Hay una falta de conexión entre los ancianos y las generaciones posteriores. Se piensa que se han blindado dentro de la época que les tocó vivir y que ya no tienen capacidad ni ganas de plegarse a lo nuevo, ni siquiera a los códigos más básicos de comunicación. Es algo que se lleva observando desde tiempos inmemoriales, y no se produce porque ahora la sociedad, como dicen, avance más rápido.
Ahora se les aparca, se les toma en broma. Antes se les adoraba, se les pedía consejos y sabiduría como si recibieran información del más allá, de un estadio vital que los más jóvenes no eran capaces de interpretar. Ambas eran formas de separarlos del resto, de marcar una barrera.
Ahora, como cuenta Sinc, un estudio de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) explica que el deterioro cognitivo que se produce con los años dificulta la interpretación exitosa de las expresiones de los interlocutores. El daño se agrava cuando las personas mayores se comunican con un hablante que acompañe su discurso de muchos gestos corporales.
La investigación consistió en una serie de pruebas entre 24 personas de una media de 75 años y 40 jóvenes de unos 26. Los participantes miraron una pantalla en la que se mostraban las emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, sorpresa, ira y asco). Con el objetivo de comprobar si en la captación de los rasgos emocionales intervienen otros factores, el ejercicio se combinó, a veces, con otra tarea simultánea verbal o visual.
Al tener que dedicar sus esfuerzos a complementar las dos tareas, se vio más claramente que la edad perjudica la interpretación de las emociones. Lo curioso es que las expresiones negativas fueron las que más costaba digerir a los de alrededor de 75 años. Los autores explicaron a Sinc que el miedo, la ira o la tristeza exigen una mayor carga cognitiva, por lo tanto, la pérdida de tejido neuronal tiene consecuencias más perjudiciales.
Una respuesta a «¿Qué emociones les cuesta más interpretar a las personas mayores?»