Actualizado el domingo, 6 noviembre, 2022
Quizás os suene este vídeo. Se hizo viral hace algunos años. En él, se ve el resultado de un experimento donde parejas de desconocidos sostienen sus miradas durante 4 minutos, para después dejar que surjan intensos sentimientos entre ellos.
Si no lo conoces, en resumidas cuentas, esta dinámica consistió en reunir a un grupo de jóvenes voluntarios de ambos sexos. Los emparejaron de manera aleatoria, coincidiendo como mucho en rango de edad y orientación sexual. Se les dejó a solas y solo se les dio una instrucción: <<Debían mirarse a los ojos durante 4 minutos>>. El resto, es historia.
Por supuesto, este vídeo podría estar trucado de alguna manera. Podrían haber cogido las reacciones más pasionales, por ejemplo. O son actores. Se quiere dar la imagen de que este proceso funciona y te vas a enamorar perdidamente de quien tienes delante en 4 minutos.
Pero es de sentido común que no siempre va a ser así. Pero sí es verdad que durante esos 4 minutos, pasa algo entre dos desconocidos que se miran.
El experimento original lo llevó a cabo el famoso psicólogo Arthur Aron, el cual recordaréis por ser también el autor de sus famosas 36 preguntas con las cuales, podías resumir las interacciones de una pareja a lo largo de 10 citas, en tan solo una sesión experimental de un par de horas.
Su finalidad no es “buscar el enamoramiento” entre los dos participantes. Más bien ese efecto es secundario a lo que realmente el investigador quiere conseguir. Aron lleva estudiando desde hace años las interacciones humanas. Y su objetivo con el diseño de estas preguntas es conseguir el máximo nivel de intimidad entre los participantes en el menor tiempo posible.
Pero volviendo con las miradas: ¿qué pasa exactamente ahí? Porque sostener la mirada no es sencillo. De hecho, es bastante incómodo. Aguantar la mirada entre 3 y 5 segundos lo consideramos algo invasivo. Y la mayoría de las veces retiraremos la mirada pasado ese tiempo. Pero… ¿y cuándo no la retiras?
Entre dos desconocidos en la calle, las miradas se tornarán tensas y esa tensión deshará el contacto. Pero en un entorno controlado, no tienes por qué estar tan alerta. Pasado ese tiempo, puedes empezar a ver matices en la mirada del otro. Comunicarte a través de tus ojos.
Durante este tiempo, empiezas a acostumbrarte a la cara del otro, por lo que se vuelve un poco más bonita. O menos fea. Depende de cómo lo quieras vez.
Y también te acostumbras a su mirada, pasando de algo tenso a algo agradable. Porque puedes relajarte, transmitir ese relax a la otra persona, y notar además como esa otra persona se relaja contigo.
También hay un elemento de sincronía ahí. ¿Verdad? Pero también hay otro factor.
Arthur Aron influye sobre las relaciones jugando con la vulnerabilidad. Él hace que sus participantes se expongan. Se muestren vulnerables el uno con el otro. Ya sea a través de la información personal con las preguntas. O con una mirada directa.
Lo que hace es que los participantes compartan su vulnerabilidad. Como el que comparte un secreto personal. Y cuando dos personas comparten un secreto y se siguen el rollo, se crea “complicidad”.
Y ese es un factor poderoso a la hora de elegir a una pareja: la complicidad que se genera a través de la interacción. La sincronía genera magnetismo. Y la complicidad los une.
Un experimento curioso, que mucha gente conoce, muchos más hablan, pero no conocen realmente la mecánica que hay detrás. Ahora que la sabes, seguro que no volverás a ver a los ojos a nadie de la misma manera.
3 respuestas a «Como ENAMORARTE a primera vista (en 4 minutos). El experimento de las miradas»