Actualizado el domingo, 19 marzo, 2023
“El estrés está causado por querer estar ‘aquí’ y querer estar ‘allí’ al mismo tiempo”.
Eckhart Tolle
El estrés es un poderoso enemigo
La buena noticia es que el estrés brinda señales de alarma antes de llegar al punto de no retorno; se trata de una serie de signos que nos indican que debemos hacer un alto y relajarnos, antes de que la tensión sea excesiva. Por eso, es importante aprender a reconocer algunas de las manifestaciones físicas de la tensión psicológica.
El cuerpo grita lo que la boca calla
¿Sientes que tu vida se ha salido de control? Si es así, ¿alguna vez te has parado a preguntarte por qué?
Tal vez digas que sí a todas las oportunidades que se te presenten. O siempre está listo para asumir las prioridades de los demás. De cualquier manera, es posible que esté tan ocupado que termine cada día sintiéndose insatisfecho y sin éxito.
Pero hay una salida simple: necesita aprender a administrar mejor su tiempo.
En estas claves descubrirás la diferencia entre estar ocupado y ser productivo. También descubrirá cómo identificar sus prioridades, eliminar el estrés y adoptar consejos prácticos para vivir una vida verdaderamente productiva. No solo comprenderá por qué no tiene que hacerlo todo, sino que también aprenderá a abrazar la alegría de perderse algo.
50 signos y síntomas comunes del estrés:
- Dolores de cabeza frecuentes
- Tensión en la mandíbula o dolor al apretar los dientes.
- Tartamudeo o balbuceo al hablar.
- Temblores en los labios o las manos.
- Dolor de cuello, dolor de espalda o espasmos musculares.
- Aturdimiento, desmayo o mareos.
- Timbre, zumbido o «sonidos de estallido» en los oídos.
- Enrojecimiento frecuente de la piel, sudoración.
- Manos y pies fríos o sudorosos.
- Boca seca, dificultades para tragar.
- Resfriados frecuentes, infecciones o llagas de herpes.
- Erupciones, picazón, urticaria o «piel de gallina».
- Ataques de «alergia» inexplicables o frecuentes.
- Acidez estomacal, dolor de estómago o náuseas.
- Exceso de eructos o flatulencia.
- Estreñimiento, diarrea o pérdida de control.
- Dificultad para respirar o suspiros frecuentes.
- Ataques repentinos de pánico que amenazan la vida.
- Dolor torácico, palpitaciones o pulso acelerado.
- Micción frecuente.
- Disminución del deseo o rendimiento sexual.
- Exceso de ansiedad, preocupación, culpa o nerviosismo.
- Aumento de la ira, la frustración o la hostilidad.
- Depresión, cambios de humor frecuentes o abruptos.
- Aumento o disminución del apetito.
- Insomnio, pesadillas o sueños perturbadores.
- Dificultad para concentrarse o pensamientos acelerados.
- Problemas para aprender nueva información.
- Olvido, desorganización o confusión.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Sensación de estar sobrecargado o abrumado.
- Ataques frecuentes de llanto o pensamientos suicidas.
- Sentimientos de soledad o inutilidad.
- Poco interés en la apariencia, puntualidad
- Hábitos nerviosos, inquietud, golpeteo de pies.
- Aumento de la frustración, irritabilidad, nerviosismo
- Reacción exagerada a pequeñas molestias
- Aumento del número de accidentes menores
- Comportamiento obsesivo o compulsivo
- Reducción de la eficiencia o productividad del trabajo.
- Mentiras o excusas para encubrir un mal trabajo
- Habla rápida o entre dientes
- Excesiva actitud defensiva o suspicacia
- Problemas en la comunicación, compartir
- Retiro social y aislamiento
- Cansancio constante, debilidad, fatiga.
- Uso frecuente de medicamentos de venta libre.
- Aumento o pérdida de peso sin dieta.
- Aumento del consumo de tabaco, alcohol o drogas
- Apuestas excesivas o compras impulsivas
1. Sufres insomnio
Aunque no todos los casos de insomnio están causados por el estrés, si en los últimos tiempos estás teniendo problemas para conciliar el sueño es probable que se deba a la tensión, es lo que se conoce como “insomnio situacional”. Lo que sucede es que cuando estás estresado es muy difícil «apagar» el cerebro y dormir. Cuando pongas la cabeza en la almohada te asaltarán las preocupaciones, los pensamientos catastrofistas o repasarás la lista de tareas pendientes. Obviamente, al mantener tu mente ocupada impides que se ponga en marcha el proceso de inhibición cerebral imprescindible para dormir.
2. Te enfermas con frecuencia
El estrés debilita tu sistema inmunitario, lo que significa que serás más vulnerable a contraer cualquier resfriado, gripe o virus que encuentres en tu camino. Investigadores de la Universidad de Carnegie Mellon expusieron a 420 personas a cinco cepas del virus del resfriado y comprobaron que el 60% de quienes tenían un nivel elevado de estrés se resfriaban rápidamente, mientras que el nivel de infección en las personas poco estresadas fue mucho menor. También se ha apreciado que el estrés ralentiza la curación, por lo que estarás enfermo durante más tiempo.
3. Te sientes fatigado o tienes muy poca energía
Aunque duermas ocho, o incluso diez horas, es probable que cuando te levantes te sientas letárgico o simplemente agotado.
Un nivel saludable de estrés puede motivarte y brindarte la dosis extra de energía que necesitas para enfrentar las situaciones más demandantes, ya que una de las funciones del cortisol es precisamente asegurarse de que el cuerpo recibe la energía adicional que necesita. Sin embargo, llega un punto en que esta se agota, por lo que el distrés termina arrebatándote la energía hasta el punto que llegarás a sentirte físicamente agotado. Muchas personas reportan la sensación de estar constantemente sobrecargadas y saturadas, incluso las tareas más sencillas les agotan. El problema es que esa sensación suele causar desesperación, lo cual hará que te sientas aún más agotado, creando así un círculo vicioso.
4. Sufres dolor o tensión muscular persistente
Si siempre estás pensando «necesito un masaje», es probable que el estrés sea el culpable de ese dolor muscular crónico. De hecho, los dolores musculares son uno de los síntomas más comunes del estrés y pueden pasar rápidamente de ser una simple molestia a convertirse en un cuadro insoportablemente doloroso. El problema es que el estrés altera el funcionamiento hormonal y aumenta el nivel de adrenalina, lo cual tiene un efecto directo sobre los músculos y los nervios. Cuando estás estresado, tendrás la tendencia a tensar los músculos, sobre todo la musculatura más profunda que se inerva inconscientemente, por lo que después experimentarás dolor.
5. Padeces dolores de cabeza a menudo
Si en los últimos tiempos estás sufriendo más dolores de cabeza es probable que se deba al estrés. El cuadro puede durar apenas media hora o puede extenderse durante un par de días y se caracteriza por la presencia de un dolor sordo o una sensación de presión alrededor de la frente o la parte posterior de la cabeza. De hecho, investigadores de la Universidad de Ohio analizaron a 291 personas, 117 de las cuales sufrían dolores de cabeza a menudo, y descubrieron que estas estaban sometidas a situaciones cotidianas muy estresantes que escapaban de su control.
“El estado de tu vida no es nada más que un reflejo del estado de tu mente”.
—Wayne Dyer
No intentes lograr el equilibrio; céntrate sólo en lo importante
Con demasiada frecuencia, permitimos que las creencias limitantes nos impidan disfrutar de la vida que realmente queremos.
Como resultado, es posible que nos encontremos asumiendo tantas cosas que terminemos demasiado estresados. Pero podemos revertir esto descubriendo nuestro propósito rector y dejando que defina nuestras prioridades.
Es solo cuando adaptamos de manera realista nuestras expectativas a nuestras vidas que realmente podemos abrazar la alegría de perdernos algo.
The Joy of Missing Out es un libro de Tanya Dalton se centra en cómo podemos eliminar el estrés de nuestras vidas y mejorar nuestra productividad. Contiene estrategias viables para simplificar nuestras vidas e identificar nuestras prioridades.
Muchos de nosotros queremos llevar una vida equilibrada. Podemos pensar que esto implica prestar la misma atención a todas las áreas de nuestra vida. Pero esto no es correcto. La verdad es que, si nuestras vidas estuvieran perfectamente equilibradas, no avanzaríamos, estaríamos dando vueltas frenéticamente en círculos sin rumbo.
Si alguna vez ha montado en bicicleta, sabrá que es casi imposible mantener el equilibrio cuando está perfectamente quieto. Primero debe ganar impulso inclinándose suavemente hacia adelante y pedaleando. Luego, si desea girar a la izquierda o la derecha, debe cambiar su equilibrio. Pero si se inclina demasiado hacia un lado, se caerá. Debe seguir ajustando su centro de gravedad para mantener la bicicleta en posición vertical. En otras palabras, avanzar requiere concentración y un contrapeso constante.
Es lo mismo en nuestras vidas; simplemente tratar de encontrar el equilibrio no es suficiente. Necesitamos enfocarnos en nuestras prioridades para movernos. Y para seguir adelante, tenemos que cambiar constantemente el peso a diferentes prioridades según lo que sea más importante en un momento dado.
Analicemos por qué nos resulta tan difícil enfocarnos. Podemos dividir la vida en tres áreas: laboral, personal y doméstica. Nuestra vida laboral involucra nuestro trabajo, como dirigir un negocio o una casa. Nuestra vida personal consiste en nuestras relaciones y otras interacciones sociales, así como en nuestras metas, pasatiempos y salud. Y nuestra vida hogareña está dominada por los quehaceres y las tareas que hacen que nuestro día a día funcione sin problemas.
Cada una de estas áreas es, por supuesto, importante. Pero es imposible dividir nuestro tiempo, energía y concentración por igual entre ellos. Si tuviéramos que distribuir estos tres recursos en todas las áreas de nuestras vidas, estaríamos haciendo un gran esfuerzo para lograr muy poco y, sin embargo, esto es exactamente lo que termina sucediendo a menudo. ¿Entonces por qué lo hacemos?
Bueno, muchos de nosotros intentamos lograr el equilibrio «perfecto» porque creemos que es lo que la sociedad espera de nosotros. Pero debemos liberarnos de estas expectativas poco realistas. Para hacer esto, primero es necesario identificar las expectativas y luego rechazarlas.
Por ejemplo, una vez, el autor creía que las buenas mamás se quedaban en casa, horneaban galletas para sus hijos y trabajaban como voluntarias regularmente en sus escuelas. Se sentía culpable porque disfrutaba de su trabajo y su horario le dificultaba cumplir con estos estrictos requisitos. Tratar de hacer todo era demasiado trabajo y la dejaba sintiéndose insatisfecha.
Eventualmente, sin embargo, cambió su definición de buena madre a una que ama a sus hijos de la mejor manera posible. Al rechazar las expectativas poco realistas, el autor dejó de intentar equilibrar y comenzó a priorizar, y ahora está mucho más feliz como resultado.
Define el propósito de tu vida
Tomamos muchas decisiones todos los días. Pero pocos de nosotros nos preguntamos qué está guiando nuestra toma de decisiones. ¿Estás siguiendo los caminos de los demás? ¿O ha decidido su propio propósito que guiará su vida?
Tener un propósito claro es crucial para identificar sus prioridades y tomar mejores decisiones. Si bien crear uno puede parecer abrumador al principio, vale la pena el esfuerzo.
Su propósito es una combinación de su misión, visión y valores fundamentales. Veamos cómo definir cada uno de estos elementos.
Empiece por identificar su misión. Para hacer esto, puede usar un ejercicio conocido como ABC Brain Dump . Primero, escriba las letras del alfabeto en una hoja de papel. Dedique un par de minutos a pensar por qué hace las cosas que hace. Trabajando de la letra A a la Z, escriba lo que se le ocurra. Una vez hecho esto, tendrá una lista de 26 cosas diferentes. Busque temas y palabras recurrentes que surjan y utilícelos para guiar su declaración de misión.
Su declaración de misión debe ser concisa y fácil de memorizar. Tomemos a Nike, por ejemplo: su declaración de misión es: «Llevar inspiración e innovación a todos los atletas del mundo». Tenga en cuenta que su declaración de misión no habla de lo que hace Nike. En cambio, se centra en por qué hacen lo que hacen.
A continuación, hagamos una declaración de visión; esto describe dónde espera estar en el futuro. Para crear el suyo, intente usar un tablero de visión. Recorte imágenes y palabras inspiradoras de revistas y péguelas en una cartulina. Mientras hace esto, hágase un par de preguntas: ¿Cómo quiero evolucionar y crecer? ¿Cómo puedo mejorar aún más lo que estoy haciendo ahora? Utilice estas preguntas, junto con los textos e imágenes inspiradores de su tablero, para imaginar el mejor futuro posible. Ahora convierta esto en una declaración breve y memorable.
Finalmente, veamos los valores fundamentales. Son un grupo de palabras que guían nuestro comportamiento y dan forma a nuestras acciones. Escriba las palabras que le gustaría que otros usaran para describirse en su ausencia. Idealmente, sus valores fundamentales deberían ser de seis palabras o menos. Si tiene más de seis palabras, intente agrupar temas similares y luego elija una palabra que capture la idea completa. Para ver un ejemplo de un conjunto de valores fundamentales particularmente sólidos, considere los de Adobe: rendimiento, pasión, integridad, diversidad.
Se necesita un tiempo para definir su misión, visión y valores fundamentales, pero una vez que tenga estos tres elementos, habrá delineado su propósito.
Establezce metas y límites claros
¿Sientes que estás constantemente distraído? Entre los pings de nuestros teléfonos inteligentes, los pitidos de nuestros correos electrónicos, el atractivo de Twitter e Instagram y el agujero negro de la navegación en Internet, a veces parece un milagro que logremos hacer algo.
Pero para ser verdaderamente productivos, debemos eliminar todas las actividades y tareas banales que llenan nuestro tiempo y centrarnos en las cosas que realmente importan. ¿Entonces como hacemos esto?
Realice un estudio realizado entre estudiantes de Harvard MBA justo antes de graduarse. Se preguntó a los estudiantes si habían establecido metas claras por escrito y si habían hecho planes para lograrlas. Los investigadores encontraron que el 84 por ciento de los estudiantes no se había fijado ninguna meta, mientras que el 13 por ciento tenía metas en mente pero no las había escrito. De hecho, solo el 3 por ciento había escrito sus objetivos junto con una estrategia para alcanzarlos.
Avance rápido diez años después: ¿qué encontraron los investigadores? Los estudiantes con metas abstractas ganaban el doble de dinero que aquellos que no habían logrado establecer ninguna meta. Pero aún más increíble, el 3 por ciento que había escrito sus metas ganaba diez veces más que el resto del 97 por ciento combinado.
Claramente, establecer metas y escribirlas es una poderosa fuerza motivadora, pero no es la única forma de dominar nuestro enfoque. También necesitamos establecer límites claros. Pueden parecer que nos limitan, pero en realidad nos dan una tremenda libertad.
Imagínese una escuela cerca de una calle muy transitada. Durante el tiempo de juego, los niños deben permanecer cerca del edificio para mantenerse seguros. Pero si esa escuela construyera un límite o una cerca alrededor del patio de recreo, los niños serían libres de correr, jugar y disfrutar mucho más de su descanso.
De manera similar, necesitamos crear límites para darnos tiempo para enfocarnos en las diferentes áreas de nuestra vida, ya sea en el trabajo, personal o en el hogar.
Por ejemplo, si revisa constantemente la bandeja de entrada de su correo electrónico fuera del horario laboral, ¿por qué no establecer algunos límites? Reserve un bloque de tiempo para revisar intencionalmente sus correos electrónicos de trabajo. Asegúrese de no dejarlo abierto; establecer una hora de inicio y finalización clara. De manera similar, si pasa la mitad de su jornada laboral hablando por teléfono con amigos y familiares, es posible que deba pedirles amablemente que llamen en otro momento.
Cómo definir lo que es importante para ti
¿Qué significa la productividad para ti? Algunos pueden sentirse productivos cuando concentran un número máximo de tareas en el menor tiempo posible. Pero, en realidad, la productividad no se trata de hacer más, se trata de identificar y concentrarse en sus prioridades.
En lugar de apuntar a la eficiencia, queremos ser efectivos. Esto significa centrarse en los objetivos en lugar de los plazos, la calidad de nuestro trabajo en lugar de la cantidad y pensar en el futuro en lugar del presente.
Si queremos ser realmente eficaces, debemos deshacernos de los tres mitos de la productividad. Estos mitos limitan nuestro enfoque y nos animan a asumir demasiado.
El mito número uno es que la multitarea es productiva. Muchos de nosotros estamos orgullosos de nuestras habilidades para realizar múltiples tareas. ¿Pero sabías que el cerebro está diseñado para abordar un solo trabajo a la vez? De hecho, la multitarea es tan extraña para nosotros que cuando la hacemos, ¡nuestra productividad cae en un 40 por ciento!
Y eso no es todo. Un estudio de la Universidad de Londres descubrió que cuando las personas realizan múltiples tareas, su coeficiente intelectual cae a niveles similares a los de alguien que se ha saltado una noche de sueño o fumado marihuana. Así que la multitarea no solo nos hace más lentos; nos hace producir trabajos de peor calidad.
El segundo mito es que creemos que no tenemos tiempo para tomarnos un descanso. De hecho, lo opuesto es verdad. Uno de nuestros ciclos biológicos, el ritmo ultradiano, exige que hagamos un descanso de 20 minutos cada 90 a 120 minutos. Trabajar sin parar durante largos períodos de tiempo simplemente agota el cerebro.
Pero esto no es nada nuevo. En 1914, Henry Ford dio el paso radical de duplicar los salarios de sus trabajadores y recortar los turnos de nueve a ocho horas. Fue criticado y se rió de él. Pero cuando sus rivales notaron el aumento de rendimiento de Ford, lo copiaron.
Mito número tres: la tecnología siempre es mejor. Por ejemplo, ¿sabía que escribir sus ideas y planes en papel es mucho más efectivo que escribir a máquina? Cuando escribimos a mano, activa el sistema de activación reticular . Esto le dice a nuestro cerebro que preste atención y almacene la información. Así que intente cerrar su computadora portátil y escribir ideas en papel de vez en cuando.
Desterrar estos tres mitos y centrarnos en nuestras prioridades nos ayudará a recordar que no todas las cosas son iguales y que no deben tratarse como tales. Por ejemplo, Warren Buffet atribuye el 90 por ciento de su riqueza a solo el 10 por ciento de las empresas en las que ha invertido. Una y otra vez, se ha demostrado que cuando te concentras en menos, logras más.
Identifica dónde gastas tu valiosa energía
¿Cómo es tu lista de tareas pendientes? ¿Es largo y desorganizado? ¿Aborda primero las tareas menores porque son más fáciles de tachar y dejar los trabajos importantes para mañana? Si es así, no estás solo.
Luchar con nuestras listas de tareas pendientes puede hacernos sentir abrumados. Sorprendentemente, la mayoría de las veces no se debe a que tengamos mucho que hacer, sino a que simplemente no sabemos por dónde empezar. Aquí es donde una lista de prioridades podría ayudar.
Una lista de prioridades se compone de tres niveles. El primero es Escalar, que presenta tareas que son importantes y urgentes. Estos podrían incluir algo como la avería de su automóvil o ajustes de último momento en un proyecto después de los comentarios de su jefe. Deben tener la máxima prioridad.
A continuación, Cultivate contiene tareas que son importantes pero no urgentes, como un proyecto a largo plazo o la creación de un plan presupuestario. Este nivel requiere la mayor parte de nuestra energía porque nos permite ser proactivos y producir nuestro mejor trabajo.
En la parte inferior está Acomodar . Estas son tareas que no son importantes pero que son urgentes, como la mayoría de las llamadas telefónicas o los correos electrónicos que recibimos que no se alinean con nuestro propósito. Estas son cosas que no deberían ocupar un lugar destacado en su lista de prioridades.
Como puede ver, no hay espacio en una lista de prioridades para tareas que no son importantes ni urgentes. Así que no los incluya en absoluto, son solo una pérdida de tiempo.
Ordenar sus tareas en este marco y crear su lista de prioridades puede ser un desafío. Puede tener dificultades para distinguir las tareas importantes de las urgentes. Aquí, el marco CLEAR puede ayudar. Si responde afirmativamente a tres o más preguntas, entonces esa tarea es importante para usted; menos, es urgente.
La primera pregunta CLARA pregunta: ¿Está relacionado con su propósito?
Tomemos a Herb Kelleher, ex director ejecutivo de Southwest Airlines. Antes de cada decisión, se preguntaba: ¿ayudará esto a Southwest a ser el mejor proveedor de bajo costo? Esta no fue una pregunta al azar. Estaba vinculado a la simple misión de Southwest de ser la mejor aerolínea de bajo costo que existía. Cualquier decisión que no supere esta pregunta simplemente se abandonó. Su método funcionó claramente. Hoy en día, Southwest Airlines no es solo una aerolínea galardonada; ha seguido teniendo éxito, incluso en tiempos económicos difíciles en los que otros han fracasado.
Las otras preguntas del marco CLEAR: ¿está vinculado a un objetivo? ¿Es esencial? ¿Es ventajoso? ¿Está basado en la realidad? – puede ayudarnos aún más a identificar nuestras prioridades y mantenernos productivos.
Desarrolla los hábitos adecuados
Desafortunadamente, la vida no se trata solo de centrarnos en nuestras prioridades. También necesitamos administrar nuestras tareas domésticas, como lavar la ropa, limpiar y administrar las finanzas. Puede ser un desafío tratar de cuidarlos junto con todas nuestras otras actividades.
Aquí es donde entra en juego tener buenos sistemas. Construimos sistemas fuertes desarrollando hábitos positivos. A su vez, una vez que estos hábitos están arraigados, hacen que las tareas sucedan automáticamente.
Nuestros cerebros trabajan duro; aunque representan solo el 2 por ciento de nuestra masa corporal, ¡consumen el 20 por ciento de nuestras calorías diarias!
Cuando le da a su cerebro demasiado para hacer, pierde energía y su capacidad para tomar buenas decisiones. Desarrollar buenos hábitos le ayudará a conservar el poder de su cerebro al liberar espacio para concentrarse en lo que realmente importa.
Entonces, ¿cómo se desarrollan buenos hábitos?
Primero, necesitas articular el hábito. Pregúntese, ¿por qué quiero crear un nuevo hábito? Digamos, por ejemplo, que quiere ponerse en forma y saludable.
Luego, identifique las señales. Estos son factores desencadenantes que le dicen al cerebro que adopte un hábito. Las señales incluyen la ubicación, el tiempo, nuestro estado emocional, otras personas y la acción anterior. Podría ser tan simple como dejar las zapatillas de deporte junto a la puerta como recordatorio para salir a correr después del trabajo.
Luego, defina el comportamiento. Se necesitan aproximadamente 66 días para formar un hábito, por lo que ayuda si, al principio, puede identificar las excusas que luego podría usar para dejar de desarrollar este hábito, algo como, “Estoy demasiado cansado para salir a correr. Yo ire mañana.» Si ya ha predicho la excusa, una vez que surja la necesidad de usarla, estará listo para luchar contra ella.
Finalmente, necesitamos hacer un plan que incluya las tres R: Registro, Recompensa y Redirección.
Puede ser difícil ver algún progreso cuando comienza a formar su hábito, por lo que es bueno registrar o rastrear su progreso. Por ejemplo, use una aplicación en ejecución que realice un seguimiento de cada ejecución por usted.
Lo siguiente son las recompensas . La investigación del cerebro ha demostrado que las recompensas son importantes para desarrollar hábitos. Eso es porque las recompensas le dicen al cerebro que vale la pena recordar esta actividad para el futuro. Una vez que se haya formado el hábito, ya no necesitará recompensas.
Finalmente, aprenda a redirigir . Tropezarás en algún momento. Digamos que pasa una semana sin hacer ejercicio, ¡esa no es razón para dejar de fumar! Solo necesita recuperarse, recuperarse y redirigir sus esfuerzos.
Desarrollar hábitos sólidos no es difícil; solo se necesita energía extra al principio. Una vez que se ha establecido un sistema, su mantenimiento requiere menos esfuerzo, menos energía y menos pensamiento.
Las rutinas pueden reducir el estrés
¿Encuentra las rutinas restrictivas o liberadoras? Algunas personas pueden pensar que absorben la alegría del día, pero, en realidad, las rutinas pueden hacer que la vida diaria sea más agradable. ¿Por qué? Porque agilizan las actividades, conservan el poder del cerebro y brindan tiempo para dedicarlo a cosas más importantes.
Algunas rutinas son automáticas. Piense en lo que hace al levantarse: cepillarse los dientes, ducharse, ponerse desodorante, etc.
Pero también podemos diseñar rutinas intencionalmente para satisfacer nuestras necesidades. Podría estar creando tiempo y espacio para algo que nos importa. O podría ser una forma de hacer las tareas del hogar de manera más eficaz.
Las rutinas automatizadas son particularmente útiles cuando se trata de tareas que hacemos con regularidad, como lavar la ropa. Por ejemplo, cuando los hijos de la autora tenían alrededor de tres años, ella comenzó a hacer un anuncio semanal: «¡Es martes, día de lavandería!» Como se trataba de un ritual, no se necesitaban instrucciones; sus hijos sabían exactamente qué hacer. Cada uno sacaba su cesto de ropa a la sala de estar.
A los cinco años, estaban ordenando la ropa sucia bajo la supervisión de su madre. La autora podría haber hecho esto más rápidamente por sí misma, pero vio esta rutina automatizada como una inversión.
Unos años más tarde, los niños también estaban poniendo su ropa en la lavadora. Ahora, ambos niños lavan su propia ropa, así como las sábanas y toallas del hogar. La formación de sus hijos ciertamente le costó a la autora algún tiempo en ese entonces, pero su inversión ha dado sus frutos en forma de más tiempo para tareas más importantes ahora.
La automatización también se puede utilizar para desglosar las tareas que deben realizarse durante todo el año, haciendo que los proyectos abrumadores sean más manejables.
Por ejemplo, sabemos que los impuestos vencen en abril, pero esperar hasta el último momento para resolver nuestro papeleo crea un estrés innecesario.
¿Por qué no comenzar el proceso en enero creando una carpeta con una lista de verificación para todos los trámites necesarios? Luego, en febrero, asegúrese de que se presenten todos los documentos relevantes. En marzo, es hora de concertar una cita con su contador. Y en abril, bueno, podrías. . . Relájate.
La belleza de estas rutinas automatizadas es que le brindan espacio para ser proactivo y hacer su mejor trabajo. Simplifican su vida y le permiten ejecutarla con menos estrés.
Da a tu cerebro un poco de espacio para jugar y explorar
¿Con qué frecuencia presionas pausa en tu ajetreada vida? Puede ser difícil, pero todos necesitamos hacer un tiempo no estructurado para refrescarnos y renovarnos. En otras palabras, necesitamos espacios en blanco en nuestras vidas. El problema es que estamos tan absortos en nuestras actividades diarias que empezamos a pensar que no tenemos tiempo libre.
Entonces, aquí hay otra pregunta para usted: en los últimos 12 meses, ¿ha visto un programa de televisión en exceso o se ha desplazado sin pensar en su teléfono? Si su respuesta es sí, el potencial para espacios en blanco está ahí, ¡simplemente no lo está usando!
Pero, como ocurre con muchas cosas buenas, los espacios en blanco no se generan automáticamente; necesitamos tallarlo intencionalmente.
Hacer tiempo para nosotros mismos no es un lujo, es una necesidad. Es la puerta de entrada a una mayor productividad, creatividad y concentración. Y el espacio en blanco tiene algunos beneficios reales y tangibles. Las investigaciones han demostrado que puede aumentar nuestras habilidades para resolver problemas, ayudarnos a recuperarnos de la adversidad y aumentar la automotivación.
Si no nos hacemos espacios en blanco a propósito, nuestros cerebros llenan ese tiempo con tareas sin sentido como revisar nuestros teléfonos y navegar por las plataformas de redes sociales. Estudios recientes muestran que la persona promedio pasará cinco años y cuatro meses de su vida en las redes sociales; seguramente, ¿podemos aprovechar este tiempo para un uso mucho más significativo?
Entonces, ¿cuál es la mejor manera de crear espacios en blanco? Es simple: establece límites. Pero no se trata solo de reducir el tiempo físico. También se trata de desconectarnos de nuestras vidas, apagar nuestros teléfonos inteligentes y pausar nuestro correo electrónico.
Cuando la autora se fue de vacaciones en un espacio en blanco de cinco días sin tecnología con la familia de su mejor amiga, se dio cuenta de cuánto nuestra adicción a la pantalla ha distorsionado nuestras vidas. Pasamos tanto tiempo en nuestros dispositivos que nos olvidamos de mirar a nuestro alrededor e interactuar con el mundo que nos rodea. Con la ausencia de pantallas, todos se quedaron despiertos hasta tarde, disfrutaron de conversaciones profundas entre ellos y quedaron absortos en la naturaleza.
Cuando nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, es realmente una inversión que produce rendimientos increíbles.
Aprenda cuándo decir que sí.
Si a menudo tiene dificultades para decidir qué oportunidades aceptar o rechazar, este breve ejercicio podría ayudar. Empiece por escribir la oportunidad en una hoja de papel. A continuación, escriba por qué quiere aprovechar esta oportunidad. ¿Está alineado con su propósito? Si no, entonces es un fácil no. Si esta oportunidad hace armonizar con su propósito, a continuación, evaluar si usted tiene tiempo para ello en su horario. Finalmente, pregúntese si decir que sí a esta oportunidad significará decir que no a otras cosas importantes. Analice cómo se siente, si se siente bien, ¡este es su sí!
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