Actualizado el domingo, 6 agosto, 2023
Platón prescribía música y baile a las personas que mostraban signos de ansiedad y miedo. Aristóteles también confiaba en el poder terapéutico de la música y se la recomendaba a quienes padecían depresión o tenían problemas de autocontrol emocional.
Cantar también nos reporta numerosos beneficios. De hecho, ni siquiera es necesario que seas Andrea Bocelli o Celine Dion, puedes cantar bajo la ducha y desentonar todo lo que quieras porque aún así podrás aprovechar los beneficios del canto, tanto a nivel físico como psicológico.
Cantar bajo la ducha relaja, y mucho
Graham Welch, profesor de Educación Musical en la Universidad de Londres, ha dedicado 30 años de su vida a estudiar los beneficios que reporta cantar y afirma que: “Cantar reporta beneficios, tanto en el plano físico como psicológico. Cantar es una actividad aeróbica que aumenta la oxigenación y el flujo sanguíneo y ejercita los mayores grupos musculares de la parte superior del cuerpo. Cantar también tiene efectos a nivel psicológico ya que actúa directamente sobre el sistema endocrino y reduce el estrés”.
No es casualidad que te sientas mucho mejor después de una sesión de canto en el cuarto de baño. Cantar inhibe la fatiga, alivia las penas y permite desconectar durante algunos minutos de los problemas y preocupaciones cotidianas, por lo que es una herramienta ideal para aliviar el estrés.
De hecho, se ha apreciado que cantar contribuye a reducir el nivel de cortisol, la hormona del estrés. Un estudio publicado en la revista Frontiers in Neuroscience reveló que cantar tiene un efecto importante en el ritmo cardíaco. Estos investigadores, de la Universidad de Gotemburgo, afirman que cantar tiene el mismo efecto que los ejercicios de respiración ya que, de cierta forma, es una especie de respiración guiada. Si lo pensamos bien, nos daremos cuenta de que exhalamos en las frases y tomamos el aire entre ellas. Cada vez que exhalamos, el ritmo cardíaco se ralentiza, lo cual le envía una señal al cerebro indicando que todo está bien y que podemos relajarnos.
Por otra parte, cantar también genera una agradable sensación de seguridad. La explicación se encuentra en nuestra infancia. De hecho, en todas las culturas los padres les cantan a sus bebés, una conducta instintiva que ayuda a preparar el cerebro infantil para el procesamiento del lenguaje. Sin embargo, el canto no solo tiene una función cognitiva sino también emocional. Cuando el bebé escucha a sus padres, se siente protegido, por lo que es normal que al crecer sigamos asociando automáticamente algunas canciones y sonidos a esa sensación de tranquilidad y seguridad que experimentamos durante los primeros meses o años de vida.
Ayuda a entrenar la memoria
Cantar no solo nos hará sentir mejor sino que también potencia algunas de nuestras funciones cognitivas. El simple hecho de recordar los textos de las canciones nos permitirá entrenar la memoria, una actividad que no viene nada mal en la era en la que los dispositivos digitales, como el smartphone y las tablets, se están convirtiendo en nuestra memoria externa, a costa de sacrificar la nuestra.
En este sentido, un estudio muy interesante llevado a cabo en la George Mason University descubrió que cantar incluso puede mejorar la calidad de vida de las personas que padecen demencia. Dado que las aptitudes musicales y la apreciación de la música son algunas de las habilidades que mejor se conservan en quienes sufren Alzheimer, no solo se pueden utilizar para mejorar su estado de ánimo y su calidad de vida sino también para promover algunas mejorías en su memoria.
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