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¿Cómo es el cerebro de un procrastinador? 3 reglas sencillas para dejar de procrastinar

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Actualizado el jueves, 19 octubre, 2023

Procrastinar es una forma de acabar frustrado a base de diversión instantánea. Cada vez es más común esta manera de abordar las tareas diarias. Hay personas con distintos niveles de propensión a la distracción, pero de alguna forma todos procrastinamos. Pero, ¿cómo funciona el cerebro de un gran procrastinador? El bloguero Tim Urban dio algunas claves en una conferencia que ha tenido gran impacto en las redes.

Mapa de la procrastinación

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Mapa de la procrastinación

Uno tiene que entregar un trabajo en una semana y, con muy buena fe, reparte la tarea entre los días que quedan: se hace un planning. El encargo debería estar terminado con tranquilidad. Sin embargo, el primer día lo dedicas a husmear entradas de Wikipedia que realmente no te interesan demasiado, a ir a la nevera cada diez minutos para ver si ha brotado algún alimento nuevo o a reírte con los últimos zascas más famosos de la política nacional. El resultado es que llega el día previo a la entrega y hay dos opciones: perder el trabajo o pasar la última noche en vela y entregar el encargo al borde del colapso.

Tim Urban diferencia dos personajillos dentro del cerebro. El timonel de las decisiones racionales y el mono de la satisfacción instantánea. Según explica, el ser humano necesita realizar actividades que tengan un sentido más allá del ahora, cosas que se proyecten en el futuro. El mono caprichoso, no obstante, nos empuja a acciones fáciles y gratificantes, como jugar a videojuegos o mirar Google Earth.

Cuando el simio agarra el timón acabamos en la zona oscura en la que el capitán de lo racional y lo sensato queda totalmente inutilizado. Lo peor es que en esta supuesta diversión, no hay un disfrute puro y agradable. En el fondo sabemos que no los merecemos y, por eso, estos pequeños juegos están rodeados de miedo y frustración. Afortunadamente, hay un personaje capaz de cortar la orgía de insensateces a las que nos arrastra el mono: el monstruo del pánico. Cuando un plazo se acerca, su miedo contagia a todo el cerebro y, entonces sí, nos entregamos a la tarea con urgencia. Eso sí, el resultado, difícilmente, será la mejor versión de nuestra profesionalidad.

procrastinar
Cuando el simio agarra el timón

Tim Urban propone un giro de perspectiva para ayudarnos a luchar contra la procrastinación. Muestra una imagen en la que aparecen cajas minúsculas vacías, cada una representa una semana de la vida en el caso de que llegáramos a vivir 90 años. La vista puede abarcar la imagen sin problemas, y eso es aterrador. Como apunta Urban, la frustración de un procrastinador no está en no alcanzar los sueños propios, sino en no ser capaces ni siquiera de comenzar a perseguirlos.

La mayoría de nosotros vivimos impulsivamente, impulsados ​​por emociones como el miedo y la culpa para tratar de meternos tanto como sea posible en nuestros días. Pero, de manera realista, solo tenemos una cantidad de tiempo finita. Cuando ignoramos esa realidad, terminamos estresados ​​y agotados, y todas nuestras relaciones sufren. Al aplicar los tres secretos a la inversión de tiempo, podemos transformar por completo la forma en que vivimos. 

Primero, necesitamos establecer prioridades basadas en acciones. 

En segundo lugar, debemos hacer que nuestras expectativas sean realistas. 

Y tercero, necesitamos desarrollar rutinas simples que nos ayuden a mantener el rumbo.

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La cura de la procrastinación

¿Cómo es el cerebro de un procrastinador?

El acto de procrastinar, o postergar las tareas y responsabilidades, es un hábito que muchos de nosotros experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, para algunos, la procrastinación se convierte en un patrón de comportamiento constante que puede afectar su vida diaria. En este artículo, exploraremos cómo el cerebro de un procrastinador funciona de manera diferente y cómo podemos superar este hábito para mejorar nuestra productividad y calidad de vida.

¿Qué es la procrastinación?

Definición

La procrastinación se define como la tendencia a postergar tareas importantes en lugar de realizarlas de manera inmediata.

Causas

Existen múltiples factores que pueden contribuir a la procrastinación, como el miedo al fracaso, la falta de motivación, la falta de concentración y la falta de habilidades de gestión del tiempo.

Efectos

La procrastinación puede tener efectos negativos en nuestra vida diaria, como aumentar los niveles de estrés, disminuir la calidad de nuestro trabajo y reducir nuestra capacidad para alcanzar nuestras metas.

¿Cómo funciona el cerebro de un procrastinador?

La amígdala y el sistema de recompensa

La amígdala es una parte del cerebro que se encarga de procesar las emociones, incluyendo el miedo y la ansiedad. En los procrastinadores, la amígdala se activa cuando se enfrentan a tareas desagradables o estresantes, lo que puede llevar a la postergación.

Además, el sistema de recompensa del cerebro también funciona de manera diferente en los procrastinadores. El cerebro de un procrastinador se activa ante estímulos placenteros, como revisar las redes sociales o ver videos en línea, en lugar de sentirse satisfecho después de completar una tarea importante.

El córtex prefrontal y la planificación

El córtex prefrontal es la parte del cerebro responsable de la planificación y toma de decisiones. En los procrastinadores, esta área del cerebro puede ser menos activa, lo que dificulta la capacidad de planificar y priorizar tareas.

La dopamina y la motivación

La dopamina es un neurotransmisor que se asocia con la motivación y el placer. En los procrastinadores, los niveles de dopamina pueden disminuir debido a la falta de cumplimiento de metas, lo que puede llevar a una disminución en la motivación.

¿Cómo superar la procrastinación?

Identificar la causa

El primer paso para superar la procrastinación es identificar la causa subyacente. ¿Estás procrastinando debido al miedo al fracaso o la falta de motivación? ¿Necesitas mejorar tus habilidades de gestión del tiempo? Al comprender las causas subyacentes de la procrastinación, podrás abordarlas de manera más efectiva.

Establecer metas y prioridades

Establecer metas y prioridades claras puede ayudarte a enfocarte en las tareas más importantes y evitar la postergación. Divide las tareas grandes en tareas más pequeñas y establece plazos para cada una de ellas.

Eliminar distracciones

Eliminar distracciones, como apagar el teléfono o bloquear el acceso a las redes sociales.

Practicar la autorregulación

La autorregulación se refiere a la capacidad de controlar los impulsos y las emociones para lograr objetivos a largo plazo. Practicar la autorregulación puede ayudarte a superar la procrastinación al fortalecer el córtex prefrontal y mejorar la capacidad de planificación.

Recompensarte

Establecer recompensas por completar tareas puede aumentar la motivación y reducir la procrastinación. Las recompensas pueden ser tan simples como tomar un descanso o disfrutar de un bocadillo después de completar una tarea importante.

Buscar ayuda

Si la procrastinación está afectando significativamente tu vida diaria, puede ser útil buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a identificar las causas subyacentes de la procrastinación y proporcionar herramientas para superarla.

Conclusión

La procrastinación puede ser un hábito difícil de superar, pero al comprender cómo funciona el cerebro de un procrastinador, podemos tomar medidas para superarlo. Identificar la causa subyacente, establecer metas y prioridades claras, eliminar distracciones, practicar la autorregulación, recompensarte y buscar ayuda son algunas estrategias efectivas para superar la procrastinación y mejorar la productividad y la calidad de vida.

Preguntas frecuentes

1. ¿Por qué procrastinamos?

Existen múltiples factores que pueden contribuir a la procrastinación, como el miedo al fracaso, la falta de motivación, la falta de concentración y la falta de habilidades de gestión del tiempo.

2. ¿Cómo afecta la procrastinación a nuestra vida diaria?

La procrastinación puede tener efectos negativos en nuestra vida diaria, como aumentar los niveles de estrés, disminuir la calidad de nuestro trabajo y reducir nuestra capacidad para alcanzar nuestras metas.

3. ¿Cómo puede ayudar un profesional de la salud mental a superar la procrastinación?

Un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a identificar las causas subyacentes de la procrastinación y proporcionar herramientas para superarla.

4. ¿Qué estrategias pueden ayudar a superar la procrastinación?

Identificar la causa subyacente, establecer metas y prioridades claras, eliminar distracciones, practicar la autorregulación, recompensarte y buscar ayuda son algunas estrategias efectivas para superar la procrastinación.

5. ¿Cómo puedo motivarme a completar tareas importantes?

Establecer recompensas por completar tareas puede aumentar la motivación y reducir la procrastinación. Las recompensas pueden ser tan simples como tomar un descanso o disfrutar de un bocadillo después de completar una tarea importante.

Meme sobre procrastinación y psicología inversa
Meme sobre procrastinación y psicología inversa

La cura de la procrastinación

Si la procrastinación le impide alcanzar su máximo potencial, existen estrategias para dejar ese hábito. Anime a su yo actual a trabajar por los mejores intereses de su yo futuro optimizando su gestión del tiempo, optimizando su lista de tareas pendientes y superando el diálogo interno negativo.

The Procrastination Cure (escrito por Damon Zahariades) es un recurso invaluable para cualquiera que sea propenso a la procrastinación. Comenzando con una guía accesible de las causas subyacentes que contribuyen a la procrastinación, luego ofrece estrategias simples y comprobadas para vencer la necesidad de procrastinar, aumentar la productividad y trabajar de manera óptima para alcanzar los objetivos personales y profesionales.

Acabar con la procrastinación. . . ¡ahora mismo!

¿Alguno de los siguientes escenarios te suena familiar?

Constantemente subestimas la cantidad de tiempo que las tareas tardan en completarse, dejándote luchando por terminar el trabajo a tiempo. A menudo, pospone el pago de facturas hasta que le cobran intereses y no va al médico hasta que una queja menor se convierte en un problema importante.

Si asiente con la cabeza, es posible que sufra de dilación crónica. Pero eso no es nada de qué avergonzarse. Los seres humanos tienen una tendencia intrínseca a procrastinar. Y eso no es necesariamente algo malo. Simplemente no estamos hechos para ser productivos todo el tiempo. 

Pero la dilación puede ser un problema cuando se convierte en un hábito. Es por eso que no hay mejor momento que este para aprender estrategias probadas para controlarlo.

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Emociones y procrastinación

Enfréntate a por qué postergas las cosas para finalmente dejar el hábito

Imagina que tienes que dar una gran presentación en una semana y tener una tarde libre. Tiene sentido dedicar este tiempo a su presentación. Tu yo futuro sin duda te lo agradecerá. ¿Pero tu yo actual? Ese yo preferiría ver Netflix. 

Tanto tu yo presente como tu yo futuro quieren gratificación. Pero no están en la misma página. Su yo actual quiere una gratificación instantánea sin considerar el beneficio o el costo a largo plazo. Su yo futuro quiere una gratificación a largo plazo al completar tareas que le brinden satisfacción personal y éxito profesional, incluso si esas tareas no son tan atractivas como ver su programa de televisión favorito en este momento.

Entonces, ¿cómo persuadir a su yo actual de actuar en el mejor interés de su yo futuro? Debes ser real sobre por qué tu yo actual se siente atraído por la dilación.

No tiene sentido enyesar un hábito crónico de procrastinación con trucos de productividad si no comprende por qué procrastina en primer lugar.

Una de las razones por las que abandonamos las tareas es porque el miedo al fracaso nos hace rendirnos, a veces incluso antes de empezar. Después de todo, si no lo intentas, ¡no puedes fallar! Para abordar esto, recuerde que el fracaso no es un defecto de carácter. En cambio, replantee el fracaso como datos Es solo una retroalimentación de que su enfoque actual necesita mejorar.

Si sufre de perfeccionismo, puede encontrarse postergando las cosas cada vez que sienta que sus esfuerzos darán como resultado un resultado no del todo perfecto. En ese caso, pregúntate por qué necesitas alcanzar la perfección, y si no lo logras sería el desastre que imaginas. Por ejemplo, un resultado de prueba del 95 % no es tan bueno como el 100 %. ¡Pero es mucho mejor que cero!

A veces, la ansiedad en torno a la toma de decisiones y el miedo a tomar la decisión equivocada pueden llevar a la postergación. Pero la mayoría de las tareas, incluso las básicas, requieren que tome decisiones. Por ejemplo, si está limpiando su casa, es posible que se pregunte si es mejor comenzar con la ropa o trapear los pisos.

Si pasa demasiado tiempo preocupándose por decisiones como estas, podría perder rápidamente el impulso que necesita para completar la tarea. Para evitar esto, primero reconozca que cualquier decisión es mejor que ninguna decisión. En segundo lugar, acepte que a veces puede tomar la decisión equivocada. Mientras avance con confianza, no será el fin del mundo.

Encuentre la mejor manera de comenzar

¿Hay alguna tarea en tu lista de tareas que te llene de pavor? Quizás esté enviando un correo electrónico incómodo o llenando un formulario complicado. No importa lo que sea, tareas como estas casi siempre consumen menos tiempo y son menos dolorosas de lo que imaginamos. El truco es empezar. ¿Pero cómo?

Bueno, podrías seguir el consejo del escritor Mark Twain. Una vez dijo: «Si tu trabajo es comer una rana, es mejor que lo hagas a primera hora de la mañana». Para él, las tareas poco atractivas eran «ranas» y era mejor hacerlas rápidamente.

Entonces, todos los días, busque su rana, ya sea enviando facturas o preparándose para un examen, y táchela primero de su lista. ¡Todas las demás tareas serán más agradables en comparación después de eso!

Comer la rana es una forma de vencer la procrastinación. Aquí hay dos más.

La primera técnica para ganar impulso con una tarea que no está esperando es simplemente concentrarse en los primeros diez minutos. 

Por ejemplo, si se ha prometido a sí mismo que irá al gimnasio, no se concentre en el tiempo y el esfuerzo necesarios para completar toda la tarea; solo concéntrate en vestirte con tu ropa de entrenamiento y agarrar tus llaves. Eso no es tan abrumador, ¿verdad? Al abordar esos primeros diez minutos, ya ha comenzado a reunir energía e impulso, por lo que también podría salir por la puerta e ir al gimnasio. 

Esta técnica se puede aplicar a todo tipo de tareas. ¿Necesitas limpiar el baño? Comience con diez minutos fregando el fregadero. ¿Se acerca una gran presentación? Tómese diez minutos para redactar su primera diapositiva. Con esos primeros diez minutos fuera del camino, le resultará más fácil seguir adelante. 

La segunda técnica es aún más simple: comience las tareas cuando sepa que tendrá la energía para ellas. Si le gusta la mañana, por ejemplo, programe tareas importantes para las primeras horas, cuando le resulten más fáciles. Sin embargo, si su productividad alcanza su punto máximo por la noche, no tiene sentido comenzar un proyecto importante temprano en el día. Será mucho menos probable que lo posponga si lo traslada a la noche, cuando se siente fresco.

Optimice su lista de tareas pendientes y completará más tareas

Una lista típica de tareas pendientes puede extenderse a unas pocas páginas, incluidos grandes proyectos con plazos ajustados y pequeñas tareas sin fechas de vencimiento. Desafortunadamente, cuanto más difícil de manejar se vuelve su lista de tareas pendientes, es más probable que posponga las cosas. Pero si acorta su lista de tareas pendientes, puede hacer más cosas.

¿Qué tan corto estamos hablando? Bueno, el número mágico es siete o menos. Siete tareas se pueden conquistar en el transcurso de un día, lo que resuelve el problema de la acumulación de tareas incompletas. Además, limitar su lista a siete tareas lo obliga a reducir el trabajo pesado y concentrarse en lo esencial.

Cumplir con la regla de siete tareas o menos es la forma más sencilla de controlar su lista de tareas pendientes. Menos simple es decidir qué tareas hacen el corte. Entonces, si desea saber qué tareas hacer y cuándo hacerlo, debe ser proactivo en la priorización. 

Si tu vida ya está organizada en torno a prioridades y objetivos, ¡genial! Si no, siéntese con una hoja de papel y haga tres listas. Uno es para objetivos a corto plazo, como reorganizar el especiero. Uno es para objetivos a medio plazo, como conseguir un ascenso. Y uno es para metas a largo plazo, como viajar por el mundo.

Después de esto, regrese a su lista de tareas pendientes. Priorice cada tarea en términos de cómo completarla lo acercará a sus objetivos. Puede hacer esto asignando a cada tarea un número en una escala del uno al cinco, siendo uno de alta prioridad.

Por supuesto, no todas las tareas de su lista serán de alta prioridad. Es posible que, por ejemplo, deba ocuparse del trabajo administrativo sin una fecha límite establecida. Pero siempre que incluya una serie de tareas de alta prioridad en su lista diaria de tareas pendientes, puede estar seguro de que el trabajo de cada día lo acercará más a la consecución de sus objetivos.

Por último, cuando se siente a trabajar, tenga cuidado de no realizar múltiples tareas. Tratar de concentrarse en más de una cosa a la vez disminuye la calidad de su enfoque, lo que hace que sea muy fácil caer en la trampa de la procrastinación. Entonces, en lugar de terminar la mitad de muchas tareas, conviértase en un único que haga una cosa de principio a fin antes de pasar a la siguiente.

Utilice herramientas y técnicas de gestión del tiempo para aprovechar al máximo su día

Un calendario puede ser el mejor amigo o el peor enemigo del procrastinador. Si se usa de manera inteligente, esta herramienta de administración del tiempo puede mantenerlo encaminado y en la parte superior de su lista de tareas pendientes. Pero llénelo en exceso, o no lo llene, y puede obstaculizar activamente sus esfuerzos para ser productivo.

Un calendario sobrecargado, como una lista de tareas sobrecargada, te prepara para el fracaso. Cuando programe demasiadas tareas, simplemente no las terminará y su calendario será un recordatorio desalentador de que no cumplió con sus objetivos del día.

Un calendario insuficiente le deja demasiado tiempo libre. Por ejemplo, si programa tres tareas que demoran una hora en completarse y se deja cinco horas libres en la jornada laboral, es tentador pasar el tiempo navegando por las redes sociales o enviando mensajes de texto a un amigo. Lo siguiente que sabes es que el día se ha ido sin que hayas hecho ningún trabajo en absoluto.

Para aprovechar su calendario y obtener la máxima productividad, llene cada día con suficientes tareas para ocupar el tiempo disponible. Probablemente, sepa por experiencia cuánto tiempo necesita para completar las tareas diarias. Si no sabe cuánto tiempo necesita una tarea, tómela para saber para el futuro. El truco consiste en programar las tareas suficientes para limitar grandes bloques de tiempo libre, pero no tantas como para que no tenga sentido iniciarlas.

Al hacer esto, no olvide aplicar la Ley de Parkinson, la regla que establece que «El trabajo se expande para ocupar el tiempo disponible para su finalización». Si le toma tres horas escribir un informe, pero se da ocho horas, le tomará ocho horas escribirlo. Por lo tanto, sin ser demasiado sádico, establezca un límite de tiempo para cada tarea y no se entregue más de lo que realmente necesita para realizarla.

Por supuesto, algunas tareas se requiere una gran cantidad de tiempo para completar. Supongamos que se dirige a un nuevo cliente prometedor y necesitará al menos seis horas para preparar la propuesta. Una tarea de seis horas parece abrumadora, tal vez tan abrumadora que la pospongas constantemente. 

Para evitar esto, divida la tarea en un cronograma de porciones de tiempo o períodos de tiempo más cortos. Por ejemplo, puede tomar un temporizador, configurarlo en 45 minutos y ponerse manos a la obra. Cuando suene, tómate un descanso de 15 minutos. Enjuague y repita durante las próximas seis horas, ¡y terminará la tarea!

Elimina las distracciones que conducen a la postergación

La procrastinación es una batalla entre tu yo presente y tu yo futuro. 

Tu yo actual tiene que ver con la gratificación inmediata. Pero si desea alcanzar sus metas a largo plazo, debe tener presente su yo futuro. Específicamente, debes dejar de darle a tu yo presente la oportunidad de sabotear lo que tu yo futuro quiere lograr.

Una de las mejores formas de hacerlo es controlando su entorno. Debido a que su yo actual se ve tentado fácilmente por las distracciones, debe asegurarse de que su espacio y su mente estén preparados para concentrarse cuando se siente a trabajar.

Tu enfoque es un recurso precioso. Es lo que le permite cultivar relaciones, alcanzar metas personales y lograr el éxito profesional. Pero también es un recurso que debe canalizarse. 

Si te sientas a trabajar en un espacio lleno de distracciones ambientales, como un televisor ruidoso, un montón de desorden o compañeros de trabajo ruidosos, estás tratando de canalizar tu enfoque a través de un colador. Simplemente, hay demasiados puntos de venta para explorar.

En su lugar, configure su espacio de una manera que elimine o minimice las distracciones ambientales. Si es posible, trabaje en un espacio de trabajo dedicado que esté libre de desorden. También puede invertir en una máquina de ruido blanco o un par de auriculares de calidad para bloquear el ruido. Cuantas menos distracciones tengas a tu alrededor, más fácil te resultará concentrarte en la tarea que tienes entre manos.

Por supuesto, el siglo XXI ha dado lugar a una nueva serie de distracciones. Muchos de estos son fácilmente accesibles a través de su computadora o su teléfono inteligente, los mismos dispositivos que probablemente usa para el trabajo.

Las plataformas de redes sociales y las aplicaciones de teléfonos móviles están diseñadas específicamente para robar su atención y mantenerla durante horas. De hecho, un estudio del psicólogo y autor Timothy Pychyl encontró que, en promedio, el 47 por ciento del tiempo en línea se dedica a postergar las cosas. Pero, ¿cómo puede eliminar estas distracciones digitales cuando siempre están a un clic de distancia? 

Bueno, tratar de ignorar las distracciones en línea no funciona. Una mejor opción es poner su teléfono en modo avión. También puede instalar un bloqueador de Internet como Freedom o StayFocused. Y si está escribiendo en su computadora portátil cuando necesita verificar algo, tome una nota física para buscarlo más tarde. Luego, vuelva al trabajo hasta que sea el momento de conectarse nuevamente.

Consiga más haciendo menos

Puede haber muchas causas psicológicas subyacentes detrás de su hábito de procrastinar, incluido el miedo al fracaso y el diálogo interno negativo. Pero a veces la razón por la que pospones las cosas es mucho más simple que eso: la tarea que debes completar es aburrida.

Naturalmente, nos inclinamos a posponer el trabajo que es tedioso o innecesario. Afortunadamente, si no desea hacer algo, es posible que no tenga que hacerlo. De hecho, es casi seguro que eliminar las tareas aburridas o sin sentido de su lista de tareas pendientes aumentará su productividad.

Cuando revise su lista de tareas pendientes, es posible que se dé cuenta de que algunas de las tareas son completamente innecesarias. Por ejemplo, si una tarea no se relaciona con sus objetivos y si eliminarla no defraudará a nadie, probablemente no valga la pena. Más que eso, dejarlo en su lista puede evitar que se concentre en tareas de alta prioridad y alto impacto. Así que sea implacable: elimine inmediatamente cualquier tarea innecesaria de su lista de tareas pendientes.

Pero, ¿qué pasa con las tareas necesarias que son aburridas? Incluso si parecen alcanzables, constantemente encontrará formas de posponerlos hasta el punto en que afecte negativamente su productividad. Si ese es el caso, delegue la responsabilidad en otra persona siempre que sea posible. Entonces, si odia presentar sus impuestos, contrate a un contador. Y si evita cortar el césped todas las semanas, pague a alguien para que lo haga por usted.

En la medida de lo posible, no acepte asumir tareas que sabe que lo aburrirán. Si eres un trabajador autónomo, por ejemplo, y tienes un buen grupo de clientes, di no al trabajo que no te involucra. En su lugar, solo asuma proyectos que capten su interés. Es posible que se sienta obligado a asumir más de lo necesario. Pero recuerde que eliminar las tareas innecesarias y aburridas siempre que pueda agiliza su lista de tareas pendientes y optimiza su productividad.

Por supuesto, como le dirá cualquier profesor con una pila de trabajos para calificar, no todas las tareas aburridas se pueden evitar. Entonces, si tienes que hacerlo tú mismo, conviértelo en un juego. Establezca un límite de tiempo y vea cuánto puede hacer antes de que se acabe el tiempo. Siempre que las prisas no afecten negativamente la calidad de su trabajo, hacerlo divertido hará que sea más probable que lo complete.

Recluta a otras personas para que te ayuden a combatir la dilación

Debería estar claro a estas alturas que hay muchas causas de procrastinación. Desafortunadamente, todavía existe una tendencia a asociar la dilación con la pereza y la debilidad mental. ¡No es de extrañar que sea difícil admitir que tienes un problema de procrastinación! 

Pero no debes sentirte avergonzado de compartir el hecho de que luchas con la procrastinación. Ciertamente no estás solo. De hecho, la procrastinación es un hábito al que todos los humanos somos propensos. Además, compartir tus luchas puede hacer que la dilación sea mucho más fácil de superar. Y eso es especialmente cierto cuando les pides a otros que te ayuden a lidiar con eso.

La dilación es un impulso conductual que a menudo actúa en nuestra contra. Pero hay otro impulso conductual que puede utilizar a su favor. 

El hecho es que es mucho más probable que logres una tarea si le dices a alguien que planeas hacerlo. Por ejemplo, es más probable que corras un maratón si compartes tus planes en Facebook, al igual que es más probable que escribas una novela si les dices a tus amigos que estás trabajando en un libro. En otras palabras, si se responsabiliza ante otra persona, es mucho más probable que logre sus objetivos.

Entonces, si desea hacer algo, contrate a otra persona que lo responsabilice por hacerlo. ¿Recuerdas esa novela? Dígale a alguien que lo va a escribir, incluso cuándo le gustaría terminarlo. Pídales que revisen su progreso de vez en cuando. Esto le dará el suave empujón que necesita hasta que finalmente escriba las palabras The End .

¿Quieres otra táctica eficaz? No establezca sus propios plazos. Rara vez respetamos los plazos autoimpuestos porque no nos sentimos tan mal por romper las promesas que nos hemos hecho. Pero respetamos las promesas que hacemos a los demás. 

Un estudio del MIT de 2002 pidió a dos grupos de estudiantes que enviaran un trabajo antes de una fecha límite específica. Pero había trampa. Los del primer grupo trabajaron con un plazo que les impusieron los investigadores. A los miembros del segundo grupo se les permitió establecer sus propios plazos. 

Quizás como era de esperar, las personas del segundo grupo tenían muchas más probabilidades de entregar sus papeles después de la fecha límite. Por eso, si desea evitar la postergación que viene cuando sus plazos son autoimpuestos, pídale a otra persona (un profesor, un gerente, un amigo) que los establezca por usted.

Para vencer la procrastinación, conviértase en su propia animadora

Existe un círculo vicioso en el que muchos procrastinadores habituales pueden caer fácilmente. 

Su objetivo es completar una tarea. Procrastinas hasta el punto en que te ves obligado a abandonarlo, o lo terminas de una manera descuidada. No está satisfecho con su trabajo y se siente como un fracasado. 

Como te sientes fracasado, afrontas tu próxima tarea con menos confianza. Su baja confianza lo lleva a posponer las cosas más y tampoco completa esta tarea a su satisfacción. Tu creencia de que eres un fracaso se refuerza aún más y te vuelves aún más vulnerable a las tentaciones de la postergación.

El problema aquí no es realmente que tengas una tendencia a posponer las cosas. Es que la procrastinación te lleva a permitirte el diálogo interno negativo, lo que te lleva a procrastinar más. Para detener el ciclo, debes dejar la negatividad y comenzar a creer en ti mismo.

El diálogo interno negativo puede infiltrarse en su conciencia de muchas formas diferentes. 

Puede participar en la autocrítica, compararse con los demás o castigarse por sus fallas percibidas. Es posible que seas un preocupado constante que imagina los peores escenarios basados ​​en muy poca evidencia. Finalmente, puede ser un perfeccionista que establece estándares increíblemente altos, solo para reprenderse a sí mismo cuando no puede estar a la altura de ellos. 

¿Entonces que puedes hacer? Primero, aprenda a reconocer el diálogo interno negativo. ¿Te culpas a ti mismo cuando algo sale mal? ¿Atribuyes errores perfectamente comprensibles a tu propia pereza e ineptitud? ¿Espera fallar en una tarea incluso antes de haberla comenzado? Todos estos son ejemplos de diálogo interno negativo. 

En segundo lugar, dale un giro positivo a tu negatividad. Si comete un error aquí y allá, recuerde que todo el mundo comete errores. Y si está convencido de que no tiene sentido iniciar un proyecto porque nunca resultará como usted desea, dígase a sí mismo que nadie es perfecto. ¡Ni siquiera Picasso estaba satisfecho con sus pinturas!

Por último, rodéate de personas positivas, el tipo de amigos y compañeros de trabajo que te fortalecen con comentarios de apoyo cuando no puedes manejar el diálogo interno positivo por tu cuenta. 

No eliminará el diálogo interno negativo de inmediato. De hecho, siempre puede haber una voz en tu cabeza que te diga que no eres lo suficientemente bueno. Pero hacer un esfuerzo real por callar esa voz te ayudará a cultivar el optimismo y la confianza en ti mismo, dos armas poderosas en la lucha contra la dilación.

¿Necesitas hacer algo que odias, pero quieres hacer algo que amas? ¿Por qué no hacer ambas cosas? Por ejemplo, si te encanta leer novelas pero odias ir al gimnasio, combina la tentación de leer con la obligación de ejercitarte y solo sumérgete en un buen libro después de haber hecho tu entrenamiento. 


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