Siete mil madres han dejado claro, en una encuesta encargada por el medio Today.com, cuál es su mayor fuente de estrés. Los datos corresponden a EE.UU., pero los resultados no están lejos de poder aplicarse en España. En general, en el mundo que llamamos desarrollado, o sea, el nuestro, queda todavía mucho camino que recorrer en la consecución de un equilibrio en el reparto de las responsabilidades del hogar.
El estrés de las madres suele achacarse, en parte, a los niños: no sólo deben cargarse los lomos con decenas de obligaciones, sino también compaginarlas con la atención a los niños que, como se sabe, no son precisamente una fuente que provee de paz y tranquilidad. No hay igualdad, por mucho que se insista. Tres cuartas partes de las mujeres afirman que se aplican más en las tareas domésticas que su pareja. Por lo tanto, los resultados de la encuesta no podían tener otra orientación.
La mayor parte de la culpa del agobio y el estrés no la tienen los hijos, sino los maridos o acompañantes masculinos. Así lo cree el 46% de las mujeres encuestadas. ¿El motivo? No comparten las obligaciones del día a día y, además, se comportan como niños. No descargan trabajo, lo aumentan.
Jennifer Delgado, en un artículo en Rincón Psicología escrito como reacción a esta encuesta, propone la comunicación como solución: «Dejar claro qué esperas de tu pareja, sin recriminaciones».
Como cuenta Salud 360, los niveles altos de estrés desencadenan enfermedades. El hipotálamo activa el sistema de alarma del cerebro y nos empantana el sistema nervioso de adrenalina: el corazón se acelera, las venas se abotargan, hay una sobredosis de energía. En resumen, «se alteran las respuestas del sistema inmune, digestivo y reproductor». Ahí es cuando crece el riesgo de padecer obesidad, alopecia, depresión, úlceras. Uno de los posibles perjuicios del agobio continuado es sufrir daños en la fertilidad, de manera que, atendiendo a la encuesta, parece que más vale deshacerse del marido y tener más hijos. El estrés será menor y, al menos, será provocado por criaturas encantadoras.