Actualizado el lunes, 10 abril, 2023
Hay muchos tipos de inteligencia. Incluso está demostrado que el coeficiente intelectual muchas veces no influye en el éxito futuro y que autores como la psicóloga Carol Dweck de Stanford, afirman que la actitud de una persona predice su éxito de una forma mucho más contundente que el coeficiente intelectual.
Y sin embargo, hay ciertas cualidades o rasgos paradójicos que todas las personas altamente inteligentes comparten, aunque los científicos no se aclaran sobre si son inteligentes por tener estos rasgos o, si gracias a estos rasgos se hicieron muy inteligentes.
A raíz de una pregunta lanzada en Quora donde se preguntaba acerca de esta cuestión, se obtuvieron algunas interesantes respuestas científicamente contrastadas.
1. Las personas inteligentes son más flexibles y predispuestas a cambiar de idea.
Las personas altamente inteligentes son flexibles y capaces de prosperar en diferentes contextos y ambientes, tanto si el ambiente es favorable como si se encuentran en mitad de la adversidad. Ser flexible mentalmente implicar mantener una actitud abierta a nuevas opiniones, oportunidades nuevas de aprendizaje, a evolucionar y experimentar. Es estar dispuestos a pensar, sentir y actuar, con una intención de apertura, adaptándonos a las situaciones y olvidándonos de antiguos esquemas, modelos o patrones adquiridos en nuestra trayectoria de aprendizaje. “En vida, el hombre es elástico y evoluciona. Al momento de la muerte es rígido e inmutable. Las plantas al sol son flexibles y fibrosas pero perecen secas y resquebrajadas. Por ello lo elástico y flexible se asocia a la vida y lo rígido e inmutable da la mano a la muerte. Así pues, lo duro y firme está tan listo para el hacha como un árbol, y lo maleable y blando se hace lugar en la vida.” LAO TSÉ
Y lo cierto es más allá de taoísmo de Lao Tsé, las conclusiones actuales sobre psicología confirma esta idea, en la que la inteligencia depende de la capacidad de cambiar tus propios comportamientos con el fin de hacerle frente al nuevo medio de la forma más eficaz posible.
En un mundo que está en constante evolución, las personas inteligentes se destacan por ser más flexibles y abiertas al cambio. La inteligencia, como capacidad cognitiva, permite a las personas adaptarse a diferentes situaciones y a procesar información de manera efectiva. Esto hace que las personas inteligentes estén más dispuestas a cambiar de opinión cuando se les presentan nuevos hechos o información que contradice su punto de vista. En este artículo, exploraremos cómo la inteligencia y la flexibilidad mental están relacionadas y cómo esto afecta nuestra capacidad para cambiar de opinión.
La inteligencia y la flexibilidad mental
La inteligencia se define como la capacidad de aprender, comprender y aplicar el conocimiento y las habilidades para resolver problemas y adaptarse al entorno. La flexibilidad mental, por otro lado, se refiere a la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes y a pensar en múltiples soluciones para un problema. Ambas habilidades están relacionadas y se refuerzan mutuamente.
Las personas inteligentes tienen una mayor capacidad para procesar información y encontrar soluciones creativas a los problemas. Esto les permite adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes y ser más flexibles en su pensamiento. La flexibilidad mental es una habilidad importante en el mundo empresarial, ya que permite a las personas adaptarse a nuevos roles y responsabilidades, y también en la vida cotidiana, ya que les permite manejar situaciones imprevistas.
La relación entre la inteligencia y la capacidad para cambiar de opinión
Las personas inteligentes tienen más probabilidades de cambiar de opinión cuando se les presenta nueva información que contradice sus creencias previas. Esto se debe a que las personas inteligentes tienen una mayor capacidad para procesar información y para evaluar la evidencia. Además, son más propensas a tener un pensamiento crítico y a cuestionar sus propias creencias.
Por otro lado, las personas menos inteligentes pueden ser más dogmáticas en su pensamiento y menos propensas a cambiar de opinión. Esto se debe a que tienen una capacidad cognitiva más limitada para procesar información y evaluar la evidencia.
La importancia de cambiar de opinión
Cambiar de opinión es una habilidad importante en la vida, especialmente en un mundo en constante cambio. Aprender a cambiar de opinión nos permite adaptarnos a nuevas situaciones, aprender de nuestros errores y crecer como personas. Además, nos permite ser más comprensivos con los demás y tener una mentalidad más abierta.
La capacidad para cambiar de opinión también es importante en el mundo empresarial. Las empresas que son flexibles y capaces de adaptarse a los cambios del mercado tienen más probabilidades de tener éxito. Por otro lado, las empresas que son dogmáticas y se aferran a viejas estrategias pueden perder terreno ante la competencia.
Las personas inteligentes son más flexibles y predispuestas a cambiar de opinión. La inteligencia y la flexibilidad mental están estrechamente relacionadas y se refuerzan mutuamente. Las personas inteligentes tienen una mayor capacidad para procesar información y para encontrar soluciones creativas a los problemas, lo que les permite adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes. Cambiar de opinión es una habilidad importante en la vida y en el mundo empresarial.
2. Las personas inteligentes son más conscientes de su ignorancia.
El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un efecto de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, incorrectamente midiendo su habilidad por encima de lo real.
El Dunning-Kruger nos enseña que antes de valorar la opinión de alguien negativamente hay que considerar la posibilidad de que no se de cuenta de que está errado porque psicológicamente no puede hacerlo. Y eso nos lleva a otro problema: Los idiotas podemos ser nosotros y no ser conscientes de ello.
Debemos tener en cuenta, además, que es ste efecto nos sucede a todos en función de cada habilidad. Es decir, alguien puede ser un experto en un tema o el más capaz del mundo en una determinada habilidad, y sin embargo no estar capacitado para darse cuenta de que no lo es en otros temas o habilidades.
En todo caso, saber que existe nos debe enseñar a ser humildes. A saber que en nuestro cerebro hay algo que nos lleva en ocasiones a ver con total nitidez que estamos en posesión de la razón en un tema y sin embargo tratarse de una ilusión. Las personas más inteligentes, son las que más conscientes son de lo que aún les queda por aprender y mejorar y tal vez por ello, lo consiguen.
La sabiduría no se trata solo de saber muchas cosas, sino también de comprender nuestras limitaciones y lo que no sabemos. Esto se conoce como conciencia de la ignorancia. Según un estudio, las personas inteligentes son más conscientes de su ignorancia que las personas menos inteligentes. En este artículo, discutiremos lo que significa ser consciente de la ignorancia y cómo esto puede afectar nuestra vida y nuestras decisiones.
¿Qué es la conciencia de la ignorancia?
La conciencia de la ignorancia es la comprensión de lo que no sabemos y de nuestras limitaciones en el conocimiento. Las personas que tienen esta conciencia son conscientes de que hay mucho que no saben y están dispuestas a aprender más. Esta actitud se basa en la humildad y en la aceptación de que siempre hay algo nuevo que aprender.
Según un estudio, las personas inteligentes son más conscientes de su ignorancia que las personas menos inteligentes. Esto se debe a que las personas inteligentes tienen una mayor capacidad para comprender la complejidad del mundo y son más conscientes de que hay muchas cosas que no saben.
Cómo afecta la conciencia de la ignorancia a nuestras decisiones
Ser consciente de nuestra ignorancia puede tener un gran impacto en nuestras decisiones. Si somos conscientes de lo que no sabemos, seremos más cautelosos al tomar decisiones importantes. En lugar de actuar con confianza en nuestra comprensión limitada del mundo, estaremos dispuestos a escuchar a otros y a aprender más antes de tomar una decisión.
Por otro lado, si no somos conscientes de nuestra ignorancia, podemos ser demasiado confiados y tomar decisiones arriesgadas basadas en nuestra comprensión limitada del mundo. Esto puede llevar a errores costosos y a arrepentimientos a largo plazo.
Cómo desarrollar la conciencia de la ignorancia
La conciencia de la ignorancia no es algo con lo que nacemos. Es algo que podemos desarrollar a lo largo de nuestras vidas. Una forma de desarrollar esta conciencia es buscar activamente información y aprender cosas nuevas. Cuanto más aprendamos, más conscientes seremos de lo que no sabemos.
Otra forma de desarrollar la conciencia de la ignorancia es rodearse de personas que tienen diferentes perspectivas y experiencias. Al escuchar y aprender de las perspectivas de los demás, podemos ampliar nuestra comprensión del mundo y ser más conscientes de lo que no sabemos.
La conciencia de la ignorancia es una parte importante de la sabiduría. Las personas inteligentes son más conscientes de su ignorancia que las personas menos inteligentes. Ser consciente de nuestra ignorancia puede tener un gran impacto en nuestras decisiones y en nuestra vida en general. Podemos desarrollar la conciencia de la ignorancia a través del aprendizaje activo y rodeándonos de personas con diferentes perspectivas y experiencias.
3. Las personas inteligentes son escépticas y se cuestionan cualquier principio.
«No menos que el saber me place el dudar» decía el escritor y filósofo italiano Dante Alighieri. El escepticismo implica recelo, incredulidad o falta de confianza en la verdad final sobre algo. Esta característica podría resultar contradictoria con otras de las planteadas porque la incredulidad podría llevar al «inmovilismo» pero lo cierto es que las personas inteligentes necesitan comprobar todo aquello que se les plantea y aún más allá. Esta característica es la que permite la innovación constante en sus trabajos y sus vidas porque la frase «esto es así porque siempre ha sido así», a ellos no les vale.
La inteligencia es una de las cualidades más valiosas que una persona puede tener. Las personas inteligentes son curiosas, tienen un gran conocimiento y siempre están buscando nuevas formas de mejorar su vida. Sin embargo, ser inteligente también significa ser escéptico y cuestionar cualquier principio.
Ser escéptico no significa ser cínico o negativo. Más bien, significa que uno no acepta nada sin evidencia o pruebas sólidas. Las personas inteligentes saben que no todo lo que se dice es verdad y que es importante investigar y hacer preguntas para descubrir la verdad.
El escepticismo también es importante cuando se trata de la toma de decisiones. Las personas inteligentes no toman decisiones apresuradas o basadas en la emoción. En su lugar, evalúan cuidadosamente la información disponible, consideran todas las opciones y luego toman una decisión informada.
Cuando se trata de su propio conocimiento, las personas inteligentes también se cuestionan a sí mismas. Saben que siempre hay más por aprender y están dispuestos a cambiar su opinión si se presentan nuevas pruebas.
El escepticismo y el cuestionamiento son especialmente importantes en el mundo de hoy, donde la información está disponible en todas partes. Las personas inteligentes saben que no todo lo que se lee en línea es verdadero y que es importante verificar la fuente y la precisión de la información antes de aceptarla como verdad.
Ser inteligente no solo significa tener conocimientos y ser curioso. También significa ser escéptico y cuestionar cualquier principio. Las personas inteligentes evalúan cuidadosamente la información, hacen preguntas y no aceptan nada sin evidencia sólida. Si queremos ser personas más inteligentes, debemos aprender a cuestionar todo y a buscar siempre la verdad.
4. Las personas inteligentes no tienen buenas respuestas, tienen buenas preguntas.
La mayoría de personas temen hacer preguntas. De la minoría que sí se atreve, sólo un grupo selecto Pero para hallar las respuestas adecuadas, debemos hacer las preguntas correctas. Albert Einstein dijo en cierta ocasión: “Si yo tuviera una hora para resolver un problema, y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos en determinar la pregunta apropiada, porque una vez conociera la pregunta correcta, yo podría resolver el problema en menos de cinco minutos”. Por eso las personas inteligentes desafían su propio pensamiento a través de muchas preguntas, de forma que encuentran nuevas soluciones a viejos problemas.
En nuestra vida cotidiana, nos enfrentamos a múltiples situaciones en las que necesitamos tomar decisiones importantes. A menudo, nos encontramos buscando respuestas a preguntas difíciles, tratando de encontrar la solución perfecta a un problema. Sin embargo, ¿es realmente la respuesta lo más importante?
Según algunos expertos, las personas inteligentes no tienen buenas respuestas, sino buenas preguntas. Esto se debe a que las preguntas adecuadas pueden llevarnos a la solución correcta, mientras que las respuestas superficiales pueden hacernos perder el tiempo y el esfuerzo.
5. Las personas inteligentes no son frías y calculadoras son sensibles y empáticas
Las personas inteligentes saben escuchan a otras personas, y desarrollan una alta capacidad para sentir empatía por otras personas, lo cual es un condimento básico para desarrollar nuestra inteligencia emocional. Les motiva hablar con gente diferente y aprender todo lo que puedan de ellos. Están siempre abiertos a nuevas ideas y oportunidades, pues saben que en ocasiones, la inteligencia de la mayoría es más poderosa que inteligencia de un grupo reducido de expertos.
Es común la idea errónea de que las personas inteligentes son frías, calculadoras y carecen de empatía. Pero en realidad, las personas inteligentes son sensibles y empáticas, y utilizan estas habilidades para tener un mejor desempeño en su vida profesional y personal.
La inteligencia no es solo la capacidad de resolver problemas complejos o de aprender rápidamente, sino que también incluye la capacidad de comprender a los demás y de relacionarse con ellos de manera efectiva. Las personas inteligentes son conscientes de las emociones de los demás y utilizan esta información para tomar decisiones informadas y resolver conflictos de manera efectiva.
En el entorno laboral, la empatía y la sensibilidad son esenciales para liderar equipos y para colaborar eficazmente con colegas y clientes. Las personas inteligentes utilizan su inteligencia emocional para motivar a sus equipos y para comprender las necesidades y deseos de sus clientes. Esto les permite crear soluciones personalizadas y efectivas que satisfacen las necesidades de sus clientes.
Además, las personas inteligentes son conscientes de su propio impacto en los demás y buscan ser más efectivos al comunicarse y al interactuar con ellos. Son capaces de adaptar su comportamiento y su estilo de comunicación para responder mejor a las necesidades y preferencias de los demás.
En el ámbito personal, la empatía y la sensibilidad son fundamentales para construir relaciones saludables y satisfactorias. Las personas inteligentes utilizan su inteligencia emocional para entender las necesidades y los sentimientos de sus seres queridos, lo que les permite construir relaciones más profundas y significativas.
Las personas inteligentes no son frías y calculadoras, sino que son sensibles y empáticas. Estas habilidades les permiten tener un mejor desempeño tanto en su vida profesional como personal. Es importante no confundir la inteligencia con la falta de emociones y empatía.
Descubre cómo las tonterías pueden influir en tus decisiones
¿Alguna vez te has sentido desconcertado por una obra de arte moderno? Quizás hayas visto el Hijo del hombre de René Magritte y hayas pensado: ¿por qué hay una manzana frente a la cara de este hombre? ¿Qué significa esto incluso?
Para la mayoría de nosotros, la famosa pintura parece una tontería absoluta, algo ambiguo que simplemente no podemos explicar. La experiencia puede ser irritante, estresante o divertida. Entonces, ¿cómo se enfrenta la gente a situaciones ambiguas e inciertas? Es posible que se sorprenda de la cantidad de tonterías que pueden afectar nuestras vidas.
Los humanos adultos están naturalmente inquietos por cosas que no comprenden. La ambigüedad leve puede ser divertida o intrigante, pero los casos más extremos de ambigüedad pueden inducirnos a tomar decisiones precipitadas. Con todo, la ambigüedad siempre será parte de nuestras vidas. Es importante poder hacerle frente, especialmente en situaciones peligrosas como la guerra o la negociación de rehenes.
Nonsense, escrito por Jamie Holmes, tiene que ver con la ambigüedad y el efecto que tiene en nuestras vidas. Nos encontramos con situaciones que no entendemos todo el tiempo, tanto en la vida cotidiana como en situaciones extremas como desastres naturales. Estos consejos describen los efectos generalizados, tanto negativos como positivos, que esta tontería tiene en nuestro comportamiento, y por qué es tan importante entenderlo.
La ambigüedad divertida
Hay muchas tonterías y ambigüedades en nuestra vida diaria, aunque no siempre lo notamos. No siempre podemos dar sentido a las cosas que nos rodean, ¡y a veces eso nos hace reír!
El humor a menudo depende de una ambigüedad sutil. Considere la broma: «Solo hay tres tipos de personas en el mundo: las que pueden contar y las que no». Es gracioso porque te confunde por un momento, luego te das cuenta de que la broma se basa en el hecho de que el cajero no puede contar. Pequeñas ambigüedades como esa captan nuestra atención y luego nos divierten.
Lo mismo sucede si alguien dice «Llámame un taxi» y otra persona responde con el chiste «Eres un taxi». El humor depende de la ambigüedad de la primera frase, donde «llamar» podría significar hacer una llamada telefónica o llamar a alguien.
Los especialistas en marketing saben que a la gente le gusta este tipo de ambigüedad lúdica y saben cómo usarla en su beneficio. Los buenos especialistas en marketing saben que la ambigüedad puede ser una forma eficaz de captar la atención de las personas en la publicidad.
Absolut Vodka de Suecia hizo esto en las décadas de 1980 y 1990 cuando lanzaron una serie de anuncios que mostraban botellas ocultas que no podía notar de inmediato. El hecho de que las botellas de vodka estuvieran ocultas hizo que los anuncios fueran más intrigantes.
Un anuncio, «Absolut Boston», por ejemplo, presentaba varias docenas de cajas de Absolut Vodka flotando en el puerto de Boston. A primera vista, las cajas parecían estar colocadas al azar, pero después de una inspección más profunda, notó que juntas formaban la forma de una botella. El anuncio atrajo mucha atención para la empresa.
Sin embargo, las tonterías no siempre son positivas. También puede tener el efecto contrario.
La ambigüedad incómoda
Es común querer influir en las personas que te rodean. Probablemente conoces a alguien cuyas opiniones has querido cambiar, ya sea tu tío derechista o tu tía hippie que nunca superó los sesenta.
La ambigüedad puede ser una herramienta útil aquí. Los estudios han demostrado que cuando la ambigüedad no se resuelve conscientemente, genera ansiedad y puede influir en sus creencias.
Los psicólogos de Harvard Jerome Bruner y Leo Postman hicieron un experimento con este fenómeno en 1949 mostrando rápidamente una serie de cartas a los participantes de la investigación. Algunas de las cartas tenían colores y símbolos invertidos, como un corazón negro o una pala roja.
Los sujetos no notaron las cartas que se habían cambiado, ya que sus mentes les mostraron lo que esperaban ver. Sin embargo, las tarjetas no coincidentes crearon ansiedad subconsciente y tuvo un efecto en sus opiniones.
Los sujetos que estaban en contra del aborto, por ejemplo, se opusieron aún más enérgicamente después. La ambigüedad no resuelta causada por las cartas los indujo a aferrarse a cosas de las que se sentían más seguros.
La ambigüedad también puede influir en las opiniones de las personas al estresarlas.
Según el psicólogo Arie Kruglanski, hay dos formas en que el estrés puede afectar su toma de decisiones. En la década de 1980, descubrió que si la gente no confiaba en su opinión sobre un caso criminal, podía influir en ellos colocando una impresora ruidosa en la habitación. Cambiaban de opinión más a menudo y más rápido cuanto más ruidosa era la impresora.
Las personas que tenían confianza en el caso, por otro lado, se sintieron más confiadas con la ruidosa impresora allí. Es posible que desee tener este estudio en mente para su próxima reunión importante.
Cuando se trata de procesar la ambigüedad, los niños se sienten mucho más cómodos e imaginativos que los adultos
Imagina que ves un cuervo blanco en la distancia. Te sentirías inquieto por ello, lo que incitaría a tu cerebro a tratar de darle sentido a la situación. ¿Te equivocaste con el color? ¿Es realmente una paloma? La incertidumbre lo pondría nervioso y probablemente se conformaría con una explicación simple, perdiendo la oportunidad de descubrir un córvido albino.
Los adultos tienen dificultades para procesar ese tipo de ambigüedad. Sin embargo, los niños son diferentes.
Los niños navegan fácilmente a través de la ambigüedad. Si ven un cuervo blanco, se les ocurrirá una explicación más imaginativa. Tal vez lo hayan empapado en pintura blanca o sus plumas se hayan vuelto blancas porque es viejo.
Jean Piaget, el famoso psicólogo, le preguntó una vez a una niña cómo se hacía el viento, y ella rápidamente respondió que lo generan los árboles que agitan sus ramas. Los niños explican la ambigüedad con facilidad, pero esa capacidad disminuye a medida que envejecemos.
Es por eso que los adultos a veces tienen dificultades para procesar la irracionalidad, como la que se encuentra en algunas formas de arte moderno.
Travis Proulx hizo un estudio sobre esto en 2009 al hacer que los participantes de la investigación leyeran un extracto de “A Country Doctor”, un texto absurdo de Franz Kafka. La historia contiene una serie de hechos inexplicables, como caballos que muerden las mejillas de la doncella del médico y un niño con gusanos en las heridas.
La ambigüedad hizo que los sujetos de prueba estuvieran más alertas. Después de leer el texto, pudieron identificar patrones en una serie de letras mejor que los sujetos de prueba que no habían leído el texto. Estaban más motivados para restaurar un sentido de racionalidad en sus mentes.
Nuestra aversión a la ambigüedad puede alimentar políticas destructivas e incluso cultos extremistas
Cuando George W. Bush se dirigió a la nación después de los ataques del 11 de septiembre, proclamó la famosa frase: «No hago matices». Su popularidad se disparó. En tiempos de incertidumbre y ansiedad, la gente quiere respuestas sencillas. Sin embargo, las respuestas sencillas no siempre son las mejores.
La incapacidad para sopesar opciones nuevas o diferentes suele ser un obstáculo en política. Es una gran parte de la razón por la que las voces de las minorías disidentes a menudo son silenciadas.
En 2003, el psicólogo Antonio Pierra hizo un estudio al respecto. Descubrió que cuando las personas se sienten presionadas y quieren una solución rápida a un problema, tienden a favorecer los sistemas dictatoriales donde prevalece una voz fuerte.
Considere la invasión estadounidense de Irak, por ejemplo. Mucha gente se opuso, insistiendo en que Irak no tenía «armas de destrucción masiva» que justificaran tal ataque. Esos disidentes resultaron tener razón, pero fueron silenciados por el miedo que siguió al 11 de septiembre.
Nuestro deseo de favorecer las explicaciones simples sobre la ambigüedad puede incluso alimentar cultos extremos. En 1954, uno de esos cultos surgió en torno a Dorothy Martin, quien predicó que el mundo estaba a punto de acabarse y que solo los miembros de su culto se salvarían. Dijo que serían rescatados por un platillo volante a la medianoche del 20 de diciembre de ese año.
No sabía que un psicólogo llamado Leon Festinger se había infiltrado en el grupo para observarlos. Cuando el platillo volador profetizado no llegó en la noche programada, buscaron desesperadamente una explicación. Decidieron que los extraterrestres no habían venido porque sus oraciones habían apaciguado a Dios, por lo que el Armagedón ya no era necesario.
«La prueba de una inteligencia de primer nivel es la capacidad de tener en mente dos ideas opuestas al mismo tiempo, y aún así conservar la capacidad de funcionar».
F. Scott Fitzgerald.
La gente toma decisiones apresuradas para resolver sentimientos de extrema ambigüedad
Si comienza a empacar una semana antes de un viaje, tiene mucho tiempo para sopesar la importancia de su hilo dental o su kit de maquillaje. Si hay un terremoto, es más fácil tomar una decisión. Solo quieres salir de ahí.
Las personas toman decisiones drásticas durante y después de los desastres naturales porque se enfrentan a un futuro ambiguo. Esto es especialmente cierto cuando se trata de romance.
Después del famoso terremoto de San Francisco del 18 de abril de 1906, la ciudad rompió su propio récord de número de bodas en un solo mes. Algunos estaban tan ansiosos por casarse que se decidieron por personas que apenas conocían. Un novio llamado Mutty Sullivan ni siquiera pudo dar el nombre de su futura esposa, pero aún se les permitió casarse.
¿Por qué pasó esto? La incertidumbre generada por el terremoto hizo que la gente estuviera desesperada por aferrarse a algo estable. Sin embargo, las parejas pueden ser fácilmente llevadas al divorcio.
Cuando un huracán azotó Carolina del Sur el 10 de septiembre de 1989, le costó a la ciudad miles de millones de dólares, pero también afectó a muchas relaciones románticas. Las parejas que se estaban separando rápidamente solicitaron el divorcio después y las que habían dudado sobre el matrimonio salieron a comprar anillos. Al año siguiente, nació una cantidad inusualmente alta de bebés.
La extrema ambigüedad que siguió al huracán empujó a la gente a reevaluar sus relaciones románticas. Tomaron decisiones más rápidamente, ya fueran sobre divorcio, matrimonio o simplemente sexo.
La gente reacciona con mucha fuerza a la ambigüedad, incluso cuando es menos extrema que un terremoto o un huracán. Entonces, ¿qué podemos hacer para afrontarlo?
Nuevo método para lidiar con la ambigüedad
¿Alguna vez tuvo un profesor de idiomas que hizo que un estudiante entrara en pánico al hacerle una pregunta que no entendía frente a la clase? Cuando nos enfrentamos a una pregunta ambigua, solo podemos adivinar lo que significa.
Afortunadamente, algunos profesores de idiomas adoptan un enfoque diferente. El legendario lingüista Michel Thomas se convirtió en uno de los profesores de idiomas más respetados del mundo después de que desarrolló un nuevo método de enseñanza en la década de 1990.
Michel Thomas aprendió por sí mismo a hablar 11 idiomas y abrió escuelas en Nueva York y Los Ángeles. Tenía varios clientes famosos, incluidos Bob Dylan, Emma Thompson y Grace Kelly.
¿Cuál fue su secreto? Sus lecciones se basaron en la informalidad y la relajación. Cuando le dieron un grupo de estudiantes a los que les estaba yendo mal en su clase de francés, por ejemplo, comenzó por reorganizar los muebles. Se deshizo de los escritorios y bancos y trajo sillones, mesas de café y plantas.
Thomas tampoco quería que sus alumnos leyeran ni escribieran. No tomaron notas y ni siquiera intentaron recordar lo que habían aprendido en clase. Les dijo que solo quería que se relajaran.
Su método puede parecer ineficaz, pero produjo resultados asombrosos. Cuando la profesora de francés se registró en el grupo después de una semana, encontró a sus estudiantes encadenando oraciones en francés.
Thomas sabía que si eliminaba la ansiedad de la ambigüedad en el aula, el lenguaje sería mucho más fácil para los estudiantes. La ansiedad y la ambigüedad los frenaban.
Así que recuerda a Michel Thomas la próxima vez que tengas que encomendar a alguien una tarea ambigua: la mejor estrategia es hacer que se sienta relajado.
Hacer frente a la ambigüedad en situaciones de alta presión
¿Qué harías si alguien le apuntara con un arma a la cabeza a tu madre y dijera que la mataría si no le das tu dinero? En situaciones profundamente estresantes como esa, es fundamental mantener la calma.
Los estrategas militares, por ejemplo, tienen que lidiar con mucha ambigüedad de alta presión. Durante mucho tiempo, tradicionalmente prefirieron tácticas más sencillas, pero esto ha ido cambiando en las últimas décadas.
En la guerra de Yom Kippur de octubre de 1973, por ejemplo, los estrategas israelíes tuvieron acceso a pruebas cada vez mayores de que Siria y Egipto estaban preparando un ataque. Sin embargo, no se prepararon para ello, incluso cuando la URSS comenzó a evacuar a sus ciudadanos de los dos países.
El ejército israelí no estaba tan preparado como podría haberlo estado porque sus líderes no consideraron seriamente los diferentes resultados posibles. Los militares ahora a menudo mantienen equipos rojos en sus unidades para tratar de evitar este tipo de errores. Los equipos rojos siempre están atentos a las debilidades en las decisiones propuestas por los líderes.
Los negociadores profesionales también están capacitados para lidiar con ambigüedades estresantes, especialmente porque las negociaciones pueden llevar mucho tiempo.
El conflicto de 1993 entre las fuerzas policiales y una secta en Waco, Texas, fue un ejemplo dramático de esto. David Koresh, el líder del culto, y sus seguidores eran sospechosos de varios delitos federales, pero se negaron a abandonar su rancho.
Un negociador llamado Gary Noesner fue enviado al caso. Koresh se involucró lentamente con el proceso de negociación, liberando a 18 niños y dos adultos después de tres días. Sin embargo, la policía no tuvo paciencia con la ambigüedad de la situación, incluso después de que se liberaron más rehenes. Noesner fue retirado del equipo después de 26 días.
Ninguno de los miembros accedió a dejar el rancho después de que Noesner se fuera. Trágicamente, terminaron suicidándose para no tener que rendirse.
No tomes decisiones importantes cuando estés estresado
No renuncie a su trabajo solo porque haya tenido un mal día en el trabajo. Espere hasta que se haya calmado antes de tomar decisiones importantes. Si se siente ansioso por algún tipo de ambigüedad, no está pensando con claridad.
3 respuestas a «Las 5 paradojas que son la clave para reconocer a una persona altamente inteligente»