Actualizado el lunes, 19 octubre, 2020
“Deberíamos considerar perdidos los días en que no hemos bailado al menos una vez”, dijo Friedrich Nietzsche. Quizá el filósofo exageró un poco, pero no hay dudas de que bailar es un acto de revolución social. Es muy beneficioso pues no solo nos ayuda a liberar las tensiones cotidianas y olvidarnos de los problemas, sino que también es un excelente ejercicio y una manera para conectar con los demás. Por eso, no es extraño que diferentes estudios hayan comprobado que las personas que bailan son más felices y que, ahora, un grupo de psicólogos de la Universidad de Londres afirmen que bailar podría estimular un “sexto sentido” muy especial.
«Hay atajos para la felicidad, y el baile es uno de ellos». —Vicki Baum
La autora principal del estudio, Julia F. Christensen, explicó que “la formación en danza no solo nos convierte en mejores bailarines sino que también nos ayuda a mejorar en otros aspectos, como por ejemplo: comprender nuestras emociones y las de los demás”.
Quienes bailan leen mejor las emociones expresadas a través del lenguaje corporal
En el estudio publicado en la revista Psychophysiology, los investigadores compararon a un grupo de bailarines con un grupo de personas que no solían bailar. Descubrieron que los bailarines eran mejores distinguiendo las emociones del lenguaje corporal de los demás.
«La danza es la lengua oculta del alma». —Martha Graham
Los psicólogos colocaron pequeños sensores en las puntas de los dedos de los participantes para medir cuánto sudaban en respuesta a los movimientos ajenos que denotaban felicidad o tristeza, un indicador inequívoco de nuestras reacciones emocionales. Así comprobaron que las reacciones neurovegetativas de los bailarines ante la tristeza y la felicidad eran más intensas que las de las personas que no solían bailar. Esto indica que los bailarines son más sensibles emocionalmente al lenguaje corporal de los demás.
En este punto, los investigadores se preguntaron la causa, lo cual les condujo a centrar su atención en los estados corporales internos, una capacidad que se denomina “interocepción” y que podría considerarse una especie de «sexto sentido».
Interocepción: el sexto sentido que nos ayuda a ser más conscientes de nuestro cuerpo y de las emociones
Estos investigadores piensan que, además de nuestros cinco sentidos, la interocepción podría ser considerada como un sexto sentido, el cual estaría profundamente vinculado con el «sentido emocional» que se afina a través del baile. De hecho, Christensen explica que «los experimentos neurocientíficos recientes muestran que la conciencia de las señales de nuestro cuerpo, como los latidos del corazón, también es fundamental para concientizar las emociones».
Para comprobarlo diseñaron un segundo experimento en el que pidieron a los participantes que estimaran los latidos de su corazón, pero debían hacerlo sin tomarse el pulso. Luego, compararon los registros de las personas con la monitorización de los latidos reales. Así descubrieron que los bailarines también eran más precisos al contar los latidos de su corazón que quienes no solían bailar. Y mientras más experiencia tenían en la pista de baile, más precisa era su estimación, lo cual muestra una profunda conexión con su cuerpo.
Estos hallazgos sugieren que bailar nos puede ayudar a desarrollar la interocepción, un sexto sentido que no solo nos permite ser más conscientes de lo que sucede en nuestro cuerpo, sino que también nos ayuda a detectar las emociones, tanto las propias como las ajenas.
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