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Un grupo de “antivacunas” pide que no los llamen así y las redes se ríen de ellos con originales propuestas

31/01/2020 by María Hidalgo

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Sun­day, 28 Novem­ber, 2021

En 2019, la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud cata­lo­gó a estos gru­pos de radi­ca­les anti-vacu­nas como una de las prin­ci­pa­les ame­na­zas a la salud mun­dial.

Es com­pli­ca­do que estas noti­cias sean com­par­ti­das en los muros de las redes socia­les, por ellos, hemos que­ri­do trae­ros una his­to­ria muy diver­ti­da que nos sir­va de excu­sa para recor­dar la impor­tan­cia de vacunarnos.

Un grupo de "antivacunas" pide que no los llamen así y las redes se ríen de ellos con originales propuestas 1
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Un gru­po de “anti­va­cu­nas” pide que no los lla­men así y las redes se ríen de ellos con ori­gi­na­les pro­pues­tas 11

Médi­cos Super­hé­roes T‑Shirt

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Nur­se Super­he­ro Doc­tor T‑Shirt


__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

  • La con­tro­ver­sia de las vacunas
  • ¿Cómo quie­ren ser lla­ma­dos los “anti­va­cu­nas”?
  • Las diver­ti­das alter­na­ti­vas que les han dado 
  • ¿Por qué com­par­tir esta noti­cia? el movi­mien­to “anti­va­cu­nas” es un peli­gro para todos
  • Sin embar­go, bur­lar­se de ellos no es la solución
  • Los bulos anti vacunas
  •  Des­cu­bra por qué la gen­te teme a las vacunas

La controversia de las vacunas

Que­re­mos ayu­dar a sen­si­bi­li­zar ante la con­tro­ver­sia de las vacu­nas.  Se refie­re a una dispu­ta acer­ca de la mora­li­dad, éti­ca, efec­ti­vi­dad o segu­ri­dad de la vacu­na­ción. La evi­den­cia médi­ca y cien­tí­fi­ca mues­tra que los bene­fi­cios de la pre­ven­ción del falle­ci­mien­to por enfer­me­da­des infec­cio­sas com­pen­san los raros efec­tos adver­sos de la inmunización.

Sin embar­go, des­de que la vacu­na­ción empe­zó a prac­ti­car­se a fina­les del siglo XVIII, sus opo­nen­tes han man­te­ni­do que las vacu­nas no fun­cio­nan, que son o pue­den ser peli­gro­sas, que en su lugar debe­ría hacer­se énfa­sis en la higie­ne per­so­nal, o que las vacu­na­cio­nes obli­ga­to­rias vio­lan dere­chos indi­vi­dua­les o prin­ci­pios religiosos. 

Des­de enton­ces, cam­pa­ñas con­tra la vacu­na­ción han dado como resul­ta­do daños inne­ce­sa­rios y muer­tes en masa. Y enci­ma aho­ra, no quie­ren ser lla­ma­dos “anti­va­cu­nas” por­que lo con­si­de­ran un insul­to.

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¿Cómo quieren ser llamados los “antivacunas”?

Un gru­po de “anti vacu­nas” de los más acti­vos en redes socia­les, ha pro­mo­vi­do una cam­pa­ña en la que piden que no les lla­men anti­va­cu­nas. Se tra­ta del colec­ti­vo de madres anti­va­cu­nas lla­ma­do Crazy­mothers que ha pedi­do a los medios de comu­ni­ca­ción lo siguiente:

Que­ri­dos medios de comu­ni­ca­ción. Por favor, dejen de usar el tér­mino anti­va­cu­nas. Es des­pec­ti­vo, incen­dia­rio y mar­gi­na tan­to a las muje­res como a sus expe­rien­cias. Es des­pec­ti­va­men­te sim­plis­ta, alta­men­te ofen­si­vo, y com­ple­ta­men­te fal­so. Soli­ci­ta­mos que se refie­ran a noso­tros como Cons­cien­tes del ries­go de las vacu­nas. Muchas gra­cias.

Las divertidas alternativas que les han dado 

Por supues­to, las res­pues­tas no se han hecho espe­rar y ade­más de muy muy diver­ti­das, nos ayu­dan a enten­der la gra­ve­dad del pro­ble­ma. Podéis leer en inglés las más impor­tan­tes a tra­vés del hilo com­ple­to, pero en Giz­mo­do han tra­du­ci­do las que han con­si­de­ra­do más divertidas:

  • Regre­si­vos anti-cien­cia movi­dos por el odio (Hate-Dri­ven Anti-Scien­ce Regresives)
  • Pro-Enfer­me­dad (Pro-Disea­se)
  • Entu­sias­tas de la pla­ga (Pla­gue Enthusiasts)
  • Vec­to­res de Enfer­me­dad (Disea­se Vector)
  • Faná­ti­cos anti-cien­cia (Anti-Scien­ce Zealots)
  • Entu­sias­tas de la Polio (Polio Fanciers)
  • Afi­cio­na­dos epi­dé­mi­cos (Epi­de­mic Hobbyists)
  • Pro-Pla­ga (Pro-Pla­gue)
  • Pla­gue Aficionados
  • Por­ta­do­res de Pla­ga (Pla­gue­bea­rers)
  • Marías tifoi­deas (Typhoid Marys)
  • Par­ti­do de la Polio (Polio Party)
  • Fac­ción “Solo quie­ro un hijo duran­te tres años” (I only want a child for 3 years faction)
  • Pacien­tes Cero (Patient Zeroes)
  • Arries­ga­ni­ños (Child Endangerers)
  • Pro-Pes­ti­len­cia (Pro-Pes­ti­len­ce)
  • Child Death Aficionados
  • Pro-Con­ta­gio (Pro-con­ta­gion)
  • Bio­te­rro­ris­tas
  • Pro-Medie­val
  • Inflam­ma­tion Nation

Por aho­ra, las redes no han lle­ga­do a un con­sen­so sobre qué nom­bre alter­na­ti­vo es mejor. ¿Cómo los lla­ma­rías tú?

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¿Por qué compartir esta noticia? el movimiento “antivacunas” es un peligro para todos

James Wong: El 50% de los niños morían antes de cum­plir cin­co años antes de 1800. Sigues vivo para ser anti cien­cia gra­cias a la ciencia.

Han vuel­to cier­tas leyen­das urba­nas que nos invi­tan a dudar o des­co­no­cer prin­ci­pios bási­cos de la cien­cia. Por ejem­plo, en Esta­dos Uni­dos no lo tie­nen muy cla­ro: uno de cada cua­tro des­co­no­ce si la Tie­rra gira en torno al Sol o es al revés. 

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De igual modo, a pesar del con­sen­so cien­tí­fi­co, gran par­te de la pobla­ción tam­bién es nega­cio­nis­ta del cam­bio cli­má­ti­co o los que creen que la homo­se­xua­li­dad se pue­de curar (a pesar que la comu­ni­dad cien­tí­fi­ca inclu­so ha pedi­do per­dón por cata­lo­gar­la erró­nea­men­te como enfer­me­dad duran­te las pri­me­ras déca­das de naci­mien­to y evo­lu­ción de la psicología)

Pero de todas las corrien­tes que se nie­gan a creer en los avan­ces cien­tí­fi­cos qui­zás la más peli­gro­sa sean los antivacunas. 

No es sólo para los bebés no vacu­na­dos sino para toda la pobla­ción. Si esta men­ti­ra sigue expan­dién­do­se y más per­so­nas aban­do­nan la vacu­na­ción, las enfer­me­da­des que con­si­de­rá­ba­mos casi erra­di­ca­das ser harán cada vez más fuertes.

Es peli­gro­so que las per­so­nas crean toda infor­ma­ción sin fun­da­men­to cien­tí­fi­co que cir­cu­la en Inter­net, espe­cial­men­te en redes socia­les, sobre las vacu­nas, lo que pro­vo­ca que muchas per­so­nas duden en vacu­nar­se ellos o sus hijos.

Si la idea cre­ce y más per­so­nas aban­do­nan la vacu­na­ción se repli­ca­rá el caso de Euro­pa que en pleno siglo XXI sufre uno de los bro­tes más gran­des de los últi­mos 10 años por saram­pión, una enfer­me­dad que dejó de ser de alta inci­den­cia, es decir, que la per­so­na infec­ta­da no sólo es un ries­go para sí mis­mo, sino para la socie­dad. Es impor­tan­te la inmu­ni­za­ción para pro­te­ger­nos a noso­tros y a las per­so­nas que están a nues­tro alrededor. 

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Sin embargo, burlarse de ellos no es la solución

En el exte­rior, nos bom­bar­dean cons­tan­te­men­te con las agen­das de otras per­so­nas. Uti­li­zan la retó­ri­ca, el mie­do y la inti­mi­da­ción para inten­tar con­quis­tar­nos. Noti­cias fal­sas, click­bait, repor­ta­jes ten­den­cio­sos: ¿Cómo pode­mos cor­tar todo esto para lle­gar a la ver­dad? Y si no pode­mos iden­ti­fi­car lo que es cier­to, ¿cómo vamos a com­pren­der com­ple­ta­men­te el mun­do en el que vivi­mos o deci­dir cómo actuar?

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Estos son algu­nos enla­ces intere­san­tes para luchar con­tra la difu­sión de men­ti­ras o fake news rela­cio­na­das con la ciencia:

Úne­te a la lucha con­tra las noti­cias fal­sas. Es impres­cin­di­ble tu ayuda
El fil­tro de Sócra­tes para no com­par­tir Bulos (más nece­sa­rio que nunca)
Des­cu­bre cómo encon­trar la ver­dad den­tro del caos de las fake news y las teo­rías conspirativas
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Los bulos anti vacunas

Los bulos anti­va­cu­nas matan gen­te. Entre los caí­dos hay niños que que­da­rán para­li­za­dos o inclu­so mori­rán de poli­ome­li­tis en paí­ses como Nige­ria. En el mun­do actual, el impac­to de creen­cias y las men­ti­ras sobre las cam­pa­ñas de vacu­na­ción se mul­ti­pli­ca gra­cias a inter­net y las redes sociales. 

Su impac­to es tan gran­de que algu­nos exper­tos creen que la erra­di­ca­ción de algu­nas enfer­me­da­des ya no depen­de de la medi­ci­na, sino de la infor­ma­ción. Detec­tar la apa­ri­ción de rumo­res y creen­cias anti­va­cu­nas en la red pue­de ayu­dar a aler­tar de una fal­ta de con­fian­za en las cam­pa­ñas de inmu­ni­za­ción y actuar antes de que se tra­duz­ca en posi­bles brotes.

Sien­do cons­cien­tes de que las vacu­nas son un pro­duc­to sal­pi­ca­do por varios mitos ‑con las nefas­tas con­se­cuen­cias que esto ha tenido‑, La Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud publi­ca en su pági­na web un apar­ta­do dedi­ca­do úni­ca y exclu­si­va­men­te a des­mon­tar las leyen­das con­tra la vacu­na­ción.  

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 Descubra por qué la gente teme a las vacunas

Tener mie­do de que vacu­nar a nues­tros hijos cau­se más daño que bien no es un fenó­meno nue­vo. Es un mie­do infor­ma­do por nume­ro­sas narra­ti­vas cul­tu­ra­les. On Immu­nity ana­li­za los dife­ren­tes mitos y metá­fo­ras his­tó­ri­cas en el deba­te sobre la vacu­na­ción y pre­sen­ta esta­dís­ti­cas sobre los efec­tos de la vacunación.

¿Las vacu­nas cau­san autis­mo? ¿Harán daño a mi hijo? ¿De dón­de vie­nen de todos modos? ¿Por qué debe­ría con­fiar en ellos?

Estas pre­gun­tas preo­cu­pan a muchas per­so­nas que están con­si­de­ran­do vacu­nar­se a sí mis­mas oa sus hijos. Los medios de comu­ni­ca­ción y los exper­tos no siem­pre ayu­dan: arro­jan esta­dís­ti­cas e inves­ti­ga­cio­nes a favor y en con­tra de las vacu­nas, ¡des­con­cer­tan­do aún más a la gente!

Estos con­se­jos cien­tí­fi­cos mues­tran por qué la gen­te está tan apa­sio­na­da, mal infor­ma­da y trau­ma­ti­za­da por las vacu­nas. Tam­bién expli­ca si su hijo debe vacu­nar­se o no.

Des­cu­bri­rás:

  • por qué los tra­ba­ja­do­res de la ONU fue­ron ase­si­na­dos por admi­nis­trar vacu­nas con­tra la polio;
  • cómo las vacu­nas fal­sas ayu­da­ron a Esta­dos Uni­dos a encon­trar a Osa­ma Bin Laden; y
  • qué repug­nan­tes fue­ron los pri­me­ros pro­ce­sos de vacunación.

Mucho antes de la pri­me­ra vacu­na, la mito­lo­gía occi­den­tal con­te­nía nume­ro­sas metá­fo­ras sobre la inmu­ni­dad y la invul­ne­ra­bi­li­dad. Pero inclu­so los deba­tes moder­nos sobre la vacu­na­ción se ven afec­ta­dos por imá­ge­nes de opre­sión, explo­ta­ción, vio­len­cia e ino­cen­cia per­di­da. Sin embar­go, a pesar de estas aso­cia­cio­nes nega­ti­vas, las vacu­nas siguen sien­do increí­ble­men­te impor­tan­tes tan­to para el indi­vi­duo como para la comunidad.

Las his­to­rias anti­guas están lle­nas de padres que inten­tan y no logran man­te­ner a sus hijos a sal­vo, o que los dañan por error

Entre la abru­ma­do­ra can­ti­dad de fac­to­res que debe ana­li­zar, ¿cómo pue­de saber qué es lo mejor para su hijo? De hecho, aun­que la vacu­na­ción es un tema pola­ri­za­dor entre los padres de hoy, el deba­te sobre qué es lo mejor para nues­tros hijos es antiguo.

Inclu­so hace miles de años, hay his­to­rias sobre padres que inten­ta­ron y fra­ca­sa­ron para man­te­ner a sus hijos a salvo.

Tome el cono­ci­do mito sobre la dio­sa The­tis. Des­pués de escu­char una pro­fe­cía de que su hijo Aqui­les mori­rá joven, ella hace todo lo posi­ble para ayu­dar­lo a evi­tar su des­tino. Ella sumer­ge al bebé Aqui­les en el río Esti­gia del infra­mun­do para hacer­lo invul­ne­ra­ble. Mien­tras lo toma por los tobi­llos para hacer esto, los talo­nes de Aqui­les son la úni­ca par­te que el agua no toca. Para pro­te­ger aún más a su hijo, tam­bién le pide al dios del fue­go que cree un escu­do mági­co para él. Sin embar­go, Aqui­les mue­re cuan­do una fle­cha le atra­vie­sa el talón, la úni­ca par­te de él que per­ma­ne­ce vulnerable.

Otro mito es la his­to­ria del rey de Argos y su hija Danae. La apri­sio­na en una torre de bron­ce para ase­gu­rar­se de que per­ma­nez­ca vir­gen. Pero esto no detie­ne al pode­ro­so Zeus, que se dis­fra­za de llu­via dora­da e impreg­na a Dánae.

Tam­bién en los cuen­tos de hadas los padres ponen en peli­gro a sus hijos sin saber­lo. La mayo­ría de estos padres quie­ren pro­te­ger a sus hijos, pero se dejan enga­ñar por accio­nes que, en cam­bio, los lastiman.

Por ejem­plo, en La niña sin manos, para sacar a su fami­lia de la pobre­za, un moli­ne­ro hace un tra­to con el dia­blo e inter­cam­bia todo lo que hay detrás de su molino por rique­zas. Más tar­de des­cu­bre, para su horror, que su hija esta­ba para­da jus­to detrás del molino.

Cuan­do se tra­ta de vacu­nas, los padres moder­nos pue­den rela­cio­nar­se con estas narra­ti­vas: espe­ran que la vacu­na­ción man­ten­ga a sus hijos segu­ros, pero temen que su elec­ción pue­da resul­tar perjudicial.

Las vacu­nas asus­tan a los padres cuan­do están rela­cio­na­das con tras­tor­nos neu­ro­ló­gi­cos e inmunológicos

Muchos padres des­con­fían de las vacu­nas. Pero, ¿qué es exac­ta­men­te lo que los hace tan cau­te­lo­sos? Bueno, en el pasa­do, las vacu­nas con­lle­va­ban cier­tos riesgos.

Duran­te déca­das des­pués de la intro­duc­ción de las vacu­nas en el siglo XIX, estas podían trans­mi­tir enfer­me­da­des gra­ves como la sífi­lis. Las vacu­nas impli­ca­ban cor­tar el bra­zo de la per­so­na y apli­car pus en el cor­te de la ampo­lla de otra per­so­na recién vacunada.

Oca­sio­nal­men­te, las vacu­nas se con­ta­mi­na­ron con téta­nos. En 1901, una vacu­na con­tra la virue­la con­ta­mi­na­da con téta­nos mató a nue­ve niños en Cam­den, Nue­va Jersey.

Sin embar­go, duran­te los siguien­tes cien años, la pro­duc­ción de vacu­nas se regu­ló estric­ta­men­te y aho­ra está super­vi­sa­da por el Ins­ti­tu­to de Medi­ci­na (en los EE. UU.). Aún así, muchas per­so­nas siguen sien­do escép­ti­cas. Vea­mos cuá­les son sus miedos.

Un temor rela­ti­va­men­te nue­vo es que las vacu­nas cau­sen autis­mo o daño neu­ro­ló­gi­co. Las vacu­nas con­tie­nen sus­tan­cias como el mer­cu­rio y el alu­mi­nio que, en gran­des can­ti­da­des, se sabe que dañan el sis­te­ma nervioso.

Un estu­dio de caso de 12 niños publi­ca­do en 1998 por el médi­co bri­tá­ni­co Andrew Wake­field rela­cio­nó la vacu­na MMR con un sín­dro­me de com­por­ta­mien­to seve­ro, inclui­dos los sín­to­mas del autismo.

Esto resul­tó en una fuer­te caí­da en las vacu­nas con­tra el saram­pión. Más tar­de se reve­ló que un abo­ga­do le había paga­do a Wake­field que pre­pa­ra­ba una deman­da con­tra un fabri­can­te de vacu­nas. El estu­dio fue reti­ra­do, pero la preo­cu­pa­ción que tra­jo a los padres sigue presente.

En 2011, estu­dios escan­di­na­vos tam­bién sugi­rie­ron que la vacu­na H1N1 pue­de des­en­ca­de­nar nar­co­lep­sia en ado­les­cen­tes (uno de cada 12.000 ado­les­cen­tes vacu­na­dos en Fin­lan­dia y uno de cada 33.000 en Sue­cia). La inves­ti­ga­ción sobre esto está en curso.

Estos estu­dios dejan en cla­ro por qué algu­nos padres temen que las vacu­nas pue­dan dañar gra­ve­men­te el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co. Temen que la admi­nis­tra­ción de varias vacu­nas a la vez pue­da abru­mar el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co y que todas las vacu­nas a lo lar­go del tiem­po pue­dan inhibirlo.

Las reac­cio­nes alér­gi­cas son otra preo­cu­pa­ción. Es extre­ma­da­men­te raro, pero algu­nas vacu­nas pue­den cau­sar una reac­ción alér­gi­ca poten­cial­men­te mortal.

Algu­nos padres evi­tan vacu­nar a sus hijos por­que pien­san que pue­den cau­sar dis­fun­cio­nes inmu­no­ló­gi­cas como asma u otras aler­gias. Y final­men­te, algu­nos sos­pe­chan que la vacu­na con­tra la hepa­ti­tis B cau­sa escle­ro­sis múltiple.

En la men­te de muchas per­so­nas, las vacu­nas están aso­cia­das con la vio­len­cia, el peca­do y la impureza

El deba­te sobre la vacu­na­ción no se tra­ta solo de hechos pro­ba­dos. Más bien, vemos el acto de vacu­nar a alguien de dife­ren­tes for­mas meta­fó­ri­cas. Estas metá­fo­ras influ­yen en nues­tro jui­cio y en si deci­di­mos vacu­nar­nos o no.

La vacu­na­ción se con­si­de­ra a menu­do como una inva­sión vio­len­ta del cuer­po. Las pri­mi­ti­vas vacu­nas deja­ron una cica­triz que mucha gen­te veía como la “mar­ca de la bes­tia”, una refe­ren­cia al dia­blo. Las hue­llas de ese mie­do pare­cen haber per­mea­do la cul­tu­ra moderna.

Si bien las vacu­nas ya no dejan heri­das horri­bles, siguen sien­do una intru­sión y son dolorosas.

Los tér­mi­nos que usa­mos para el acto de vacu­nar dicen mucho sobre lo vio­len­tos que per­ci­bi­mos que son. Los bri­tá­ni­cos lo lla­man “jab” y los esta­dou­ni­den­ses lo lla­man “tiro”.

Las vacu­nas tam­bién se han rela­cio­na­do con la impu­re­za, la con­ta­mi­na­ción y la intru­sión sexual.

Al vacu­nar a alguien, se inyec­ta en el cuer­po una sus­tan­cia extra­ña de otro ser humano o ani­mal, que pue­de per­ci­bir­se como contaminante.

En 1882, un arzo­bis­po com­pa­ró las vacu­nas con una inyec­ción del peca­do, una expre­sión de mie­do que tam­bién pue­den haber sen­ti­do sus contemporáneos.

En estos días, la gen­te expre­sa inquie­tud ante la idea de que se vacu­ne a niños “ino­cen­tes” con­tra enfer­me­da­des de trans­mi­sión sexual como la hepa­ti­tis B o el virus del papi­lo­ma humano (VPH).

Esto que­dó cla­ro cuan­do, en 2006, muchos paí­ses intro­du­je­ron la vacu­na­ción con­tra el VPH para las niñas. La vacu­na con­tra el VPH tie­ne como obje­ti­vo pro­te­ger a las niñas del cán­cer de úte­ro una vez que son sexual­men­te acti­vas, ya que las inmu­ni­za con­tra el VPH espe­cí­fi­co que está invo­lu­cra­do en la cau­sa del cán­cer. Sin embar­go, los padres se que­ja­ron de que la vacu­na era inapro­pia­da para las niñas por­que podría pro­mo­ver la promiscuidad.

Duran­te gene­ra­cio­nes, las per­so­nas recha­za­ron la vacu­na­ción por­que aso­cia­ron la enfer­me­dad o la vacu­na con un gru­po “des­agra­da­ble”

Nin­guno de noso­tros quie­re usar ropa que aso­cie­mos con un gru­po con el que no nos iden­ti­fi­ca­mos. Por la mis­ma razón, muchas per­so­nas recha­zan deter­mi­na­dos tra­ta­mien­tos médicos.

Enfer­me­da­des par­ti­cu­la­res a menu­do están rela­cio­na­das con la alte­ri­dad o la pobre­za, la pro­mis­cui­dad, la adic­ción y algu­nos gru­pos mino­ri­ta­rios. Por ejem­plo, duran­te la últi­ma epi­de­mia de virue­la en los EE. UU., A par­tir de 1898, la enfer­me­dad se lla­mó “pica­zón ita­lia­na” o “pro­tu­be­ran­cia mexicana”.

A menu­do, las mino­rías son cita­das como “gru­pos de alto ries­go”, un tér­mino que se refie­re a los ries­gos esta­dís­ti­cos, pero como sos­tie­ne la reco­no­ci­da escri­to­ra Susan Son­tag, el tér­mino tam­bién reavi­va el con­cep­to de “una comu­ni­dad con­ta­mi­na­da que la enfer­me­dad ha juzgado”.

La iden­ti­dad social es otra razón por la que muchas per­so­nas evi­tan las medi­das pre­ven­ti­vas de salud. Las per­so­nas se man­tie­nen ale­ja­das de cier­tas vacu­nas por­que no quie­ren aso­ciar­se con gru­pos mino­ri­ta­rios o por­que creen que las medi­das pre­ven­ti­vas no son apli­ca­bles a gru­pos privilegiados.

Por ejem­plo, cuan­do la auto­ra esta­ba sope­san­do los pros y los con­tras de una vacu­na con­tra la hepa­ti­tis B para su hijo, su médi­co le res­pon­dió dicien­do que es una vacu­na para las per­so­nas del “cen­tro urbano”, espe­cí­fi­ca­men­te, para los adic­tos y las pros­ti­tu­tas. Sin embar­go, la hepa­ti­tis B tam­bién se con­trae de for­ma no sexual.

La vacu­na con­tra la hepa­ti­tis B estu­vo dis­po­ni­ble por pri­me­ra vez en 1981, pero mien­tras se reco­men­da­ra solo para “gru­pos de alto ries­go” como pri­sio­ne­ros, hom­bres homo­se­xua­les y usua­rios de dro­gas intra­ve­no­sas, las tasas de infec­ción no dis­mi­nu­ye­ron. Comen­za­ron a dis­mi­nuir mucho más tar­de, cuan­do se intro­du­jo la vacu­na­ción masiva.

Exis­te una per­cep­ción erró­nea de que las vacu­nas no son naturales

Ade­más de sim­bo­li­zar la vio­len­cia o la alte­ri­dad, las vacu­nas tam­bién se evi­tan por otras razo­nes. Por ejem­plo, en paí­ses alta­men­te indus­tria­li­za­dos, lo “natu­ral” se con­si­de­ra más saludable.

Hoy, pare­ce que abra­za­mos una espe­cie de nos­tal­gia pre­in­dus­trial. Somos cau­te­lo­sos con las innu­me­ra­bles y poten­cial­men­te noci­vas sus­tan­cias quí­mi­cas omni­pre­sen­tes en nues­tro medio ambien­te, y acep­ta­mos la idea de que los pro­duc­tos natu­ra­les son puros y salu­da­bles. Solo pien­se en todos los cos­mé­ti­cos que se pro­mo­cio­nan como natu­ra­les y en todos los ali­men­tos que ele­gi­mos por­que son orgánicos.

El cuer­po de un bebé se con­si­de­ra natu­ral. La vacu­na­ción podría per­ci­bir­se como algo que degra­da la inte­gri­dad o pure­za inna­tas del cuer­po de un bebé, como una sus­tan­cia quí­mi­ca que alte­ra un eco­sis­te­ma per­fec­ta­men­te equilibrado.

Ade­más, las com­pa­ñías far­ma­céu­ti­cas pro­du­cen la vacu­na y se admi­nis­tra inten­cio­nal­men­te. Enton­ces, de algu­na mane­ra, una vacu­na pue­de ver­se como anti­na­tu­ral, a dife­ren­cia de una infec­ción que se con­trae natu­ral­men­te. Algu­nos padres que que­rían una for­ma más “natu­ral” para que sus hijos desa­rro­lla­ran inmu­ni­dad inclu­so lle­ga­ron a com­prar piru­le­tas infec­ta­das con vari­ce­la a tra­vés de Internet. 

Sin embar­go, en muchos sen­ti­dos, la vacu­na­ción es natural.

No se pue­de sim­ple­men­te for­zar la inmu­ni­dad en un cuer­po; el efec­to de la vacu­na depen­de del sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co del cuer­po. La inmu­ni­dad es el resul­ta­do de los pro­pios anti­cuer­pos del cuer­po gene­ra­dos como reac­ción natu­ral a la vacuna.

Es impor­tan­te seña­lar que las vacu­nas per­te­ne­cen a un gru­po de medi­ca­men­tos cla­si­fi­ca­dos como bio­ló­gi­cos , ya que su ori­gen es bio­ló­gi­co. No son com­pues­tos pura­men­te quí­mi­cos; se obtie­nen de orga­nis­mos huma­nos o animales.

A veces, las vacu­nas se con­si­de­ran un acto de poder y represión

En muchas anti­guas colo­nias, la gen­te des­con­fía de las vacu­na­cio­nes masi­vas. ¿Por qué?

En las anti­guas colo­nias, las vacu­na­cio­nes masi­vas pue­den per­ci­bir­se como un acto más del impe­ria­lis­mo o un plan antimusulmán.

Las per­so­nas de las anti­guas colo­nias tie­nen un his­to­rial de explo­ta­ción, enga­ño y abu­so por par­te de los occi­den­ta­les, por lo que los ciu­da­da­nos son com­pren­si­ble­men­te vaci­lan­tes cuan­do sien­ten que están sien­do pre­sio­na­dos para que los occi­den­ta­les se inyec­ten algo en el cuerpo.

En Nige­ria, por ejem­plo, la Cam­pa­ña de Erra­di­ca­ción de la Polio se detu­vo en 2003, cuan­do los líde­res sos­pe­cha­ron que se tra­ta­ba de un com­plot occi­den­tal para este­ri­li­zar a niños musul­ma­nes o infec­tar­los con el VIH.

Según la antro­pó­lo­ga Mariam Yah­ya, los musul­ma­nes en Nige­ria conec­ta­ron la inva­sión en Irak y Afga­nis­tán con la inva­sión de sus hoga­res por vacu­na­do­res y, posi­ble­men­te, la inva­sión de sus cuerpos.

Las cosas se inten­si­fi­ca­ron has­ta el pun­to en que algu­nas per­so­nas se sin­tie­ron ame­na­za­das y sin­tie­ron que tenían que defen­der­se. En 2013, se dis­pa­ró a nue­ve vacu­na­do­res con­tra la polio­mie­li­tis en Nigeria.

De hecho, los gobier­nos occi­den­ta­les han uti­li­za­do las “cam­pa­ñas de vacu­na­ción” por razo­nes sinies­tras. Por ejem­plo, en Pakis­tán entre 2010 y 2011, la CIA uti­li­zó una cam­pa­ña de vacu­na­ción fal­sa para reco­lec­tar mate­rial gené­ti­co que podría lle­var a Bin Laden.

Las vacu­nas tam­bién están rela­cio­na­das con la medi­ci­na aca­dé­mi­ca domi­na­da por los hom­bres, por lo que no es sor­pren­den­te que un mayor núme­ro de muje­res que de hom­bres sean cau­te­lo­sos con las vacu­nas y opten por la medi­ci­na alternativa.

Esto pue­de tener raí­ces en la his­to­ria. Duran­te siglos, la aten­ción médi­ca estu­vo domi­na­da por muje­res. Sabían de reme­dios vege­ta­les efi­ca­ces y trans­mi­tie­ron sus cono­ci­mien­tos a las gene­ra­cio­nes veni­de­ras. Pien­se en la gran curan­de­ra medie­val Hil­de­gar­de von Bin­gen, quien regis­tró las pro­pie­da­des de 213 plan­tas medicinales.

Sin embar­go, a par­tir del siglo XV, estas muje­res fue­ron calum­nia­das por médi­cos aca­dé­mi­cos varo­nes, acu­sa­das de bru­je­ría y quemadas.

Lue­go, los médi­cos varo­nes toma­ron el con­trol, aun­que su reper­to­rio se resin­tió. Este fue el momen­to, inclu­so en el siglo XVIII, cuan­do los médi­cos a menu­do daña­ban a los pacien­tes con into­xi­ca­ción por mer­cu­rio o deján­do­los san­grar has­ta que se desmayaban.

Las metá­fo­ras de la gue­rra domi­nan las dis­cu­sio­nes sobre las vacu­nas y el sis­te­ma inmunológico

Nues­tras opi­nio­nes sobre si usar la vacu­na­ción o no están influen­cia­das por la for­ma en que habla­mos de ella.

El públi­co en gene­ral y los perio­dis­tas en par­ti­cu­lar tien­den a uti­li­zar metá­fo­ras de gue­rra al des­cri­bir las vacunas.

Nor­mal­men­te, los libros más difun­di­dos sobre el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co mues­tran al cuer­po infec­ta­do como un esce­na­rio de gue­rra. Por ejem­plo, los medios impre­sos a menu­do se refie­ren a las célu­las inmu­nes como “infan­te­ría” y “uni­da­des blin­da­das” o com­pa­ran la res­pues­ta inmu­ni­ta­ria del cuer­po a la deto­na­ción de una bomba.

La mayo­ría de noso­tros tam­bién ten­de­mos a hablar de las enfer­me­da­des infec­cio­sas como algo con­tra lo que luchamos.

La antro­pó­lo­ga Emily Mar­tin des­cu­brió que la mayo­ría de los lai­cos uti­li­zan metá­fo­ras de gue­rra cuan­do hablan de pro­ce­sos inmunológicos.

Inclu­so muchos exper­tos inter­pre­tan la res­pues­ta inmu­ni­ta­ria a una vacu­na o un virus como una espe­cie de gue­rra. Duran­te su inves­ti­ga­ción, Emily Mar­tin des­cu­brió que, al igual que el públi­co en gene­ral, la mayo­ría de los cien­tí­fi­cos tien­den a incli­nar­se hacia el uso de metá­fo­ras mili­ta­ris­tas cuan­do se refie­ren al sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co. Algu­nos cien­tí­fi­cos inclu­so recha­za­ron la idea de que se usa­ra algu­na metá­fo­ra cuan­do habla­ron usan­do estos tér­mi­nos militaristas.

¿Y qué?

Bueno, las madres pri­vi­le­gia­das con edu­ca­ción uni­ver­si­ta­ria que son más rea­cias a vacu­nar a sus hijos bien podrían sen­tir­se des­ani­ma­das por las imá­ge­nes mili­tan­tes, vio­len­tas y com­ba­ti­vas que usan sus médi­cos para des­cri­bir cómo tra­ta­rán a sus bebés.

Una vacu­na no solo afec­ta al niño, sino a toda la comunidad

Ima­gi­na que es el día de las elec­cio­nes. Dos per­so­nas se pos­tu­lan para la alcal­día, y uno de los can­di­da­tos está pla­nean­do una plan­ta de inci­ne­ra­ción de dese­chos masi­va y alta­men­te pro­ble­má­ti­ca en su ciu­dad. ¿Sale a votar o se que­da en casa espe­ran­do que haya sufi­cien­tes votan­tes sin usted?

Al igual que con las vacu­nas, por­que la deci­sión indi­vi­dual de vacu­nar — o, en el ejem­plo de las elec­cio­nes, de “votar” — o no afec­ta a toda la comunidad. 

Es muy poco pro­ba­ble que las per­so­nas vacu­na­das trans­mi­tan un virus. Eso sig­ni­fi­ca que si se vacu­na a sufi­cien­tes per­so­nas en una comu­ni­dad, es extre­ma­da­men­te difí­cil que los virus se pro­pa­guen. Por lo tan­to, si se vacu­na una can­ti­dad sufi­cien­te de per­so­nas, toda la comu­ni­dad (per­so­nas vacu­na­das y no vacu­na­das) esta­rá pro­te­gi­da con­tra el virus. Esto se cono­ce como inmu­ni­dad colectiva.

¡Pien­se en las impli­ca­cio­nes aquí! Dado que las vacu­nas no brin­dan una pro­tec­ción abso­lu­ta, una per­so­na vacu­na­da en una comu­ni­dad no vacu­na­da pue­de tener más ries­go de con­traer un virus que una per­so­na no vacu­na­da en una comu­ni­dad vacunada.

Ten­ga en cuen­ta que algu­nas per­so­nas, como los bebés muy peque­ños y, oca­sio­nal­men­te, los pacien­tes con cán­cer que toman inmu­no­su­pre­so­res, no pue­den vacu­nar­se. Depen­den de la volun­tad de vacu­na­ción de otras personas.

Ade­más, a veces una vacu­na no pro­du­ce inmu­ni­dad en deter­mi­na­da per­so­na, como es el caso de algu­nas vacu­nas con­tra la influen­za. Las per­so­nas que no pue­den vacu­nar­se solo están pro­te­gi­das si quie­nes tie­nen la opción de ele­gir están vacu­na­das y se ase­gu­ran de que sus hijos tam­bién estén vacunados.

Al igual que votar en las elec­cio­nes, las elec­cio­nes indi­vi­dua­les sobre las vacu­nas se suma­rán y deter­mi­na­rán el esta­do de su comu­ni­dad, lo que a su vez lo afectará.

Los ries­gos de la mayo­ría de las infec­cio­nes supe­ran amplia­men­te los ries­gos mode­ra­dos de la vacunación

Como hemos vis­to, hay muchas cosas que hacen que la gen­te se mues­tre escép­ti­ca acer­ca de las vacu­nas. Pero, ¿qué tan ries­go­sas son las vacu­nas fren­te al ries­go de infecciones?

Las infec­cio­nes gra­ves como el saram­pión son mucho más ries­go­sas que las vacu­nas. Por ejem­plo, ade­más de otras con­se­cuen­cias gra­ves, el saram­pión pro­vo­ca ence­fa­li­tis en uno de cada 1.000 casos. Sin embar­go, la ence­fa­li­tis que ocu­rre inme­dia­ta­men­te des­pués de una vacu­na­ción con­tra el saram­pión, las pape­ras y la rubéo­la se infor­ma solo una vez de cada tres millo­nes de per­so­nas vacunadas.

Esta mis­ma vacu­na tam­bién ayu­da a defen­der­se de las pape­ras, que pue­den pro­vo­car infla­ma­ción en los tes­tícu­los, lo que pue­de resul­tar en infer­ti­li­dad mas­cu­li­na. Tam­bién ayu­da a pre­ve­nir la rubéo­la, una infec­ción que se sabe que cau­sa la muer­te fetal y mal­for­ma­cio­nes gra­ves si la madre emba­ra­za­da se ve afectada.

La dif­te­ria, una infla­ma­ción infec­cio­sa de la larin­ge y la trá­quea, cau­sa gra­ves pro­ble­mas res­pi­ra­to­rios con una tasa de mor­ta­li­dad de has­ta el 20 por cien­to entre los niños afec­ta­dos por ella. Sin embar­go, el ries­go de reac­cio­nes peli­gro­sas a la vacu­na­ción es bajo: menos de uno en un millón de casos ten­drá una reac­ción alér­gi­ca grave.

Inclu­so las infec­cio­nes que pare­cen ino­fen­si­vas cau­san más daño que sus vacunas.

Por ejem­plo, la vari­ce­la, a menu­do con­si­de­ra­da como una enfer­me­dad bas­tan­te ino­fen­si­va, pue­de hacer que el cuer­po sea vul­ne­ra­ble a las infec­cio­nes de la piel y pue­de pro­vo­car neu­mo­nía y encefalitis.

Antes de la intro­duc­ción de la vacu­na, cada año alre­de­dor de 10,000 niños esta­dou­ni­den­ses debían ser hos­pi­ta­li­za­dos debi­do a la vari­ce­la y 70 morían. La vacu­na casi siem­pre pro­te­ge con­tra com­pli­ca­cio­nes tan graves.

Ade­más, una vez infec­ta­do, el virus que cau­sa la vari­ce­la, la vari­ce­la, lle­ga a las raí­ces ner­vio­sas de for­ma per­ma­nen­te y siem­pre que el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co se esfuer­za, pue­de cau­sar la dolo­ro­sa infla­ma­ción del ner­vio lla­ma­da cule­bri­lla, ade­más de acci­den­tes cere­bro­vas­cu­la­res y pará­li­sis. El virus de la vacu­na, por otro lado, es mucho menos pro­ba­ble que cau­se her­pes zós­ter y, si lo hace, tien­de a ser leve.

En total, ¡el virus es sim­ple­men­te menos ries­go­so que las infec­cio­nes que previenen!


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Filed Under: Salud y Psicología

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