Actualizado el viernes, 11 noviembre, 2022
La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes que existen. En sus casos más graves, o crónicos, hay una anulación casi total del individuo; un repliegue de todo su universo.
La depresión es vivir con un equipaje tan pesado que apenas te puedes mover. Es una sensación que va más allá de la simple tristeza, más allá de estar todo el día llorando por nada. Es una sensación de completa nulidad. De no querer, de no sentir, nada. De ser algo así como un ladrillo inútil.
Causas de la depresión
La depresión es una sensación que va más allá de la simple tristeza, más allá de estar todo el día llorando por nada
Pero ahora bien, ¿por qué? ¿Qué pasa para que se dé una depresión? ¿Hay algún motivo que explique su origen? Atentos, porque quizás desvelemos la receta de la depresión.
Desde principios del siglo XX se han formulado diferentes hipótesis sobre el origen de los trastornos de los estados del ánimo. Casi toda la investigación se ha centrado en la llamada «depresión unipolar», es decir, aquella que implica los síntomas clásicos de la depresión como:
- Estado de ánimo depresivo.
- Falta de interés y de motivación por las cosas.
- Pérdida importante de peso o de apetito o, incluso, incremento de este.
- Insomnio o hipersomnia.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Problemas de concentración o para pensar.
- Pensamientos recurrentes de muerte y suicidio.
Toda la información contenida en este blog es de carácter divulgativo y en ningún caso sustituye los consejos de un profesional de salud mental especializado. Si necesitas más información o ayuda concreta para aplicar a tu caso, te recomendamos SIEMPRE acudir a un profesional que estudie tu problema y pueda asesorarte.
Principales teorías sobre la depresión
Desde el psicoanálisis hasta las teorías sociales, todas han aportado algo para explicar la depresión. Y no, no vamos a repasarlas todas. En su lugar, os indicaré cuáles son las causas que mejor engloban la etiología del trastorno depresivo.
1. El estresor
Es la primera y la más global. Es un elemento que proviene de la psicología social. Si el individuo experimenta un suceso vital que interprete como muy estresante, como puede ser un peligro de muerte, una amenaza muy duradera o una pérdida, ese estrés ocasionado puede vulnerar al individuo, provocando un desajuste en su estado de ánimo.
En principio, la persona sufrirá de problemas o trastornos relacionados con la ansiedad para, después, derivar en una depresión. Es una teoría muy general y, de hecho, cuanto más avancemos, mejor podremos explicar esta perspectiva.
2. La pérdida (Bowlby, 1990)
También es una teoría muy generalizada. La tristeza es la emoción que surge cuando sentimos una pérdida. Y, siguiendo esta línea, se ha definido que la depresión también depende de esa sensación de pérdida. En muchos casos es así, aunque no siempre.
Este principio es especialmente defendido por el psicoanálisis cuandohabla de la pérdida de un objeto amado con el que nos identificamos profundamente. Pero la pérdida de ese objeto no tiene por qué ser siempre visible. No tiene por qué ser un familiar, una mascota, un objeto concreto… Puede ser una oportunidad, un trabajo o la pérdida de una relación, por ejemplo. Sin embargo, la mera pérdida no explica la depresión. Necesitamos algo más. De ahí el siguiente apartado.
3. Pérdida del repertorio conductual (Skinner, 1970)
Esta causa proviene de las teorías conductuales: el individuo no solo vive la pérdida de un objeto, al cual lo llamaremos a partir de ahora estímulo, sino que, además, pierde todo un conjunto de comportamientos que realizaba con ese estímulo.
Un niño pierde a su mascota, pero, además, pierde también la posibilidad de continuar esos ratos de juegos, los paseos, las costumbres cotidianas, los hábitos…
Todo acaba en un proceso de “extinción”, es decir, en un proceso en el que, eliminado el estímulo que desencadena este tipo de comportamientos, empiezan a desaparecer las conductas asociadas a ello. Eso provoca frustración y angustia prolongada.
Por ahora no encontramos nada que no podamos ver, por ejemplo, en un proceso de duelo. De hecho, estos puntos son fáciles de comprender desde el sentido común. Necesitamos dar un paso más. Ver cómo interpreta el mundo una persona depresiva.
4. La indefensión (Seligman, 1975)
Seligman definió la indefensión como una situación donde hicieras lo que hicieras no puedes evitar los castigos o asumir las recompensas. Estás expuesto al ambiente, lo que provoca un efecto muy destructivo en la forma de percibir el mundo por parte del individuo.
Las causas de todo lo que ocurre se interpretan como internas, es decir, «todo es por mi culpa»; estables o «siempre va a ser mi culpa»; y globales o «pase lo que pase, siempre tendré yo la culpa». Si alguna vez tuvo un acierto es por pura casualidad. Su estado natural es el error, el fracaso, o la desgracia.
Para comprender mejor esto, imaginaos un niño que suspende en matemáticas. Hay muchas maneras de interpretar el hecho: el examen ha sido muy difícil, no estudió lo suficiente, estaba enfermo ese día… Pero una persona afectada por la indefensión pensará que suspendió porque no es lo bastante inteligente y que, por mucho que estudie, nunca conseguirá pasar ese examen.
Nos encontramos ante un sesgo cognitivo, es decir, llega un momento que vemos solo la realidad que queremos ver. Nos hemos puesto unas gafas con cristales de cierto color, y de ese color no saldremos.
5. La desesperanza (Abramson, Mtalsky y Alloy, 1989)
Hablamos de la pérdida de control sobre las perspectivas futuras. Para comprenderlo mejor, sería la pérdida del sentido; un discurso muy común en las personas depresivas.
¿Para qué hacer esto si después estaré igual? ¿Por qué tendría que hacer aquello si no tiene sentido hacerlo?
La desesperanza, o pérdida del sentido, no es solo dejar de esperar un reforzador al final del esfuerzo, sino que es el comienzo de la pérdida del significado de muchas cosas, como, por ejemplo, de tu propia utilidad o del lugar que ocupas en tu círculo de personas queridas. Y no está mal que mencionemos esto.
6. Pérdida de las interacciones sociales próximas (Coyne, 1983)
Este punto no es tanto una causa como un potenciador o una consecuencia.
Las personas depresivas tienen un dilema complicado: ¿cómo expresar esa indefensión que sienten? ¿Qué es para ellos expresar que no tienen esperanzas de futuro? ¿Cómo asumir que hay cosas que ahora no les apasionan? Es difícil explicar todo eso con palabras y que la gente más cercana, que sigue viviendo a su ritmo, lo comprenda. Por eso, recaen en la forma de comunicación que más sencilla les resulta: las quejas, los lamentos o los comentarios autocompasivos.
Esto tiene un efecto bumerán en la atención de los que les rodean. En principio, favorecen la atención. La tristeza expresada tiene una función que es demandar un apoyo afectivo adicional, pero ese apoyo desaparece poco después. La persona depresiva no evoluciona y la gente se cansa, y se va. Con ello, se refuerza esa sensación de soledad y aislamiento del individuo.
Dicho así, parece que el enfermo solo es un quejica que quiere ser siempre el centro de atención. Este es un prejuicio muy extendido, pero no se trata de eso. Hay una barrera muy grande entre lo que la persona depresiva siente y lo que se ve capaz de expresar.
La realidad de la depresión
Y hasta aquí esta descripción de las posibles causas de la depresión. ¿Están todas aquí? ¿Está todo descubierto entonces en cuanto a las causas predecibles de la depresión? En absoluto. No he hablado de su heredabilidad, por ejemplo. Aunque espero que esta información básica nos permita derribar muchos de los prejuicios que tienen que ver con la depresión.
La depresión no es un estado cualitativo que se coge en una mañana para aliviarse en un par de días, como un resfriado. La depresión viene a paso lento, se aloja y empieza a crecer como un virus. Sientes que algo está cambiando en ti, que todo te pesa más. Sin embargo, todo puede seguir bien a tu alrededor. No hay razones objetivas para sentirse así de apagado y, sin embargo, te sientes así.
¿Habéis visto en youtube el vídeo del perro negro? Es altamente recomendable porque describe con una metáfora muy cercana lo que es la evolución de la depresión dentro de cada uno.
Y sobretodo sabed que cualquiera puede sufrir de depresión.
No es un signo de debilidad. Solo de que, entre las decenas de funciones de nuestra mente que pueden verse afectadas, a ti te ha tocado ese desajuste del estado del ánimo. Es un fastidio. Más que un fastidio. Pero no es un destino fatal. Tenemos la suerte de conocer a muchas personas que han podido superarla o, incluso, convivir con ella de forma sana.
Comparte el artículo si conoces a alguien con depresión y su entorno necesita saber algo más sobre esta enfermedad. Así, sabrán valorar mejor su propia felicidad.
Comprenda la verdadera naturaleza de la depresión y cómo liberarse de su dominio
Existe una gran posibilidad de que usted, o alguien que conozca, haya luchado contra la depresión. La desafortunada verdad es que hay muchos aspectos de la cultura frenética, competitiva y aislada de hoy que contribuyen a hacer de la depresión una parte demasiado común de la vida moderna.
El autor Johann Hari sostiene que las principales causas de la depresión se han entendido mal durante bastante tiempo, gracias en parte a las poderosas corporaciones farmacéuticas que enfatizan la afirmación de que la depresión se debe principalmente a un llamado «desequilibrio químico» en el cerebro. Como veremos a continuación, esta no es la causa generalizada de la depresión cotidiana que experimentan tantas personas.
Los verdaderos culpables no son condiciones biológicas, sino traumas no resueltos, aislamiento, valores fuera de lugar en torno al estatus y el dinero o simplemente un mal ambiente de trabajo. Pero no se desespere, también veremos cómo se puede tratar o mejorar cada uno de estos factores, y cómo una vida de depresión puede convertirse en una próspera, llena de esperanza y buena voluntad.
Al contrario de lo que afirman las corporaciones farmacéuticas, la depresión no es el resultado de un desequilibrio químico
El autor, Johann Hari, tenía 18 años cuando tomó su primer medicamento antidepresivo, pero en ese momento ya tenía años de experiencia con la depresión.
Incluso cuando era un niño, Hari tenía una buena cantidad de momentos a solas en una habitación, llorando incontrolablemente. Llegó a comprender que estaba experimentando los síntomas de la depresión. Cuando fue a su médico para recibir tratamiento, este le explicó que la causa de la depresión es un desequilibrio químico en el cerebro, que se puede aliviar con antidepresivos recetados.
Para Hari, esto significó tomar Paxil, uno de los muchos medicamentos en el mercado clasificados como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que pretenden elevar los niveles de serotonina de una persona a los de una persona «normal» no deprimida.
Como muchos pacientes que tomaban ISRS por primera vez, Hari experimentó un alivio inicial, pero no duró mucho. Entonces su médico aumentó la dosis, lo que llevó a otro período de alivio seguido de una recaída en la depresión y otro aumento en la dosis.
Hari podía estar seguro de que Paxil le hacía subir de peso y sudar más de lo habitual. Finalmente, a los 30 años, Hari se enfrentó a la verdad: después de más de una década de Paxil, todavía estaba deprimido. Después de darse cuenta, se embarcó en un extenso período de investigación sobre el tema de la depresión y los antidepresivos, y lo que descubrió fue realmente impactante.
Después de hablar con varios investigadores, Hari descubrió que había poca evidencia para respaldar la afirmación de que un desequilibrio químico causa depresión o que los ISRS son un tratamiento eficaz para todas las personas que padecen depresión.
A mediados de la década de los noventa, el profesor de Harvard Irving Kirsch comenzó a examinar de cerca la investigación sobre los antidepresivos. Lo que descubrió fue que las pruebas clínicas que publicaban las compañías farmacéuticas estaban sesgadas de forma rutinaria para que se liberaran sus medicamentos.
Durante las pruebas clínicas de Prozac, por ejemplo, se analizaron 245 pacientes. Pero en los resultados publicados, solo se mencionaron los 27 pacientes que experimentaron resultados positivos. En cuanto a Paxil, los resultados sin editar de una prueba clínica mostraron que los pacientes respondieron mejor al placebo que al medicamento real.
Kirsch también investigó las afirmaciones de un vínculo entre la depresión y la serotonina neuroquímica . Encontró que la conexión era un «accidente de la historia» por el cual los científicos habían malinterpretado los hallazgos y las compañías farmacéuticas se habían aferrado a esta información errónea para vender medicamentos.
Como le dijo a Hari la profesora de la Universidad de Londres, Joanna Moncrieff, cuando se trata de cerebros ansiosos y deprimidos, «no hay evidencia de que haya un desequilibrio químico»
Es probable que la eficacia de la medicación antidepresiva se deba al efecto placebo
A Hari le costaba creer lo que seguía escuchando de un investigador tras otro: las compañías farmacéuticas han estado impulsando una historia falsa a un público inconsciente y, después de innumerables pruebas, se ha demostrado que los medicamentos antidepresivos tienen un uso insignificante.
Lo que esto nos muestra es lo importante que es una historia, falsa o no, para producir un efecto placebo.
El poder del efecto placebo es bien conocido en la comunidad médica. Una historia famosa es la de Henry Beecher, un médico de la Segunda Guerra Mundial que se quedó sin morfina mientras trataba de tratar un suministro interminable de soldados heridos. Decidió decirles a sus pacientes que les estaba dando morfina, cuando en realidad les estaba dando un placebo de agua azucarada. Sorprendentemente, las inyecciones lograron aliviar el dolor y calmar a sus pacientes.
Quizás aún más notable es la historia de la varita de Haygarth: una varilla de metal vendida a pacientes como una cura milagrosa en 1799. ¡Todo lo que tenía que hacer era mover la varita sobre su dolencia y creer que estaba curado! Efectivamente, los pacientes creyeron en la historia milagrosa, sus úlceras sanaron y su inflamación se alivió, al menos durante algún tiempo.
Esto muestra cuán fuerte puede ser el poder de la fe. Al observar la evidencia que rodea a los medicamentos antidepresivos, parecería que los medicamentos como Paxil y Prozac no son muy diferentes a la varita de Haygarth. A las personas deprimidas a menudo se les dice que tienen muy poca serotonina en el cerebro y que los medicamentos les darán más, lo que los mejorará. Al igual que la varita supuestamente poderosa, esto da como resultado un beneficio inicial que eventualmente desaparece.
Podría pensar que, dado que el efecto placebo proporciona cierto alivio, esta información errónea no es tan mala. Pero considere la larga lista de efectos secundarios, incluido el aumento de peso y la disfunción sexual, que hace que esos beneficios temporales parezcan aún más cuestionables.
Si no es un desequilibrio químico, ¿cuál es la causa de la depresión? Como veremos, hay más de una razón para sentirse triste y desesperanzado.
Hay al menos nueve causas comunes de depresión
Si la depresión no se basa en un desequilibrio químico, ¿cuál es la causa subyacente?
A partir de su propia experiencia y al hablar con los investigadores sobre sus extensos estudios sobre la depresión, el autor encontró nueve causas principales de depresión. Lo que los conecta a todos es el entendimiento fundamental de que la depresión se debe principalmente a circunstancias de la vida.
En la década de 1970, George Brown teorizó que las causas de la depresión podrían ser dobles: algo que sucede en el cerebro y algo que sucede en la vida de la persona. Para saber si tenía razón, realizó un estudio extenso que incluyó a 114 mujeres que habían sido diagnosticadas previamente con depresión y otras 344 mujeres que nunca habían sido diagnosticadas con un trastorno. Es importante destacar que todos los participantes procedían del mismo entorno económico.
Si la causa de la depresión se debió únicamente a los niveles de serotonina, los resultados deberían mostrar que las experiencias de vida de los sujetos no tienen importancia en su estado de ánimo. Sin embargo, Brown descubrió que el 68 por ciento del grupo diagnosticado con depresión había experimentado recientemente un evento preocupante en sus vidas. Encontró que las mujeres deprimidas tenían tres veces más probabilidades de tener lo que él llamó un «factor estresante crónico a largo plazo» en sus vidas.
El estudio de Brown también arrojó luz sobre las diferencias, o la falta de ellas, entre los diagnosticados con «depresión reactiva», el término clínico para una depresión causada por un evento, y la «depresión endógena», que es cómo se clasifica un supuesto desequilibrio químico. Sorprendentemente, los resultados mostraron que cada grupo tuvo la misma cantidad de experiencias negativas en su pasado.
En otras palabras, Brown se sorprendió al encontrar pruebas abrumadoras de que las causas principales de la depresión eran psicológicas y sociales, no biológicas. Brown publicó sus resultados en 1978, y aunque otros estudios realizados por científicos sociales de todo el mundo respaldaron los hallazgos de Brown, gran parte de la comunidad médica se ha mantenido obstinadamente centrada en los neurotransmisores.
La primera causa principal de la depresión es una desconexión del trabajo significativo
A través de su investigación y numerosas entrevistas, Hari encontró nueve causas o desconexiones que conducen a la depresión, así como siete formas en las que las personas pueden volver a conectarse .
La primera desconexión es del trabajo significativo.
Esto quizás se refleje mejor en la asombrosa estadística de que, de 2011 a 2012, solo el 13 por ciento de las personas se describen a sí mismas como “comprometidas” con su trabajo.
Uno de los estudios más completos para examinar cómo nuestro trabajo afecta nuestra salud fue realizado por el psiquiatra Michael Marmot en Londres en la década de 1970.
Después de estudiar a 18.000 funcionarios británicos, Marmot descubrió que no eran los jefes con grandes responsabilidades los más propensos a sufrir ataques cardíacos, sino que esos jefes tenían cuatro veces menos probabilidades que otros de sufrir un ataque cardíaco.
Para averiguar quién experimentó más estrés y depresión, Marmot miró a personas con el mismo nivel de pago, estatus e incluso el mismo espacio de trabajo de oficina. Los resultados fueron claros: aquellos con menos control y autoridad para tomar sus propias decisiones tenían más probabilidades de estar deprimidos.
¿Qué tan grave puede llegar a ser la falta de control? Años más tarde, se le pidió a Marmot que ayudara a la oficina de impuestos británica cuando el personal se suicidaba en cifras alarmantes.
El problema era que el trabajo seguía acumulándose y los empleados no podían hacer nada para detenerlo. Tampoco había una correlación entre el esfuerzo y la recompensa: a nadie parecía importarle si los empleados trabajaban duro o holgazaneaban. Como lo vio Marmot, la sensación general de impotencia se volvió tan insoportable que la gente se estaba quitando la vida.
Afortunadamente, hay formas de volver a conectar con un trabajo significativo. En Baltimore, el autor se reunió con los propietarios de una tienda de bicicletas que encontraron una respuesta al problema de la impotencia: la democracia.
Josh, su esposa y un pequeño grupo de amigos renunciaron a sus trabajos para convertirse en socios iguales en Baltimore Bike Works, un nuevo negocio inspirado en las «cooperativas» que habían sido populares en los Estados Unidos antes de finales del siglo XIX. Llevaban a cabo reuniones semanales en las que se votaban todas las decisiones importantes y cualquiera podía plantear un problema para expresar sus preocupaciones.
Todas las personas con las que habló Hari informaron que sentían menos ansiedad y depresión en Bike Works que cuando trabajaban en puestos de arriba hacia abajo. La esposa de Josh, Meredith, ya no tenía las noches de insomnio, llenas de sentimientos de temor y nerviosismo, que habían plagado su tiempo en un trabajo de oficina de nueve a cinco.
La segunda causa de depresión es la desconexión de otras personas. La solución es fomentar relaciones de beneficio mutuo
Y el Reino Unido tienen un fuerte enfoque en la individualidad, con libros que se centran en la «autoayuda» y personas que comparten lemas en Facebook como «Solo tú puedes ayudarte». Pero esta mentalidad individualista tiende a ignorar la amplia gama de influencias externas que afectan nuestro estado emocional.
Una de las mayores influencias es nuestra relación con otras personas, lo que nos lleva a la segunda fuente importante de depresión: la desconexión de los demás.
La soledad puede jugar un papel importante en los sentimientos de estrés y depresión. El neurocientífico John Cacioppo mostró cómo la soledad contribuye directamente a un aumento de la frecuencia cardíaca y niveles más altos de la hormona cortisol relacionada con el estrés. En sus estudios durante la década de 1990, Cacioppo descubrió que la soledad aguda causa tanto estrés como ser golpeado por un extraño.
Lo que hace que la soledad sea especialmente peligrosa es que puede empeorar una mala situación. Nos encerramos en nosotros mismos cuando estamos tristes, la soledad solo se suma a la ansiedad.
Para reconectarnos con los demás, debemos honrar nuestra naturaleza tribal inherente y ser parte de una comunidad de beneficio mutuo que comparte, ayuda y protege a los demás.
Un ejemplo sorprendente de personas que se benefician de la unión ocurrió en el barrio berlinés de Kotti , abreviado de Kottbusser Tor, el nombre de la estación de metro que da nombre al distrito.
Comenzó en 2011 cuando subían los alquileres en la zona. Una anciana usuaria de silla de ruedas llamada Nuriye se enfrentaba al desalojo, por lo que publicó una nota en la que indicaba sus intenciones de suicidarse en lugar de perder su apartamento. Los vecinos vieron la nota, y en poco tiempo habían puesto barricadas en la carretera frente a su complejo de apartamentos y comenzaron a protestar por los aumentos de alquiler.
Los musulmanes conservadores turcos, los homosexuales y los punks unieron fuerzas y llamaron a su movimiento Kotti & Co. Una vez que el movimiento estuvo en marcha, los vecinos descubrieron que el control de los alquileres era solo una forma en la que podían apoyarse mutuamente.
Antes de Kotti & Co., un estudiante de secundaria estaba a punto de suspender la escuela, pero después de unirse a la protesta, conoció a un vecino que lo ayudó con su tarea y pudo controlar sus calificaciones.
También entre los miembros del grupo se encontraba un turco sin hogar, Tuncai. Un día, el grupo descubrió que Tuncai había sido devuelto a la fuerza a un instituto psiquiátrico. Los miembros del grupo se unieron para rescatarlo de las instalaciones, ya que todos sabían que ser parte de Kotti & Co. le había dado un propósito y lo había ayudado a mejorar.
La tercera causa de depresión es una desconexión de los valores significativos, así que no pierda de vista lo que es importante
Una campaña publicitaria reciente en Londres incluía carteles de una mujer delgada y bronceada con la pregunta «¿Estás listo para la playa?» La gente estaba tan enojada con los anuncios que la campaña se suspendió y comenzaron a aparecer grafitis en otros anuncios que decían «La publicidad se caga en tu cabeza».
Resulta que múltiples estudios han respaldado este sentimiento al mostrar cómo nuestra sociedad impulsada por el consumidor nos ha dejado desconectados de valores significativos y, como resultado, deprimidos.
En el corazón de esta desconexión hay dos tipos de valores: intrínsecos y extrínsecos .
Si tocas el piano por el placer que te brinda, estás motivado por un valor intrínseco . Si tocas el piano únicamente por dinero, entonces estás motivado por el valor extrínseco .
Asimismo, los objetivos principales en su vida también pueden verse influenciados por ambos tipos de valores. Docenas de estudios muestran cómo los anuncios nos empujan hacia valores extrínsecos, que han demostrado ser menos gratificantes.
El psicólogo Tim Kasser ha realizado múltiples estudios que muestran cómo las personas con mayor mentalidad de consumo y valores extrínsecos son, más deprimidas se vuelven. Mientras tanto, aquellos que se enfocan en objetivos intrínsecos, como ayudar a otros o convertirse en mejores músicos por el mero placer de hacerlo, vieron un impulso significativo en su estado de ánimo.
Ahora, puede estar pensando: «¡Espera un minuto, comprar un nuevo iPhone me da alegría!» Pero hazte una pregunta: ¿Por qué te hace feliz?
Cuando estamos obsesionados con comprar nuevos dispositivos u otros bienes de consumo, generalmente es porque queremos parecer geniales o impresionantes a los demás. Esto significa que nuestra felicidad depende de factores y opiniones externos, lo que no es una forma estable y feliz de vivir.
Del mismo modo, cuando buscamos promociones y más dinero, generalmente lo hacemos a costa de cosas más intrínsecamente significativas como las relaciones y pasar tiempo con los seres queridos.
La clave para volver a conectar con valores significativos es ser consciente de sus motivaciones y seguir cuestionando dónde está gastando su tiempo y dinero. Esto le ayudará a concentrarse en lo que es verdaderamente significativo para usted.
Tim Kasser se ha tomado muy en serio su propia investigación al encontrar diez acres de tierra pacífica en el oeste de Illinois donde su familia puede concentrarse en la jardinería, el activismo, el trabajo voluntario y las cosas que enriquecen sus vidas.
La cuarta causa de depresión es una desconexión del trauma infantil
Se ha hablado mucho sobre una “epidemia de obesidad” a lo largo de los años, y la discusión generalmente se centró en aprender mejores hábitos nutricionales y hacer más ejercicio. Sin embargo, lo que en gran parte no se menciona es el papel que la depresión y el trauma pueden desempeñar tanto en el aumento de peso como en la depresión.
En la década de 1980, el Dr. Vincent Felitti realizó un notable estudio sobre la obesidad que mostró cómo una desconexión de nuestros traumas pasados podía conducir a la depresión.
Curiosamente, el Dr. Felitti no se propuso establecer esta conexión. En cambio, su estudio implicó ver si una dieta de ayuno extremo podría ayudar a un grupo de personas obesas a perder peso de forma rápida y segura. Al principio, los resultados fueron impresionantes: una mujer llamada Susan pasó de 408 libras a 132 libras. Pero la Dra. Felitti se sorprendió cuando Susan y otras personas recuperaron rápidamente el peso.
Sintiendo que algo más estaba sucediendo, la Dra. Felitti comenzó a hablar con los participantes sobre sus vidas. Se sorprendió al descubrir que el 55 por ciento de ellos había tenido casos de abuso sexual en su pasado y que fue inmediatamente después de estos eventos que comenzaron a ganar peso. Susan comenzó a ganar peso después de que su abuelo la violara cuando tenía 11 años.
Pero, ¿por qué engordar? Como dicen algunos participantes: «Se pasa por alto el sobrepeso». Es decir, ser más grandes los hacía sentir protegidos de la atención masculina no deseada.
Después de que el Dr. Felitti amplió su investigación para incluir a 17.000 personas en el área de San Diego, la evidencia también mostró que cuanto más traumática era su infancia, más probabilidades tenía de estar deprimido. Según el estudio, el abuso emocional es el factor más influyente, incluso más que el abuso sexual.
Estos resultados fueron sorprendentes tanto para las revistas médicas como para las agencias de salud pública, ya que fue otro golpe contra la creencia generalizada de que la depresión era una disfunción del cerebro.
El estudio mostró que la pregunta adecuada no es «¿Qué pasa?» sino más bien «¿Qué pasó?» Al reconocer y hablar sobre traumas pasados, las personas pueden volver a conectarse con los eventos preocupantes de sus vidas y comenzar a superarlos.
El autor tiene su propio pasado traumático: fue abusado y estrangulado con un cable eléctrico cuando era niño. Una vez que comenzó a reconocer esto, pudo dejar de sentir que se merecía las cosas malas que le sucedieron y que tenía la culpa de ellas.
La quinta causa de la depresión es una desconexión del estatus y el respeto, y la sexta es la desconexión de la naturaleza
La gente no estudia a los babuinos y bonobos solo porque son divertidos de ver. Estos animales son en gran medida nuestros primos primates y tienen mucho que enseñarnos sobre la naturaleza humana.
En primer lugar, está la cuestión de cuán importante es el estatus y el respeto para nuestro bienestar, y cómo una desconexión de estos puede conducir a la depresión.
Los babuinos viven en una jerarquía estricta: el macho alfa puede tomar la comida de quien le plazca, el número dos puede tomar la comida del número tres, y así sucesivamente hasta llegar al pobre de abajo.
Al probar los niveles de cortisol de los babuinos, el investigador Robert Sapolsky descubrió que los que estaban en el peldaño inferior tenían niveles extremadamente altos de estrés. También descubrió que el macho alfa tenía una gran cantidad de estrés cuando era desafiado por otro macho.
Para los seres humanos, hay varias formas en que podemos hacernos sentir inferiores, incluida la exposición a anuncios que sugieren que no somos nada sin dinero para quemar y el cuerpo perfecto.
Los estudios también muestran que los lugares con mayores brechas de riqueza, como EE. UU., Tienen niveles más altos de depresión que los lugares donde los salarios están más cerca de ser iguales, como en Noruega. Depende de nosotros como sociedad crear entornos estresantes y deprimentes con jerarquías estrictas, o en los que el estatus y el respeto se apliquen de manera más uniforme.
Otra causa de depresión que se puede observar en los primates es la desconexión de la naturaleza.
Desde sus 20 años, Isabel Behncke ha estudiado “la naturaleza de la naturaleza humana” y ha sido testigo de cómo los bonobos en la naturaleza afrontan el estrés. Cuando dejan de acicalarse y se sientan separados de los demás, está claro que están deprimidos. Pero cuando se los aleja de la naturaleza, las cosas empeoran mucho: se rascan hasta sangrar, aullan y se mecen de un lado a otro.
La naturaleza también es importante para nosotros. Los estudios muestran que las personas en vecindarios más verdes experimentan menos estrés y desesperación, mientras que la inmersión en la naturaleza reduce los pensamientos obsesivos y aumenta la concentración.
La séptima causa de depresión es la desconexión de un futuro seguro y esperanzador
Si ha pasado por un período de depresión, es muy probable que haya sentido que no iba a terminar. Este es uno de los rasgos que hace que la depresión sea tan poderosa: no se puede ver más allá. Tal incapacidad para ver un futuro va de la mano con una desconexión de los sentimientos de esperanza y seguridad.
Una de las principales razones por las que nos sentimos desesperados por el futuro es la desconexión de nuestro sentido de control sobre nuestro propio destino.
En Canadá, ha habido una epidemia de suicidios en las comunidades nativas americanas. Cuando el psicólogo Michael Chandler investigó esto, descubrió que los suicidios estaban ocurriendo entre los residentes de las reservas controladas por el gobierno, comunidades donde el gobierno controla las escuelas, hace cumplir las leyes y no les da control a los residentes.
Chandler también vio que algunas reservas habían logrado recuperar sus tierras. En estas comunidades, los nativos americanos controlaban las elecciones, la policía, los servicios de salud e incluso podían revivir sus lenguas nativas haciéndolas enseñar en las escuelas. Chandler reconoció que la gente tenía el control de su destino. Allí no se produjeron epidemias de suicidios.
La desconexión de la sensación de seguridad es otro factor poderoso que influye en nuestro bienestar.
Aquí hay otro ejemplo de Canadá: en 1973, la ciudad de Dauphin en Manitoba fue el hogar de un experimento que proporcionó a las personas un salario mínimo automático equivalente a $ 19,000 al año en dinero de hoy. Fue cancelado en 1979 por un nuevo gobierno conservador que estaba disgustado con el concepto, aunque todavía existen 1800 cajas de datos sobre este experimento.
Los datos muestran que en solo tres años, hubo una caída del 9 por ciento en las personas que buscaron ayuda médica para los trastornos del estado de ánimo. Las personas que vivían allí en ese momento recuerdan cómo el dinero actuó como póliza de seguro para un pueblo agrícola cuyo destino dependía en gran medida de los cultivos de canola.
Una vez que llegaron los salarios automáticos, los habitantes se preocuparon menos por el futuro de sus hijos y pudieron usar el dinero para acceder a la educación que de otro modo no habrían podido pagar.
En otras palabras, el salario mínimo automático ayudó a las personas a reconectarse con su sentido del futuro y con un trabajo significativo.
Los genes y los cambios en el cerebro son las causas finales de la depresión, pero su influencia es limitada
Si bien hay un caso sólido en contra de la historia de la depresión causada por un desequilibrio químico en el cerebro, esto no significa que no haya factores biológicos involucrados en la depresión.
Tu cerebro siempre está cambiando. En las ciencias, esto se conoce como neuroplasticidad . El caso puede ser que los cerebros cambien de tal manera que apoyen la depresión.
Podemos ver evidencia de neuroplasticidad a nuestro alrededor. Por ejemplo, si eres un taxista de Londres y tienes que memorizar todas las carreteras de la ciudad, el área de tu cerebro relacionada con el reconocimiento espacial se fortalecerá.
Del mismo modo, si pasa más tiempo concentrado en pensamientos de miedo y desesperación en lugar de alegría y placer, las áreas asociadas con los sentimientos positivos se debilitarán, mientras que las asociadas con los sentimientos negativos se fortalecerán.
También es posible que haya escuchado que la depresión es hereditaria, que está en sus genes y que está condenado a sufrir el mismo destino que sus parientes deprimidos. Pero esto está exagerando enormemente la verdadera naturaleza de la genética.
La investigación muestra que los genes representan solo el 37 por ciento de los casos de depresión. Para poner eso en perspectiva, la altura está determinada en un 90 por ciento por sus genes, mientras que ese porcentaje cae a cero cuando se trata de determinar su idioma. Entonces, la genética juega un papel relativamente pequeño cuando se trata de las causas de la depresión.
Para ser más precisos, los investigadores encontraron que existe una variante de un gen conocido como 5-HTT que puede hacerte más susceptible a la depresión. Es muy parecido a tener un gen que puede hacerte susceptible al aumento de peso: es notable, pero no causa el aumento de peso.
Los investigadores creen que existen múltiples razones por las que las personas se aferran a la idea de que existen causas biológicas para la depresión.
Por un lado, todavía existe un estigma asociado a tener depresión. Entonces, cuando alguien lo confronta, a menudo es más simple y más fácil atribuir su sufrimiento a la biología que a una combinación de factores en su vida.
La prescripción social es una solución que conecta a las personas entre sí y con un trabajo significativo
Hemos cubierto los nueve causas de la depresión que Hari identificados, y para la mayoría de estas desconexiones, hay una obvia re conexión: volver a conectar con otras personas, un trabajo significativo, valores significativos, un futuro esperanzador y reconocer y superar el trauma.
Las dos últimas reconexiones se refieren a formas de combatir activamente la depresión. La primera es a través de algo llamado prescripción social .
Cuando conoció al Dr. Everington, Lisa había dejado su trabajo como enfermera en un hospital de Londres. Después de quejarse de que sus compañeras enfermeras maltrataban a los pacientes en la sala psiquiátrica, las compañeras de trabajo de Lisa se volvieron contra ella, haciendo que su trabajo fuera insoportable. Habiendo crecido en un hogar donde la habían molestado agresivamente, no podía soportar que la acosaran en el trabajo. Así que un día dejó de aparecer.
Por esta época, Lisa comenzó a tomar Prozac, lo que la hizo subir de peso. Durante los siguientes siete años, comenzó a sentirse mal consigo misma y solo salió de la casa para comprar comida chatarra. Entonces, un día, se armó de valor para seguir el consejo de su médico y visitar una clínica del este de Londres dirigida por el Dr. Sam Everington.
En lugar de recetar más medicamentos, el Dr. Everington le dio a Lisa una receta social que implicaba trabajar con un pequeño grupo de otras personas desconectadas para convertir un terreno abandonado de Londres en un jardín saludable. Las cosas empezaron de forma tentativa, con las personas un poco protegidas unas con otras. Pero todos estuvieron de acuerdo en asumir el desafío y juntos aprendieron los conceptos básicos de la jardinería y cómo arreglar el lote abandonado.
Al hacerlo, se abrieron el uno al otro y vieron que tenían mucho en común. Lisa nunca hubiera imaginado que tenía una vida similar a la de un anciano asiático, pero él también había sido intimidado en el trabajo.
Hubo una gran satisfacción al hacer florecer su jardín y recibir el agradecimiento de la gente del vecindario. Finalmente, Lisa dejó el Prozac, bajó 62 libras y se mudó a Gales para abrir su propio centro de jardinería. Pero todo esto nunca hubiera sucedido si ella no hubiera recibido esa receta social del Dr. Everington.
Las drogas psicodélicas y la meditación pueden ayudar a las personas a disolver su ego y encontrar una alegría compasiva
Uno de los síntomas de la depresión es lo que el psicólogo Fred Barrett llama «una adicción a nosotros mismos». No podemos ver una salida porque estamos demasiado absortos en nosotros mismos y cegados por nuestro propio ego , o el sentido de la importancia personal.
Para disolver el ego y comenzar a ver las cosas de manera diferente, hay un tipo diferente de droga del que muchas personas deprimidas se han beneficiado: los psicodélicos.
En la Universidad John Hopkins, el psicólogo Bill Richards ha estado probando los efectos de la psilocibina , un psicodélico que se encuentra en muchas especies de hongos, sobre la depresión. Los resultados han sido uniformemente prometedores.
Después de tres sesiones, en las que Bill guía cuidadosamente a los pacientes a través de la experiencia, el 80 por ciento consideró que la experiencia era una de las cinco más importantes en sus vidas. Los resultados muestran que la psilocibina ayudó a las personas a reconocer y superar traumas pasados, conectarse con la naturaleza, dejar ir su ego y ver más allá de sus problemas y hacia un futuro mejor lleno de posibilidades.
Suena muy bien, ¿verdad? Bueno, no está exento de inconvenientes. Un problema es que los beneficios del tratamiento deben mantenerse activamente. Cuando las personas regresan a la vida cotidiana, pueden perder de vista las ventajas enumeradas anteriormente.
Un enfoque menos arriesgado que ha demostrado ser efectivo implica la meditación.
Mucha de la información que la gente supuestamente obtuvo a través de las pruebas de psilocibina, otros han hablado de obtenerla a través de la meditación profunda. Se necesita disciplina y práctica, pero la meditación puede ayudarte a cultivar la alegría compasiva , otra solución para la depresión.
La alegría compasiva consiste en ser feliz por los demás, librarse de los celos y la envidia y abrirse a la alegría cultivando sus sentimientos por las personas que lo rodean.
Puede lograr esto a través de sesiones regulares de meditación en las que imagina la misma alegría y compasión que siente por sus seres queridos hacia los extraños. Luego, puede progresar hasta sentir alegría por las personas que no le agradan o de las que no siente envidia. Con algo de entrenamiento y repetición, podrá experimentar una mayor sensación de alegría y paz.
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