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«Carta a Venus»: el texto de psicólogos que está ayudando a miles de mujeres con problemas de infertilidad

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Actualizado el sábado, 1 mayo, 2021

Sufrir la pérdida de un ser querido es una experiencia dolorosa. De igual modo sufrir la pérdida de un ser que nunca llegó a gestarse puede ser una experiencia trágica que puede dejar un enorme vacío en nuestro interior, e incluso sentimiento de culpa.

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Los problemas de infertilidad pueden dejar un vacío en nuestro interior, e incluso un sentimiento de culpa.

Foto: RyanMcGuire

Una carta escrita por profesionales de la psicología, publicada hace casi 10 años, está ayudando a muchas mujeres a sobrellevar los problemas de infertilidad, aportando información y consejos para ayudar a afrontar la situación y, sobre todo, a ser comprensivos. Si estás experimentando dificultades en el proceso de embarazo pídele a la gente que te rodea que lea la carta con serenidad y sosiego y no dejes de consultar especialistas sobre cómo afrontar el proceso. Rodéate de una zona de comprensión y no dudes en pedir ayuda psicológica si llegara la necesidad.

Para darle un carácter menos impersonal, hemos optado por dirigir la siguiente carta a Venus, diosa romana relacionada con el amor, la belleza y la fertilidad, y así darle una mayor cercanía.

Carta escrita por psicólogos a mujeres con problemas de infertilidad

Qué es la Carta a Venus

Venus sabe que la amas y quieres que sea feliz, que vuelva a ser la misma de antes. Pero últimamente ella parece aislada, deprimida y obsesionada con la idea de tener un bebé.

Probablemente te es difícil entender por qué quedar embarazada es tan importante y parece ocupar cada segundo de su vida. Venus espera que después de leer este folleto, escrito por psicólogos con experiencia en el tema, tanto en lo personal como en lo profesional, entenderás mejor el dolor que ella está sintiendo. El folleto también te dirá cómo puedes ayudarla.

Algunos hechos sobre la infertilidad

Puede sorprenderte que una de cada seis mujeres que quieren tener un bebé no pueden concebir. Hay muchas posibles razones: el bloqueo de las trompas de Falopio, el mal funcionamiento ovárico, los desequilibrios hormonales, la exposición a substancias tóxicas o una baja cantidad de esperma de la pareja, entre otras. Es más, después de que una mujer llega a los 35 años de edad, se vuelve más difícil tener un bebé, principalmente porque muchos de los óvulos que expulsa son defectuosos.

Todas estas barreras para embarazarse son físicas o fisiológicas, no psicológicas

Las trompas no se bloquean porque la mujer está «esforzándose mucho» para quedar embarazada. Los anticuerpos que matan el esperma no desaparecerán si la mujer simplemente se relaja. Y un hombre no puede hacer que su esperma se mueva más rápidamente si desarrolla una perspectiva más optimista.

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Las barreras para embarazarse son físicas o fisiológicas, no psicológicas. Foto:
Can Anh Khai

Sobre los consejos bien intencionados para la fertilizad

Cuando alguien que nos importa tiene un problema es natural intentar ayudarle. Si no hay nada específico que podamos hacer, intentamos darle un consejo. A menudo, utilizamos nuestras experiencias personales o anécdotas que involucran otras personas que conocemos. Quizás recuerdas a una amiga que tenía problemas para quedar embarazada, hasta que ella y su marido fueron a una isla tropical. Por lo tanto, se te ocurre sugerir que Venus y su esposo también se tomen unas vacaciones.

Venus aprecia tu consejo, pero ella no puede aprovecharlo debido a la naturaleza física de su problema. No sólo eso, la idea le molesta mucho. De hecho, probablemente la inundan con este tipo de consejos a cada rato. Imagínate lo frustrante que debe de ser para ella oír hablar de otras parejas que «mágicamente» concibieron durante unas vacaciones, simplemente haciendo el amor. Para Venus, que está en un tratamiento de fertilidad, hacer el amor y concebir un niño no se relacionan mucho. No puedes imaginar cuán duro ella ha estado intentando tener este bebé y cuán desanimada se siente cada mes cuando se da cuenta que falló otra vez.

Tu consejo bien intencionado es un esfuerzo por transformar un predicamento extremadamente complicado en problema demasiado simplificado. Al simplificar su problema de esta manera has disminuido la validez de sus emociones, haciéndola sentir poco valorada psicológicamente. Naturalmente, ella se sentirá enfadada y molesta contigo bajo estas circunstancias.

Si tienes una amiga con dificultades para concebir lo mejor que puedes hacer es apreciar qué tan devastadora es su situación.

La verdad es que prácticamente no hay nada concreto que puedas hacer para ayudar a Venus. La mejor ayuda que puedes dar es tu comprensión y apoyo. Es más fácil apoyarla si puedes apreciar qué tan devastadora es la incapacidad de tener un bebé.

¿Por qué no tener un bebé (cuando quieres tenerlo) es tan perturbador?

Las mujeres son criadas con la expectativa de que tendrán un bebé algún día. Han pensado asumir el rol de madres desde que jugaban con las muñecas. Una mujer incluso puede no considerarse parte del mundo adulto a menos que de sea madre. Cuando Venus piensa que ella no puede tener un bebé, se siente como «mercancía defectuosa.»

El no tener un bebé también puede ser un factor de vida o muerte. En la Biblia, Raquel era estéril. Ella dijo a Jacob «Dame hijos o moriré…» (Génesis, 30). Haciendo un comentario sobre esto, algunos sabios dijeron, «Alguien que no tiene hijos es considerado muerto». Tan poderosos son los sentimientos conectados con la infertilidad, que la persona se siente muerta o quiere morirse. Peor aún, Venus ni siquiera está segura que tendrá un bebé.

¿Qué ofrece la medicina moderna a la mujer infértil?

En la década pasada, la medicina reproductiva hizo grandes avances para que las mujeres que antes no podían tener hijos se quedasen embarazadas. El uso de medicinas como Pergonal puede aumentar el número y el tamaño de los óvulos que la mujer produce, aumentando sus oportunidades de fertilización. Las técnicas de fertilización in vitro (FIV) extraen los óvulos de la mujer y los mezclan con el esperma en un «tubo de ensayo» y se realiza la fertilización en el laboratorio. El embrión puede ponerse de regreso en el útero de la mujer. También hay muchas otras opciones.

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La técnica de la FIV aumenta las probabilidades de fecundación. Foto: DrKontogianniIVF

A pesar de las esperanzas que estas tecnologías ofrecen, son un hueso difícil de roer. Algunos procedimientos de alta tecnología se ofrecen solamente en algunos lugares, lo que puede obligar a Venus a viajar grandes distancias. Aun cuando el tratamiento está disponible localmente, la paciente debe soportar las visitas recurrentes al médico, aplicarse inyecciones diariamente, compatibilizar el trabajo y la vida social con los procedimientos, y disponer de considerables sumas de dinero, que pueden o no ser reembolsadas por el seguro. Todo esto está precedido por una serie de exámenes, que pueden ser embarazosos y sumamente dolorosos.

La infertilidad es una condición médica muy personal, que Venus no puede compartir a veces con su empleador. Por lo tanto, tiene que inventar excusas cada vez que su tratamiento interfiere con su trabajo. Entretanto, dedica tiempo considerable y energía para manejar una montaña de formas de reclamos y otros papeles requeridos por las aseguradoras.

Después de cada esfuerzo médico para quedarse embarazada, Venus debe aguantar la espera, que es salpicada con borbotones de optimismo y pesimismo. Es una montaña rusa emocional. No sabe si sus pechos hinchados son una señal de embarazo o un efecto secundario de los medicamentos de fertilidad. Si ve una mancha de sangre en su ropa interior, no sabe si el embrión está intentando implantarse o si su periodo está a punto de empezar. Si no está embarazada después de un procedimiento in vitro, puede sentir como si su bebé murió.

Mientras intenta vivir con este tumulto emocional, la invitan a una fiesta de bienvenida para el bebé de una amiga (llamado también baby shower o un bautizo), se entera de que una amiga o colega está embarazada, o un día lee una historia sobre un infante recién nacido abandonado en un basurero. ¿Puedes imaginar su envidia y su rabia con las injusticias de la vida? Dado que la infertilidad penetra casi todas las facetas de su vida, ¿cómo puede sorprenderte que esté obsesionada en lograr su meta?

Cada mes, Venus se pregunta si este será finalmente su mes. Y, si no lo es, se pregunta si puede encontrar energía para intentarlo de nuevo. ¿Podrá costear otro procedimiento médico?, ¿cuánto tiempo más seguirá apoyándola su esposo? ¿Será obligada a abandonar su sueño?

Por lo tanto, cuando hables con Venus intenta sentir empatía con las cargas que lleva en su mente y corazón. Ella sabe que te preocupas por ella, y puede necesitar hablar contigo sobre lo que está viviendo. Pero sabe que no hay nada que puedas decir o hacer para ayudarla a quedar embarazada. Y ella teme que le hagas una sugerencia que le produzca aun más desesperación.

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¿Qué puedes hacer por Venus?

Puedes darle apoyo y no critiques ninguno de los pasos que ella esté tomando para protegerse de un trauma emocional. Puedes decir algo como:

«Me preocupo por ti. Después de leer esta carta, tengo una mejor idea de lo duro que esto debe ser para ti. Desearía poder ayudarte. Estoy aquí para escucharte y llorar contigo, si sientes ganas de llorar. Estoy aquí para animarte cuando sientas que no hay esperanzas. Puedes hablar conmigo. Me importas».

Lo más importante que debes recordar es que Venus está perturbada y muy angustiada. Escúchala, pero no la juzgues. No empequeñezcas sus sentimientos. No intentes pretender que todo estará bien. No le vendas fatalismo con declaraciones como «lo que será, será.» Si ese fuera el caso, ¿cuál sería el objeto de usar la tecnología médica para lograr algo que la naturaleza no puede?

Tus ganas de escucharla pueden ser una gran ayuda. Las mujeres infecundas se sienten alejadas de las otras personas. Tu habilidad de oírla y apoyarla la ayudará a manejar la tensión que está experimentando. Su infertilidad es una de las situaciones más difíciles que le tocará enfrentar.

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Ejemplos de situaciones problemáticas ante la fertilidad

Así como un cuarto ordinario puede ser un lugar lleno de obstáculos en el camino de una persona ciega, la vida cotidiana puede estar plagada de dificultades para una mujer infértil, problemas que no existen para las mujeres con hijos o las que no quieren tenerlos.

Va a la casa de su cuñada para una reunión familiar. Su prima está dándole de lactar a su bebé. Los hombres están mirando el partido de fútbol mientras las mujeres hablan sobre los problemas con sus niños. Se siente distanciada, excluida.

El día de Acción de Gracias y Navidad son dos ejemplos de las muchas fiestas que son particularmente difíciles para ella. Esas fechas especiales dejan huella. Ella recuerda lo que pensó el año pasado: que el próximo año tendría un nuevo hijo o hija para mostrar a su familia.

Cada fiesta presenta una complicación a la mujer que no puede ser mamá. El día de San Valentín le recuerda su romance, amor, matrimonio y la familia que ella desea formar. ¿El día de la madre y el día del padre? Sus dificultades son obvias.

Actividades mundanas como caminar en la calle o ir de compras a un centro comercial están llenas de trampas. Ver a las mujeres empujando los carritos y los coches de bebés la afectan. Mientras Venus mira la televisión es bombardeada por anuncios de pañales, comida de bebé y las pruebas caseras de embarazo.

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En círculos sociales una persona con dificultades para concebir puede sentirse violentada, distanciada o excluida al ser preguntada por sus planes de tener hijos.

En una fiesta, alguien le pregunta cuánto tiempo lleva casada y si tiene niños. Siente ganas de salir corriendo, pero no puede. Si ella habla sobre su infertilidad es probable que le llegue un consejo bien-intencionado, del tipo que ella menos necesita: «Sólo relájate. No te preocupes. Pasará muy pronto» o «Tienes suerte. Yo estoy harta de mis hijos. Desearía tener tu libertad». Estos son los tipos de comentarios que hacen que ella tenga necesidad de esconderse debajo de la mesa.

Refugiarse en el trabajo y la carrera profesional puede ser imposible. Ver cómo cada mes su sueño no se cumple puede dificultarle invertir energía para avanzar en su carrera. A su alrededor, sus compañeras de trabajo van quedando embarazadas. Se vuelve doloroso ir a una entrega de regalos para un bebé, pero también lo es distanciarse de los eventos sociales organizados por sus colegas.

Consejos esenciales para una mujer que pasa por un proceso de fertilidad

Porque no ha podido tener hijos, la vida es sumamente estresante para Venus. Está haciendo lo mejor que puede para sobrellevar su situación. Por favor entiéndela. A veces ella estará deprimida. Otras, estará enojada. Algunas veces estará físicamente y emocionalmente exhausta. No va a ser la misma Venus de antes. Quizás no querrá hacer muchas de las cosas que acostumbraba a hacer.

No tiene idea alguna de cuándo, o si acaso, su problema será resuelto. Está comprometida en una aventura agotadora emocional y financieramente con una baja probabilidad de éxito. Generalmente, sólo el 11 por ciento de las personas que utilizan tratamientos de fertilidad logran tener un bebé. Las probabilidades son aún más bajas para las mujeres mayores de 40 años de edad. Sin embargo, entre más persevere, más posibilidades tiene de quedar embarazada.

Quizás algún día tendrá éxito. O quizás algún día se rendirá y optará por la adopción, o asumirá vivir una vida sin hijos. En la actualidad, sin embargo, ella no sabe qué pasará. Lo único que puede hacer es tomarse las cosas día a día. No sabe por qué le ha tocado vivir todo esto. Nadie lo sabe. Lo único que sabe es que tiene que vivir con una angustia horrible todos los días.

Por favor cuídala. Por favor se sensible con su situación. Dale apoyo. Ella lo necesita y quiere.

The Art of Waiting 

The Art of Waiting detalla las narrativas sociales que rodean el nacimiento, el embarazo y la paternidad. Estas claves ofrecen conmovedoras anécdotas personales junto con ejemplos históricos para centrar la atención en las historias a menudo inauditas de adopción, fertilización in vitro y esterilización forzada.

Los niños están a menudo en el centro de las sociedades humanas, y desde pequeños aprendemos que debemos desear tener nuestros propios hijos. Sin embargo, el nacimiento y la paternidad son procesos extraordinariamente complejos, y aunque muchas culturas tienden a enfatizar las narrativas tradicionales del nacimiento sobre otras, todas son igualmente importantes.

Obtenga una nueva perspectiva de lo que significa tener descendencia

Para muchas personas, tener hijos es su propósito principal y su mayor alegría en la vida; algunos incluso dirían que es el significado de la vida misma. Independientemente de si está de acuerdo o no, la paternidad juega un papel fundamental en la vida de quienes tienen hijos, pero también en las vidas de quienes quieren tener hijos pero no pueden.

Aquí veremos historias menos conocidas de las luchas por las que pasan algunas personas para tener hijos y los métodos, como la adopción y la fertilización in vitro, que emplean para convertirse en padres, incluso cuando su anatomía parece estar trabajando en su contra.

Las narrativas sobre el nacimiento y el embarazo son contradictorias

¿Recuerdas esas incómodas clases de educación sexual a las que tuvimos que sentarnos en la escuela secundaria?

Lo supiéramos o no, cursos como estos estaban destinados a enseñarnos sobre la anatomía humana y el lugar privilegiado que ocupa el concepto de nacimiento en nuestra sociedad. De hecho, desde una edad temprana, a la mayoría de los niños se les enseña a valorar la reproducción y la crianza; de hecho, las culturas mantienen la creencia de que los niños son el centro de toda la vida, como lo demuestran dichos como «los niños son el futuro».

Más allá de eso, el deseo de tener hijos biológicos está perfectamente codificado en la mayoría de las religiones y el arte del mundo. Basta con considerar la Biblia hebrea, que ordena a Adán y Eva ser fructíferos y multiplicarse, o la creencia hindú de que los niños son regalos y un reflejo del karma.

Incluso las primeras obras de arte figurativo conocidas, producidas hace unos 35.000 años, presentan características sexuales exageradas como caderas anchas, senos voluptuosos y vulvas prominentes. Se cree que estas obras de arte representan diosas de la fertilidad.

Entonces, debido a milenios de condicionamiento cultural, la mayoría de la gente asume ahora que su futuro debería incluir a los niños. Esta creencia está tan arraigada que, durante su tiempo como maestra de K-12, la autora descubrió que la mayoría de sus jóvenes estudiantes se veían a sí mismos como futuros padres.

Sin embargo, también se nos enseña sobre la anticoncepción y la importancia de la protección contra las enfermedades de transmisión sexual y los nacimientos no deseados. Como resultado, el 62 por ciento de las mujeres estadounidenses en edad fértil usan alguna forma de control de la natalidad y, al ritmo actual, el 30 por ciento de ellas habrán tenido abortos antes de cumplir los cuarenta y cinco años.

Sin embargo, a pesar de esta contradicción entre la promoción simultánea de la fertilidad y la anticoncepción, la humanidad ha logrado reducir los nacimientos con gran éxito. Hemos tenido tanto éxito que, en comparación con otros miembros del reino animal, los humanos tienen relativamente pocos hijos, con un promedio mundial de solo 2,5 hijos por mujer.

Estos números son más bajos en los países desarrollados y más altos en las sociedades más pobres, pero no de una manera extraordinaria. En los países en desarrollo, las mujeres tienen entre cuatro y seis hijos en promedio, aproximadamente la mitad de los cuales mueren antes de la madurez sexual.

Existe un considerable debate científico sobre el impulso evolutivo detrás de la maternidad

¿Por qué tener hijos es tan atractivo para algunas mujeres? ¿Este deseo está condicionado socialmente o impulsado biológicamente?

Bueno, la importancia cultural de este anhelo está profundamente arraigada, aunque diferentes culturas lo llaman por diferentes nombres. Por ejemplo, los ingleses se refieren a las mujeres con este deseo como «empollando», una palabra tomada del concepto de gallinas empollando que se niegan a descansar o posarse, en lugar de sentarse en su nidada de huevos. Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, una mujer estadounidense podría centrarse en el límite de tiempo que gobierna este impulso diciendo que su «reloj biológico está corriendo».

Pero a pesar de la profunda posición cultural del anhelo por los niños, los científicos debaten acaloradamente este asunto. Por ejemplo, no hay consenso en cuanto a si existe algo así como un «instinto de maternidad» en la naturaleza humana.

Tomemos al primer psicólogo evolutivo, Edward Westermarck, quien, en su libro de 1891 La historia de la naturaleza humana , argumentó que todos los seres humanos tienen ese instinto. En oposición a esta afirmación, el sexólogo Havelock Ellis argumentó que este instinto era simplemente el impulso sexual y que no existía ningún instinto que impulsara la procreación, ya que tener dos impulsores reproductivos sería redundante, una rareza en la evolución.

En respuesta a este contraargumento, Westermarck eliminó todas las afirmaciones sobre este «instinto de maternidad» de las futuras ediciones de su libro.

Más recientemente, la socióloga finlandesa contemporánea Anna Rotkirch dirigió un estudio sobre lo que los escandinavos conocen como «fiebre del bebé». Descubrió que, si bien las mujeres que siempre habían querido tener hijos, de hecho confesaban tener fiebre infantil, también lo hacían aquellas que no habían querido tener hijos. De hecho, mucha gente se quejaría de sentir este impulso, diciendo que llegó en momentos inoportunos para ellos.

Curiosamente, no fueron solo aquellos que crecieron planeando tener hijos los que sintieron este impulso; todo tipo de personas sintieron la presión de la fiebre del bebé, que a menudo se manifiesta como un deseo emocional e involuntario que todo lo abarca por los niños, a pesar de los planes contradictorios.

Junto con la información de que Finlandia es un país de baja fertilidad que pone especial énfasis en el individualismo y la educación, el estudio de Rotkirch podría sugerir un imperativo biológico más profundo subyacente al deseo humano de tener hijos.

La infertilidad a menudo causa un profundo dolor emocional

El debate sobre el derecho al aborto atrae mucha atención en los Estados Unidos. Pero un tema que recibe menos publicidad es la difícil situación de las personas que quieren hijos y no pueden tenerlos.

Este hecho de pasar por alto es el resultado de un concepto erróneo generalizado sobre la infertilidad y el dolor que puede producir. La infertilidad a menudo se descarta como un problema de los blancos de clase media alta, pero en realidad afecta de manera desproporcionada a las minorías, los pobres y aquellos con menos antecedentes educativos. También tendemos a pensar en la infertilidad como un problema de la mujer, cuando afecta a ambos sexos por igual.

La gente a menudo cree que los problemas de fertilidad son un problema poco común y antinatural, mientras que la realidad es que una de cada ocho parejas tiene dificultades para concebir. Pero a pesar de la prevalencia generalizada de este problema, todavía evoca una vergüenza inimaginable para los afectados por él.

Tomemos a la terapeuta Marni Rosner, que se especializa en el trauma y el anhelo reproductivo, y que estudió a mujeres que querían hijos pero no podían tenerlos. Rosner describe a estos pacientes como personas que experimentan un duelo privado de sus derechos , un sufrimiento que no puede ser expresado explícitamente, afligido abiertamente o apoyado por amigos y familiares. La fertilidad encaja perfectamente en esta categoría porque la gente no se siente cómoda hablando de ella.

Si bien esta vergüenza moderna en torno a la infertilidad es terrible, lo que es mucho más horrible es el hecho de que, a lo largo de la historia, esta condición se ha impuesto a ciertos grupos mediante la esterilización. Por ejemplo, a partir de la década de 1920, 33 estados estadounidenses intentaron activamente esterilizar a sus ciudadanos más pobres y vulnerables.

Entre las personas atacadas estaban las sospechosas de ser promiscuas o tener deficiencias mentales. Estos ciudadanos a menudo fueron presionados para que «consintieran» en la esterilización mediante la amenaza de perder sus beneficios sociales.

La autora habló con algunos de los sobrevivientes de estos programas de eugenesia en su estado natal de Carolina del Norte, donde se desarrolló un programa de esterilización desde 1933 hasta la década de 1970. Uno de esos sobrevivientes era un veterano llamado Willis Lynch. Willis se crió en una gran familia, lo que hizo que la oportunidad de tener sus propios hijos fuera extremadamente valiosa para él. Esta oportunidad le fue arrebatada a los 14 años cuando fue esterilizado por el estado.

La adopción es mucho más desafiante de lo que la mayoría de la gente espera

Entonces, la infertilidad es un problema generalizado, pero ¿por qué estas personas no adoptan niños que de otra manera tendrían vidas más difíciles? Bueno, no es tan simple.

Para empezar, el proceso de adopción es sumamente complejo, caro e incierto. El costo es un problema, ya que la adopción a menudo puede costar decenas de miles de dólares, pero el tiempo es otro. Los padres que desean adoptar suelen esperar años para que se aclaren sus solicitudes.

Más allá de eso, la mayoría de la gente quiere adoptar a recién nacidos, no a niños mayores que tienden a plantear más desafíos en términos de emociones y vínculos. Esto es un problema, ya que hay muchos menos recién nacidos en adopción que padres adoptivos. Incluso cuando los padres hacen juego con un niño no nacido, la madre biológica con frecuencia se retira de la disposición después del parto.

En resumen, el proceso es difícil y hay muchas historias de pesadilla sobre la adopción. Tomemos a una pareja que adoptó a un niño de una madre que no reveló que el padre del niño estaba en prisión. Mientras estuvo encarcelado, no tenía derechos de custodia sobre el niño. Pero una vez que salió, reclamó al niño como suyo, yendo en contra de los deseos de la madre y causando gran desesperación a los padres adoptivos.

Dicho esto, todavía se producen muchas adopciones. Solo en los Estados Unidos, se llevan a cabo alrededor de 120.000 adopciones cada año, y unas tres cuartas partes de los padres que buscan adoptar son infértiles.

Las parejas LGBT también adoptan comúnmente y, para ellas, el proceso puede ser aún más difícil. Los derechos de adopción están profundamente entrelazados con los derechos del matrimonio y muchas agencias de adopción, ya sea de manera explícita o a puerta cerrada, favorecen a las parejas casadas heterosexuales durante el proceso de adopción.

Esto cambió algo en 2015 después de que la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó en Obergefell v. Hodges para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Debido a este fallo, la adopción se volvió más accesible para los padres LGBT en todos los estados excepto en Mississippi, que prohibió la adopción entre personas del mismo sexo hasta que un tribunal federal dictaminó que la prohibición estatal era inconstitucional.

Pero incluso hoy, solo siete estados toman pasos explícitos para proteger los derechos de las familias LGBT en los sistemas de adopción y cuidado de crianza.

Un instinto natural y vital (aunque no todo el mundo lo sienta)

Observar animales en la naturaleza deja en claro que harán todo lo que sea necesario para asegurarse de que se reproduzcan. Simplemente tome el pájaro saltador macho de lomo azul, que practica su danza de apareamiento durante unos ocho o nueve años antes de desvelarlo a posibles parejas. O considere la golondrina común macho, cuyas largas plumas de la cola atraen a más hembras, pero también lo hacen más vulnerable a los depredadores.

Y no podemos olvidarnos del salmón del Pacífico, que nada en arroyos de agua dulce para desovar, aunque el agua dulce hace que su carne se pudra.

Por lo tanto, los animales harán todo lo posible, casi suicidas, para aparearse. Pero ¿y nosotros?

Bueno, los humanos tienen otras opciones, pero esas aún requieren un gran compromiso. Por ejemplo, los avances en la ciencia significan que, además de la adopción y el embarazo subrogado, también tenemos la opción de usar fertilización in vitro o FIV .

Este procedimiento, que se desarrolló en la década de 1970, controla hormonalmente el ciclo de una mujer para cosechar y fertilizar sus óvulos, que luego se transfieren como embriones al útero. Más de 5 millones de bebés han nacido de esta manera y, hoy en día, la FIV es una industria multimillonaria.

Cada año, solo en los Estados Unidos, nacen 60.000 bebés mediante FIV. A estos niños se les suele llamar «bebés probeta», aunque la mayoría de los padres de niños con FIV resienten este término, ya que disminuye un proceso que en realidad es bastante agotador.

Para prepararse para la FIV, las madres tienen que pasar meses investigando, haciendo preparativos económicos y tomando todo tipo de medicamentos. E incluso con todo este trabajo, no hay garantía de que el procedimiento sea exitoso.

Más allá de eso, la FIV es increíblemente cara y rara vez está cubierta por un seguro. El ciclo promedio de tratamiento de FIV cuesta alrededor de $ 10,000 y la mayoría de las personas completan varios ciclos antes de tener éxito o darse por vencidos.

Cuando todo está dicho y hecho, todo el proceso puede terminar costando entre $ 50,000 y $ 100,000, dependiendo del tipo de seguro que tenga el paciente y el plan que seleccione. Esta tremenda barrera de costos evita que muchas personas intenten la FIV, pero también demuestra cuánta gente está dispuesta a sacrificar para tener hijos.


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