamos. Y si nadie sabe lo que necesitamos, nadie puede brindarnos su apoyo.

Aquí entra en juego el concepto del «Anillo de Reciprocidad». Afortunadamente para Cristina, su tía Felicia conocía esta idea. Cuando Cristina fue diagnosticada con craneosinostosis, Felicia estaba participando en una actividad similar a una cadena de favores llamada el Anillo de Reciprocidad. Esta actividad grupal permitía a los participantes aprovechar el conocimiento, la sabiduría y los recursos de una gran red para obtener lo que necesitaban.

Felicia, que vivía en Francia, decidió preguntar por ayuda en este grupo y, gracias a eso, pudo conectarse con un cirujano craneal pediátrico experimentado que podía ayudar a su sobrina. Uno de los participantes era un pediatra que la puso en contacto con el especialista necesario. Así es como se hizo posible la cirugía que cambiaría la vida de Cristina.

Esta historia nos recuerda que nunca sabemos lo que las personas saben o a quiénes conocen hasta que nos atrevemos a preguntar. Además, hay investigaciones que respaldan esta idea: hasta el 90% de la ayuda en el entorno laboral se brinda después de que alguien lo solicita.

Entonces, la próxima vez que te encuentres en una situación en la que necesitas ayuda, recuerda la lección de Cristina y Felicia: no subestimes el poder de hacer una pregunta. Puede cambiar vidas y hacer posible lo que parece imposible.

De manera rutinaria subestimamos la voluntad y la capacidad de otras personas para ayudar

Imagina esta situación: te encuentras en una situación urgente y necesitas hacer una llamada telefónica desesperadamente, pero tu teléfono está sin batería. ¿Te atreverías a pedir prestado el teléfono a un desconocido? Incluso si no te parece tan incómodo, es posible que pienses que nadie aceptaría prestarte su teléfono.

Pero aquí viene la sorpresa: los psicólogos de la Universidad de Columbia hicieron un descubrimiento fascinante. Resulta que muchos neoyorquinos estaban dispuestos a ayudar cuando los participantes de un estudio les pedían usar sus teléfonos celulares. Increíblemente, en promedio, solo necesitaban dos intentos para encontrar a alguien dispuesto a prestarles su teléfono. ¡Y lo mejor de todo es que ni siquiera tenían que inventar una historia triste para justificar su solicitud!

Este hallazgo nos dice algo importante: las personas están más dispuestas a ayudarse mutuamente de lo que solemos pensar. Una encuesta global de Gallup descubrió que el 73 por ciento de los estadounidenses habían ayudado a un desconocido en el último mes. Y este espíritu de ayuda no se limita a Estados Unidos, ya que en más de la mitad de los 140 países encuestados, la mayoría de las personas también habían hecho lo mismo. En todo el mundo, se estima que alrededor de 2,200 millones de personas ayudan a desconocidos cada mes. ¡Increíble, verdad?

A pesar de todo esto, muchas personas aún dudan en pedir ayuda a personas fuera de su círculo cercano. Sin embargo, esto es un error. Nuestras conexiones pueden servir como puentes hacia nuevos horizontes. Pedir ayuda a amigos y conocidos puede abrir puertas a información valiosa, nuevas soluciones y recursos que ni siquiera sabías que existían.

Incluso esos amigos de tu pasado, a quienes quizás no has visto en mucho tiempo, pueden ser una fuente valiosa de apoyo. Es posible que temas que te rechacen o que pienses que no es apropiado acercarte solo para pedir un favor, pero la mayoría de las personas se alegran de escuchar de un antiguo amigo y están dispuestas a ayudar. Después de todo, sus vidas han tomado caminos diferentes, y sus conocimientos y redes sociales pueden ser justo lo que necesitas para resolver tus problemas.

A veces, sin embargo, lo que nos impide pedir ayuda no tiene nada que ver con las personas, sino con los sistemas y las estructuras de nuestras organizaciones.

La cultura, los sistemas, los procedimientos y las prácticas de una empresa pueden impedirnos pedir y brindar ayuda

Cuando te postulas para un trabajo, ¿alguna vez te has detenido a pensar en la cultura de la empresa? Para algunos, la cultura organizacional es tan relevante como la descripción del puesto y el salario ofrecido.

Entonces, ¿cuál es el elemento más crucial en la cultura de una empresa? Según los estudios realizados por Google, la respuesta es clara: la seguridad psicológica. Cuando un ambiente laboral es psicológicamente seguro, los empleados se sienten cómodos haciendo preguntas, admitiendo errores y planteando problemas.

De hecho, Kathryn Dekas, una alta directiva de Google, asegura que la seguridad psicológica ha sido un factor fundamental en la capacidad de esta gigante tecnológica para fomentar la innovación en sus productos.

Sin embargo, lamentablemente, en algunas organizaciones, pedir ayuda puede tener consecuencias negativas. En tales situaciones, tanto los empleados como la propia organización salen perjudicados.

Existen otras razones que pueden disuadir a las personas de buscar ayuda. A veces, sucede porque una organización ha contratado a personas que no encajan adecuadamente. Los empleadores pueden estar tan centrados en las habilidades y experiencia de un individuo que olvidan considerar cómo se relacionará esa persona con el equipo o si estará dispuesta a ayudar a los demás o a solicitar ayuda.

Rich Sheridan, CEO de Menlo Innovations, una empresa líder en software, aprendió esto por experiencia propia. Al principio, al contratar programadores, Menlo Innovations solo se enfocaba en sus habilidades técnicas. Ahora, buscan personas que tengan lo que llaman «buenas habilidades de jardín de infancia», es decir, personas respetuosas, que se lleven bien con los demás y estén dispuestas a compartir.

Las competencias clasificatorias y las recompensas individuales también pueden tener un impacto negativo en la colaboración. Por ejemplo, si una empresa solo reconoce los logros individuales, puede crear una cultura competitiva en la que pedir o brindar ayuda no sea la norma.

Las organizaciones que crecen rápidamente pueden fragmentarse en varios departamentos pequeños y aislados que obstaculizan la colaboración. La globalización también puede ser un obstáculo, con personas separadas por la distancia, las zonas horarias y las diferencias culturales.

Es evidente que existen numerosos obstáculos para pedir ayuda. Sin embargo, podemos comenzar a superarlos una vez que comprendamos la importancia de la ley de dar y recibir. A continuación, profundizaremos en este tema.

Pedir ayuda es tan importante como darla

«Hay más felicidad en dar que en recibir», así lo dice un antiguo proverbio. Sin embargo, ¿esto significa que está mal recibir? De ninguna manera. De hecho, estos dos actos van de la mano. No puedes dar sin recibir, ni recibir sin dar, es una relación recíproca.

La ley de dar y recibir, o pedir, no se trata solo de ayudar a aquellos que te han ayudado antes. Se trata de brindar ayuda a otros, sin importar si te han ayudado o si lo harán en el futuro. Es una inversión que, con el tiempo, te traerá valiosos beneficios.

Un ejemplo de esto es la empresa de diseño IDEO, que ya está cosechando los frutos de su «cultura de ayuda». En IDEO, se fomenta que los colegas compartan su conocimiento y que pidan ayuda cuando la necesiten.

Existen cuatro estilos generales de dar y pedir ayuda:

En primer lugar, está el donante demasiado generoso. Estas personas pasan tanto tiempo dando que a veces pueden sentirse agotadas por su generosidad. Disfrutan de la gratitud de los demás, pero a menudo no revelan sus propias necesidades y, como resultado, pueden perder oportunidades importantes para su propio éxito.

En segundo lugar, está el tomador egoísta. Estas personas están tan centradas en sí mismas que rara vez reciprocen la generosidad de otros. Sin embargo, en ocasiones, incluso los tomadores más egoístas pueden dar, especialmente cuando sus acciones son públicas, ya que les preocupa su reputación.

Luego están los lobos solitarios. Valorizan la autosuficiencia y, por lo tanto, rara vez buscan ayuda ni la brindan. Como resultado, tienden a aislarse socialmente, lo que no es beneficioso en el largo plazo.

El mejor estilo de dar y recibir es el del donante-solicitante. Estas personas son populares entre sus colegas porque brindan ayuda sin dudarlo. Además, también buscan ayuda cuando la necesitan. En estudios realizados en empresas, se ha demostrado que los donantes-solicitantes son los empleados más productivos y mejor considerados.

En la próxima parte, exploraremos cómo formular solicitudes de manera efectiva.

Aprender a pedir lo que necesita le ayudará a acercarse a su objetivo

Para algunas personas, hacer preguntas es algo natural. El desafío está en que, incluso si eres una de esas personas, puede resultar complicado determinar exactamente qué preguntar y cómo hacerlo. ¿Qué necesitas para alcanzar el éxito? O quizás sabes lo que necesitas, pero no sabes a quién recurrir. En otras ocasiones, comprendemos nuestras necesidades y a quién debemos dirigirnos, pero nos sentimos inseguros acerca de cómo expresarlo de manera convincente.

El arte de hacer una solicitud efectiva se compone de tres pasos esenciales. En primer lugar, debes definir tu objetivo. Si eso parece una tarea difícil, ¿por qué no plasmarlo en papel? Escribe lo que estás persiguiendo y por qué es significativo para ti.

Una vez que tengas claro tu objetivo, puedes elaborar tu solicitud utilizando el enfoque SMART: específica, significativa, orientada a la acción, realista y con un plazo definido. Si tu solicitud cumple con estos criterios, es probable que sea efectiva.

Una solicitud específica tiene más impacto que una vaga, por lo que debes comunicar a las personas por qué necesitas lo que estás solicitando. Explicar el motivo también hace que tu solicitud sea más significativa. Además, ten en cuenta que «el por qué» no siempre se trata de ti, puede relacionarse con los objetivos y prioridades de tu organización. Luego, describe claramente las acciones que la persona debe tomar para ayudarte. La solicitud debe ser realista, es decir, algo que pueda lograrse incluso si parece poco probable. Por último, establece un plazo claro para darle un sentido de urgencia.

Ahora que sabes cómo hacer una solicitud, es hora de decidir a quién preguntar. No se trata solo de «quién sabe algo», sino también de «quién sabe a quién». En ocasiones, las personas que conocemos pueden conectar con aquellos que tienen el conocimiento necesario para ayudarnos.

Ya estás listo para hacer tu solicitud. ¿La forma exacta en que debes hacerlo? Eso depende de ti. Las investigaciones demuestran que una solicitud cara a cara es 34 veces más efectiva que un mensaje de correo electrónico. Sin embargo, lo más importante es adaptarte a tu audiencia. ¿Prefieren la comunicación oral o escrita? Si están pasando por un momento ocupado o estresante, puede ser más apropiado esperar hasta que puedan considerar tu solicitud adecuadamente.

¿Y si te rechazan? No te desanimes ni te rindas. ¿Sabías que el primer libro de Harry Potter de J.K. Rowling fue rechazado por editores 12 veces? El rechazo no es algo personal, es solo una opinión, y esa opinión podría estar equivocada.

En el próximo segmento, exploraremos cómo una empresa puede construir una cultura en la que sea aceptable pedir ayuda

Diseñe normas y rutinas de equipo que permitan a los empleados pedir ayuda

¿Alguna vez te has equivocado en el trabajo? ¿Te has sentido libre para hablar de ello con tus colegas o pedir ayuda para resolverlo? Si no, ¿qué te ha frenado? ¿Será la cultura que impera en tu equipo o en tu organización?

Es esencial que las empresas creen un ambiente en el cual los miembros del equipo se sientan cómodos pidiendo ayuda y discutiendo errores.

Los líderes deben dar ejemplo al pedir ayuda cuando la necesitan. El Dr. Salvador Salort-Pons lo hizo cuando asumió la dirección del Instituto de Artes de Detroit. Su equipo de liderazgo se sorprendió al principio, pero pronto se convirtió en una práctica común entre todos los miembros del equipo.

Entonces, ¿qué puede motivar a los empleados a buscar apoyo?

Elige empleados que no solo tengan las habilidades y capacidades adecuadas, sino que también sean buenos para pedir y dar ayuda. Luego, crea un entorno de trabajo que sea psicológicamente seguro, donde los miembros del equipo se sientan cómodos pidiendo ayuda y admitiendo errores. Si el equipo es nuevo, dale tiempo para que los miembros se conozcan antes de sumergirse en un proyecto.

¿Por qué no utilizar diversas herramientas para crear un entorno de trabajo psicológicamente seguro?

Por ejemplo, puedes implementar una práctica llamada «stand-up». Así funciona: una vez al día, los miembros del equipo se reúnen en un círculo y se turnan para dar una breve actualización. En la empresa de software Atlassian, cada miembro responde tres preguntas: ¿en qué trabajé ayer? ¿en qué estoy trabajando hoy? ¿qué obstáculos me estoy encontrando? Menlo Innovations da un paso más y pregunta: ¿en qué necesito ayuda? Esta pregunta es poderosa porque normaliza la idea de hacer solicitudes.

Otra herramienta es el «anillo de reciprocidad». Esta actividad guiada permite que las personas aprovechen el poder de una red para obtener lo que necesitan. Se realiza en grupos de 20 a 24 personas, y todos tienen la oportunidad de hacer una solicitud. Los demás hacen una pausa para pensar cómo pueden ayudar. Ha habido resultados espectaculares. Por ejemplo, alguien que fue adoptado al nacer quería encontrar el apellido de sus padres biológicos. Un participante en el grupo pudo decirle cómo hacerlo e incluso lo acompañó durante el proceso.

¿Y qué hay de colaborar a través de las divisiones organizativas? Hablaremos de eso más adelante.

Amplíe el grupo de personas y recursos a los que puede acceder con sus solicitudes

Si alguna vez has trabajado para una gran organización, es posible que hayas notado que algunos equipos o departamentos operan de manera aislada, incluso realizando proyectos similares sin ser conscientes de ello. ¡Qué desperdicio de tiempo y recursos!

A veces, la estructura misma de las empresas contribuye a estas brechas. Tomemos el caso de Kent Power, donde la comunicación entre los supervisores de campo y los ejecutivos se había quebrado por completo. ¿Cómo lograron salvar esta brecha?

Un grupo compuesto por 17 ejecutivos y supervisores ideó un juego que involucraba llamadas telefónicas regulares uno a uno durante tres meses. La peculiaridad: no podían hablar de trabajo. Sorprendentemente, este juego funcionó. Al cabo de esos tres meses, ambos grupos habían restablecido una comunicación productiva y mejoraron su relación laboral.

Otra forma efectiva de cerrar estas brechas estructurales son los programas de educación continua. Estos programas están especialmente diseñados para clientes corporativos y solo están abiertos a empleados de una empresa específica. Los participantes pueden provenir de diferentes departamentos, oficinas o incluso países. Estos programas brindan a los empleados la oportunidad de conocerse, colaborar en proyectos de equipo y socializar.

La experiencia de Robert, gerente de ventas nacional en una importante corporación, nos muestra el impacto positivo de estos programas. Después de participar en un programa de educación ejecutiva, pudo ayudar eficazmente a resolver un problema desafiante. Cuando surgió un error en una carta enviada a los clientes desde la sede de la empresa, Robert reconoció que provenía del departamento de alguien que había conocido en su programa. Esto le permitió trabajar de manera rápida y efectiva con esa persona para resolver el problema.

La presupuestación flexible es otra herramienta útil. Implica que un departamento ceda una parte de su presupuesto a otro departamento o proyecto. Puede parecer sorprendente, ya que rara vez un gerente está dispuesto a entregar voluntariamente fondos de su departamento. Sin embargo, en Hopelab, un laboratorio de innovación social en California, esto ocurre de manera regular. Cuando se presentó una emocionante oportunidad de comunicaciones estratégicas con un costo de $100,000, el presupuesto flexible permitió a Hopelab reunir los fondos necesarios. Incluso un gerente de proyecto sacrificó recursos en uno de sus proyectos para contribuir con una suma considerable.

Sin embargo, a pesar de los mejores esfuerzos de una empresa, algunas personas aún pueden tener dificultades para pedir apoyo. Entonces, ¿qué más pueden hacer las empresas para abordar este desafío? Averigüémoslo en el próximo consejo.

Reconozca, aprecie y recompense a quienes solicitan ayuda, así como a quienes brindan ayuda

¿No es genial cuando te elogian? Desafortunadamente, más del 20 por ciento de los empleados a tiempo completo en los Estados Unidos afirman que nunca reciben reconocimiento por su trabajo. Esta preocupante estadística proviene de una encuesta realizada por el Globoforce Workplace Research Institute.

Reconocer y recompensar a los empleados es esencial para construir una fuerza laboral más comprometida, motivada y productiva. Las empresas que se toman en serio la creación de una cultura de pedir ayuda deben reconocer y recompensar a los miembros del personal que lo hacen. Pero aquí está la clave: para que sea efectivo, el reconocimiento debe ser constante, repetido, sincero y personalizado.

Incluso si crees que tu empresa ya tiene la cultura de «pedir» arraigada, es posible que aún necesites tomar medidas adicionales para llegar a personas específicas.

Un ejemplo interesante viene de las pautas escritas para el personal de la agencia literaria Levine Greenberg Rostan. En estas pautas, se enfatiza la importancia de pedir ayuda. Ahora, imagina la sorpresa del agente principal, Jim Levine, y sus socios cuando descubrieron que Cristela, la asistente del gerente del equipo, nunca había solicitado ayuda a pesar de la clara dirección de la agencia para hacerlo, debido a su timidez.

Levine se dio cuenta de su error y comenzó a reconocer a las personas que pedían ayuda durante las reuniones del equipo. Poco después, Cristela pidió un papel más destacado en la agencia. Puedes imaginar lo felices que estaban.

Si tu empresa ya tiene un programa de reconocimiento, ¿por qué no modificarlo para recompensar a las personas que solicitan ayuda? Algentis, una empresa de subcontratación de recursos humanos en California, ha implementado el programa High-5. Esto permite que cualquier empleado le dé un High-5 a un colega por ir más allá para ayudarlos, y el valor de un High-5 es una tarjeta de regalo de Amazon de $25. Este programa fomentó la colaboración entre equipos y destacó aún más a aquellos que brindaban apoyo a sus compañeros de trabajo. ¿No sería fantástico permitir que el personal otorgue High-5s también a quienes buscan apoyo?

Cuando los empleados se dan cuenta de que pedir no solo es aceptable, sino también motivo de elogio, puede disipar cualquier resistencia interna persistente a solicitar apoyo.


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