Actualizado el domingo, 6 marzo, 2022
Los ruidos en la barriga, conocidos como el gruñido gástrico, son la mayoría de las veces algo normal. Pero si estos ruidos van acompañados de otros síntomas, pueden ser un aviso de algún trastorno digestivo.
¿A veces te sientes triste sin ninguna razón aparente? ¿Te ataca el desánimo aunque las cosas ese día no hayan ido particularmente mal? ¿O de repente te sientes con mucha energía y vitalidad? Algunos científicos están buscando la explicación a estos cambios de humor, así como a la aparición de ciertos trastornos del estado de ánimo y el control de los impulsos, en un lugar que podríamos catalogar como un poco extraño o, cuanto menos, inusual: nuestro intestino.
Las personas tenemos un segundo cerebro en el intestino, donde tenemos unos 100 millones de neuronas, el equivalente en tamaño al cerebro de un gato.
Este segundo cerebro se conoce como Sistema Nervioso Entérico y de su estudio se ocupa una ciencia relativamente nueva, la neurogastroenterología.
¡Esta es la razón por la que muchas de nuestras emociones están conectadas a nuestro sistema intestinal!
Muchas veces los problemas intestinales y estomacales, pueden venir originados por el estrés al que estamos sometidos hoy en día que debilita nuestras defensas y nuestro organismo en general. Y viceversa, los problemas intestinales concretamente pueden llegar a conducir a estados emocionales depresivos o devaluados.
Escuchar nuestro cuerpo, proporcionarle los nutrientes necesarios y acompañarlo de un estado mental adecuado pueden ayudarnos de manera sobresaliente.
¿Puede la meditación combatirlo?
Diferentes ensayos clínicos han demostrado que la meditación y otras técnicas que ayudan a la atención plena (mindfulness) y a calmar nuestro estrés pueden reducir significativamente el dolor abdominal y mejorar nuestro tránsito intestinal.
No debemos aplicar estas medidas sólo cuando se produce el ruido o las molestias. Es mejor la prevención. No se trata sólo de «no enfermar» sino de un concepto mucho más amplio que implica «estar sano».
Para ello, debes practicar esta terapias todos los días o siempre que te sea posible ya que nos ayudan a regular nuestro sistema nervioso y reducen el efecto del estrés que sufre nuestro cerebro principal pero también, nuestros intestinos.
La meditación es una actividad abstracta que cada persona vive de manera particular. Para unos puede tener connotaciones religiosas o espirituales, mientras que para otros es un método intelectual para acallar el bullicio interno y conseguir estados más creativos o emocionalmente positivos. Pero meditar no es otra cosa que un ejercicio intelectual. Si nos atenemos al significado etimológico de la palabra, meditación se refiere a una práctica de naturaleza intelectual a través del cual se potencia la atención y la consciencia en el momento presente.
La práctica de la meditación tiene unos efectos psíquicos y fisiológicos muy concretos en el organismo:
- Potencia la salud mental y física
- Aumenta el cociente intelectual
- Desarrolla la inteligencia emocional y la empatía
- Mejora la memoria
- Alivia el estrés, la ansiedad y la depresión
- Reduce la presión sanguínea
- Aumenta la felicidad
Conseguir resultados visible requiere de transformar estas prácticas en un hábito y aprender las técnicas guiadas por un profesional y practicarlas con seguridad.
La hipnoterapia dirigida al intestino, la terapia cognitiva conductual y el yoga también pueden resultar eficaces, aunque existen aún pocos estudios sobre su eficacia en estos casos.