Actualizado el lunes, 26 octubre, 2020
En la vida es normal que ciertas situaciones generen una gran tristeza, desesperanza y decepción. Normalmente nos recuperamos al cabo de cierto tiempo, pero en algunos casos esas sensaciones pueden perdurar, dando paso a la depresión mayor, un trastorno que afecta a 350 millones de personas en todo el mundo.
«La depresión es una prisión en la que eres tanto el prisionero como el cruel carcelero».
—Dorothy Rowe
En algunos casos los antidepresivos pueden causar más daños que beneficios
Quien padece un cuadro depresivo no solo tiene que lidiar día tras día con profundos sentimientos de tristeza, vacío, desaliento e inutilidad, sino que también tiene dificultades para concentrarse y recordar detalles. A una persona depresiva le resulta difícil tomar decisiones y, a menudo, sufre síntomas físicos, como fatiga, migrañas y dolores persistentes. Si esa persona acude a su médico de cabecera, lo más probable es que le recete un antidepresivo.
De hecho, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, desde el año 2000 el consumo de antidepresivos en España se ha triplicado. Sin embargo, estos medicamentos no están exentos de efectos secundarios, los cuales afectan al 15% de las personas que los consumen, según comprobó un estudio realizado por el hospital Gómez Ulla de Madrid.
«La depresión es la inhabilidad de construir un futuro».
—Rollo May
El aumento del consumo de antidepresivos y sus efectos adversos, sobre todo su potencial adictivo, los han puesto en el punto de mira de la comunidad científica. Un estudio publicado recientemente en la revista Frontiers in Psychology llegó a la conclusión de que los antidepresivos causan más daños que beneficios. Al analizar el impacto de los antidepresivos en nuestro organismo, los científicos afirmaron que los riesgos que conllevan, entre los que se incluye la muerte prematura, no avalan su uso en muchos casos.
El problema es que estos medicamentos funcionan aumentando el nivel de serotonina en el cerebro, un neurotransmisor que no solo desempeña un papel importante en la regulación del estado de ánimo, sino que también está involucrado en otros procesos como la digestión, la coagulación de la sangre, la regulación de la temperatura corporal y el deseo sexual. Por eso, las personas que llevan mucho tiempo consumiendo antidepresivos pueden desarrollar lo que se conoce como síndrome serotoninérgico, además de exponerse a un riesgo mayor de sufrir accidentes cerebrovasculares.
De ahí que se haya apreciado que las personas que consumen antidepresivos tienen una tasa de mortalidad más elevada que el resto.
Una alternativa natural a los antidepresivos avalada por la ciencia
En algunos casos, el uso de antidepresivos es imprescindible, siempre y cuando estén recetados por un psiquiatra en el marco de un trabajo psicoterapéutico, pero no es necesario tomarlos durante toda la vida puesto que existen otras alternativas mucho más saludables, como el ejercicio físico. Así lo confirmaron los investigadores de la Universidad de Duke que reclutaron a 156 pacientes con depresión mayor. Estos psicólogos hicieron tres grupos: unos tomaron un antidepresivo (sertralina), otros practicaron ejercicio físico y en un tercer grupo se combinó el uso de antidepresivos con los ejercicios.
Al cabo de 16 semanas de tratamiento, los investigadores apreciaron que todos los grupos habían mejorado en la misma proporción. Esto indica que una caminata a paso rápido tres veces a la semana puede ser tan eficaz para combatir los síntomas de la depresión como los antidepresivos.
«Una de las conclusiones que podemos sacar es que el ejercicio puede ser tan eficaz como la medicación y, en ciertos pacientes, puede ser una alternativa mejor», explicó el profesor James Blumenthal, director del estudio.
El único problema del ejercicio es que la persona debe tener un poco de paciencia, ya que tarda más tiempo en hacer efecto. No obstante, es una opción muy interesante puesto que se estima que casi un tercio de las personas que sufren depresión mayor no responden bien a los medicamentos. Por ello, el ejercicio es una opción viable y mucho más saludable ya que no tiene efectos adversos.
Los investigadores explican que no se trata simplemente de que el ejercicio físico estimule la producción de serotonina de manera natural, sino que tomar una píldora es un proceso pasivo mientras que las personas que practican deporte prefieren sentir una mayor sensación de control sobre su condición. De esta manera, el tratamiento mejora su autoestima, les devuelve la confianza y les ayuda a lidiar mejor con los síntomas de la depresión.
«En gran parte, tú construiste tu depresión. No te fue dada. Por tanto, tu la puedes deconstruir». —Albert Ellis
Por supuesto que no se trata del único estudio que señala los beneficios de la actividad física para tratar la depresión. Un metaanálisis publicado recientemente concluyó que “el ejercicio es un tratamiento eficaz para la depresión, mejorando los síntomas al mismo nivel que la psicoterapia y los medicamentos. Los estudios observacionales sugieren que las personas activas son menos propensas a padecer depresión y los estudios experimentales sugieren que el ejercicio físico es beneficioso para reducir la depresión. Incluso la práctica moderada de ejercicio provoca mejorías en los síntomas depresivos”.
Por tanto, ya sabes que tienes en tus manos una poderosa herramienta para vencer la depresión: ponerte las zapatillas y salir a correr.
Advertencia: Cualquier persona que esté consumiendo psicofármacos, no debe abandonarlos sin antes consultar con su médico. Los psicofármacos generalmente se retiran de forma gradual a medida que la persona mejora y se apropia de estrategias psicológicas que le permitan lidiar con la sintomatología.
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