Actualizado el miércoles, 2 febrero, 2022
Los tacones son algo artificial y, cuando pasan cierto límite, sólo generan beneficio en la estética, en la pretendida elegancia; con la excepción de aquellos que tienen una funcionalidad artística, como los zapatos de los bailaores, o un objetivo laboral como los de los cowboys.
Por lo demás, no sale nada bueno de ellos: ocasionan lesiones, deforman el pie, hacen brotar juanetes. Ahora, además, diversos estudios sacan a la luz que el uso continuado de este tipo de calzado puede provocar cáncer.
La información surge del libro A short guide to a long life, del profesor de medicina de la Universidad del Sur de California, David Agus. Los daños que pueden causar, como es lógico, son proporcionales a la altura de la cuña. La inflamación se acrecienta con cada centímetro de más. Los tacones bajos suponen menos peligro, sin embargo, lo que más agrava la posible inflamación es que los dedos estén comprimidos. El aplastamiento de la parte delantera del pie guarda una fuerte relación con las lesiones.
Según el especialista David Agus, el problema viene cuando la inflamación se se convierte en crónica; en este punto, el organismo puede bloquear el proceso de reparación del ADN y dejar las células expuestas la gestación de un cáncer.
Como informa Bienestar 180, el profesor Agus argumenta que algunos tipos de inflamación se relacionan directamente con enfermedades degenerativas de diversa índole: corazón, alzheimer o diabetes, y asegura que esto eleva el riesgo de que nazcan células cancerígenas.
Los tacones bajos son una opción para reducir los riesgos, pero tal vez sería mejor que empezáramos a interpretar la belleza a partir de las formas naturales del cuerpo, y no de los retorcimientos que inventa la moda y que, al final, alejan la belleza y la hacen, según va revelando la ciencia, incluso peligrosa para la salud.
Una respuesta a «¿Por qué usar tacones aumenta el riesgo de padecer cáncer?»