Actualizado el domingo, 9 octubre, 2022
El periodista británico Jon Ronson en su libro ‘¿Es usted un psicópata? Un viaje a través de la industria de la cultura’, nos advierte que la psicopatía es más frecuente en las altas esferas ya que considera que muchos de los psicópatas de cuello blanco no sólo no cometen crímenes, sino que llegan a ser tremendamente exitosos en sus profesiones.
Según el autor, la búsqueda del éxito es un rasgo común a la psicopatía, pero este no tiene por qué traducirse necesariamente en la búsqueda de una gran fortuna, sino poder y puede limitarse a tener aterrorizada a una pequeña oficina, lugar de trabajo o familia.
“Vivimos en una época histórica en la que el único método para triunfar en la vida es la manipulación de los demás. Nos utilizamos unos a otros como si fuésemos las piezas de un tablero que, cuando dejan de servir a nuestros fines, simplemente los dejamos de lado”.
También describe así los mecanismos de movilidad social, la psiquiatra y psicoanalista Marie-France Hirigoyen, autora del ensayo El abuso de la debilidad.
Conocida por su anterior bestseller llamado El acoso moral, en este nuevo ensayo nos recuerda que “la manipulación se ha profesionalizado y globalizado” en todos los ámbitos de la vida pública y privada, desde el político y financiero, hasta el empresarial e, incluso, familiar.
Por tanto, su lectura de la crisis no es tanto económica, sino de “falta de confianza en el prójimo”. Y por ende, la confianza en el prójimo podría ser la solución.
Los abusos de debilidad son una forma de violencia psicológica que debido a su repetición sistemática se acaban convirtiendo en una forma de abuso moral o coacción traspasando las fronteras de lo aceptable.
La ética personal y social como solución
Esta realidad descrita por la autorase basa en que el ímpetu cortoplacista de obtener resultados inmediatos, en lugar de pensar en el largo plazo. Como consecuencia el ciudadano vive en una manipulación permanente que lo único que acaba produciendo es una “insatisfacción global de toda la ciudadanía”.
Aunque Hirigoyen reconoce que es difícil salirse del camino marcado, propone como parapeto que cada uno defina muy bien su personalidad y su ética para saber decir basta cuando llegue el momento.
“No podemos aceptar lo que nos echen en cara, debemos negarnos cuando sea necesario e imponer nuestro criterio. De este modo, podremos construir una especie de defensa contra la manipulación”. El estatus de víctima no es irreversible y puede superarse con la voluntad de afrontar el problema.
A pesar de este escenario, la autora es optimista con el futuro porque, dice, ya hemos empezado a identificar estos excesos y, poco a poco, se están implantando mecanismos correctivos.
“Hay muchos políticos y empresarios que quieren comenzar a gestionar con otras formas y la sociedad también se está dando cuenta y, en un tiempo no muy lejano, acabará reaccionando”.
Nosotros, nos quedamos con esta gran frase:
‘