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La emodiversidad es más importante que la felicidad para tu bienestar

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Actualizado el jueves, 21 octubre, 2021

No hay receta para la felicidad. Pero el primer paso para vivir una vida auténticamente feliz es dejar de lado un par de mitos, como pensar que alcanzar hitos socialmente aprobados te hará feliz, o que enfrentar ciertos eventos te traerá infelicidad permanente. Liberarse de sus expectativas dará lugar a la verdadera felicidad en su vida.

La felicidad se ha convertido en un reclamo publicitario. Pretenden vendernos prácticamente cualquier cosa con la promesa de ser más felices, desde una aspiradora hasta un refresco. De hecho, uno de los mayores peligros que nos acecha ahora mismo es el cliché de la felicidad, que puede generar la triste obligación de ser felices a todas horas.

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Obsesionarse con la felicidad nos hace más infelices

La felicidad puede ser un estado muy escurridizo, por lo que perseguirla y obsesionarse con alcanzarla puede tener el efecto contrario y hacer que nos sintamos profundamente infelices. Lo comprobaron investigadores de la Universidad de Queensland, quienes realizaron una serie de estudios sobre el nivel de felicidad de personas de diferentes culturas.

Obsesionarse con alcanzar la felicidad puede tener el efecto contrario y hacernos más infelices.

La investigación, publicada en la revista Emotion, indica que cuando las personas creen que la sociedad espera que sean felices, suelen evaluar de manera más negativa sus emociones. Es decir, cuando estamos sometidos a una expectativa cultural que nos obliga a ser felices, las emociones negativas se sobredimensionan. De hecho, los investigadores constataron que, mientras más fuerte era esa expectativa, más emociones negativas reportaban los participantes.

La diversidad emocional es clave para el bienestar

Investigadores de las universidades de Cornell, Pensilvania y Arizona publicaron otro estudio muy interesante en el que desmitifican la felicidad. Sus resultados señalan que la capacidad para sentir una amplia gama de emociones positivas, lo que denominaron diversidad emocional o emodiversidad, puede reportarnos una mejor salud que la propia felicidad.

En la investigación se centraron en la inflamación sistémica, una respuesta inmune que se ha relacionado con enfermedades crónicas como la diabetes y la osteoporosis, así como un mayor riesgo de muerte prematura. Reclutaron a 175 personas con edades comprendidas entre los 40 y 65 años y les pidieron que llevaran un registro de sus emociones durante 30 días.

Cada noche, los participantes puntuaban el grado en que habían experimentado 16 emociones positivas ese día, la felicidad era una de ellas, pero la lista también incluía entusiasmo, determinación, orgullo, inspiración y fortaleza, entre otras. Registraron además las emociones negativas que experimentaban, como la tristeza, la ira, la vergüenza y la culpa.

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Evaluaron la emodiversidad teniendo en cuenta la variedad de emociones que experimentaba una persona, así como su distribución general a lo largo del día y el número de veces que se presentaba cada emoción.

A los participantes también les hicieron análisis de sangre al comienzo del estudio y al cabo de 6 meses. Cuando los investigadores analizaron las muestras de sangre para detectar los marcadores de inflamación descubrieron que las personas con las tasas más bajas de inflamación reportaban una gama más amplia de emociones positivas. Así descubrieron que la emodiversidad es más beneficiosa para la salud que la propia felicidad.

La emodiversidad es la capacidad para sentir una amplia gama de emociones positivas.

El diapasón emocional beneficioso también incluye las emociones “negativas”

Siempre hemos pensado que las emociones “negativas” son dañinas. Sin embargo, podríamos estar equivocados. Un estudio publicado en la revista Journal of Experimental Psychology en el que se analizaron más de 37.000 personas nos brinda una perspectiva diferente. Estos investigadores constataron que la emodiversidad, que incluye tanto las emociones positivas como las negativas, está relacionada con una mejor salud mental y física. Las personas con un alto nivel de emodiversidad incluso tenían menos probabilidades de sufrir depresión que quienes reportaban más emociones positivas. ¿Cómo es posible?

Jordi Quoidbach, uno de los autores principales del estudio de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, explica: “De la misma manera en que la biodiversidad aumenta la resistencia a los eventos negativos ya que un depredador único no puede destruir todo un ecosistema, la emodiversidad puede evitar que emociones específicas se instauren, sobre todo las que son más perjudiciales, como el estrés agudo, la ira o la tristeza, y dominen el ecosistema emocional”.

Las emociones positivas no son las únicas que cuentan; las emociones «negativas» también son beneficiosas para nuestra salud emocional.

No hay dudas de que las emociones, incluso las que catalogamos como negativas, cumplen diferentes roles funcionales y nos ayudan a priorizar y regular nuestro comportamiento para adaptarnos a la situación en la que nos encontramos. No podemos olvidar que una pequeña dosis de estrés, por ejemplo, nos da la energía extra que necesitamos para terminar un proyecto en plazo y que la tristeza también nos ayuda a conectar con los demás.

De hecho, ser capaces de experimentar un amplio rango de emociones específicas diferentes, incluyendo la ira, la vergüenza y la tristeza, tiene un mayor valor adaptativo que experimentar menos estados más generales, como la sensación de sentirse mal. Esto se debe a que las emociones específicas nos brindan información más detallada que nos permite tomar mejores decisiones e incluso poder superar esos estados más rápido asumiendo estrategias más concretas.

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¿El secreto? Aceptar los estados emocionales y dejarlos ir

La clave radica en no quedarse atrapados en esas emociones negativas, sino en usarlas de manera eficaz. Cuando aceptamos las emociones, estas siguen su curso natural ya que, por definición, son estados de corta duración.

Psicólogos de la Universidad de Toronto analizaron el vínculo entre el bienestar psicológico y la aceptación de la negatividad, trabajando con más de mil personas. Descubrieron que quienes aceptaban las emociones negativas tenían una mejor salud psicológica. De hecho, el factor que mejor predecía el bienestar psicológico no era una vida libre de estrés, sino la capacidad para aceptar las dificultades y las emociones negativas sin quedarse atrapados en ellas.

Por tanto, ahora ya lo sabes: no hay que obsesionarse con la felicidad. Si quieres tener una buena salud psicológica, intenta ampliar tu diapasón emocional y acepta todas las emociones sin aferrarte a ellas.

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Un diagnóstico difícil altera la vida, pero la felicidad aún es posible

Cada vida está marcada por eventos que surgen de la nada para interrumpir nuestra felicidad y comodidad. Un evento que cambia la vida como ese puede sacudirnos hasta lo más profundo. Un diagnóstico de una enfermedad grave o terminal es uno de esos eventos. 

Si usted o su ser querido está lidiando con un diagnóstico difícil, es posible que sienta que ya no tiene capacidad para la felicidad. Pero lo hace. Y ahora, más que nunca, es fundamental que lo aproveches.

Cuando recibimos malas noticias, es tentador centrarse en eso, excluyendo todo lo demás. Pero considere las palabras del filósofo William James. Dijo: «Mi experiencia es lo que acepto atender». En otras palabras, nuestra realidad está determinada por las cosas en las que elegimos enfocarnos. Claro, un evento negativo aleatorio puede hacernos sentir como si la realidad estuviera fuera de nuestro control. Pero si reenfocamos nuestra atención, podemos recuperar algo de ese control.

Lo que atendemos y lo que pasamos por alto puede moldear nuestra realidad, incluso durante una enfermedad grave. Podemos intentar concentrarnos en el placer de ver crecer el jardín, en lugar de en los dolores de la enfermedad. Podemos intentar apreciar el hecho de que todavía podemos subir las escaleras, en lugar de desanimarnos porque no podemos manejar nuestro trote matutino. Cuando elegimos enfocarnos en lo positivo, creamos una realidad más alegre.

Eso no quiere decir que este trabajo mental sea fácil. Requiere gran determinación y esfuerzo. Para entrenar tu atención, prueba la meditación. Esta práctica gira en torno a concentrarse en su respiración, en sus pensamientos o en una combinación de ambos. Como lo confirma un estudio de 2007, la meditación mejora notablemente nuestra capacidad para dirigir y mantener nuestro enfoque. 

Quizás se pregunte: ¿Qué sentido tiene tratar de ser positivo frente a noticias devastadoras? Bueno, los psicólogos han identificado un fenómeno llamado efecto Matthew. En la Biblia, Mateo dice: «Porque a todo el que tiene, se le dará más y se le dará en abundancia». Y, en un contexto emocional, los psicólogos han descubierto que esto es cierto. Una experiencia emocional positiva genera experiencias emocionales más positivas. Esto conduce a lo que se llama una espiral ascendente

Incluso en medio de tiempos difíciles, cualquier felicidad que puedas crearte actuará como un imán, invitando a más felicidad a tu vida.

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Los arrepentimientos son compatibles con la felicidad

Hay sueños de los que creces, como el deseo de la infancia de ser astronauta o princesa.

Y luego están los sueños a los que se ve obligado a renunciar: el sueño de ser socio de su empresa, el sueño de perseguir profesionalmente su amor por la pintura, el sueño de estar casado o tener un hijo.

Este segundo tipo de sueños incumplidos a menudo se convierte en arrepentimiento. Y los arrepentimientos, dice el mito, nos impiden ser verdaderamente felices.

Pero no es necesario.

De hecho, enfrentar nuestros arrepentimientos es una parte fundamental para vivir una vida feliz. Es saludable lidiar con lo que los psicólogos llaman nuestro posible yo perdido . Imagínense dos atletas universitarios, llamémoslos Lucy y Alejandro, que sueñan con el estrellato olímpico. Estos tampoco son sueños vacíos. Los atletas son increíblemente talentosos y tienen la oportunidad de participar en el equipo olímpico. Pero ambos se pierden por poco, y ambos están amargamente decepcionados. Durante la próxima década, los dos atletas continúan persiguiendo su sueño. Eventualmente, la edad y las lesiones los obligan a rendirse.

Lucy se toma un tiempo para aceptar el golpe. Luego, recalibra su vida. Ella consigue un trabajo de nueve a cinco y entrena deportes los fines de semana. Ella todavía compite en una liga local. Está orgullosa de sus logros deportivos. Ella es feliz.

Mientras tanto, Alejandro odia que le recuerden su pasado atlético. Ha tirado todos sus viejos trofeos y nunca más participa en atletismo. Es infeliz.

Lucy enfrentó sus arrepentimientos y lamentó su posible yo olímpico perdido. Al examinar su arrepentimiento, preguntó qué podía aprender de él. ¿Su comida para llevar? Tiene pasión por los deportes. Así que dispuso su vida para servir esa pasión.

Alejandro se apartó de su pesar. Creía que insistir en ello le haría infeliz. Pero su negativa a reconocer los lamentos pasados ​​ha agriado su presente. Lo aisló de lo que alguna vez fue una fuente de alegría.

Nuestros lamentos pueden ser nuestros maestros. Pueden revelar el tipo de vida que queremos y las cosas que son importantes para nosotros. Más dolorosamente, pueden mostrarnos dónde hemos cometido errores en la vida. Pero admitir estos errores nos impide repetirlos.

Todas las vidas tienen arrepentimientos. Para vivir una vida feliz, tenga en cuenta la suya honestamente.

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Claves de la felicidad

Empoderamiento individual y colectivo

Las claves de la felicidad ha sido una de las cuestiones que más análisis y discusión ha generado. ¿Qué es? ¿Cuáles son sus dimensiones? ¿Viene dada por acontecimientos y elementos externos o es algo que depende del interior de cada persona?

Desde los clásicos como Aristóteles, Platón u autores más contemporáneos como Locke, Bentham o Punset, podemos afirmar que somos felices cuando alcanzamos un estado temporal de bienestar, armonía y plenitud. Esta armonía implica desvincularnos del miedo y tener cubiertas un mínimo esencial de necesidades físicas, afectivas, intelectuales y espirituales.

Para concretar estos aspectos esenciales, Maite Sarrió ha dedicado años de investigación y formación en distintas partes del mundo. Tras su experiencia trabajando con personas y todo tipo de organizaciones, ha podido constatar que la Felicidad es la rEvolución.

Para ella, la clave esencial parte del empoderamiento.

¿Qué es empoderamiento individual? ¿Qué es la indefensión aprendida? ¿Qué es la violencia estructural? ¿Y la violencia autoinfligida? ¿Como influyen las creencias limitantes en mi vida? ¿Cómo gestionar positivamente emociones y juicios de valor? ¿Cómo promover la autoestima real? ¿Puedo transformar el miedo en energía? ¿Cómo transitar un duelo y aceptar? ¿Cómo crear vínculos de perdón y compasión? Estas y otras muchas preguntas son las que se dan cita en sus cursos y recursos de terapia individual y de pareja. Hoy os mostraremos algunos de ellos.

La felicidad es un estado temporal, no una condición

La mayoría de las personas cree la felicidad es un lugar al que llegar a través de una vida de sacrificios. Otros, que la felicidad no depende de ellos y está destinada a unos pocos “afortunados”. La mayoría, que la “felicidad” no depende de ellos ya que hay demasiadas variables externas que influyen en ella. Pero somos protagonistas activos de nuestra vida. Somos protagonistas y guionistas a través de nuestros propósitos, decisiones y actos. Para tomar decisiones adecuadas acerca de nuestro futuro debemos descifrar cuáles de esos propósitos, decisiones y actos son los que nos llevarán realmente a la felicidad a la que aspiramos.


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