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Los 5 signos de intoxicación emocional que debes aprender a reconocer inmediatamente

Merece ser compartido:

Actualizado el lunes, 10 junio, 2024

La inmensa mayoría de las personas pueden reconocer una intoxicación por alcohol. La percepción se altera, se reduce el tiempo de reacción, se desinhibe el comportamiento, perdemos el equilibrio, empeora el control motor y nos cuesta mucho más coordinar las ideas. Sin embargo, muy pocas personas saben reconocer los signos de una intoxicación emocional. De hecho, es probable que pienses que nunca te ha pasado.

La intoxicación emocional es un estado de estar abrumado por emociones intensas que pueden conducir a una mala toma de decisiones y un comportamiento irracional. Puede ser causado por una variedad de factores, como estrés, trauma o uso de sustancias. Es importante conocer los signos de intoxicación emocional para que pueda reconocerlos en usted mismo o en otra persona y tomar medidas para abordarlos antes de que se salgan de control. Aquí hay algunos signos comunes a tener en cuenta:

Test para detectar síntomas de intoxicación emocional

Te animo a echar la vista atrás y responder sinceramente estas preguntas:

  • ¿Alguna vez te has sentido enfadado durante horas o incluso días?
  • ¿Has tomado decisiones dejándote llevar por las pasiones del momento y luego te has arrepentido?
  • ¿Alguna vez te has sentido tan agobiado que has estado a punto de abandonarlo todo?
  • ¿A veces no logras sacarte algunos pensamientos negativos de tu mente?
  • ¿A menudo sientes que las emociones te sobrepasan?

Si has respondido afirmativamente a alguna o todas, entonces no hay dudas de que en algún momento has sido víctima de una intoxicación emocional que seguramente parta de una mala persona, una mala relación, una mala situación… pero sobre todo, de tu gestión emocional.

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intoxicación emocional en las relaciones

¿Qué es exactamente la intoxicación emocional?

La diferencia entre la intoxicación emocional y las emociones que experimentamos cada día radica en su intensidad. En la intoxicación emocional, las emociones toman el mando y la mente racional prácticamente se desconecta, se produce lo que Daniel Goleman denomina “secuestro emocional”.

Con la intoxicación emocional, las emociones toman el mando y la mente racional desaparece

El secuestro emocional se genera en la amígdala, una estructura del sistema límbico especializada en el procesamiento de los aspectos emocionales de los estímulos a los que nos exponemos. Básicamente, la amígdala actúa como un centinela emocional que avisa a la corteza prefrontal de que algo podría ir mal.

«El cerebro emocional responde a un evento más rápidamente que el cerebro racional».

Daniel Goleman

La corteza prefrontal es una especie de termostato que interviene para contener esas primeras reacciones emocionales, ayudándonos a desarrollar una actitud más racional y objetiva. Sin embargo, cuando la situación que estamos viviendo genera respuestas emocionales muy intensas, se produce una especie de desconexión, el sistema límbico asume el mando y la corteza prefrontal no se activa. Como resultado, las emociones fluyen sin contención.

Obviamente, en estas condiciones no podemos tomar buenas decisiones. Cuando estamos intoxicados emocionalmente la percepción se altera, pues lo vemos todo a través de un prisma distorsionado. En ese estado también disminuyen nuestras habilidades sociales, somos menos empáticos y más reactivos y es probable que nuestras inseguridades afloren. De hecho, si has discutido con alguien que estaba intoxicado emocionalmente, habrás notado que en ciertos momentos ni siquiera escuchaba tus palabras o, al menos, no era capaz de procesarlas.

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ref flags de la intoxicación emocional

Las señales premonitorias de una intoxicación emocional

En algunos casos, el secuestro emocional se produce de manera repentina, en medio de una discusión acalorada o cuando nos dan una mala noticia que no somos capaces de asimilar. Esos “raptos emocionales” son más fáciles de detectar y, generalmente, duran muy poco tiempo.

La intoxicación emocional puede suceder poco a poco, como un frasco que se llena gota a gota, hasta que de pronto “estallas”

Sin embargo, también se puede producir una intoxicación emocional por acumulación, un estado más difícil de detectar ya que las emociones se van depositando gota a gota. Cuando no somos capaces de dejar ir, termina acumulándose cada fuente de tensión, cada palabra hiriente que nos dirigen, cada frustración y cada pequeño fracaso cotidiano, hasta que llega el punto en el que “estallamos”.

«Sé consciente de que en este momento estás creando. Estás creando tu próximo momento, basado en lo que sientes y piensas».

Lew Childre

Por eso, es fundamental aprender a detectar los primeros signos de intoxicación emocional antes de llegar al punto de no retorno.

Los 5 signos de intoxicación emocional que no puedes ignorar

1. Te pones a la defensiva

Si reaccionas poniéndote a la defensiva prácticamente por todo es probable que estés dejándote llevar demasiado por las emociones y que hayas entrado en “modo autoprotección”. Cuando las emociones toman el mando nos volvemos hipersensibles, nuestras inseguridades afloran y nos sentimos más vulnerables. La incertidumbre hace que cataloguemos incluso los estímulos neutros como amenazantes, como demostró un estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology, haciendo que asumamos una perspectiva más egocéntrica y que intentemos protegernos de los supuestos ataques.

2. Te cierras

El bloqueo es un mecanismo de autodefensa que ponemos en práctica cuando estamos desbordados y no podemos lidiar con lo que está sucediendo. Es probable que te desconectes de lo que dicen los demás e, incluso, de tu propia voz interior que normalmente te anima a ser más razonable. El problema es que las emociones te impiden asumir la distancia psicológica necesaria para poder lidiar con las dificultades. Cuando atraviesas una situación de bloqueo, solo escucharás a tus emociones, lo cual puede conducirte a sacar conclusiones sesgadas.

Cuando las emociones toman el control, te bloqueas y encierras en ti mismo, impidiendo que nadie más entre

3. Sientes que estás perdiendo el control

Cuando las emociones se vuelven demasiado intensas, puedes tener la sensación de que estás perdiendo el control. Es probable que sientas que estás muy enfadado, extremadamente triste o muy ansioso, pero aunque eres plenamente consciente de esas emociones, no logras gestionarlas. A menudo esas emociones se alimentan de pensamientos automáticos negativos, ideas que vuelven una y otra vez a tu mente, aunque intentes deshacerte de ellas. Esa sensación de pérdida del control genera a su vez frustración, la cual alimenta aún más el malestar interior.

4. Tienes miedo a soltar

A menudo el vértigo emocional te impide dejar ir lo que te está dañando. Puede parecer un contrasentido, pero el miedo a la pérdida de lo que nos resulta conocido hace que nos aferremos a situaciones que nos lastiman. Cuando estamos atravesando períodos particularmente difíciles, solemos desarrollar una gran resistencia al cambio porque no queremos añadir más incertidumbre a nuestras vidas.

El miedo a la pérdida de lo que nos resulta conocido hace que nos aferremos a situaciones que nos hacen daño. Puedes sentir que estás caminando sobre una cuerda floja y que si te desvías apenas un poco de tu hoja de ruta y pruebas algo nuevo, tu vida se desequilibrará por completo. Esa perspectiva te asusta, por lo que prefieres aferrarte a situaciones que te lastiman, aunque ello signifique perpetuar el sufrimiento o malestar psicológico.

5. Te sientes sobrepasado

En muchos casos, la intoxicación emocional es el resultado de una situación, o conjunto de estas, que han sobrepasado nuestras capacidades. Si comienzas a sentirte saturado o agobiado, es mejor que hagas un alto. Seguir por ese camino puede ser muy peligroso ya que la acumulación del estrés y otras emociones negativas pueden pasarte una factura muy elevada en términos de salud mental y física.

Si comienzas a sentir que todo está pasando tan rápido que no puedes gestionarlo, pon en pausa tu mundo para que puedas reflexionar.

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saber si has desarrollado intoxicación emocional

Descubre cómo el estrés te está dañando y defiéndete

Hay una nueva epidemia que azota el mundo y no es un virus. Es estrés. Casi todo el mundo ha experimentado estrés en el trabajo o en casa. Pero sin saber cómo afrontarlo, es una aflicción letal, ¡una de las principales causas de muerte!

Quizás lo más dañino, sin embargo, es que el estrés nos impide alcanzar nuestro potencial. Te preocupas tanto por una presentación que cometes errores, en lugar de ser el encantador orador que eres normalmente. O estás tan harto del tráfico que no sales y eso afecta tus relaciones con tus amigos.

El fin del estrés incluye numerosas formas de lidiar con el estrés. Entonces, la mejor parte es que una vez que sepa cómo manejar su estrés, puede concentrarse en sacar el máximo provecho de su cerebro. ¡Eso significa volver a ser creativo, inteligente, amable y de alto rendimiento!

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intoxicación y vampiros emocionales

El estrés puede poner en peligro tu vida

Pregúntese, ¿ estoy entre los tres de cada cuatro trabajadores que se sienten estresados ​​por algo cada semana laboral?

De hecho, el estrés está en todas partes. Se ha vuelto tan omnipresente que la mayoría de nosotros lo consideramos tanto normal como inofensivo. En realidad, el estrés es grave, tan grave que tiene importantes consecuencias para la salud.

Cuando estamos estresados, nuestro cerebro libera hormonas tóxicas que dañan nuestras funciones cerebrales superiores y, en consecuencia, obstaculizan nuestro rendimiento mental.

Nuestro cerebro superior, o la corteza prefrontal , es de donde derivamos nuestra inteligencia humana. Piense en ello como la oficina ejecutiva del cerebro, donde se toman las grandes decisiones.

Es responsable de la invención de los aviones y la Mona Lisa . También es donde se dibujan los planes para lograr nuestros objetivos.

Además, la corteza prefrontal habilita la inteligencia social, lo que le ayuda a discernir las emociones de otras personas y evoca la compasión.

Sin embargo, las hormonas del estrés desactivan estas funciones de alto nivel. Como consecuencia, la funcionalidad de su cerebro se reduce, lo que lo predispone a tomar malas decisiones o errores mentales.

Además, las hormonas del estrés cortan las conexiones entre las células cerebrales y encogen las redes neuronales del cerebro. Como consecuencia, el estrés impide que su cerebro establezca las nuevas conexiones necesarias para el aprendizaje y la creatividad.

Pero el estrés no solo daña su rendimiento mental; también daña su salud física. De hecho, la investigación muestra que las hormonas del estrés debilitan su sistema inmunológico y dañan su corazón e incluso los cromosomas dentro de los núcleos de sus células.

En consecuencia, encontramos que una gran cantidad de enfermedades están directamente relacionadas con el estrés, como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, cáncer y diabetes, por nombrar solo algunas de las miles que existen. De hecho, una vez que cuente todas las enfermedades relacionadas con el estrés, ¡podría considerar que el estrés es la principal causa de muerte en los Estados Unidos!

Está claro que el estrés es muy dañino tanto para el cuerpo como para la mente. Afortunadamente, como descubrirás, reducir el estrés es tan simple como modificar su actitud.

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Reconecta tu cerebro cambiando tu actitud y dejando ir el miedo

Cuando se trata de manejar el estrés, la mayoría de las personas se sienten desesperadas. De hecho, el 83 por ciento de los estadounidenses admiten que han dejado de hacer algo al respecto.

Sin embargo, ¡ puedes hacer algo al respecto!

Mitigar el estrés se reduce a su actitud: el ajuste de actitud correcto literalmente reconfigurará su cerebro y apaciguará sus pensamientos estresantes, gracias a la neuroplasticidad de su cerebro .

Tu cerebro tiene la asombrosa habilidad de reorganizarse, creando nuevas vías neuronales y expandiendo sus redes neuronales. Puede crear estos nuevos caminos simplemente cambiando la forma en que piensa y la forma en que ve sus propios pensamientos.

Es importante que adquiera el hábito de no creer en sus propios pensamientos negativos y estresantes, y en su lugar opte por experimentar paz y tranquilidad.

Imagina, por ejemplo, que estás atrapado en un atasco. Si eres como la mayoría, esta es una experiencia bastante estresante. Es posible que se enoje y se vuelva agresivo, moleste a otros conductores y golpee el volante, pero ninguna de estas cosas en realidad hace nada para cambiar su situación.

Pero, ¿y si simplemente opta por estar tranquilo? En lugar de pensar que el atasco de tráfico está consumiendo su tiempo, puede pensar en ello como tiempo extra : una oportunidad para pensar en las cosas de su vida en las que antes no tenía tiempo para pensar.

¡Incluso podrías tener una nueva idea que mejorará tu vida!

Además de alterar tu perspectiva, cambiar tu actitud también implica dejar ir el miedo.

Desde una perspectiva evolutiva, el estrés es simplemente una expresión de miedo. En nuestro pasado colectivo, el miedo al peligro era algo útil: nos mantenía alerta y evitaba que nuestros depredadores nos devoraran.

Pero el mundo de hoy es mucho más seguro y la mayoría de nuestros miedos ni siquiera son reales. Más bien, los evocamos en nuestra cabeza y, como descubrirás, ¡la gran mayoría ni siquiera se hacen realidad!

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Deshazte de los pensamientos que provocan estrés

Todos experimentamos estrés. Tal vez se manifieste como miedo o ansiedad, pero todos lo experimentamos. Y, por lo general, culpamos de estos sentimientos negativos a factores externos: nuestras circunstancias o entorno.

Pero una vez que haya cultivado una mayor conciencia de su estrés, se dará cuenta de que la mayor parte la crea usted mismo.

Cuando nos preocupamos, esencialmente tememos que sucedan cosas malas, y el miedo significa estrés. Pero este tipo de estrés es innecesario.

Esto se verificó en un estudio de la Universidad de Cornell, en el que se les dijo a los sujetos que escribieran sus preocupaciones durante dos semanas y luego rastrearan cuáles se hicieron realidad. Descubrieron que la gran mayoría de sus preocupaciones, el 85 por ciento, ¡nunca terminaron sucediendo! Del 15 por ciento que sucedió realmente, a menudo no fue tan malo: de hecho, el 79 por ciento de las veces las cosas salieron mejor de lo esperado.

Con todo, el estudio sugiere que alrededor del 97 por ciento de nuestras preocupaciones son fabricaciones exageradas o completas.

Al observar estos números, debe preguntarse: ¿son racionales mis preocupaciones? ¿O simplemente están agravando la situación?

Además de reevaluar sus preocupaciones, debe pensar en cómo manejarlas mejor.

Siempre que tenga pensamientos que le provoquen estrés, haga un esfuerzo por observarlos con imparcialidad. No interfiera con sus pensamientos negativos; solo tenga en cuenta que están ahí, en su cabeza, pero no en la realidad.

Imagine, por ejemplo, que es el director ejecutivo de una empresa que acaba de perder a un cliente importante. Es una pérdida grave y no sabes por qué sucedió. Todo lo que sabes es que te sientes de alguna manera responsable.

Te obsesionas con los errores que podrías haber cometido y te preocupas tanto por cometer otros errores que ya no tomas ninguna medida, lo que solo empeora la situación.

Pero espere un minuto. ¿No es usted un CEO precisamente porque es capaz de lidiar con este tipo de situaciones? Al darse cuenta de esto, se vuelve mucho más fácil idear un buen plan y salvar el día.

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Las buenas decisiones te ayudan a lidiar con situaciones imposibles

A veces nos encontramos con situaciones horribles pero inevitables. Entonces, ¿qué hacemos en los casos en que, por ejemplo, perdemos nuestro trabajo debido a una recesión económica o la empresa para la que trabajamos nos estafa de nuestro fondo de jubilación? ¿Entonces que?

En cualquier situación estresante difícil, se enfrenta a tres opciones:

  • Cámbielo: Identifique dónde tiene influencia y luego póngala en práctica;
  • Déjalo: A veces es mejor simplemente alejarse y cerrar ese capítulo estresante de su vida. Si bien este proceso puede ser doloroso, a veces también es necesario; o
  • Acépteloexactamente como es. A veces, simplemente no se puede hacer nada con respecto a su situación. Aceptación significa optar por no quejarse o juzgar, y no exigir cambios.

Tomemos el ejemplo de la esposa que está preocupada por el comportamiento negligente de su esposo. Lejos de él todo el día, quiere pasar tiempo juntos una vez que ambos lleguen a casa del trabajo. Sin embargo, tan pronto como entra por la puerta, abre una cerveza, se deja caer en el sofá y enciende el juego de béisbol.

Podría intentar cambiar a su marido prohibiéndole que vea televisión, pero esto podría terminar en discusiones e incluso más estrés.

También podría dejarlo, salir por la puerta y solicitar el divorcio. Sin embargo, esto podría ser demasiado extremo.

También podría aceptar a su marido tal como es. También podría tomar una cerveza y unirse a él en el sofá y aprender un par de cosas sobre béisbol. Una vez que se mete en ella también, que pueden tanto pasar ese tiempo juntos .

La aceptación es la elección más difícil, que requiere mucho esfuerzo mental y una determinación poderosa. Para aceptar tu situación, tendrás que aceptar el hecho de que hay cosas en la vida que no puedes controlar por completo.

En tales situaciones, cuando se sienta totalmente impotente, recuerde que siempre hay una cosa en la que puede influir: su actitud.

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Una mentalidad pacífica viene con la práctica

Desarrollar una mentalidad pacífica no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Tendrás que practicar, pero afortunadamente hay algunos ejercicios que ayudan:

Primero, comience su día tranquilamente. Al comenzar el día con paz y tranquilidad en lugar de salir corriendo frenéticamente por la puerta, puede asegurarse de tener la mentalidad tranquila necesaria para manejar los desafíos del día.

Intente levantarse unos diez minutos antes y busque un lugar tranquilo donde no le molesten. Cierra los ojos y escucha tu respiración. Piense en las cosas por las que está agradecido, como las personas que ama o las oportunidades que tiene.

Comprométase a tener un día positivo y productivo, adhiriéndose a una actitud pacífica que no se interrumpa fácilmente.

Si reajusta su rutina matutina de esta manera, el día transcurrirá mucho más tranquilo, minimizando el estrés.

Otra estrategia complementaria es tomar unos treinta segundos “ tiempo de espera de un par de veces” durante todo el día. Piense en ello como un «interruptor de paz» que puede activar fácilmente cuando lo necesite. Así es como funciona:

Desenganche de lo que esté haciendo o de lo que esté ocupando sus pensamientos y permítase relajarse. Aclare su mente, dejando ir todos sus pensamientos solo por un momento. Respire lenta y tranquilamente y disfrute de la sensación de paz que lo invade.

Hay innumerables oportunidades para hacer este ejercicio: puedes hacerlo en la ducha, mientras esperas a un amigo, o de pie en el ascensor, solo por nombrar algunos momentos oportunos.

A pesar de su simplicidad, este ejercicio fue utilizado y elaborado por el cardiólogo Meyer Friedman para personas muy estresadas que tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Les dijo a sus pacientes que deberían, por ejemplo, tomar intencionalmente la fila más larga del supermercado como una forma de practicar la paz interior.

Además, les dijo que deberían prestar atención a los patrones de pensamiento que inevitablemente surgen en oposición al ejercicio, pensamientos que, por ejemplo, le dicen que simplemente no tiene tiempo.

¡No les crea!

Cuanto más tiempo emplee estas herramientas, mejores serán los resultados. Acabar con el estrés le permitirá realizar todo el potencial de su cerebro.

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Su nueva paz interior despertará tu creatividad

Habiendo domesticado su estrés, ahora puede aprovechar al máximo las increíbles capacidades de su cerebro, comenzando con una mayor creatividad. El cerebro de todos es capaz de una creatividad magnífica, siempre que sepan cómo desencadenarla.

Estas ideas creativas requieren tiempo y una atmósfera tranquila. Sabiendo esto, asegúrese de dejar lo que está haciendo y salir a caminar de vez en cuando.

Mientras se toma un descanso, su cerebro puede conectar mejor los puntos y memorizar lo que acaba de hacer. Contrariamente a la intuición, hace este trabajo durante los momentos de relajación. De hecho, ¡algunos de los mayores avances de la humanidad se realizaron durante un tranquilo paseo!

Basta mirar al inventor escocés James Watt, por ejemplo. Mientras trabajaba en el perfeccionamiento de la máquina de vapor, que luego desencadenaría la Revolución Industrial, se encontró con un obstáculo. ¡Simplemente no pudo encontrar la solución correcta!

Entonces, salió a caminar, durante el cual se encendió una bombilla, se le apareció una idea repentina que le permitió perfeccionar la máquina de vapor y revolucionar la producción industrial.

Además, asegúrese de no concentrarse demasiado en una sola cosa y, en cambio, permita que su mente divague. Hacerlo facilita la creatividad y la resolución de problemas.

Darle a su mente la libertad de vagar le permite descubrir nuevos caminos, fomentando así el pensamiento innovador que le permite encontrar soluciones a su problema más fácilmente. De hecho, la relajación es la clave para la innovación y los avances en el pensamiento.

Tome la corporación 3M, por ejemplo, que es famosa por su prolífica innovación. Durante décadas han animado a sus empleados a seguir la regla del 15 por ciento, mediante la cual los empleados “pierden el tiempo” soñando despiertos hasta el 15 por ciento de su tiempo total de trabajo.

Seguir esta regla es lo que llevó a sus empleados a crear estos nuevos y emocionantes inventos, como el revolucionario invento de las notas Post-It de Art Fry.

Trasciende la vergüenza

Piense en un momento en el que cometió un gran error frente a los demás. Recuerda el calor en tus mejillas, así como el pánico y la vergüenza que sentiste.

Este sentimiento de vergüenza es otro camino hacia el estrés.

Imagine, por ejemplo, que es contador y acaba de elaborar su presupuesto para los próximos seis meses. Está muy contento de ver un superávit, por lo que rápidamente envía el presupuesto a su jefe y proclama con orgullo que no es necesario realizar recortes.

Al día siguiente, sin embargo, se da cuenta de que ha cometido un error y siente la vergüenza de tener que admitirlo ante su jefe.

La vergüenza es esencialmente el miedo a ser juzgado y rechazado por aquellos cuyas opiniones te importan y, como ya sabes, el miedo significa estrés.

La vergüenza también hace que renuncies al control en función de lo que otros piensan y dicen sobre ti. En lugar de expresarte como realmente eres, la vergüenza te convierte en la persona que crees que los demás quieren que seas.

Y cumplir con las expectativas de los demás es un trabajo constante, y eso significa ansiedad constante y, por lo tanto, estrés constante.

Para reducir su vergüenza, primero deberá poder reconocerla por lo que realmente es: una invención.

Piense en la última vez que los pensamientos vergonzosos se apoderaron de su proceso de pensamiento. ¿Por qué sentiste vergüenza? ¿Había alguna razón real para sentirse avergonzado o las cosas no estaban tan mal después de todo?

Mirando hacia atrás a su error de presupuesto ficticio: por supuesto que cometió un error, ¡pero los errores le ocurren a todos de vez en cuando! ¿Y qué crees que hará tu jefe? ¿Despedirte? Su jefe comprende su valor para la empresa, conoce sus habilidades; ¡Por supuesto que no te despedirá!

De hecho, probablemente se alegrará de que hayas detectado tu error, por lo que realmente no hay necesidad de estresarse.

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Las relaciones largas y armoniosas benefician tu salud

Para muchos, sus relaciones con otras personas pueden ser una gran fuente de estrés y, como ha aprendido, el estrés daña nuestra salud. En pocas palabras, cuanto mejores sean sus relaciones con otras personas, mejor será su salud y más tiempo vivirá.

En parte, esto se debe a que el amor que experimenta en las relaciones sólidas ralentiza la producción de hormonas tóxicas del estrés. De hecho, numerosos estudios han demostrado que las personas que tienen relaciones sólidas tienen un 50 por ciento más de probabilidades de vivir más tiempo.

Aquí hay un ejemplo impresionante: hubo un inmigrante griego llamado Stamatis, que dejó su ciudad natal en Grecia para vivir el Sueño Americano. Desafortunadamente, unas décadas después de su llegada, le diagnosticaron cáncer de pulmón y solo le dieron nueve meses de vida.

Con un pronóstico tan desalentador, regresó a su ciudad natal y se reconectó con sus amigos y familiares de la infancia. Reavivar estas relaciones tuvo un gran impacto en su salud, y vivió mucho más que solo nueve meses; de hecho, ¡vivió hasta los 100 años! (Su edad exacta era indeterminada. Según sus cálculos, tenía 102 años en el momento de su fallecimiento; según su documentación, tenía 98 años).

Por el contrario, la soledad daña tu salud. De hecho, la ciencia actual sugiere que experimentar la soledad es tan dañino como fumar 15 cigarrillos al día.

Desafortunadamente, a veces arruinamos nuestras posibilidades de formar conexiones profundas al juzgar a los demás. De hecho, nuestros juicios, ya sea sobre cómo las personas se ven, se comportan, hablan, etc., siempre erigen una barrera entre nosotros y los demás.

Cuando nos sentimos juzgados, tendemos a proyectar nuestra vergüenza en los demás formando nuestros propios juicios injustos. Por ejemplo, si alguna vez obtuviste una calificación miserable en un examen cuando eras niño, es posible que hayas culpado a tu maestro por ser “estúpido” porque tú mismo sentiste la vergüenza de un desempeño pobre.

A menudo pensamos que los demás no pueden sentir los juicios que hacemos sobre ellos. En realidad, inconscientemente envías miles de señales, a través de expresiones faciales, lenguaje corporal, etc., que revelan tu juicio.

Como animales sociales, somos expertos en leer esas señales, por lo que sus juicios desagradables pueden dañar sus relaciones y, por lo tanto, su salud.

Aprovecha el poder de la sugestión para mejorar tu salud

¿Alguna vez has deseado una estrella, o cruzaste los dedos y esperaste u oraste para que tus sueños se hicieran realidad? Aunque pueda parecer sorprendente, estas creencias supersticiosas realmente influyen en si sus sueños se hacen realidad.

De hecho, la ciencia muestra que el mero pensamiento de un resultado deseable puede poner en movimiento los recursos internos y las acciones que finalmente cumplirán su deseo.

Por ejemplo, si sabe que debe realizar un examen, puede aumentar su puntuación simplemente convenciéndose de que está bien preparado para el examen.

Este efecto también se conoce como efecto Placebo, es decir, cuando un medicamento o procedimiento médico produce beneficios para la salud en un paciente que cree que ha recibido un medicamento útil, pero que en realidad era inerte.

El medicamento en sí no hace nada (a menudo, los placebos son solo pastillas de azúcar), pero la mente del paciente genera un resultado beneficioso.

En un estudio clásico, por ejemplo, los soldados gravemente heridos recibieron placebos que les dijeron que eran en realidad opiáceos poderosos. Los soldados, a pesar de recibir medicamentos sin ningún beneficio médico real, sintieron un alivio inmediato de su dolor físico.

Además, la ciencia sugiere que los efectos placebo funcionan en áreas fuera del campo médico.

Por ejemplo, si bien puede parecer increíble al principio, el poder de la sugestión puede incluso ayudarlo a perder peso.

Durante un estudio sobre el personal de limpieza del hotel, se les dijo a algunos de los empleados que su trabajo constituía un ejercicio físico intenso comparable a ir al gimnasio. ¡Después de solo cuatro turnos, estos trabajadores perdieron peso y grasa corporal sin ninguna dieta ni aumento de actividad!

Lo único que cambió fue su forma de pensar.

Como seguramente verás, tu actitud tiene un gran impacto en tu vida: tus creencias son capaces de acabar con tu estrés y mejorar tu vida.

Hawaiianiza tu mente cuando te enfrentas a situaciones estresantes

El estrés causa grandes daños a su salud, inteligencia y rendimiento. Afortunadamente, puede superar la influencia negativa del estrés incorporando ciertos ejercicios en su vida y adoptando la mentalidad adecuada.

Piense en un recuerdo que le trae alegría y paz: tal vez su luna de miel o el olor de las galletas recién horneadas de la abuela. Sienta cómo el recuerdo lo calma y disfrute de la experiencia. Ahora que se siente tranquilo, está mejor equipado para utilizar plenamente las funciones superiores de su cerebro y aumentar su rendimiento.

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Perdonar lo que no puedes olvidar

Perdonar lo que no puedes olvidar, de la autora Lysa TerKeurst es una guía para curarte de un dolor pasado. A partir de sus experiencias de abuso en su infancia y de infidelidad en su matrimonio, la autora Lysa TerKeurst ofrece formas de hacer las paces con recuerdos dolorosos a través del perdón.

El método TerKeurst para el perdón

Lysa TerKeurst pensó que su dolor nunca terminaría. 

Cuando descubrió que su esposo le había sido infiel, rompió todas las fotos felices de ellos como pareja y empacó todos los recuerdos de su relación. Trató de desenredar su vida de cualquier cosa que le recordara lo que había sido, porque, bueno, no sabía qué más hacer. 

Sin embargo, tratar de erradicar cualquier recuerdo de su esposo no eliminó el dolor que estaba sintiendo; simplemente lo empeoró. 

Eventualmente, se dio cuenta de que aferrarse a su dolor y definir su vida por lo que su esposo le había hecho, solo le impedía sanar. Tenía que encontrar una manera de procesar su dolor abriendo su corazón al perdón. Esto salvó su matrimonio y le enseñó a sanar.

Exploraremos las ideas y los métodos de TerKeurst para usar el perdón para hacer las paces con los recuerdos dolorosos. 

Para sanar, primero debes perdonar.

¿Alguna vez te has sentido tan desconsolado que pensaste que nunca sanarías? 

Así se sintió la autora cuando se enteró de que su marido, Art, la había estado engañando. 

Durante semanas y meses después de que se enteró de esto, no pudo evitar desear que la pudieran poner bajo anestesia, como un paciente que espera una cirugía en el hospital. De esa manera, no tendría que lidiar con la angustia y la conmoción que habían afectado su vida y la de sus hijos. 

Sin embargo, después de un tiempo, la autora se dio cuenta de que aferrarse a su dolor no la llevaba a ninguna parte. Para recuperarse del trauma, tuvo que aprender a perdonar al hombre que la había agraviado.

Cuando el autor estaba sumido en la desesperación, el perdón parecía lo más difícil de hacer. Pensó que aprender a perdonar sería como librar una batalla eterna por su cuenta. Pero después de un tiempo, se dio cuenta de que Dios estaría allí para ayudar. 

En la Biblia, Efesios 4: 7 dice que Jesús permite que la gracia fluya libremente a través de nosotros, para ayudarnos a aprender a perdonarnos unos a otros. El autor interpretó el pasaje en el sentido siguiente: nuestra capacidad de perdonar no depende de nuestra propia voluntad, sino de nuestra capacidad de cooperar con el Señor. 

Como seres humanos, encontramos difícil el perdón. Cuando la gente nos hace mal, nuestra primera reacción no es bendecirlos ni ofrecerles consuelo. En cambio, a veces usamos nuestro dolor como excusa para devolverles el daño.

Dios sabía que los humanos no podían aprender a perdonar a las personas por sí mismos. Es por eso que nos abrió un camino para perdonar a otras personas que no dependía de nuestras propias fuerzas. Cuando estamos sufriendo, y todo lo que queremos hacer es correr y escondernos, Dios toma el volante. Él perdona los errores que nunca seríamos lo suficientemente fuertes para corregir.

Entonces, el perdón no siempre se trata de hacer algo por una relación humana. Se trata de ser obedientes a lo que Dios nos ha instruido que hagamos. Cuando cooperamos más plenamente con la obra de perdón de Dios, renunciamos al deseo de hacer sufrir a otros por lo que han hecho y, a cambio, obtenemos la libertad de seguir adelante. 

Entonces, si sientes que no hay forma de salir de tu miseria, toma la mano de Dios. A medida que las palabras de perdón salgan de tus labios, comenzarás a caminar por el camino hacia la curación. 

Esperar el momento adecuado para perdonar solo retrasa tu curación

Unos meses después de que su matrimonio golpeara esta crisis, la autora entró en una sesión de terapia programada. Estaba claro que no se había estado cuidando a sí misma. 

Semanas de insomnio le habían dejado círculos oscuros bajo los ojos. Su cabello estaba enredado y cargado de champú seco. Y no podía recordar la última vez que había usado desodorante. 

Sentada con su consejero, Jim, la autora expresó cómo no podía perdonar a su esposo por lo que había hecho. Y la carga emocional la agobiaba. 

En ese momento, el esposo de la autora parecía sentir poco remordimiento por lo que había hecho y soportaron una larga separación. ¿Cómo podía trabajar en el perdón cuando no tenía ganas de perdonar?

Durante la sesión de terapia, Jim le preguntó a la autora si quería curar su dolor pasado.

En el fondo, la autora sabía que eso era exactamente lo que quería. Pero antes de que pudiera comenzar el proceso de curación, necesitaba restitución , es decir, necesitaba que las personas que la habían agraviado se dieran cuenta de que estaban equivocadas. Si lo hicieran, entonces tal vez la situación pareciera más justa y ella podría considerar perdonar a quienes la habían lastimado.

Pero si la autora hubiera esperado a que las cosas se sintieran justas, podría haber esperado una eternidad. E incluso si las personas que la habían lastimado se arrepintieran de lo que habían hecho, eso no desharía lo que había sucedido. 

Una vez que la autora se dio cuenta de esto, supo que tenía que separar su curación de las elecciones de otras personas. 

Después de que ella le explicó esta revelación a Jim, le ofreció al autor una pila de cartas de 3×5. La idea era escribir las cosas por las que necesitaba perdonar a Art: una herida por tarjeta. 

La autora llenó docenas de estas tarjetas, derramando todas las cosas que la habían lastimado profundamente. Luego, Jim le indicó que colocara las cartas en el suelo en una línea larga y le entregó una pila de cuadrados de fieltro rojo. 

Él le dijo que declarara su perdón verbalmente por lo hiriente que estaba escrito en cada tarjeta y que sellara cada declaración colocando un trozo de fieltro rojo sobre la parte superior de la tarjeta. 

Hacer este ejercicio ayudó a la autora a llegar a una nueva comprensión de su situación. Le hizo ver que su dolor no necesitaba ser validado por Art, o reivindicado. Solo necesitaba ser hablado en voz alta, reconocido y reconocido como real. 

Afrontar el pedón a largo plazo

Cuando sufrimos, hay muchas cosas que hacemos para adormecer el dolor.

Algunos de nosotros podemos recurrir al alcohol, las drogas o los encuentros sexuales casuales. Y algunos de nosotros podemos actuar de manera abrumadoramente positiva, como para convencernos de que las cosas están bien.

Eso es lo que hizo el autor. Se repetía una y otra vez que las cosas estaban bien y que había perdonado a su marido por traicionarla. 

Pero su terapeuta pensaba de manera diferente. Le dijo a la autora que estaba hiper-espiritualizando su vida hasta el punto de que estaba negando sus sentimientos. Como resultado, ella no estaba lidiando con su dolor.

Las estrategias de afrontamiento como ser demasiado positivo o tomar sustancias para adormecer nuestros sentimientos pueden ayudarnos a afrontar la situación a corto plazo. Pero a la larga, en realidad no nos ayudan a lidiar con nuestras circunstancias. En cambio, estas cosas nos mantienen atrapados en una realidad alternativa, una que cubre el dolor que realmente sentimos. 

La cuestión es que no podemos vivir así y esperar que nuestra situación mejore. Si queremos sanar, tenemos que reconocer y aceptar lo real. De esa manera, podemos decidir mejor qué partes de nosotros aún necesitan curación y, finalmente, seguir adelante.

Ir a un consejero realmente ayudó al autor a comenzar este proceso. El consejero señaló algunas de las declaraciones hiper-espirituales que estaba haciendo la autora, que le impedían sanar. Estos incluían cosas como, «Dios eventualmente hará que todo esté bien» y «Como cristiano, sé que debo perdonar, y lo he hecho».

La identificación de estas cosas ayudó a la autora a llegar a una segunda comprensión: no solo estaba sesgando su realidad para lidiar con el dolor, sino que también estaba haciendo todo lo posible para evitar perdonar a su esposo. Como resultado, se estaba impidiendo seguir adelante. 

Es bastante normal resistirse al perdón, muchos de nosotros lo hacemos, y a menudo existen razones legítimas para hacerlo. A veces tememos que la persona que nos hizo daño nos vuelva a hacer daño. A veces simplemente no sabemos cómo empezar a perdonar a alguien. 

El autor ciertamente no sabía cómo perdonar. Fue solo cuando comenzó a entender su pasado, a comprender el trauma que había experimentado y a abrirse a las enseñanzas de la Biblia que comprendió lo que tenía que hacer para sanar.

Para aprender a perdonar en el presente, tenemos que volver a visitar el pasado

Cuando la autora estaba escribiendo su libro sobre el perdón, todavía estaba en el proceso de lidiar con la infidelidad de su esposo. 

Todas las mañanas se sentaba a la mesa de madera gris de su casa, con solo sus lágrimas y su Biblia como consuelo. Otros días, invitaba a sus colegas a sentarse con ella. Todos tuvieron sus propias experiencias de dolor, y muchos de ellos todavía estaban luchando con el perdón.

Estos encuentros en la mesa gris hicieron que todos se dieran cuenta de algo: había cosas imperdonadas en su pasado que aún les afectaban. Por ejemplo, el ex novio de una mujer se había comprometido después de que ella se separó de él, y la idea de que esta feliz pareja estuviera junta todavía la perseguía. 

Todos tenemos cosas en nuestro pasado, como luchas en las relaciones o incluso traumas en nuestra infancia, que dan forma a la forma en que nos enfrentamos al dolor o la pérdida en el presente. Para sanar el dolor por completo, tenemos que profundizar en estas historias, para descubrir cosas de hace mucho tiempo que aún nos afectan. Esto es lo que el terapeuta del autor llamó reunir los puntos .

La autora identificó cosas de su pasado que habían dado forma a la forma en que veía las relaciones en el presente. Por ejemplo, la autora creció en un remolque de un solo ancho, con su madre, su hermana y un padre casi ausente. Cuando tenía unos años, su padre abandonó a la familia. 

Más tarde, cuando la autora tenía nueve años, fue abusada repetidamente por una niñera que vivía al lado de su abuela. No solo eso, sino que el abusador le dijo que lastimaría a su madre si alguna vez se lo contaba a un alma. Así que se vio obligada a mantenerlo en secreto

La autora se convirtió en una adolescente infeliz: fue acosada en la escuela y se sintió incomprendida en casa. Como resultado, se sentía insegura, no amada e incapaz de confiar en nadie, especialmente en los hombres. 

Al recoger los puntos de su vida, la autora se dio cuenta de que el perdón no se trata solo de lo que tenemos delante. A veces, una parte más importante del viaje consiste en descubrir las cosas de hace mucho tiempo que informan nuestras vidas ahora. 

Después de recolectar los puntos, la siguiente etapa es conectar los puntos , lo que implica comprender cómo los traumas pasados ​​influyen en nuestro comportamiento en el presente. 

Revisar sus sistemas de creencias

Antes de que la autora conociera a su esposo, Art, tenía varias creencias sobre los hombres. Estas creencias estaban vinculadas a los hombres de su pasado que la habían devastado, como su padre, que había abandonado a su familia. 

A lo largo de su vida, la autora se decía a sí misma que no se debía confiar en los hombres y que debía mantenerlos a todos a distancia. La autora finalmente hizo una excepción para Art, y durante algún tiempo, se alegró de haberlo hecho. Pero luego traicionó su confianza.

Entonces, ¿cuál fue la parte más difícil de perdonar a su ex? Bueno, la autora sabía que para perdonar a Art, también tendría que perdonar a los otros hombres que la habían lastimado. 

Para curarnos de experiencias pasadas, tenemos que hacer conexiones entre lo que sucedió en nuestro pasado y cómo eso afecta la forma en que vemos el mundo hoy. Esto es lo que la autora quiere decir cuando se refiere a conectar los puntos.

Por ejemplo, la autora se dio cuenta de que le había costado mucho creer las amorosas palabras que Art le diría durante su matrimonio. A menudo se encontraba preguntándole: «¿De verdad te refieres a lo que estás diciendo?»

Esto se debió en parte a la desconfianza inherente del autor hacia los hombres. Pero también se debió a la incapacidad de Art para expresar sus sentimientos. Vamos a explicar.

Después de que la autora se enteró de la aventura de Art, ella y su esposo tuvieron una conversación honesta. Hablaron de todo lo que había salido mal en su relación y por qué.

La autora descubrió que ella no era la única con un dolor sin resolver. Art también sintió dolor.

Art creció en una casa donde no se expresaban los sentimientos, por lo que aprendió a nunca verbalizar las emociones. En cambio, el autor creció en una casa donde los sentimientos se manifestaban en voz alta. 

Esta fue una mala combinación para su relación. La autora buscaba a Art para que dijera las palabras de consuelo y tranquilidad que otros hombres nunca le habían dicho. Pero Art simplemente no sabía cómo tener estas conversaciones.

Después de que Art se abrió sobre esto, el autor se dio cuenta de por qué su relación había sido tensa durante tanto tiempo. Ella estaba buscando su aceptación , mientras que el artículo estaba buscando ser aceptable para ella. Y ninguno de los dos estaba satisfaciendo las necesidades del otro. 

Para el autor, los puntos de conexión no estaba a punto de entender lo que los eventos pasados traumáticos estaban influyendo en ella en el presente. También se trataba de reconocer que Art también necesitaba sanar. 

Finalmente, la pareja volvió a estar unida e incluso renovó sus votos matrimoniales, todo porque aceptaron el dolor del otro y decidieron curarse juntos. 

Replantear tu sufrimiento

¿Alguna vez has estado cerca de alguien que se toma todo como un ataque personal? No importa lo que usted diga, él cree que otros quieren atraparlo o que creen que no es lo suficientemente bueno.

Estas personas rápidamente asignan motivos incorrectos e interpretaciones negativas a lo que se les hace y se les dice. ¿Por qué? Porque todavía están lidiando con un dolor no resuelto. No han conectado los puntos para entender quién o qué en el pasado realmente necesita ser perdonado.

La cuestión es que recopilar y conectar los puntos no es suficiente. También tienes que corregirlos . Esto significa encontrar las creencias que ha formado, basadas en todo lo que ha pasado, y asegurarse de que sean vivificantes y positivas. 

Una vez que la autora comenzó a conectar los puntos de su vida, comenzó a tener una interpretación más saludable de sus circunstancias. Ella había expresado lo que había sucedido en su vida y cómo la hizo sentir. Y había aceptado que no podía cambiar el pasado. 

La siguiente etapa fue aprender a avanzar. Aquí hay un ejemplo práctico de cómo hizo esto.

La autora pensó en las personas de cada una de las historias de su vida y trató de averiguar qué cosas negativas todavía llevaba consigo en relación con ellas. 

Para ello, se centró en sus reacciones físicas y emocionales ante la mención del nombre de cada persona. Se hizo preguntas como: ¿Siento que se me acelera el pulso o que se me aprieta la mandíbula? ¿Celebro en secreto cuando escucho que están teniendo dificultades? ¿Sueño con el momento en que admiten que lo que hicieron estuvo mal?

Si respondía afirmativamente a alguna de estas preguntas, intentaría reformularlas de una manera más positiva. El nuevo conjunto de preguntas incluía cosas como, ¿cómo podría ver esto de manera diferente? y ¿de qué me serviría si los perdonara?

Después de eso, la autora leería versículos de la Biblia para ayudarla a recordar que Dios nunca desperdicia el sufrimiento. Por ejemplo, el pasaje de Romanos 5: 3-5 le recordó que el sufrimiento produciría perseverancia, carácter y esperanza, si continuaba poniendo su fe en Dios. 

Con esto en mente, la autora se preguntó a sí misma: ¿Qué podría hacer una versión saludable de mí desde aquí? Luego anotó sus respuestas en un diario. Hacer esto regularmente la ayudó a tener sentido de sí misma y corrigió sus perspectivas mientras buscaba seguir adelante.

Las cosas que no puedes cambiar son las más difíciles de perdonar

En una vieja foto en blanco y negro, se puede ver a la autora, de niña, apoyada contra un árbol. Su largo cabello castaño cuelga en rizos desordenados alrededor de su rostro. Y en sus labios hay una leve sonrisa

Sin embargo, el autor recuerda sentirse lejos de ser feliz en ese momento. La vecina de su abuela la maltrataba y, por dentro, gritaba para que la rescataran. 

Mirando hacia atrás en la situación actual, la autora se da cuenta de cuántas cosas le fueron robadas: juventud, inocencia y su imaginación infantil. Su abusador también la empujó a un pozo de miedo del que todavía lucha por mantenerse al margen todos los días.

Cuando sucede algo increíblemente trágico en nuestras vidas, ¿cómo nos posicionamos para perdonar? Esto es exactamente lo que se preguntó la autora cuando comenzó a tratar de procesar el abuso que había experimentado.

Toda su vida, la autora había sentido que no era digna de ser amada. Temía que la gente siempre la usara y la dejara a un lado. Incluso ahora, se encuentra asumiendo que lo peor podría sucederle, y está constantemente preparándose para el impacto .

Cuando nos estamos recuperando de un dolor y una herida profundos, el perdón puede parecer imposible, especialmente cuando alguien no solo ha afectado una temporada de nuestra vida, sino toda nuestra vida. Sin embargo, aferrarse al dolor y la ira solo nos impide sanar.

Si estás luchando por perdonar el daño que te han hecho, aquí tienes una cosa clave para recordar: el perdón es más satisfactorio que la venganza. 

Es común pensar que vengarse de alguien que nos lastimó se sentirá bien. Pero a largo plazo, la venganza es cara, emocional y espiritualmente. Esto se debe a que la venganza nos hace pagar por nuestro dolor dos veces: una cuando la persona nos hace daño y otra cuando cambiamos la paz y el progreso espiritual del perdón por la victoria a corto plazo de la represalia.

Elegir perdonar a alguien no se trata de dejarlo libre. Se trata de entregar al Señor tu necesidad de que el malhechor sea castigado. En otras palabras, permite que Dios te perdone. 

Cuando la autora renunció a su necesidad de castigar a su abusador, su corazón se ablandó y alcanzó un nivel de paz que nunca pensó que experimentaría. Esto no significa que alguna vez olvidó el daño que le hicieron; ella acaba de aprender a verlo como un solo capítulo en su historia continua.

El perdón no es un destino; es un proceso

Si alguna vez se ha roto un diente, sabrá lo doloroso que puede ser.

Cuando parte de un diente se rompe y los nervios quedan expuestos, masticar es insoportablemente doloroso. A veces incluso duele respirar. ¿La peor parte? Si olvidas que tu diente está roto e intentas, digamos, morder una manzana, una gran cantidad de dolor regresa. 

Así es como es lidiar con el trauma. En la superficie, es posible que esté lidiando con las cosas bastante bien. Pero cuando algo lo desencadena, puede encontrarse lidiando con un dolor no resuelto. 

Si esto le sucede a usted, no crea que todo su progreso ha sido en vano. En cambio, considérelo como parte de su viaje hacia el perdón. 

Cada trauma que experimentamos tiene un efecto inicial y un impacto a largo plazo.

En la historia del autor, el efecto inicial fue el descubrimiento de la aventura de Art. Aunque esa temporada ya terminó, y han pasado muchos años, todavía hay momentos en los que se tropieza con un mal recuerdo o se activa por algo que alguien dice, y el dolor la golpea como un tren de vapor. Ese es el impacto a largo plazo. 

La autora tiene una estrategia para los momentos en los que se activa. En lugar de dejar que el sentimiento la descarrile, intenta discernir cuál es el sentimiento y qué hacer con él. Por ejemplo, si ve una imagen que le recuerda un momento difícil de su vida, se da unos momentos para lamentar lo que perdió. 

Ella está atenta a cualquier sentimiento de miedo que esto despierte. Y se pregunta: ¿Es este miedo sobrante de esa época o hay algo a lo que debo prestar atención hoy?

También mide su sentimiento hacia la persona involucrada en una escala de bueno a neutral, a enojado y al deseo de represalias . Luego, discierne si necesita procesar esto en voz alta con alguien o simplemente trabajar en su diario.

Todo esto es parte del proceso que el autor llama perdón continuo . Puede que nunca haya un momento en el que sienta que ha perdonado todo lo que le ha sucedido. Pero lo que importa es solo comenzar el viaje. 


Merece ser compartido:

Una respuesta a «Los 5 signos de intoxicación emocional que debes aprender a reconocer inmediatamente»

  1. Avatar de José Antonio Ramos
    José Antonio Ramos

    Hecho el diagnóstico, ¿cuál es el remedio?

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