Actualizado el sábado, 15 junio, 2024
La depresión tiene largos tentáculos. De hecho, es una de las tres primeras causas de discapacidad en el mundo, y no es para menos ya que afecta a 350 millones de personas. Además, se estima que entre el 8 y el 15% de las personas sufrirán al menos un episodio depresivo en algún momento a lo largo de sus vidas.
Con estas cifras en mente, no es extraño que en España el uso de antidepresivos se haya triplicado en la última década. Sin embargo, los psicofármacos no son la única manera de combatir la depresión y en muchos casos ni siquiera es la más eficaz, existen otras alternativas que pueden convertirse en un complemento del tratamiento, como el cohousing o como cultivar el huerto.
Se estima que entre el 8 y el 15% de las personas sufrirán al menos un episodio depresivo en algún momento a lo largo de sus vidas
Fuente: Rene Asmussen
Esta es la idea por la que están apostando algunos médicos ingleses, quienes creen que preparar la tierra, cultivar cebollas, fresas o tomates y regar las plantas es una manera muy eficaz para eliminar la depresión y la sensación de soledad que sufren las personas ancianas.
Sin duda, se trata de una fórmula interesante, y como todos no tienen la posibilidad de tener un jardín propio o no tienen la motivación ni los conocimientos suficientes como para convertirse en “agricultores”, estos huertos aprovechan los terrenos baldíos cerca de los consultorios médicos.
Bajo la mirada del personal de enfermería, los pacientes que sufren depresión, que se sienten solos o que tienen otros problemas mentales, pueden dedicarse a cultivar el huerto en compañía de otras personas, con quienes pueden conversar y entablar amistad.
Compartir un proyecto de este tipo anima a los ancianos a salir de casa, a relacionarse con los demás y a combatir la tentación de encerrarse en sí mismos, convirtiéndose en presa fácil de la depresión.
De hecho, no solo se les anima a cultivar sino que también se promueve la reflexión sobre los aspectos nutricionales de los alimentos que producen, de manera que los ancianos comienzan a llevar una dieta más sana y equilibrada.
Varios consultorios se han sumado a la iniciativa
A esta iniciativa ya se han sumado unas 15 localidades, según reporta “Il Corriere”, aunque quizá el caso más interesante es el de Lambeth, un municipio de Londres. En 2013, en el consultorio de Brockwell Park aprovecharon una tierra abandonada para cultivar un huerto. Al eran tan solo algunas señoras que cultivaban cebollas y aguacates pero poco a poco se fueron sumando más personas y el proyecto ha tomado alas, hasta el punto de convertirse en una cooperativa, la Lambeth Gp Food Cooperative.
En la actualidad este grupo de personas, muchas de las cuales sufren enfermedades crónicas o de largo plazo, cultiva terrenos más grandes y produce alimentos “kilómetro cero” que venden a los vecinos del barrio, al hospital y a algunas entidades públicas. Así se sienten orgullosos de su trabajo y, sobre todo, ganan en entusiasmo, serenidad y autoestima. Incluso han establecido una colaboración con el Kings College de Londres para que les supervisen estudiantes y expertos en nutrición.
¿La tierra podría ser el nuevo Prozac?
Decenas de investigaciones psicológicas han demostrado que las relaciones sociales actúan como un factor protector contra la depresión. De la misma manera, mantenerse activos físicamente ayuda a aliviar los síntomas de este trastorno. Sin embargo, cultivar la tierra podría tener un beneficio añadido.
Investigadores de la Universidad de Bristol han llevado la hipótesis higienista un paso más allá al analizar los efectos en la depresión de una bacteria no patógena denominada Mycobacterium vaccae, que se puede encontrar en la tierra. Estos científicos inyectaron la bacteria a ratones y apreciaron que aumentaba el nivel de serotonina en el cerebro, actuando de la misma manera que el Prozac.
Además, cuando los ratones fueron sometidos a pruebas de estrés, los investigadores apreciaron que los animales que habían estado expuestos a la Mycobacterium vaccae tardaban más en responder, lo cual significa que desarrollaron un umbral de tolerancia más elevado, el mismo efecto que tienen los antidepresivos.
Otro estudio realizado con personas sometidas a quimioterapia desveló que la exposición a esta bacteria mejoraba su calidad de vida y aliviaba el dolor y las náuseas, por lo que los investigadores creen que tiene un efecto antiinflamatorio y activador del sistema inmunitario. De hecho, la depresión también se ha asociado con los procesos inflamatorios.
La buena noticia es que para aprovechar los beneficios de esta bacteria basta dar un paseo por el bosque o cultivar un pequeño huerto, de manera que estemos en contacto directo con la tierra. Por supuesto, esto no significa que cultivar la tierra sea la solución definitiva a la depresión, sobre todo cuando se trata de casos graves, pero puede ser un complemento muy eficaz a los tratamientos convencionales.
Cultivar tu propio huerto puede ser una estrategia eficaz contra la depresión por varias razones que abarcan aspectos físicos, mentales y emocionales. Aquí te explico en detalle cómo y por qué el cultivo de un huerto puede tener efectos positivos en la salud mental:
1. Conexión con la Naturaleza
Pasar tiempo al aire libre y estar en contacto con la naturaleza se ha demostrado que tiene efectos positivos en el estado de ánimo y el bienestar general. La exposición a la luz solar ayuda a regular los niveles de vitamina D, lo cual puede influir en la producción de serotonina, un neurotransmisor que afecta el estado de ánimo.
2. Ejercicio Físico
Trabajar en un huerto implica actividad física, que puede ir desde movimientos ligeros hasta esfuerzos moderados o intensos. El ejercicio físico libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que ayudan a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.
3. Sentido de Propósito y Logro
Cuidar de plantas y verlas crecer puede proporcionar un fuerte sentido de propósito y logro. Estos sentimientos pueden contrarrestar algunos de los efectos negativos de la depresión, como la baja autoestima y la falta de motivación.
4. Mindfulness y Reducción del Estrés
El proceso de cultivar un huerto requiere atención plena y concentración, lo que puede funcionar como una forma de meditación. Esta práctica de mindfulness ayuda a reducir el estrés y la ansiedad al enfocar la mente en el presente y dejar de lado las preocupaciones.
5. Establecimiento de Rutinas Saludables
El cuidado de un huerto implica establecer rutinas diarias, como regar las plantas, quitar las malas hierbas y cosechar los frutos. Las rutinas pueden proporcionar estructura y estabilidad, lo que es especialmente beneficioso para las personas que sufren de depresión.
6. Socialización y Comunidad
Cultivar un huerto puede ser una actividad social, ya sea compartiendo la experiencia con familiares, amigos o participando en huertos comunitarios. La socialización puede ayudar a combatir el aislamiento social, que es un factor común en la depresión.
7. Alimentación Saludable
Cultivar tus propios alimentos te anima a comer más frutas y verduras frescas, lo que puede tener un impacto positivo en tu salud física y mental. Una dieta saludable puede influir en el estado de ánimo y los niveles de energía.
8. Reducción de Toxinas
El trabajo en un huerto puede reducir la exposición a toxinas ambientales, ya que tienes control sobre los pesticidas y productos químicos utilizados. Menos toxinas en el cuerpo pueden significar un sistema inmunológico más fuerte y una mente más clara.
9. Estimulación Sensorial
El trabajo en un huerto estimula todos los sentidos: la vista con los colores de las plantas, el olfato con los aromas de las flores y la tierra, el tacto con las texturas de las hojas y el suelo, el oído con los sonidos de la naturaleza y el gusto con el sabor de los productos frescos. Esta estimulación sensorial puede ser muy terapéutica.
10. Aprendizaje y Creatividad
El cultivo de un huerto implica aprender sobre plantas, su cuidado y crecimiento. Esta actividad intelectual puede mantener la mente activa y comprometida, lo cual es beneficioso para la salud mental. Además, el diseño y la planificación del huerto pueden estimular la creatividad.
En resumen, cultivar tu propio huerto ofrece múltiples beneficios que pueden contribuir a mejorar la salud mental y combatir la depresión. La combinación de actividad física, conexión con la naturaleza, sentido de logro, mindfulness, socialización y alimentación saludable crea un entorno propicio para el bienestar mental y emocional.
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