Actualizado el sábado, 2 marzo, 2024
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Nuestra recomendación: Valeria Hiraldo | Instagram: @microbiotasalud
🍽 Dietista Nutricionista especialista en Alimentación Evolutiva
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🦠 Máster en Microbiota, Probióticos y Prebióticos
👤 Máster en Psiconeuroinmunología Clínica
En la actualidad, cada vez más personas se interesan por llevar una vida saludable y adoptar hábitos alimenticios que beneficien su bienestar. En este contexto, los probióticos, prebióticos y simbióticos han ganado popularidad como elementos clave para mantener una dieta equilibrada y favorecer la salud digestiva. En este artículo, exploraremos en profundidad los beneficios que aportan a tu dieta estos componentes y te presentaremos una forma sencilla de incorporarlos en tu alimentación diaria.
Los probióticos: aliados de tu salud intestinal
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, brindan beneficios para la salud. Estos microorganismos, principalmente bacterias beneficiosas, ayudan a equilibrar la flora intestinal y promueven un sistema digestivo saludable. Algunos de los beneficios más destacados de los probióticos son:
1. Mejora de la digestión
Los probióticos contribuyen a descomponer los alimentos en el tracto digestivo, lo cual facilita la absorción de nutrientes y evita problemas como la indigestión y la acidez estomacal. Al mantener una flora intestinal equilibrada, se promueve una digestión óptima y se evitan trastornos gastrointestinales.
2. Fortalecimiento del sistema inmunológico
Una gran parte del sistema inmunológico se encuentra en el tracto gastrointestinal. Al consumir probióticos, se fortalece la barrera intestinal y se estimula la producción de células inmunitarias, lo que ayuda a prevenir enfermedades y reducir el riesgo de infecciones.
3. Regulación del tránsito intestinal
Los probióticos, especialmente ciertas cepas de bacterias, pueden ayudar a regular el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento o la diarrea. Estos microorganismos favorecen la formación de heces adecuadas y mantienen el equilibrio de la microbiota intestinal.
Los prebióticos: el alimento de los probióticos
A diferencia de los probióticos, los prebióticos son componentes no digeribles que sirven como alimento para los microorganismos beneficiosos presentes en nuestro intestino. Estas sustancias promueven el crecimiento y la actividad de los probióticos, permitiendo que cumplan mejor sus funciones en nuestro organismo. Algunos de los principales beneficios de los prebióticos son:
1. Estimulación del crecimiento de bacterias beneficiosas
Los prebióticos actúan como sustrato para las bacterias beneficiosas presentes en el intestino, estimulando su crecimiento y colonización. Esto favorece la proliferación de microorganismos saludables y ayuda a mantener un equilibrio óptimo en la flora intestinal.
2. Mejora de la absorción de minerales
Al favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas, los prebióticos también mejoran la absorción de minerales en el intestino, como el calcio y el hierro. Esto es especialmente beneficioso para la salud ósea y la prevención de enfermedades como la osteoporosis.
3. Control de los niveles de azúcar en sangre
Algunos estudios sugieren que los prebióticos pueden tener un efecto positivo en la regulación de los niveles de azúcar en sangre. Esto puede ser beneficioso para personas con diabetes o aquellos que buscan mantener un equilibrio en su dieta.
Los simbióticos: la combinación perfecta
Los simbióticos son productos que combinan probióticos y prebióticos, brindando así una solución completa para mantener la salud intestinal. Al combinar estos dos elementos, se potencian mutuamente sus efectos beneficiosos, logrando resultados más efectivos y duraderos. Algunos de los beneficios de los simbióticos son:
1. Maximización de los efectos positivos
Al consumir simbióticos, se obtiene una acción sinérgica entre los probióticos y los prebióticos. Esto significa que los beneficios de ambos componentes se potencian, mejorando la salud digestiva y fortaleciendo el sistema inmunológico de manera más eficiente.
2. Mantenimiento de la flora intestinal
Los simbióticos contribuyen a mantener un equilibrio adecuado en la microbiota intestinal, evitando desequilibrios que puedan generar problemas digestivos. Al proporcionar alimento a los probióticos, se favorece su crecimiento y se garantiza su presencia en el intestino.
Forma sencilla de consumirlos
Ahora que conoces los beneficios de los probióticos, prebióticos y simbióticos, es importante saber cómo incorporarlos en tu dieta diaria. A continuación, te presentamos una forma sencilla de consumirlos:
1. Yogur probiótico con granola y frutas
Una excelente opción es incluir en tu desayuno un yogur probiótico acompañado de granola y frutas frescas. El yogur probiótico te proporcionará una dosis de bacterias beneficiosas, mientras que la granola y las frutas añaden fibra y nutrientes esenciales.
2. Ensalada con vegetales crudos y aderezo de kéfir
Prepara una deliciosa ensalada con una variedad de vegetales crudos, como lechuga, zanahoria y pepino. Para el aderezo, utiliza kéfir, una bebida fermentada rica en probióticos. Esta combinación te brindará un plato lleno de nutrientes y microorganismos beneficiosos.
3. Batido de frutas con semillas de lino
Otra opción refrescante es preparar un batido de frutas utilizando tu elección de frutas frescas, como plátano, fresas o mango. Agrega semillas de lino, que son una excelente fuente de prebióticos, y mezcla todo en una licuadora. Obtendrás un batido rico en fibra y nutrientes esenciales.
Probióticos
Resolvemos tus principales dudas sobre los efectos beneficiosos que los probióticos, prebióticos y simbióticos aportan a tu dieta.
Microorganismos que serán los mejores aliados de tu cuerpo
La palabra probiótico significa “a favor de la vida” y la Organización Mundial de la Salud los define oficialmente como “microorganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, proporcionan beneficios para la salud del organismo hospedador”. Es decir, son esas bacterias que al consumirlas benefician a nuestra salud gracias a un sencillo proceso que todos podemos realizar en nuestras cocinas.
Aunque desde años la cultura tradicional incidía en su importancia, cada vez más estudios científicos certifican el valor de estos de microorganismos vivos que residen en muchos alimentos. En dichos estudios, confirman que los probióticos desempeñan un importante papel en las funciones inmunitaria, digestiva y respiratoria, e incluso que podrían tener un efecto significativo en el alivio de las enfermedades infecciosas en los niños y otros grupos de alto riesgo.
La magia de la fermentación
Parece algo supernovedoso que encontramos destacados en las estanterías de nuestras farmacias pero esta ingesta de bacteria es tan antiguo como la propia alimentación humana. Gracias a ello, las bacterias vivas dentro de nuestro organismo comiezan el proceso de digestión por nosotros.
Aunque el descubrimiento de la fermentación probablemente fuera accidental (como casi todos los grandes descubrimientos prehistóricos), fue esencial para el desarrollo de la salud humana ya que permitió que nuestros salvajes ancestros mejorar su ingesta de nutrientes.
Cuando leemos “bacterias” la mayoría de nosotros pensamos en organismos dañinos, pero todo lo contrario. En nuestro cuerpo habitan unos 100 billones de bacterias buenas que no sólo nos ayudan a estar más sano, sino que nos ayudan a luchar contra ese porcentaje de bacterias “intrusas y dañinas” que a veces nos llegan a enfermar.
Las bacterias probitóticas, a diferencia de los residentes bacterianos que componen de forma permanente nuestra microbiota, están de paso por nuestro intestino aportándonos información muy valiosa del exterior, reduciendo el riesgo de contraer determinadas infecciones y mejorando nuestra salud en general.
Según distintos estudios científicos, consumir probióticos te ayuda combatir enfermedades que se van renovando y modificando cada temporada, como por ejemplo, los resfriados, gripes o las infecciones gastrointestinales.
Pero lejos de recomendaros ningún “probiótico de farmacia“, hoy os queremos recordar su presencia natural en los alimentos fermentados gracias a un proceso muy simple. Cuando los microbios realizan el proceso de fermentación despojan a los alimentos de azúcares simples o monosacáridos (culpables de la diabetes tipo 2). Así que podemos determinar que el consumo de fermentados nos beneficia al reducir el contenido en monosacáridos y azúcares, vuelven a los alimentos más saludables y enriquecen de información a nuestra microbiota.
Los más conocidos son los lácteos fermentados, como el yogur (no azucarado), la nata agria o el kéfir, el chucrut (col fermentada), los encurtidos (pepinillos u otras verduras fermentadas), la kumbucha (bebida a base de té fermentado y azucarado), pasta de miso (kimchi), algunos tipos de queso, etc.
¿Qué es un alimento fermentado?
Fermentar es transformar, es cambio saecula saeculorum. por la fer cro Mi pasión mentación comenzó hace tan sólo un año. Tras unos problemas intestinales empecé a hacer cambios en mi dieta y leer sobre la importancia de los probióticos para la flora bacteriana y, por ende, para nuestra salud en general. Lo que que empezó siendo una investigación más dirigida a temas de salud y nutrición pasó, también, a ser una pasión culinaria. Hay que tener cierta predisposición e interés para entrar en el mundo de los fermentos, hay que cultivar un paladar para ello, pero una vez adentro ya no puedes salir, y ya no concibes tu cocina sin algo burbujeando dentro de ella.
Muchas de nuestras enfermedades modernas parecen tener sus raíces en una mezcla desequilibrada de microorganismos en el sistema digestivo, cortesía de una alimentación rica en azúcares y muy baja en grasas saludables y bacterias benéficas. La medicina moderna actualmente está redescubriendo cómo influye el intestino en la salud y en las enfermedades. Y por suerte, nuevas recetas rescatan lo mejor de la tradición para transformar todos estos conocimientos en deliciosas recetas.
Como bálsamos para el intestino.
La fermentación es un proceso sencillo y natural utilizado por muchas culturas antiguas, no solo para conservar los alimentos, sino también para promover una buena digestión y mejorar la salud. Los probióticos -que significa <<para la vida>>- son microorganismos vivos que están presentes en la fermentación de alimentos y que enriquecen y equilibran la flora intestinal.
El intestino es clave.
Hoy en día va se habla mucho de la importancia que tiene el tracto gastrointestinal en nuestro bienestar, y es que este «segundo cerebro lleno de neurotransmisores básicos como la serotonina, hace mucho más que simplemente manejar la digestión. También determina en parte nuestra salud mental y juega un papel esencial en el tratamiento de determinadas enfermedades.
De buenas con las bacterias.
Hemos crecido en una sociedad obsesionada con la asepsia, que ha visto y sigue viendo a las bacterias como enemigas. Un ejemplo de ello es el uso abusivo de antibióticos, la cloración y el uso de jabones antibacterianos, entre otras muchas cosas. Esta idea mal fundada (está demostrado que somos una comunidad de microorganismos, buenos y malos) ha incidido en nuestra salud y, por supuesto nos inhibe a la hora de consumir y preparar alimentos fermentados. Sin embargo, fermentar es una técnica sencilla, segura y fácil de llevar a cabo, que requiere tiempo, temperatura, olfato e intuición.
Surgido para conservar.
La fermentación se originó como una necesidad. En la antigüedad, a falta de frigorífico, era el método que permitía conservar durante tiempo, años incluso, los alimentos. Además harás más sano el alimento. Fermentar es crear las condiciones para que crezcan microorganismos <<sanos>> en los alimentos. De hecho, la fermentación láctica es, técnicamente, un proceso de descomposición anaeróbica (sin oxígeno) de la materia orgánica por medio de levaduras o bacterias. Ingerir estos alimentos aumenta las bacterias beneficiosas del organismo, lo que promueve la digestión y refuerza las defensas.
Con la fermentación conseguimos ampliar el sabor de los alimentos. Sin darnos cuenta en nuestro día a día hay muchos alimentos fermentados: pan, café, chocolate, té, cerveza, vino, miso, salsa de soja, yogur, queso, chucrut, kéfir…
RECETA PASO A PASO: fermentar una col
Utensilios necesarios: un bol grande de vidrio, cuchillo, tabla de cortar y batidora (opcional); tarro de vidrio, plato y una tela o paño.
1. Lava y corta la verdura (ecológica).
Una vez elegida, lávala sin pelar. En la piel hay muchas bacterias útiles para la fermentación.
2. Añade sal.
Sala la verdura y amásala con las manos dentro del bol para romper la celulosa. Aprovecha para extraer todo el jugo posible.
3. Condimenta al gusto.
Añade ahora cualquier condimento o especie que desees. Nosotras hemos usado semillas de comino y eneldo fresco. A continuación introduce la verdura en su jugo en un tarro.
4. Prensa y sumerge bien.
Presiona bien las verduras hacia el fondo del tarro. El caldo debe rebasar la verdura. Si no es así añade salmuera (agua con un 3 – 4% de sal). Coloca un peso (vaso o plato) para mantener la verdura sumergida. Luego cúbrela con una tela o sujétala con un cordel.
5. Deja reposar.
Tras un par de días a 17 – 24ºC, empieza la actividad. Verás burbujas: la tela dejará pasar el gas. En 5 – 7 días estará lista. Refrigérala durante dos días antes de comer.
Dudas durante el proceso de fermentación
- El moho. Si sale por encima y es poco quítalo con cuidado y prensa todo de nuevo. Las levaduras esparcidas por la superficie son inocuas. Quítalas con una tela o cuchara de madera.
- La espuma. Es normal e inocua. Recomiendo quitarla.
- El PH. Puedes medirlo con una tira. Con una acidez de 4,0 o menos, puedes consumirlo con tranquilidad. La acidez inhibe las bacterias patógenas.
>> Vídeo paso a paso sobre cómo fermentar una Col
¿Por qué los médicos no suelen recetar el consumo de probióticos?
Es una buena pregunta para realizar a nuestro médico de cabecera. A día de hoy los estudios realizados sobre probióticos son de bajo presupuesto y en comunidades muy localizadas por lo que sus datos no son concluyentes para la gran comunidad científica. Por lo tanto, a través de diversos resultados aún no ha logrado descubrir cuales son los mecanismos, o las interacciones moleculares y los genes concretos, que intervienen, por ejemplo en su influencia del sistema inmunitario.
Esto se debe a que la microbiota de cada persona es única, el probiótico puede variar su efecto dependiendo de ello. Incluso en un mismo individuo, el efecto de probiótico también varía a lo largo de su vida.
Por tanto, la conclusión responsable es proporcionaros la información necesaria para tomar consciencia de la importancia del cuidado de la microbiota e informaros más sobre ella. Así que esperamos que si no la conocías, este sea el punto de partida para conocer y profundizar sobre ella.
Chucrut
Quizás sea la receta más conocida de todas. Se obtiene de la fermentación del repollo o col blanca y es usada en muchos países formando parte del plato principal o como guarnición del mismo. Al fermentar, las bacterias lácticas (como los lactobacillum o los bifidubacterium) aumentan los microorganismos beneficiosos que mejoran la flora intestinal, reestablecen el pH del intestino delgado, mejoran el proceso digestivo y la absorción de nutrientes.
En concreto, encontramos que la col fermentada tiene altas cantidades de vitamina A, B1, B2, C, y minerales como el hierro, calcio, fósforo y magnesio.
Kefir
Como todo alimento probiótico y fermentado, el kéfir posee especiales cualidades para favorecer la flora intestinal y beneficiar la calidad de vida, siendo en muchos casos, una alternativa al yogurt tradicional.
Entre los beneficios que obtendremos al incorporar su uso a nuestra dieta destacan: alternativa sana a cualquier intolerancia a la lactosa, si tienes problemas con el colesterol malo, problemas gastrointestinales, estreñimiento, reumatismo, artritis, diabetes o incluso insomnio.
Entre los aportes adicionales destacan las vitaminas del complejo B, calcio, acido fólico y una importante cantidad de enzimas.
Encurtidos
Otro de los alimentos más populares son los encurtidos. Los encurtidos se obtienen fermentando verduras y aunque tradicionalmente se consideraba tan sólo como una forma de conservación, es también una gran fuente de probióticos.
Su consumo mejora nuestro aporte de nutrientes, el equilibrio de la mucosa y la flora intestinal. Tienen una acción desintoxicante, favorecen la digestión, ayudan a evitar gases, preparan la vesícula biliar para la digestión de las grasas, refuerzan nuestro sistema inmunitario y tienen un aporte elevado de vitamina C, ácido fólico, ácido láctico y enzimas digestivas.
¿Es necesario cuidar a los microbios que habitan en nuestro cuerpo?
Aunque te sorprenda, sí. Cuidarlos es cuidarte.
¿Qué diferencias hay entre los probióticos y prebióticos y simbióticos?
Para empezar, una diferencia esencial: los prebióticos no son organismos vivos. Su función es la de ser nutrientes para las bacterias del intestino y así incrementar su número y su propia salud. Por tanto, es totalmente complementario a los probióticos y al igual que estos, podemos consumirlo de forma natural. Entre los alimentos que lo componen estas “delicias para tu flora bacteriana” están: en la cebolla, el ajo, las alcachofas… pero no son los únicos. Toda la fruta, legumbres y verduras deberían llevar una etiqueta que dijera: ¡contiene prebióticos!
Los alimentos simbióticos son aquellos alimentos funcionales que contienen una mezcla de productos alimenticios prebióticos (fructanos o bifidobacterias) y probióticos (L. casei y L. acid ophilus). La forma más común de encontrar simbióticos es en los alimentos lácteos en forma líquida. El mejor ejemplo de alimento simbiótico es la leche materna, que resulta ser es un excelente probiótico debido a su contenido en bacterias lácticas y también un excelente prebiótico por el contenido en fructoligosacáridos que favorecen el desarrollo de las bacterias intestinales.
La clave de la alimentación para mantener nuestra macrobiota feliz
A parte de los consejos sobre los fermentados que completaremos en próximos post con una lista y fórmulas caseras, recordamos que para la alimentación de nuestras bacterias es fundamental la ingesta de fibra alimentaria. Esto incluye una dieta rica en fruta, verduras, legumbres y cereales y granos integrales, semillas y frutos secos, para así poder generar y mantener la diversidad en nuestra microbiota intestinal.
Tu mejor aliado: la microbiota
La microbiota interactúa constantemente con nuestro cuerpo y determina, en gran medida, nuestra tendencia a enfermar, a engordar o incluso nuestro mal humor. Es esencial para entender la alimentación humana y ha evolucionado junto con los seres humanos, entrelazando sus funciones con las nuestras.
Actualmente, debido a los bruscos cambios en la dieta, el tipo de alimentos y procesado, el abuso de antibióticos y el exceso de asepsia, nuestra microbiota intestinal se enfrenta a una extinción invisible que produce que nuestros cuerpos no esté regulado. Llega a ser tan potencialmente peligroso que está asociado a enfermedades que están en aumento en sociedades “desarrolladas”: desde las alergias al autismo, el cáncer o la depresión.
Pero no tiene por qué ser así.
Los libros donde encontrarás la información más completa
El Intestino Feliz
el mejor libro que hemos leído sobre la microbiota
Los doctores Justin y Erica Sonnenburg, de la Universidad de Stanford, son pioneros en el campo más emocionante de la salud humana y el bienestar: el estudio de la relación entre nuestro cuerpo y los billones de organismos que este acoge, los microbios que colectivamente llamamos la microbiota.
Este libro ofrece un nuevo plan para recuperar y mantener la salud, que se centra en la forma de alimentar a la microbiota, incluyendo recetas y menús. Muestran cómo podemos mantener y fortalecer nuestra microbiota y por lo tanto mejorar nuestra propia salud. La respuesta es única para cada uno de nosotros, y cambia a medida que envejecemos.
Analizan alternativas seguras a los antibióticos, los hábitos dietéticos y de estilo de vida que fomentan la salud microbiana, la gestión del envejecimiento de la microbiota y el alimento de su propia microbioma individual.
Después de mucho leer… os puedo recomendar los cuatro libros que cambiaron mi dieta… y mi vida
Los mejores libros sobre dieta y microbiología
Después de comenzar a realizar mi cambio de alimentación, me sentía un poco perdida, me di cuenta que tenía mucha información a mi alcance sobre miles de alimentos, pero no tenía muy claro cómo ponerlos en práctica en cada momento ni qué reacciones provocarían en mi cuerpo.
Mucha información y muy poco ordenada. Cuando iba a realizar la compra no tenía una estructura clara de las cantidades ni de recetas, por lo que terminaba comprando muchas cosas sin sentido, solo porque había leído en un blog o en un artículo que había leído sin realmente consultar las fuentes de quién escribía.
Así que un día decidí que no podía experimentar con algo tan importante. Que necesitaba información completa, ordenada, rigurosa de doctores en medicina expertos en nutrición y en nuestro aparato digestivo. Y me crucé con tres libros han cambiado mi vida por completo.
La digestión es la cuestión:
o cómo mejorar tu aparato digestivo de forma sencilla y práctica
La doctora Giulia Enders nos propone un manual accesible y divertido
Cuando terminé de leerlo me sentía capaz responder cualquier pregunta del funcionamiento del aparato digestivo gracias a explicaciones sencillas, divertidas y curiosas. Además, cuenta con muchos consejos para poner en práctica en tu día a día.
EL LIBRO QUE TODOS DEBERÍAMOS LEER UNA VEZ EN LA VIDA
“La digestión es la cuestión” fue el libro que todo el mundo me recomendaba y que elegí porque para empezar necesitaba algo sencillo, práctico y con un lenguaje muy cercano. Aquí me dieron claves a la hora de elaborar una dieta equilibrada y accesible, con consejos que podía poner en la práctica justo después de leerlos.
Giulia comenzó a escribir este libro cuando comenzó sus estudios de medicina, te acerca a unos conocimientos científicos con un lenguaje muy accesible. De hecho, es un libro muy fresco y divertido. Nunca le había dado tanta importancia, pensaba mucho en el estómago y en la primera parte de la digestión, pero no me hacía a la idea de que nuestro segundo cerebro, el que nos va a proteger de muchas enfermedades y nos va a alimentar estaba en la cola de nuestro cuerpo.
Da un repaso de toda la digestión de los alimentos, desde antes de que entren en tu boca, y todas las posibles reacciones y problemas que puedas encontrar en el camino. Otro paso más en mi formación, donde descubrí la importancia de la microbiota, los prebióticos y los probióticos, como mantenerlo sano e incluso mejorarlo.
También explica cómo las hemorroides, los trastornos intestinales como la diverticulitis o el estreñimiento solo existen en países donde se evacua en un inodoro porque nuestro aparato de oclusión intestinal no está concebido para abrirse totalmente mientras el sujeto está sentado. Sabemos que es un poco “escatológico” pero no sólo nos enseña a comer, también a distinguir nuestro estado de salud por cómo son nuestras heces.
El intestino feliz
Consíguelo en este enlace | El Intestino Feliz | Versión Kindle · Tapa blanda
«Esta obra es de lectura imprescindible para todo profesional de la salud y para cualquiera que esté interesado en una comprensión más amplia de la salud y el bienestar. Estoy seguro de que cuando la termine, el lector estará tan entusiasmado como lo estamos los autores y yo con estos nuevos descubrimientos acerca de los microorganismos que forman parte de nuestro ser.»
Dr. Andrew Weil
El 80% de nuestro sistema inmunitario se encuentra en el intestino, la importancia de lo que llega hasta él adquiere una relevancia máxima. Cuidarla es esencial no sólo para nuestra salud, también para nuestros estados de ánimo.
PARA LOS QUE NECESITAN COMPLEMENTAR INFORMACIÓN
Tras ello completé mi formación sobre el gran olvidado de nuestro sistema digestivo: el intestino. ¿Sabías que el 95% de la hormona de la felicidad (serotonina) se produce en las células intestinales?
“El Intestino Feliz” es un libro creado por los doctores Justin Sonnenburg y Erica Sonnenburg. Gracias a él descubrí cómo funciona una de las partes más importantes de nuestro cuerpo.
En el intestino encontramos un 99% de la microbiótica o microflora: es decir, el conjunto de todos los microorganismos de nuestro cuerpo. Nuestra microbiótica intestinal llega a pesar 2 kilos.
Me acercó a entender muchos de los problemas de la digestión y reafirmó muchos de los conocimientos adquiridos en el otro libro, como que el intestino es el encargado de ejercitar dos tercios de nuestro sistema inmunitario.
Habla también de los probióticos y prebióticos. Los prebióticos son fibras alimenticias que pueden ser ingeridas por las bacterias “buenas”. Los probiótico son, básicamente, bacterias vivas en nuestros alimentos que fortalecen nuestro sistema inmunitario. En el libro encontrarás en qué alimentos encontrarlos y cómo tomarlos.
Con este libro descubrí nuestras enzimas y sobre todo, lo importante que es cuidarlas y conservarlas.
The Stash Plan
El libro debutó ya siendo número uno en ventas en la lista del New York Times y es de los más vendidos de la plataforma de ventas Amazon.com. Te explicamos el secreto de este superventas.
GUÍA PRÁCTICA Y VISUAL CON RECETAS Y EJERCICIOS
La actriz Laura Prepon y la nutricionista Elizabeth Troy co-escribieron The Stash Plan, un libro-guía con un plan de 21 días para alcanzar el bienestar general que se basa en las experiencias personales de Laura y cómo superó todos sus miedos, prejuicios y problemas digestivos.
La protagonista de series como ‘Orange Is The New Black’ nos desvela en su libro todos los miedos y complejos que tenía y cómo los superó. Probó todas las dietas y recursos milagrosos posibles hasta que conoció a la nutricionista Elizabeth Troy y le cambió la vida. Desde entonces, aprendió con fundamento y paso a paso sistemas más saludables y menos extremos para cuidar su cuerpo.
Encontrarás también ejercicios prácticos, estiramientos y consejos que conseguirán abrir tus canales de energía para un bienestar completo. Un libro muy cuidado en cada detalle del que disfrutarás leer y contemplar cada página.
Estas son algunas de las recetas que detallan paso a paso en el libro:
- Zanahorias asadas con perejil, aceite de oliva y sal marina
- Gambas (camarones) al jengibre
- Repollo a las finas hierbas al horno
- Caldo 100% natural con receta especial detox
- Carne de ternera, fideos al huevo, habas verdes y cúrcuma
- Fideos de arroz integral con brócoli
- Albóndigas de carne de pavo
- Pan de almendras sin gluten
«Cuando coméis, acostumbraros a masticar mucho tiempo el alimento, porque las glándulas que se encuentran en la boca introducen entonces en él diferentes elementos benéficos; es como una “cocción” que facilita su asimilación. Y si masticáis hasta que los alimentos se vuelven líquidos, quedan muy pocos desechos y os beneficiáis, incluso comiendo poco, de muchas energías.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Las mismas leyes rigen la respiración. Por ello, cuando respiráis, debéis absorber el aire lenta y profundamente para que pueda descender hasta la base de los pulmones a fin de llenarlos y dilatarlos. Y después de haberlo absorbido, debéis retener el aire, como si lo masticarais. Al igual que la boca mastica el alimento, los pulmones pueden masticar el aire. El aire que respiráis es como una “bocanada” de alimento llena de fuerzas extraordinarias y, para digerirlo bien, debéis expulsarlo muy lentamente.»