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El día que decidí dejar de decirle a mi hija: «date prisa»

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Actualizado el martes, 14 mayo, 2024

Rachel Macy Stafford nos sorprendió a todos con una emotiva confesión en el que nos explicaba como había convertido su vida en una larga lista de cosas pendientes. Da igual lo productivo que intentes ser: siempre hay algo por hacer o algo que no disfrutaste porque a penas te dio tiempo a hacer. Ella era una «superwoman», como casi todas nosotras y nosotros: multipantalla y multitarea.

Pero Raquel fue bendecida por una hija relajada, sin preocupaciones:

  • Cuando llegaba tarde a algún sitio, ella insistía en intentar sentar y ponerle el cinturón de seguridad a su peluche.
  • Cuando necesitaba parar rápidamente a comprar pan, se paraba a hablar con la señora mayor que se parecía a su abuela.
  • Cuando tenía 30 minutos para ir a correr, quería que parase para acariciar a cada perro con el que nos cruzábamos.
  • Cuando tenía la agenda completa desde las seis de la mañana, me pedía que le dejase romper ella misma y batir los huevos con todo cuidado.

Cada vez que su hija la desviaba de su horario, se decía a sí misma: «No tenemos tiempo para esto». Así que las dos palabras que más usaba con su pequeña: «Date prisa».

Date prisa, vamos a llegar tarde.

Nos lo vamos a perder todo si no te das prisa.

Date prisa y cómete el desayuno.

Date prisa y vístete.

Date prisa y lávate los dientes.

Date prisa y métete en la cama.

Hasta que un día descubrió que estaba enseñando a su hija a no disfrutar de la vida. A no sentirla, a no vivirla. Que simplemente la estaba enseñando a correr de un sitio a otro como hacía ella. Fue un descubrimiento doloroso. La verdad duele, pero la verdad cura… y la ayudó a acercarse a la madre y persona que quería ser.

Los primeros días no fueron fáciles. Le temblaba la voz, pero fue capaz de mirar a su hija y decirle: «Siento mucho haberte metido prisa. Me encanta que te tomes tu tiempo, y me gustaría ser más como tú».

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Gandhi decía que en la vida existe algo más importante que aumentar su velocidad pero en el caos actual, es casi imposible creer que se puede elogiar a la lentitud.

 


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7 respuestas a «El día que decidí dejar de decirle a mi hija: «date prisa»»

  1. Avatar de Kiara Matos

    Verdaderas historias

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