Actualizado el viernes, 31 julio, 2020
Nos toca tratar hoy un tema controvertido: la infidelidad de pareja. La mentira forma parte de nuestras vidas. Dicen que engañar nos permite conseguir lo que queremos mediante la manipulación y la explotación de otros. En general, mentimos para obtener algún beneficio. Una mentira bien tramada es un pasaporte al éxito en una sociedad en la que no se condena la mentira, sino la diferencia o la debilidad. Pero a veces también mentimos, simplemente, por miedo, por vergüenza o incluso, para no hacer daño a alguien.
Pero quien mejor lo explica es el filósofo David Livingstone Smith, director del Instituto de Ciencias Cognitivas y Psicología Evolutiva de la Universidad de Nueva Inglaterra (EE.UU.). Esta es su conferencia «¿Por qué mentimos?: las raíces evolutivas de la mentira y del inconsciente».
Mentir es ventajoso, por eso la evolución, que selecciona rasgos que son ventajosos para los individuos, la ha integrado en la naturaleza humana. Así, se estima que cada día oímos y leemos cientos de mentiras. La mentira se encuentra en todo el reino natural. Existen plantas que tienen flores que parecen avispas hembra para atraer a los machos, que se llevan pegado el polen a otra flor y así la polinizan, serpientes que fingen ser venenosas para ahuyentar a depredadores y orugas que fingen ser serpientes con el mismo fin. Y en líneas generales, los primates más evolucionados son los más propensos a ellas.
Reconocer a una persona infiel
La infidelidad no es la única forma de mentir en el amor, pero suele ser la que resulta más dolorosa y difícil de perdonar o sobrellevar. De hecho, muchos de los expertos consideran una infidelidad como símbolo definitivo de la ruptura del vínculo emocional (basado en la empatía y la confianza) con la pareja.
Rutina, baja autoestima o miedo a la dependencia son las causas principales. Somos una especie muy curiosa y la biología, y su obsesión por esparcir nuestros genes, drogándonos con dopamina ante lo nuevo, no ayuda a la fidelidad. Entre el 25 y el 50 % de los hombres occidentales reconocen haber sido infieles a su pareja al menos una vez. ¿Y las mujeres? A pesar de lo que pueda parecer, los últimos estudios señalan que mujeres y hombres son infieles casi en la misma proporción.
Pero hay algunas diferencias. Según el Instituto Kinsey, las mujeres tienden a la infidelidad cuando son infelices en la relación o no disfrutan plenamente de las relaciones sexuales con su pareja. Mientras que los hombres, aún encontrándose bien con su pareja, pueden llevar a cabo una infidelidad simplemente por ser más vulnerables a la excitación que les produce una situación estimulante. Algunos de ellos cuentan, además, con el apodado “gen de la infidelidad”, el alelo 334, que gestiona la vasopresina, hormona que se libera con el placer de las relaciones sexuales. Según un estudio del Instituto Karolinska de Estocolmo, los hombres dotados de esta variante del gen establecen lazos de unión más débiles con sus parejas.
A pesar de ello, no tenemos excusa ; ) Los autores del estudio subrayan que la presencia de la variante genética no es determinante, puesto que “todo comportamiento humano tiene tres esferas, la biológica, la psicológica y la social”.
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