Actualizado el miércoles, 9 diciembre, 2020
Cuando pensamos en el abuso infantil inmediatamente lo asociamos con el castigo físico. Sin embargo, lo cierto es que existen muchas formas de abuso y no todas son tan evidentes. La indiferencia emocional, por ejemplo, es tremendamente dañina para los niños.
Cuando los niños son pequeños necesitan que sus padres satisfagan sus necesidades emocionales. No solo necesitan sentirse protegidos y cuidados sino también aceptados y amados. Si los padres muestran un patrón de distanciamiento emocional, los niños desarrollarán un apego inseguro, lo cual tendrá enormes repercusiones en su vida adulta, llegando incluso a «discapacitarlos» emocionalmente.
La indiferencia emocional, por ejemplo, es tremendamente dañina para los niños. Foto: unsplash.com
“No hay nada más duro que la suavidad de la indiferencia” – Juan Montalvo
El rechazo y la indiferencia duelen, tanto o más que los golpes
La indiferencia y el rechazo no solo nos hacen sentir mal, también tienen un enorme impacto a nivel fisiológico. Así lo comprobaron investigadores de la Universidad de California, quienes idearon un experimento muy peculiar para generar en los participantes la sensación de ser rechazados.
Las personas participaron en un juego virtual de lanzamiento de pelota en el que había otros dos jugadores. Sin embargo, el juego estaba diseñado para que los otros dos personajes excluyeran paulatinamente a la persona, hasta el punto en que dejaban de lanzarle la pelota por completo. Mientras tanto, los investigadores monitorizaban los cambios que ocurrían en el cerebro de los jugadores.
Si los padres muestran un patrón de distanciamiento emocional, los niños desarrollarán un apego inseguro, lo cual tendrá enormes repercusiones en su vida adulta. Foto: Demeter Attila
Así constataron una mayor actividad en la corteza cingulada dorsal anterior y la ínsula anterior, dos regiones del cerebro que normalmente se activan cuando experimentamos un dolor físico. Resultados similares se han podido apreciar en la vida real. Investigadores de la Universidad de Michigan escanearon los cerebros de jóvenes que habían sido abandonados por su pareja mientras veían fotos de su ex y comprobaron que se producía una activación de las zonas vinculadas con el dolor físico.
Los neurocientíficos explican que nuestro cerebro no establece grandes distinciones entre un golpe en el pecho y el dolor que provoca un “corazón roto”. Después de todo, desde el punto de vista evolutivo tiene más sentido usar los mismos patrones cerebrales para decodificar el dolor que crear un nuevo sistema neuronal paralelo solo para el dolor emocional.
*Trailer de la película ‘Indiferencia’ (Detachment) dirigida por Tony Kaye y protagonizada por Adrien Brody, Marcia Gay Harden, James Caan, Christina Hendricks, Lucy Liu, Blythe Danner, Tim Blake Nelson, Bryan Cranston, William Petersen, y presentando a Sami Gayle y Betty Kaye.
La frialdad emocional como respuesta a la indiferencia sufrida en la infancia
La indiferencia y el rechazo en la infancia desencadenan una serie de reacciones emocionales que tienen repercusiones en la edad adulta y terminan matizando el tipo de relaciones interpersonales que establecemos.
“La indiferencia endurece el corazón y es capaz de eliminar cualquier rastro de afecto” – Jorge González Moore
Como norma, la primera reacción ante la indiferencia es intentar llamar la atención. No obstante, si vemos que esta estrategia no funciona, es probable que terminemos encerrándonos en nosotros mismos, como un mecanismo de defensa para protegernos de los daños emocionales que estamos sufriendo.
Si vemos que esta no llamamos la atención es probable que terminemos encerrándonos en nosotros mismos, como un mecanismo de defensa. Foto: JerzyGorecki
De hecho, cuando los padres adoptan un estilo de crianza marcado por el distanciamiento emocional, a menudo reaccionan con hostilidad ante el intento de sus hijos de establecer una conexión más íntima. Al final, el niño comprende que su intento de expresar sus emociones no es bien recibido, al contrario, es rechazado y hasta castigado. De esta manera, termina relacionándose a partir del patrón de distanciamiento emocional que han impuesto los padres, pues asume que es la mejor estrategia para ser aceptado.
Por eso, en muchos casos las personas que han sido víctimas de la indiferencia en su infancia terminan convirtiéndose en adultos fríos emocionalmente. Esa distancia emocional les permite protegerse de cualquier tipo de rechazo, aunque también les impide disfrutar plenamente de las relaciones ya que terminan alejando a los demás.
En muchos casos las personas que han sido víctimas de la indiferencia en su infancia terminan convirtiéndose en adultos fríos emocionalmente. Foto: Myriams-Fotos
Es probable que hayas conocido a alguien así ya que se trata de personas que “rechazan” cualquier tipo de acercamiento emocional levantando un muro de indiferencia. Cuanto más se acerque el otro, más se alejarán ellos, dando la impresión de superficialidad, egoísmo y frialdad.
Sin embargo, en verdad estas personas no son así, solo están devolviendo al mundo la indiferencia que sufrieron, se limitan a aplicar la única forma de relacionarse que conocen. De hecho, es probable que durante su infancia estas personas hayan tenido que desconectarse tanto de sus sentimientos que no aprendieron a captar las señales no verbales que facilitan la empatía, por lo que también suelen tener problemas de sensibilidad.
Sin embargo, eso no significa que no puedan mostrar afecto y mantener relaciones plenas. Al contrario, solo es necesario que encuentren a la persona adecuada, aquella que les ame, tenga paciencia y les haga sentir seguros para mostrar todo el amor y el cariño que llevan dentro.
2 respuestas a «¿Cómo la indiferencia nos “discapacita” emocionalmente?»