Actualizado el sábado, 19 septiembre, 2020
Biológicamente nos gusta comer, porque no sobreviviríamos sin la energía que aporta la comida. Pero, ¿por qué nos gusta bailar y cantar?
Desde muy pequeños, al escuchar música nos sale de forma espontánea bailar al ritmo que marca. Lo hacemos casi inconscientemente, pero vinculado directamente con la comunicación y nuestra necesidad de contar historias y expresar sentimientos a través del movimiento.
Y más sorprendente aún, antropológicamente está vinculado a la cohesión social y demostrado científicamente que un grupo tenía más posibilidades de sobrevivir si tenía una danza y podía compartir sensaciones de forma empática a través del movimiento.
Todos los seres humanos, exceptuando unos pocos llamados “amusicales”, tienen una habilidad musical consistente en apreciar la música. Por tanto, la música es universal, y la tenemos incorporada genéticamente, igual que el lenguaje o la capacidad de hacer cálculos numéricos.
Diversos estudios han encontrado que bailar tiene repercusiones favorables en el organismo, ya que mejora la salud física y mental, además de que provoca mayor felicidad.
En un estudio realizado por investigadores suecos, se analizaron a 112 adolescentes del sexo femenino que tenían algún tipo de molestia tanto física como emocional, tales como dolor de espalda cuello, ansiedad depresión o estrés.
A la mitad de las participantes se les pidió asistir a clases de baile cada semana, mientras que el otro grupo no asistió a ninguna.
Como resultado encontraron que quienes comenzaron a bailar, mejoraron su salud mental y disminuyeron los malestares físicos que tenían, además de que se sentían más felices. Anna Dubert, autora del estudio, señaló que la danza es un actividad a la que es fácil sumarse, además de que es una experiencia positiva para los participantes, por lo que recomienda asistir a clases de ballet, danza moderna o bailes tradicionales después del trabajo, la escuela o en el momento que sea posible.
Por otra parte, una investigación realizada por la Universidad de Londres encontró que bailar, provoca mayor felicidad que ir al gimnasio o salir a correr.
Los investigadores seleccionaron a pacientes con trastornos de ansiedad a quienes dividieron en cuatro grupos para que realizaran ejercicios terapéuticos: una clase de ejercicio, una clase de danza moderna, una de matemáticas y una de música.
Los resultados arrojados demostraron que la danza logró disminuir de forma significativa los niveles de ansiedad en sí mismo, se encontró que la danza estimula la mente y agudiza las habilidades cognitivas en todas las edades.
¿Necesitas más motivos para bailar?
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