Actualizado el miércoles, 4 noviembre, 2020
Para entender este artículo primero debéis saber que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios (el lado izquierdo y el lado derecho), cada uno de los cuales tiene funciones diferentes. Hay muchas funciones cerebrales, como las habilidades del lenguaje o la mano con la que escribes, que se organizan principalmente en un lado del cerebro o en el otro. Pero, ¿y nuestra forma de besar también está determinada por un lado y otro del cerebro?
Tras revisar varios estudios, los psicólogos Michael Proulx, Rezaul Karim y Alexandra de Sousa se dieron cuenta de que hay ciertos movimientos que realizamos los seres humanos que podrían estar relacionados con una serie de instintos físicos que las personas tienen, como por ejemplo el hecho de girar o ladear la cabeza. Investigaciones recientes de psicofísica y neurociencia visual concluyeron que hay varios fenómenos perceptuales y conductuales en los que los humanos pueden tener un sesgo direccional.
La mayoría de estos gestos se ven a muy temprana edad. Por ejemplo, los bebés tienen un sesgo inicial para girar la cabeza hacia la derecha (y, en consecuencia, extender el brazo izquierdo hacia afuera para compensar ese movimiento). Pero no solo se lleva a cabo cuando somos bebés, algunas investigaciones previas determinaron que ese giro instintivo a la derecha se extiende a la edad adulta: cuando un adulto besa a otro en los labios, sus cabezas tienden a inclinarse automáticamente hacia la derecha.
Pero, ¿es esto una extensión del sesgo con el que nacen los humanos o la gente simplemente aprende a besarse de esa manera?
En las sociedades occidentales es común ver a las personas besarse en público, en televisión y en películas. Pero, ¿estos besos en la pantalla reflejan a la sociedad o influyen en cómo se comportan las personas? Para determinarlo, los psicólogos decidieron realizar un estudio en Bangladesh: un país musulmán conservador donde los besos están prohibidos en público, e incluso llegan a censurarse por televisión o en películas.
De esta forma, eliminaron el factor atribuido al aprendizaje social o a los factores socioculturales. Los participantes fueron una serie de parejas casadas que se besaban en privado en sus propios hogares. Después, acudían a salas separadas para informar sobre diversos aspectos del beso, independientemente de cada pareja.
Los resultados mostraron que más de dos tercios de los individuos al besar tenían un sesgo común en el que giraban la cabeza hacia la derecha. Al iniciar un «movimiento» de beso (los hombres tenían 15 veces más probabilidades de iniciar el beso) las personas diestras se inclinaban hacia la derecha y las zurdas se inclinaban hacia la izquierda.
Resulta que los humanos son similares, incluso si nuestros valores sociales y los hábitos a los que estamos expuestos son diferentes. Este sesgo en el acto de besarse es probablemente innato y está determinado por las tareas de división del cerebro en sus diferentes hemisferios, similares a las de la mano derecha o la mano izquierda. Quizás esté específicamente relacionado con las funciones en el hemisferio cerebral izquierdo, relacionadas con la emoción ,y en las áreas relacionadas con la decisión del cerebro.
Fuente: The Conversation
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