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Los africanos están cansados de ser tratados como mercancía limpia conciencias #DíaDeÁfrica

24/07/2014 by María Hidalgo

Mere­ce ser compartido:

Actua­li­za­do el Sun­day, 16 January, 2022

Hoy es el Día de Áfri­ca. Día en el que olvi­da­mos que Áfri­ca no es un país. Son muchos y muy diver­sos. Y no es sólo pobre­za, y no es sólo desier­to. Reco­noz­ca­mos su rique­za cul­tu­ral, sus idio­mas, sus ciu­da­da­nos, su músi­ca, su arte, su cien­cia, sus empren­de­do­res, su desa­rro­llo pro­pio… y pida­mos a nues­tros gobier­nos el retorno de la “coope­ra­ción inter­na­cio­nal” pero sobre todo, que Espa­ña no nego­cie con empre­sas que saquean a los afri­ca­nos y mucho menos, con dic­ta­do­res de ese con­ti­nen­te. Áfri­ca no nece­si­ta que la llo­re­mos no com­pa­dez­ca­mos, ni que vaya­mos allí a rega­lar­les cami­se­tas de fút­bol y comi­da en pol­vo. No nece­si­ta que nos haga­mos fotos con niños acom­pa­ña­das de “ellos sí que saben qué es ser feliz”. Nece­si­tan mucho más: menos hipo­cre­sía y más res­pe­to:

Afri­ca per­te­ne­ce a los afri­ca­nos. Qui­té­mo­nos la pose de “sal­va­do­res” y deje­mos de saquear­les #Día­deÁ­fri­ca pic.twitter.com/K2839kyOSP

— Dise­ño Social 🌿 (@disenosocialorg) May 25, 2016

__ ¿Qué des­cu­bri­rás en este post? __

  • Día de África
  • Apren­da a desa­fiar el racis­mo aban­do­nan­do la ama­bi­li­dad y apo­yán­do­se en la incomodidad
    • Los racis­tas agra­da­bles sue­len ser los que más daño hacen
    • El mito del indi­vi­dua­lis­mo es uno de los aspec­tos más per­sis­ten­tes del buen racismo
    • Los blan­cos pue­den ser racis­tas y expe­ri­men­tar opre­sión al mis­mo tiempo
    • La igno­ran­cia deli­be­ra­da y la fal­ta de humil­dad hacen que los bue­nos racis­tas sean peligrosos
    • Usar per­so­nas de color para demos­trar que no eres racis­ta es, de hecho, algo racista
  • Tra­tar de des­per­tar a los demás es per­ju­di­cial y contraproducente.
    • Prac­ti­ca des­cen­trar­te y apren­der de los comentarios
    • Los racis­tas agra­da­bles se afe­rran a los sen­ti­mien­tos de ver­güen­za, lo que les per­mi­te que­dar­se estancados
    • Ali­nee sus accio­nes con sus valo­res y hága­se res­pon­sa­ble del daño que cause
  • Una mira­da pode­ro­sa y con­tro­ver­ti­da sobre cómo Occi­den­te nos equi­vo­ca­mos sobre África
    • Los pro­pios intere­ses polí­ti­cos de Occi­den­te se inter­po­nen en el camino cuan­do se tra­ta de ayu­dar a África
    • Los tra­ba­ja­do­res huma­ni­ta­rios ricos e influ­yen­tes de Occi­den­te no son sufi­cien­tes para crear un cam­bio en África
    • La inci­pien­te indus­tria agrí­co­la de Áfri­ca tie­ne el poten­cial de erra­di­car la pobre­za y ali­men­tar al mundo
    • Está sur­gien­do una nue­va Áfri­ca urba­na a medi­da que los barrios mar­gi­na­les se están trans­for­man­do en ciu­da­des planificadas
    • No todos los líde­res afri­ca­nos son cri­mi­na­les sin edu­ca­ción; algu­nos son inno­va­do­res revolucionarios
  • Los telé­fo­nos móvi­les conec­tan a los afri­ca­nos con el mun­do y hacen posi­ble una nue­va for­ma de ban­ca móvil

Día de África

Nece­si­ta que deje­mos de matar­la. Nece­si­ta que deje­mos de apo­yar a sus dic­ta­do­res. Nece­si­ta que nues­tros polí­ti­cos dejen de hablar de coope­ra­ción asis­ten­cia­lis­ta y ten­gan un com­pro­mi­so serio por aca­bar con las mafias que ile­gal, y las empre­sas que legal­men­te, están saquean­do el con­ti­nen­te y aca­ban­do con su eco­no­mía… y su cultura.

“Afri­ca: un lugar de pai­sa­jes y ani­ma­les mara­vi­llo­sos, de gen­te incom­pren­si­ble que libra gue­rras sin sen­ti­do y mue­re de pobre­za y SIDA; inca­pa­ces de hablar por si mis­mos y espe­ran­do a ser sal­va­dos por un extran­je­ro blan­co y gen­til” 10 fal­sos dis­cur­sos sobre Africa

Las ONGs deben dis­po­ner de un códi­go de con­duc­ta que esta­ble­ce cier­tos lími­tes res­pec­to a la comu­ni­ca­ción de sus cam­pa­ñas.  No hay nada más com­pli­ca­do que crear una bue­na cam­pa­ña de cap­ta­ción de fon­dos. Rustyradiator.com es una pági­na que inten­ta pre­miar la mejores.

¿Reco­no­ces los este­reo­ti­pos de uso fre­cuen­te en las cam­pa­ñas de recau­da­ción de fon­dos? El sen­ti­men­ta­lis­mo más humi­llan­te lla­ma a la acción. Sin embar­go, tene­mos que crear un com­pro­mi­so con el donan­te basa­do en el cono­ci­mien­to, no en los este­reo­ti­pos. ¿Por qué?

Por­que tene­mos que cam­biar la for­ma en que las cam­pa­ñas de recau­da­ción de fon­dos se comu­ni­can pro­ble­mas de la pobre­za y el desa­rro­llo. De lo con­tra­rio, segui­re­mos crean­do la con­cien­cia de “dar al pobre” en lugar de dar un paso más y plan­tear­nos por­qué exis­te la pobre­za y qué hábi­tos de nues­tro día a día con­tri­bu­yen a ella (des­de nues­tros votos a nues­tras compras).

Así lo ven nues­tros políticos.…

“Las ONG últi­ma­men­te han con­fia­do en los depar­ta­men­tos de mar­ke­ting que tie­nen estu­dia­do cómo indu­cir las deci­sio­nes. Que saben cuá­les son los moti­vos más comu­nes por los que la gen­te se deci­de por una u otra.

Sabrán tam­bién orde­nar por impor­tan­cia las dife­ren­tes estra­te­gias de cap­ta­ción como la pre­sen­cia fre­cuen­te en los medios de comu­ni­ca­ción de masas, la adhe­sión de famo­sos que pres­tan su ima­gen a la cau­sa, o la opor­tu­ni­dad de ofre­cer­se a tra­vés de una rápi­da con­ver­sa­ción cara a cara con los chi­cos del peto.

Sin duda ten­drán estu­dia­do tam­bién cuá­les son los anzue­los más efi­ca­ces: una cuo­ta cómo­da, una ima­gen lim­pia, un ahi­ja­do moco­so o un desas­tre debi­da­men­te difun­di­do. Al final la gen­te con­su­me pre­fe­ren­te­men­te marcas”.

Pablo J. Mar­tí­nez Osés,
“Reno­van­do el papel de las ONGD. Hacia la trans­for­ma­ción social”.

Nues­tras vidas, nues­tras cul­tu­ras, están hechas de muchas his­to­rias inter­re­la­cio­na­das. La nove­lis­ta Chi­ma­man­da Adi­chie cuen­ta cómo encon­tró su voz cul­tu­ral autén­ti­ca y advier­te que si solo escu­cha­mos una his­to­ria sobre una per­so­na o un país, corre­mos el ries­go de caer en una incom­pren­sión grave.

Los africanos están cansados de ser tratados como mercancía limpia conciencias #DíaDeÁfrica 1

Aprenda a desafiar el racismo abandonando la amabilidad y apoyándose en la incomodidad

Nice Racism (2021) desa­fía todo lo que cree­mos saber sobre el racis­mo. La mayo­ría de los racis­tas no per­te­ne­cen a la extre­ma dere­cha y no apo­yan cons­cien­te­men­te la supre­ma­cía blan­ca. En cam­bio, son per­so­nas blan­cas pro­gre­sis­tas “agra­da­bles” que come­ten micro­agre­sio­nes dia­rias por­que nun­ca han enfren­ta­do ade­cua­da­men­te sus pro­pios pre­jui­cios. Al aban­do­nar la ama­bi­li­dad y hacer­se res­pon­sa­bles, los blan­cos pue­den con­ver­tir­se en mejo­res alia­dos en la lucha por la jus­ti­cia racial.

Cuan­do se tra­ta de racis­mo, si eres una per­so­na blan­ca pro­gre­sis­ta, es pro­ba­ble que te veas a ti mis­mo como par­te de la solu­ción en lugar de ser par­te del pro­ble­ma. Pero los pro­gre­sis­tas blan­cos “agra­da­bles” con fre­cuen­cia per­pe­tran el mayor daño racial en los espa­cios inter­ra­cia­les. Obje­ti­van a las per­so­nas negras y de color, pro­mul­gan micro­agre­sio­nes racis­tas dia­rias y cen­tran sus pro­pios sen­ti­mien­tos de ver­güen­za cuan­do se les lla­ma, es decir, lo hacen todo sobre ellos . Y des­co­no­cen por com­ple­to el daño que están cau­san­do por­que nun­ca han sen­ti­do la nece­si­dad de exa­mi­nar sus pro­pias creen­cias racis­tas internalizadas.

Estos con­se­jos son una guía útil para cual­quie­ra que esté dis­pues­to a admi­tir que es un “buen racis­ta”. Des­cu­bri­rás los movi­mien­tos comu­nes y las jus­ti­fi­ca­cio­nes que hacen los racis­tas pro­gre­sis­tas, y apren­de­rás cómo dejar esa apa­rien­cia de ama­bi­li­dad, ser res­pon­sa­ble y tomar en serio la lucha con­tra la supre­ma­cía blanca. 

En estoscon­se­jos, tam­bién aprenderá

  • por qué los racis­tas agra­da­bles siem­pre men­cio­nan a los ami­gos o socios negros;
  • cómo pro­ce­sar la retro­ali­men­ta­ción crí­ti­ca sin tener que ver con usted; y
  • por qué tra­tar de des­per­tar a otras per­so­nas no te hará menos racista.

Los racistas agradables suelen ser los que más daño hacen

¿Cómo crees que es una per­so­na racis­ta? Inten­te evo­car una ima­gen: ¿ve a un miem­bro enca­pu­cha­do del Ku Klux Klan? ¿O qui­zás una cara eno­ja­da per­te­ne­cien­te a un gru­po nacio­na­lis­ta blan­co, como los Proud Boys que irrum­pie­ron en el Capi­to­lio de los Esta­dos Unidos?

Es cier­to que el extre­mis­mo racis­ta de extre­ma dere­cha está aumen­tan­do en los Esta­dos Uni­dos. Pero si eres blan­co y quie­res encon­trar un racis­ta, empie­za más cer­ca de casa. Es decir, míra­te en el espejo. 

¡Pero yo no soy ese tipo de per­so­na blan­ca! pue­de estar pro­tes­tan­do. Estoy en la jun­ta de diver­si­dad en el tra­ba­jo, mar­cho por Black Lives Mat­ter y ele­gí la escue­la de mis hijos úni­ca­men­te por­que era diver­sa . Bueno, si esa es tu reac­ción, hay malas noti­cias: lo más pro­ba­ble es que seas un “buen racista”.

Muchos de noso­tros pen­sa­mos en la extre­ma dere­cha como los villa­nos cuan­do se tra­ta de racis­mo. Pero la ver­dad es que los blan­cos bien inten­cio­na­dos que tie­nen mucho cui­da­do de decir y hacer las “cosas correc­tas” en reali­dad infli­gen el mayor daño diario. 

Eso no tie­ne nin­gún sen­ti­do , estás pen­san­do. ¡Estas per­so­nas se ins­cri­ben en comi­tés de diver­si­dad e inten­tan pasar el rato con los padres negros en la escue­la de sus hijos! Bueno, tam­bién acu­den en masa a diver­sos vecin­da­rios, gen­tri­fi­cán­do­los en el pro­ce­so. Y some­ten a las per­so­nas negras que encuen­tran a un flu­jo cons­tan­te de micro­agre­sio­nes racis­tas, como notar cuán “arti­cu­la­das” son o usar de repen­te jer­ga hip-hop cuan­do hay per­so­nas negras cerca. 

Acép­te­lo: ser “ama­ble” no es lo mis­mo que ser edu­ca­do sobre la supre­ma­cía blan­ca o asu­mir la res­pon­sa­bi­li­dad por el daño que cau­sa. No sig­ni­fi­ca que esté real­men­te com­pro­me­ti­do en cam­biar el sta­tus quo, solo que le gus­ta inter­pre­tar el papel. En los foros de diver­si­dad, los racis­tas agra­da­bles impi­den acti­va­men­te el pro­gre­so al hablar y no actuar, o al poner en pri­mer plano sus pro­pios sen­ti­mien­tos sobre los de sus cole­gas negros. 

Por supues­to, los bue­nos racis­tas tie­nen las mejo­res inten­cio­nes. Pero las bue­nas inten­cio­nes no resuel­ven los pro­ble­mas intra­ta­bles del racis­mo y la supre­ma­cía blan­ca. Si eres blan­co, has cre­ci­do en una espe­sa sopa de men­sa­jes racis­tas: eres supe­rior, te ganas­te todas las ven­ta­jas que dis­fru­tas en la vida y los negros pros­pe­ra­rían si solo se esfor­za­ran un poco más. Estas, por supues­to, son todas men­ti­ras. La bue­na noti­cia es que son men­ti­ras que pue­des des­apren­der. Pero pri­me­ro ten­drás que renun­ciar a ser tan “ama­ble”.

El mito del individualismo es uno de los aspectos más persistentes del buen racismo

Siem­pre que Robin DiAn­ge­lo lle­va a cabo un taller sobre racis­mo, una de las crí­ti­cas más comu­nes que reci­be es que está hacien­do gene­ra­li­za­cio­nes injus­tas sobre los blan­cos. Des­pués de todo, dicen los par­ti­ci­pan­tes, los blan­cos no son un gru­po homo­gé­neo. Algu­nos de ellos fue­ron edu­ca­dos para nun­ca dis­cri­mi­nar a nadie. Otros han tra­ba­ja­do duro para com­ba­tir el racis­mo en sus comu­ni­da­des a pesar de pro­ve­nir de fami­lias racis­tas. De hecho, muchas de las per­so­nas blan­cas con las que se rela­cio­na se han dedi­ca­do al tra­ba­jo de jus­ti­cia social. Son acti­vis­tas, maes­tros, tra­ba­ja­do­res socia­les y líde­res espi­ri­tua­les. Algu­nos de ellos tie­nen ami­gos o fami­lia­res negros y viven en comu­ni­da­des diversas.

Enton­ces, pre­gun­tan, ¿cómo se atre­ve DiAn­ge­lo a agru­par a todos los blan­cos en un gru­po racis­ta sin siquie­ra moles­tar­se en des­cu­brir sus his­to­rias indi­vi­dua­les? Detrás de esa pre­gun­ta hay una supo­si­ción común entre los bue­nos racis­tas: la supo­si­ción del indi­vi­dua­lis­mo .

A los bue­nos racis­tas les gus­ta pen­sar en el racis­mo como un pro­ble­ma con el que todos se rela­cio­nan como indi­vi­duos. Según esa lógi­ca, algu­nas per­so­nas blan­cas son racis­tas mien­tras que otras no lo son. Pero no exis­te una cláu­su­la de exclu­sión volun­ta­ria cuan­do se tra­ta de bene­fi­ciar­se del racis­mo sis­té­mi­co como per­so­na blan­ca. Cual­quie­ra que sea su his­to­ria per­so­nal, los pri­vi­le­gios que da por sen­ta­do son el resul­ta­do de siglos de polí­ti­cas racis­tas dise­ña­das para refor­zar la supre­ma­cía blanca. 

Por ejem­plo, en la déca­da de 1950, la Auto­ri­dad Fede­ral de Vivien­da otor­gó prés­ta­mos hipo­te­ca­rios ase­qui­bles, pero solo a fami­lias blan­cas. Sin embar­go, ¿cómo se finan­cian las escue­las públi­cas hoy en día? Median­te impues­tos pre­dia­les. Esto sig­ni­fi­ca que en los vecin­da­rios negros, don­de la mayo­ría de las fami­lias nun­ca han teni­do la opor­tu­ni­dad de poseer una pro­pie­dad y cons­truir rique­za inter­ge­ne­ra­cio­nal, las escue­las no cuen­tan con fon­dos sufi­cien­tes. Los jóve­nes negros ter­mi­nan en des­ven­ta­ja no por­que no tra­ba­jen tan duro, sino por­que el sis­te­ma está con­fi­gu­ra­do para hacer­lo de esa manera. 

No impor­ta quién sea usted, en qué cree o cuán difí­cil haya sido su vida; si es blan­co, se ha bene­fi­cia­do de estas polí­ti­cas. Nun­ca estás fue­ra de este sis­te­ma racis­ta y nun­ca eres inmu­ne al domi­nio de las ideas supre­ma­cis­tas blancas. 

Los blan­cos luchan con­tra esta ver­dad por dos razo­nes. En pri­mer lugar, acep­tar­lo sig­ni­fi­ca­ría reco­no­cer que adqui­rie­ron sus recur­sos de mane­ra injus­ta, en lugar de hacer­lo por méri­to o ese vie­jo cli­ché, “tra­ba­jo duro”. En segun­do lugar, admi­tir su racis­mo sacu­di­ría su idea de sí mis­mos como per­so­nas blan­cas bue­nas y moral­men­te justas. 

Renun­ciar al mito del indi­vi­dua­lis­mo es difí­cil. Pero es el pri­mer paso para poder iden­ti­fi­car y des­man­te­lar su pro­pio racismo.

Los blancos pueden ser racistas y experimentar opresión al mismo tiempo

La infan­cia de Robin DiAn­ge­lo pare­cía todo menos pri­vi­le­gia­da. Cre­ció en la pobre­za extre­ma y su fami­lia vivió lar­gos perío­dos sin hogar, duran­te los cua­les vivie­ron fue­ra de su auto­mó­vil. A menu­do no tenía sufi­cien­te para comer y sus dien­tes esta­ban podri­dos por­que sus padres no podían pagar la aten­ción médi­ca o den­tal. En cuar­to gra­do, su maes­tra la humi­lló fren­te a la cla­se dicién­do­le que esta­ba sucia y olía mal.

Los blan­cos que han cre­ci­do en cir­cuns­tan­cias como las de DiAn­ge­lo a menu­do res­pon­den con furia cuan­do se les infor­ma que expe­ri­men­ta­ron el pri­vi­le­gio de los blan­cos. Pare­ce inva­li­dar todas sus expe­rien­cias vivi­das de sufri­mien­to y opre­sión. Pero a pesar de lo duras que fue­ron sus expe­rien­cias per­so­na­les, nun­ca se vol­vie­ron más difí­ci­les debi­do a su raza. Y ese es el pri­vi­le­gio de los blancos. 

Si bien la fami­lia de DiAn­ge­lo fue dis­cri­mi­na­da por su pobre­za, eso no los hizo sim­pa­ti­zar con las luchas de las fami­lias negras, todo lo con­tra­rio. Recuer­da que su abue­la le advir­tió que no se sen­ta­ra en un asien­to que una per­so­na supues­ta­men­te “de color” había ocu­pa­do o que no toca­ra la comi­da en el sue­lo por­que una per­so­na negra podría haber­la deja­do caer. El men­sa­je era cla­ro: los negros eran sucios e inde­sea­bles. Este racis­mo le dio a su fami­lia un sen­ti­do de supe­rio­ri­dad a pesar de su bajo estatus.

Cuan­do DiAn­ge­lo fue a la uni­ver­si­dad, la mayo­ría de sus pro­fe­so­res y com­pa­ñe­ros de estu­dios eran blan­cos, y el pro­gra­ma de estu­dios se cen­tra­ba en inte­lec­tua­les blan­cos. Eso le faci­li­tó enca­jar per­fec­ta­men­te a pesar de su ori­gen empo­bre­ci­do. La blan­cu­ra la ayu­dó a ingre­sar a la edu­ca­ción de pos­gra­do y la movi­li­dad social que nece­si­ta­ba para salir de la pobreza. 

Los men­sa­jes que inter­na­li­zó cuan­do era una niña que vivía en la pobre­za toda­vía dan for­ma a cómo pien­sa y sien­te DiAn­ge­lo. Nun­ca podrá des­ha­cer­se por com­ple­to de la idea de que es vaga, estú­pi­da y sucia, lo que la inti­mi­da en algu­nos espa­cios en blan­co. Y ese sen­ti­mien­to la hace menos pro­pen­sa a hablar en con­tra del racis­mo y más pro­pen­sa a colu­dir­se con la supre­ma­cía blanca. 

La opre­sión de DiAn­ge­lo a tra­vés de la pobre­za exis­te en una rela­ción com­ple­ja con su supe­rio­ri­dad blan­ca. Kim­ber­lé Williams Crenshaw desa­rro­lló el con­cep­to de inter­sec­cio­na­li­dad para expre­sar cómo se cru­zan dife­ren­tes aspec­tos de las iden­ti­da­des socia­les y polí­ti­cas de una per­so­na. Por ejem­plo, todas las muje­res luchan con­tra la miso­gi­nia, pero las muje­res negras expe­ri­men­tan las múl­ti­ples opre­sio­nes del racis­mo y el sexismo.

Duran­te dema­sia­do tiem­po, los blan­cos han uti­li­za­do sus expe­rien­cias de opre­sión para jus­ti­fi­car que no nece­si­tan exa­mi­nar el racis­mo. Pero cen­trar la raza en reali­dad per­mi­te aná­li­sis mati­za­dos y bien infor­ma­dos de la opre­sión de cla­se y géne­ro, inclui­do lo que la per­pe­túa y lo que nos per­mi­ti­rá final­men­te interrumpirla. 

La ignorancia deliberada y la falta de humildad hacen que los buenos racistas sean peligrosos

Una eje­cu­ti­va negra a quien DiAn­ge­lo cono­ce una vez tuvo un des­acuer­do con su asis­ten­te blan­co sobre un tema cla­ve de polí­ti­ca. Su jefe, que tam­bién era blan­co, se puso del lado de la asis­ten­te. Lue­go, la eje­cu­ti­va negra desa­fió a su jefe por el obvio pre­jui­cio racial que había mos­tra­do al poner­se del lado de su asis­ten­te menos cali­fi­ca­do, y fue despedida. 

Eso sí, no había nada de malo en su desem­pe­ño en el tra­ba­jo. Su cri­men fue hacer que su jefe se sin­tie­ra incó­mo­do al denun­ciar explí­ci­ta­men­te su racismo. 

Los racis­tas agra­da­bles tie­nen muy poca capa­ci­dad para lidiar con el males­tar o exa­mi­nar su cul­pa­bi­li­dad en la diná­mi­ca racis­ta. Enton­ces, cuan­do se enfren­tan a su pro­pio racis­mo, sus “boni­tas” facha­das se derrum­ban muy rápi­da­men­te y ter­mi­nan arremetiendo. 

Los blan­cos pue­den ser racis­tas, pero no sue­len saber mucho sobre el racis­mo en sí, espe­cial­men­te la for­ma en que los negros lo expe­ri­men­tan. Eso es por­que, para empe­zar, tie­nen muy poco cono­ci­mien­to del mun­do real de lo que es ser una per­so­na negra o de color en los Esta­dos Uni­dos. Cre­cen en comu­ni­da­des abru­ma­do­ra­men­te segre­ga­das y van a escue­las “bue­nas”, que es el códi­go para “blan­cos”. Como infor­mó el Washing­ton Post en 2014, más del 75 por cien­to de los blan­cos no tie­nen ami­gos negros. Y están cons­tan­te­men­te expues­tos a una cul­tu­ra mediá­ti­ca que cen­tra las expe­rien­cias de los blan­cos. Eso sig­ni­fi­ca que son extre­ma­da­men­te igno­ran­tes sobre las expe­rien­cias fue­ra de su bur­bu­ja blanca.

Por ejem­plo, cuan­do los inves­ti­ga­do­res pre­gun­ta­ron a los encues­ta­dos blan­cos cuál pen­sa­ban que era la bre­cha de rique­za entre las fami­lias blan­cas y negras, la mayo­ría supu­so que las fami­lias negras tie­nen $ 80 por cada $ 100 que tie­ne una fami­lia blan­ca. ¿La ver­da­de­ra res­pues­ta? Por cada $ 100 que tie­nen las fami­lias blan­cas, las fami­lias negras tie­nen menos de $ 10. Los encues­ta­dos blan­cos habían sub­es­ti­ma­do enor­me­men­te la bre­cha de la pobre­za y, por lo tan­to, no tenían una idea real de sus consecuencias. 

La igno­ran­cia es solo una de las for­mas en que los blan­cos per­pe­túan el racis­mo. Debi­do a la segre­ga­ción, rara vez tie­nen que res­pon­der a los negros, lo que sig­ni­fi­ca que tie­nen poca prác­ti­ca para lidiar con la inco­mo­di­dad de ser lla­ma­dos y res­pon­sa­bi­li­za­dos por el racismo. 

En cam­bio, su males­tar y ansie­dad están enmas­ca­ra­dos en una insi­dio­sa “ama­bi­li­dad”. Pero la ama­bi­li­dad en reali­dad impi­de que los blan­cos reco­noz­can su pro­pio racis­mo. Abor­dar la supre­ma­cía blan­ca requie­re la volun­tad de lidiar con el con­flic­to y res­pon­der con humil­dad cuan­do se le pide racis­mo. Esto pue­de ser com­pli­ca­do y difí­cil, y no siem­pre es agra­da­ble. Pero así es como se logra el pro­gre­so real. 

Usar personas de color para demostrar que no eres racista es, de hecho, algo racista

El pre­si­den­te Joe Biden ha sido elo­gia­do por dar algu­nos pasos muy espe­ra­dos para aumen­tar la diver­si­dad en la Casa Blan­ca. Pero cuan­do Biden era sena­dor de Esta­dos Uni­dos, fue cri­ti­ca­do por elo­giar a otros sena­do­res que eran abier­ta­men­te racis­tas y segre­ga­cio­nis­tas. ¿La res­pues­ta de Biden? No podía ser racis­ta, por­que había tra­ba­ja­do jun­to a acti­vis­tas de dere­chos civi­les duran­te toda su carrera.

La medi­da de Biden fue un caso clá­si­co de lo que DiAn­ge­lo lla­ma acre­di­ta­ción de cele­bra­ción del color , que es una per­so­na blan­ca que usa su pro­xi­mi­dad a los negros y las per­so­nas de color para demos­trar que no es racis­ta. El ex pre­si­den­te Donald Trump ha toma­do el mis­mo movi­mien­to. Cuan­do Trump fue acu­sa­do de racis­mo, su jefe de gabi­ne­te anun­ció rápi­da­men­te una con­fe­ren­cia de pren­sa. Mien­tras Trump habla­ba, Lyn­ne Pat­ton, una mujer negra y desig­na­da por Trump, esta­ba en el esce­na­rio detrás de él. Pat­ton no dijo nada, pero el men­sa­je fue cla­ro: Trump no podía ser racista. 

La acre­di­ta­ción no solo se usa en polí­ti­ca. Es una herra­mien­ta alter­na­ti­va uti­li­za­da por agra­da­bles racis­tas en todas par­tes para tra­tar de seña­lar su esta­tus como gen­te blan­ca pro­gre­sis­ta y “bue­na”. Es un movi­mien­to que a menu­do hace des­ca­rri­lar las con­ver­sa­cio­nes sobre la jus­ti­cia racial, impi­dien­do un mayor compromiso. 

Por ejem­plo, cuan­do DiAn­ge­lo faci­li­tó un semi­na­rio sobre la fra­gi­li­dad blan­ca en el Museo del Apartheid en Sudá­fri­ca, se sor­pren­dió cuan­do uno de los miem­bros de la audien­cia se puso de pie y comen­zó a pavo­near­se por la sala mien­tras enu­me­ra­ba sus cre­den­cia­les. Afir­mó que había escri­to un artícu­lo sobre el racis­mo a los seis años, tra­ba­ja­do para la Fun­da­ción Nel­son Man­de­la y “cons­trui­do casas en los muni­ci­pios”. El mode­ra­dor la ins­tó a tomar asien­to, pero ella sim­ple­men­te con­ti­nuó, aje­na al hecho de que las cre­den­cia­les que ofre­ció como prue­ba de que no era racis­ta se vie­ron soca­va­das por su com­por­ta­mien­to tan­gi­ble­men­te racis­ta, es decir, hablar sobre per­so­nas de color y domi­nar la sala. . 

Este tipo de acre­di­ta­ción argu­men­ta implí­ci­ta­men­te que la pro­xi­mi­dad a las per­so­nas negras y de color sig­ni­fi­ca que no eres racis­ta. De acuer­do con esta lógi­ca, si eres blan­co y vives en un vecin­da­rio diver­so, o tie­nes una pare­ja negra, o una vez hicis­te una pasan­tía en un país afri­cano, pue­des tole­rar la pre­sen­cia de per­so­nas negras y, por lo tan­to, no eres racis­ta. Por supues­to, la lógi­ca no resis­te el escru­ti­nio. La pro­xi­mi­dad no equi­va­le a la inte­gra­ción o la cons­truc­ción de rela­cio­nes reales. Y la his­to­ria mues­tra que los racis­tas tole­ran muy bien la pro­xi­mi­dad a los negros; pien­se en los escla­vi­za­do­res, por ejemplo. 

Es más, la acre­di­ta­ción de cele­bra­ción del color en reali­dad sir­ve para obje­ti­var a las per­so­nas negras, cuya pro­xi­mi­dad se exi­ge por el capi­tal social que les brin­da a las per­so­nas blancas. 

Tratar de despertar a los demás es perjudicial y contraproducente.

Cuan­do DiAn­ge­lo esta­ba en la uni­ver­si­dad, ella y su pare­ja blan­ca salie­ron a cenar con otra pare­ja, que era negra. DiAn­ge­lo, que había cre­ci­do en un vecin­da­rio muy segre­ga­do, no tenía mucha expe­rien­cia en socia­li­zar con per­so­nas negras, y esta­ba ansio­sa por cau­sar una bue­na impresión.

Así que pasó toda la noche bom­bar­dean­do a la pare­ja con his­to­rias sobre su fami­lia racis­ta, con­tan­do sus terri­bles bro­mas con gran deta­lle y delei­tán­do­se en retra­tar­los de la peor mane­ra posi­ble. De la mane­ra más ver­gon­zo­sa, esta­ba tra­tan­do de comu­ni­car su esta­do de aler­ta : lo moder­na , cons­cien­te y no racis­ta que era. “¡No soy como mi fami­lia racis­ta! Soy una de las bue­nas per­so­nas blan­cas ”, bien pudo haber dicho.

En reali­dad, solo esta­ba repli­can­do el racis­mo del que inten­ta­ba dis­tan­ciar­se. Ella some­tió a la pare­ja a sen­ti­mien­tos horri­bles y racis­tas toda la noche, sin dar­se cuen­ta de lo per­tur­ba­do­res que podrían ser para ellos los chis­tes de los que se reía irónicamente.

Cuan­do tuvo esa cena incó­mo­da, DiAn­ge­lo era una estu­dian­te uni­ver­si­ta­ria inge­nua. Pero las per­so­nas blan­cas que han esta­do invo­lu­cra­das en tra­ba­jos anti­rra­cis­tas duran­te mucho tiem­po son espe­cial­men­te vul­ne­ra­bles al peli­gro de tra­tar de des­per­tar a todos. Por ejem­plo, las per­so­nas podrían argu­men­tar que no nece­si­tan asis­tir a un entre­na­mien­to de jus­ti­cia racial por­que ya lo saben todo. En lugar de absor­ber tan­to cono­ci­mien­to adi­cio­nal como sea posi­ble, o de apo­yar al res­to del gru­po, estas per­so­nas se com­por­tan como si estu­vie­ran por enci­ma de todo.

Los pro­gre­sis­tas que quie­ren des­per­tar a otros a menu­do denun­cian a los blan­cos para demos­trar su supe­rio­ri­dad moral. Por ejem­plo, una mujer blan­ca de un gru­po anti­rra­cis­ta lla­mó a otra mujer blan­ca por algún com­por­ta­mien­to racis­ta que había obser­va­do. Pero en lugar de tener una con­ver­sa­ción con ella al res­pec­to, envió a toda la orga­ni­za­ción un correo elec­tró­ni­co en el que des­pre­cia­ba a la mujer y le decía que no que­ría tener nada que ver con ella nun­ca más.

Por supues­to, res­pon­sa­bi­li­zar­se mutua­men­te es impor­tan­te, pero no si el obje­ti­vo es solo refor­zar su pro­pio sen­ti­do del des­per­tar y demos­trar que es un gran alia­do blan­co. La ver­dad es que los acti­vis­tas blan­cos se equi­vo­ca­rán todo el tiem­po. Nun­ca lle­ga­rán a un esta­do per­fec­to y anti­rra­cis­ta. Por lo tan­to, deben estar aler­tas, vigi­lan­tes y apren­der cons­tan­te­men­te en lugar de cen­trar­se en sus pro­pias credenciales.

Practica descentrarte y aprender de los comentarios

Ima­gi­na esto: estás en el tra­ba­jo y un com­pa­ñe­ro de tra­ba­jo negro te lle­va a un lado para hablar. Esta­bas fue­ra de lugar cuan­do dijis­te un chis­te en el almuer­zo, te dice. El chis­te vino a expen­sas de una per­so­na negra, lo que sig­ni­fi­ca­ba que la bro­ma era racis­ta; fue ofen­si­vo, y debe­ría haber­lo sabi­do mejor.

Sien­tes que tu cara se son­ro­ja y tu cora­zón comien­za a latir cada vez más rápi­do. ¿Por qué te está ata­can­do? ¡Eres la per­so­na menos racis­ta del mundo!

Pero antes de per­der los estri­bos, haz una pau­sa por un segun­do y míra­te bien. Una per­so­na negra te está ofre­cien­do comen­ta­rios sobre tu com­por­ta­mien­to racis­ta y el daño que ha cau­sa­do; ¡esto es un pri­vi­le­gio y lo estás desperdiciando!

Una res­pues­ta común al reci­bir retro­ali­men­ta­ción es cen­trar sus pro­pios sen­ti­mien­tos al res­pec­to. Por ejem­plo, es posi­ble que se sien­ta a la defen­si­va, moles­to o expues­to cuan­do su com­pa­ñe­ro de tra­ba­jo lo lle­ve a un lado. Así que te con­cen­tras en la for­ma en que expre­só sus comen­ta­rios, dicien­do que era des­pro­por­cio­na­do o agre­si­vo. Esta es la tác­ti­ca clá­si­ca de la vigi­lan­cia del tono , es decir, cen­trar­se en la trans­mi­sión del men­sa­je en lugar de reco­no­cer su contenido. 

Esta es una for­ma muy dañi­na de inter­ac­tuar con los comen­ta­rios. Por un lado, está afir­man­do que su cole­ga no tie­ne dere­cho a expre­sar eno­jo o tris­te­za por el racis­mo que expe­ri­men­ta. Tam­bién está mini­mi­zan­do su expe­rien­cia sin reco­no­cer que, si bien su com­por­ta­mien­to pue­de pare­cer­le menor, tie­ne un gran impac­to en él, o que es la acu­mu­la­ción de una serie de micro­agre­sio­nes racistas. 

Alter­na­ti­va­men­te, su res­pues­ta a la retro­ali­men­ta­ción crí­ti­ca podría ser sen­tir ver­güen­za y mor­ti­fi­ca­ción. Al reco­no­cer que has hecho daño, podrías rom­per a llo­rar y pedir per­dón. Esto pue­de pare­cer una mejor for­ma de res­pon­der, pero tam­bién es pro­ble­má­ti­co. Al final, sir­ve para que la situa­ción se cen­tre en ti y tus sentimientos. 

Recuer­de, su cole­ga negro se ha arries­ga­do al com­par­tir sus comen­ta­rios. Así que no lo ago­bies con tener que con­so­lar­te y hacer­te sen­tir mejor con­ti­go mis­mo. En cam­bio, agra­déz­ca­le por sus comen­ta­rios y tóme­se un tiem­po para sen­tar­se con sus sen­ti­mien­tos difíciles. 

Cuan­do haya pro­ce­sa­do sus emo­cio­nes fuer­tes y acep­ta­do la res­pon­sa­bi­li­dad de su com­por­ta­mien­to, pue­de tomar medi­das para enmendarlo. 

Los racistas agradables se aferran a los sentimientos de vergüenza, lo que les permite quedarse estancados

Pen­sa­mos que los sen­ti­mien­tos son natu­ra­les y puros, cosas que bro­tan den­tro de noso­tros como una reac­ción a nues­tros pen­sa­mien­tos y experiencias.

Pero los sen­ti­mien­tos tam­bién son con­tro­la­dos e inter­pre­ta­dos por las socie­da­des en las que vivi­mos. Por ejem­plo, la gen­te blan­ca gene­ral­men­te per­ci­bi­rá a un hom­bre blan­co eno­ja­do como pode­ro­so, mien­tras que un hom­bre negro eno­ja­do es vis­to como una ame­na­za. A algu­nas per­so­nas se les per­mi­te tener emo­cio­nes fuer­tes, mien­tras que a otras no. Y algu­nas emo­cio­nes son social­men­te más acep­ta­bles que otras.

Enfren­tar el racis­mo evo­ca todo tipo de sen­ti­mien­tos incó­mo­dos para los blan­cos, inclui­dos el resen­ti­mien­to, la apa­tía o inclu­so la ira. Pero, curio­sa­men­te, la emo­ción que los pro­gre­sis­tas blan­cos expre­san más abier­ta­men­te es la ver­güen­za. De hecho, la ver­güen­za sur­ge en la mayo­ría de los semi­na­rios anti­rra­cis­tas que impar­te DiAngelo. 

¿Por qué la ver­güen­za sería mucho más fácil de expre­sar que otras emo­cio­nes, como la cul­pa? Bueno, la cul­pa se tra­ta de sen­tir­se mal por lo que eres es , mien­tras que la cul­pa se sien­te mal por lo que ha hecho . La ver­güen­za pre­sen­ta un pro­ble­ma inso­lu­ble, mien­tras que la cul­pa pre­sen­ta una acción de la que pue­de ser res­pon­sa­ble de reparar. 

Los bue­nos racis­tas en reali­dad no quie­ren tener que cam­biar su com­por­ta­mien­to, y la ver­güen­za pro­por­cio­na una tapa­de­ra per­fec­ta. Al expre­sar ver­güen­za por el daño que han cau­sa­do, se mues­tran como per­so­nas mora­les que son cons­cien­tes del racis­mo. Tam­bién pro­vo­can sim­pa­tía y apo­yo de otras per­so­nas blan­cas, quie­nes les dicen que, por supues­to, no son per­so­nas terri­bles . ¡Y lis­to! Están absuel­tos de tener que hacer cual­quier cosa. De hecho, si las cosas se ponen dema­sia­do difí­ci­les en un taller anti­rra­cis­ta, pue­den jugar la car­ta de la ver­güen­za como una for­ma de des­co­nec­tar­se del tra­ba­jo. Es por eso que muchos faci­li­ta­do­res cami­nan sobre cás­ca­ras de hue­vo: les han dicho que no hay nada peor que aver­gon­zar a una per­so­na blanca.

Pero cuan­do con­du­ce a la acción, la ver­güen­za es en reali­dad una par­te nor­mal y salu­da­ble del tra­ba­jo anti­rra­cis­ta. La gen­te blan­ca tie­ne que lidiar con el hecho de que su posi­ción en la socie­dad está deter­mi­na­da en gran par­te por su raza. Por pri­me­ra vez, tie­nen que com­pro­me­ter­se con el daño que han cau­sa­do. Estas ver­da­des pue­den pro­vo­car ver­güen­za. La ver­güen­za solo se con­vier­te en un pro­ble­ma cuan­do se usa como excu­sa para la inac­ción, y como una for­ma de vol­ver a cen­trar a los pro­gre­sis­tas blan­cos a expen­sas de las per­so­nas a las que han dañado. 

Alinee sus acciones con sus valores y hágase responsable del daño que cause

Tras el ase­si­na­to de Geor­ge Floyd a manos de la poli­cía, hubo un gran aumen­to en la orga­ni­za­ción anti­rra­cis­ta. Las mar­chas de Black Lives Mat­ter se lle­va­ron a cabo en todo el mun­do, y apa­ren­te­men­te todas las cor­po­ra­cio­nes publi­ca­ron su pro­pia decla­ra­ción con­de­nan­do el racis­mo. Se con­tra­tó a pro­fe­so­res y entre­na­do­res anti­rra­cis­tas duran­te meses para rea­li­zar capa­ci­ta­cio­nes sobre diver­si­dad e inclusión. 

Los pro­gre­sis­tas blan­cos se invo­lu­cra­ron en movi­mien­tos anti­rra­cis­tas en can­ti­da­des récord y adqui­rie­ron flui­dez en la ter­mi­no­lo­gía de la jus­ti­cia racial. Pero hay una dife­ren­cia entre saber las cosas correc­tas que decir y real­men­te tra­ba­jar para lograr un cam­bio. Enton­ces, ¿cómo pue­de ase­gu­rar­se de que sus accio­nes se ali­neen con sus valores?

En pri­mer lugar, ser res­pon­sa­ble sig­ni­fi­ca ser hones­to acer­ca de cómo su fra­gi­li­dad blan­ca des­ca­rri­la su tra­ba­jo anti­rra­cis­ta. La fra­gi­li­dad blan­ca pue­de sur­gir como acti­tud defen­si­va, pará­li­sis, eno­jo o nega­ción de su pro­pio racis­mo a toda cos­ta. Inclu­so pue­de pare­cer ser dema­sia­do cui­da­do­so con per­so­nas de otras razas, o per­ma­ne­cer com­ple­ta­men­te en silen­cio en un semi­na­rio anti­rra­cis­ta por­que tie­nes mie­do de equi­vo­car­te. Pero si te tomas en serio el tra­ba­jo anti­rra­cis­ta, ten­drás que poner un poco de piel en el jue­go y acep­tar la vul­ne­ra­bi­li­dad. Si come­te un error, lím­pie­lo y esfuér­ce­se más la pró­xi­ma vez.

Para ser res­pon­sa­ble, cree círcu­los de apo­yo rodeán­do­se de otras per­so­nas blan­cas que tam­bién se dedi­can al tra­ba­jo anti­rra­cis­ta, no de aque­llos que apo­ya­rán su racis­mo. Úna­se a un gru­po blan­co anti­rra­cis­ta. Y bus­que ami­gos que le ofrez­can una res­pon­sa­bi­li­dad cari­ño­sa cuan­do se equi­vo­que, lo que le per­mi­ti­rá exa­mi­nar abier­ta­men­te su com­por­ta­mien­to racis­ta y lo empu­ja­rá a encon­trar for­mas de enmendarlo. 

Lue­go, ase­gú­re­se de res­pon­der siem­pre ante los negros y las per­so­nas de color. Soli­ci­te comen­ta­rios sobre su pro­gre­so y veri­fi­que si está mos­tran­do un com­por­ta­mien­to dañino. Pero no espe­re que los negros hagan este pesa­do tra­ba­jo gra­tis. Pága­los por su tiem­po. Ase­gú­re­se de com­pen­sar gene­ro­sa­men­te a cual­quier per­so­na de color que invi­te a con­sul­tar en una jun­ta o comi­té de diver­si­dad; reco­no­cer que apor­tan una pers­pec­ti­va valio­sa y hacen un tra­ba­jo difícil. 

Y siem­pre pon­ga su dine­ro don­de está su boca. Con­si­de­re donar una par­te de sus ingre­sos a una orga­ni­za­ción de jus­ti­cia racial. O dona tus habi­li­da­des y recur­sos. Pro­mo­ver y apo­yar el tra­ba­jo de inte­lec­tua­les y artis­tas negros. Y desa­fíe el silen­cio blan­co sobre el racismo. 

La alian­za es una acción más que un esta­do de ser. Se tra­ta de cómo te pre­sen­tas, todos los días, para apo­yar el antirracismo. 

Los racis­tas agra­da­bles son per­so­nas blan­cas que se creen pro­gre­sis­tas y tole­ran­tes y, por lo tan­to, inca­pa­ces de racis­mo. Pero el racis­mo es un sis­te­ma, no un sen­ti­mien­to o inten­ción per­so­nal. Todos los blan­cos cre­cen absor­bien­do los men­sa­jes de la supre­ma­cía blan­ca y bene­fi­cián­do­se de siglos de leyes racis­tas dise­ña­das para pri­vi­le­giar­los. Para des­man­te­lar la supre­ma­cía blan­ca, los pro­gre­sis­tas ten­drán que desa­rro­llar el cora­je para enfren­tar su pro­pio racis­mo y ser res­pon­sa­bles del daño que cau­san, no solo man­te­ner una apa­rien­cia de bondad. 

Y aquí hay algu­nos con­se­jos más prácticos:

En caso de duda, con­sul­te con Google.

Los blan­cos a menu­do les piden a los negros y a las per­so­nas de color que hagan el tra­ba­jo de edu­car­los sobre el racis­mo. Pero es injus­to pedir­le a otras per­so­nas que hagan ese tra­ba­jo. La ver­dad es que la infor­ma­ción sobre el racis­mo y el acti­vis­mo anti­rra­cis­ta está dis­po­ni­ble gra­tui­ta­men­te en Inter­net. Enton­ces, antes de aco­sar a un ami­go negro en bus­ca de res­pues­tas, inten­te bus­car en Goo­gle “¿Qué es el racis­mo?” o “Cómo ser un alia­do blan­co”. Encon­tra­rás lis­tas de recur­sos para explorar.

Una mirada poderosa y controvertida sobre cómo Occidente nos equivocamos sobre África

Des­de una pers­pec­ti­va euro­cén­tri­ca, Áfri­ca sue­le tener una mala repu­tación. Los medios occi­den­ta­les, cuan­do men­cio­nan a Áfri­ca, traen infor­mes de gue­rra y ham­bru­na, de corrup­ción polí­ti­ca y angus­tia. Pero, ¿es esto todo lo que el enor­me con­ti­nen­te tie­ne para ofrecer?

Bueno, la res­pues­ta sim­ple es no. Áfri­ca no es un con­ti­nen­te que pue­da o deba ser sal­va­do por Occi­den­te. En cam­bio, Áfri­ca, con su rique­za de recur­sos y enfo­ques inno­va­do­res, podría ser la solu­ción a los pro­ble­mas que enfren­ta el res­to del mundo.

Los propios intereses políticos de Occidente se interponen en el camino cuando se trata de ayudar a África

Cual­quie­ra que pres­te mucha aten­ción a las noti­cias y la his­to­ria inter­na­cio­na­les sabe que Áfri­ca ha sido tes­ti­go de más gue­rras y ham­bru­nas que las que le corres­pon­den. Pero inclu­so si está al tan­to de la agi­ta­ción en Áfri­ca, es posi­ble que se haya per­di­do los infor­mes de noti­cias de julio de 2011, cuan­do el sur de Soma­lia sufrió una de las peo­res ham­bru­nas de su historia.

Ese mes, casi tres millo­nes de refu­gia­dos ham­brien­tos lle­ga­ron a Moga­dis­cio, la capi­tal de Soma­lia, con la espe­ran­za de reci­bir ayu­da de emer­gen­cia de la ONU. En el trans­cur­so del año, 300.000 de ellos murie­ron; la mayo­ría de las víc­ti­mas eran niños y ancianos.

Muchos ni siquie­ra sobre­vi­vie­ron al via­je: Kha­li­ma Adan, una mujer de 38 años, per­dió a tres de sus nue­ve hijos duran­te el lar­go via­je a Moga­dis­cio des­de el cam­po. Cuan­do la auto­ra cono­ció a Kha­li­ma, su hijo Umar, de 7 años, aca­ba­ba de morir en sus bra­zos y ella ni siquie­ra tenía fuer­zas para llo­rar o llorar.

Dado que la ayu­da exte­rior efi­cien­te podría haber sal­va­do miles de vidas, es posi­ble que se pre­gun­te cómo pode­mos per­mi­tir que ocu­rran tra­ge­dias como esta.

Lamen­ta­ble­men­te, Occi­den­te, ocu­pa­do con sus pro­pios intere­ses polí­ti­cos y la gue­rra con­tra el terro­ris­mo, a menu­do no ayu­da a África.

De hecho, según Tony Burns, un tra­ba­ja­dor huma­ni­ta­rio aus­tra­liano en el lugar de Moga­dis­cio, Esta­dos Uni­dos blo­queó deli­be­ra­da­men­te toda la ayu­da al sur de Soma­lia duran­te la ham­bru­na, a pesar de las súpli­cas de las agen­cias humanitarias.

Esta­dos Uni­dos negó la ayu­da en gran par­te debi­do a un gru­po cono­ci­do como Al-Sha­bab, que es con­si­de­ra­do un enemi­go en la gue­rra con­tra el terro­ris­mo. Al-Sha­bab esta­ba acti­vo en el área y se sabía que inter­cep­ta­ban, gra­va­ban y roba­ban par­te del dine­ro de la ayu­da entrante.

Sin embar­go, al estar más preo­cu­pa­do por Al-Sha­bab y la gue­rra con­tra el terro­ris­mo, Esta­dos Uni­dos lle­vó a miles de soma­líes a la tumba.

Los trabajadores humanitarios ricos e influyentes de Occidente no son suficientes para crear un cambio en África

Pro­ba­ble­men­te solo conoz­cas a Geor­ge Cloo­ney como una her­mo­sa estre­lla de Holly­wood. Sin embar­go, hay algo más en el chi­co que eso.

De hecho, Geor­ge Cloo­ney es en reali­dad uno de los huma­ni­ta­rios occi­den­ta­les más influ­yen­tes que inten­ta ayu­dar a la gen­te de Sudán.

Cloo­ney estu­vo muy invo­lu­cra­do en el acuer­do de paz que con­du­jo a la inde­pen­den­cia de Sudán del Sur. Fue un des­ta­ca­do y vocal defen­sor de su liber­tad, apa­re­cien­do en tele­vi­sión y hablan­do direc­ta­men­te con el pre­si­den­te Oba­ma y los miem­bros del Congreso.

Pero Cloo­ney no se con­ten­ta­ba con sim­ple­men­te hacer cam­pa­ña por Sudán en su pro­pio terri­to­rio. En el tiem­po pre­vio al acuer­do de paz, via­jó a Juba todos los años, tra­ba­jan­do en el lugar para crear con­cien­cia sobre las masa­cres con­tra los rebel­des del sur come­ti­das por el gobierno sudanés.

Inclu­so gas­tó su pro­pio dine­ro para alqui­lar un saté­li­te que podía ras­trear los movi­mien­tos de las tro­pas del gobierno suda­nés, lo que les impe­día negar los crí­me­nes que habían cometido.

Y Cloo­ney esta­ba allí en la ciu­dad capi­tal recién nom­bra­da de Juba en enero de 2011, cuan­do el 98,8 por cien­to de la gen­te votó para inde­pen­di­zar­se del Norte.

Sin embar­go, a pesar de este tra­ba­jo en su nom­bre, Cloo­ney no pudo traer una paz dura­de­ra a Sudán.

Inclu­so des­pués de que Sudán del Sur obtu­vo su inde­pen­den­cia, toda­vía con­te­nía dos gru­pos étni­cos riva­les, el gober­nan­te Din­ka y el rebel­de Nuer.

En diciem­bre de 2013, los des­acuer­dos entre estos dos gru­pos se con­vir­tie­ron en una masa­cre total: des­pués de dos sema­nas de con­flic­tos, los fun­cio­na­rios din­ka detu­vie­ron y eje­cu­ta­ron a 240 hom­bres nuer.

La vio­len­cia con­ti­nuó has­ta abril de 2016, cuan­do el gobierno y los gru­pos rebel­des logra­ron lle­gar a un frá­gil acuer­do de paz.

Todo esto demues­tra cómo los esfuer­zos bien inten­cio­na­dos de Occi­den­te a menu­do no logran un cam­bio dura­de­ro y que, si se pue­de alcan­zar la paz, ten­drá que pro­ve­nir de África.

La incipiente industria agrícola de África tiene el potencial de erradicar la pobreza y alimentar al mundo

Hemos vis­to cómo pue­de ser difí­cil encon­trar solu­cio­nes efec­ti­vas a los pro­ble­mas de Áfri­ca. Pero hay un área con gran poten­cial: la agri­cul­tu­ra. De hecho, pue­de ser la cla­ve no solo para aca­bar con la pobre­za en Áfri­ca, sino tam­bién para el ham­bre en el mundo.

Des­pués de todo, cuan­do mira­mos hacia atrás en la his­to­ria, la agri­cul­tu­ra es la mejor mane­ra para que un país desa­rro­lle riqueza.

Por ejem­plo, el Ins­ti­tu­to Inter­na­cio­nal de Inves­ti­ga­ción sobre Polí­ti­cas Ali­men­ta­rias, finan­cia­do por Esta­dos Uni­dos, ha demos­tra­do que cuan­do los ingre­sos de los agri­cul­to­res aumen­tan solo en un uno por cien­to, la pobre­za extre­ma dis­mi­nu­ye en un fac­tor de al menos un 0,6 por cien­to has­ta un 1,8 por ciento.

Chi­na es un ejem­plo per­fec­to de desa­rro­llo eco­nó­mi­co a tra­vés de la agricultura.

De 1978 a 2011, a medi­da que los ingre­sos agrí­co­las aumen­ta­ron en un 7 por cien­to cada año, los nive­les de pobre­za chi­nos dis­mi­nu­ye­ron del 31 por cien­to a solo el 2 por ciento.

Y Áfri­ca, con sus 1,460 millo­nes de acres de tie­rra cul­ti­va­ble, está en una bue­na posi­ción para apro­ve­char este tipo de cre­ci­mien­to. Con más tie­rra cul­ti­va­ble que el res­to del mun­do com­bi­na­do, Áfri­ca tie­ne el poten­cial de aca­bar con el ham­bre en el mundo.

Con esto en men­te, Áfri­ca está pasan­do de una agri­cul­tu­ra de super­vi­ven­cia sim­ple a una agri­cul­tu­ra de pro­duc­ción en masa.

Pode­mos ver que esto suce­de en Etio­pía. Has­ta hace poco, los agri­cul­to­res etío­pes solo com­pra­ban artícu­los de pri­me­ra nece­si­dad y pro­du­cían sufi­cien­tes ali­men­tos para ali­men­tar­se. Por tan­to, aumen­tar la pro­duc­ción era dema­sia­do arries­ga­do; gas­tar más y tener una mala cose­cha sig­ni­fi­ca­ría la bancarrota.

Pero todo esto cam­bió en 2007, cuan­do Ele­ni Gabre-Madhin, una des­ta­ca­da eco­no­mis­ta etío­pe, creó Ethio­pian Com­mo­di­ties Exchan­ge, una orga­ni­za­ción comer­cial cen­tral para agri­cul­to­res que está revo­lu­cio­nan­do las prác­ti­cas agrí­co­las en el país.

Se con­tra­ta­ron ins­pec­to­res para veri­fi­car la cali­dad de los pro­duc­tos y brin­dar segu­ri­dad a com­pra­do­res y ven­de­do­res, y la orga­ni­za­ción tam­bién esta­ble­ció pre­cios jus­tos para los cul­ti­vos y envió la infor­ma­ción a los agri­cul­to­res a tra­vés de un ser­vi­cio de telé­fono móvil para que pudie­ran pre­de­cir los ingre­sos futuros.

Esto ayu­dó a los ban­cos a sen­tir­se más segu­ros al pro­por­cio­nar prés­ta­mos a los agri­cul­to­res para inver­tir y cul­ti­var sus gran­jas. Como resul­ta­do, entre 2006 y 2013, la pro­duc­ción agrí­co­la gene­ral aumen­tó en Etio­pía en un 7,8 por ciento.

Está surgiendo una nueva África urbana a medida que los barrios marginales se están transformando en ciudades planificadas

Si ha mira­do fotos toma­das en comu­ni­da­des urba­nas afri­ca­nas, es posi­ble que haya vis­to imá­ge­nes de niños hur­gan­do en enor­mes mon­to­nes de basu­ra, bus­can­do algo para comer o ven­der. Estas imá­ge­nes pue­den dar­le la impre­sión de que la situa­ción en Áfri­ca no tie­ne esperanzas.

Aun­que Áfri­ca alber­ga algu­nas de las ciu­da­des más pobres y dete­rio­ra­das del mun­do, se están pro­du­cien­do cambios .

En 2009, la ciu­dad nige­ria­na de Lagos se esta­ba des­mo­ro­nan­do. El 65 por cien­to de los 20 millo­nes de habi­tan­tes de la ciu­dad vivían en la pobre­za extre­ma, sobre­vi­vien­do con menos de 2 dóla­res al día. La gen­te de Lagos no tenía agua corrien­te, elec­tri­ci­dad ni sis­te­ma de alcan­ta­ri­lla­do, una trá­gi­ca encar­na­ción de los fra­ca­sos del Áfri­ca moderna.

Pero, en solo unos años, inclu­so los terri­bles barrios mar­gi­na­les de Lagos se trans­for­ma­ron en una ciu­dad funcional.

Cuan­do Baba­tun­de Fasho­la fue ele­gi­do gober­na­dor de Lagos, en 2009, esta­ba deci­di­do a trans­for­mar la ciu­dad en un faro de esperanza.

Y efec­ti­va­men­te, en unos pocos años, dos ter­cios de la ciu­dad tenían acce­so a agua pota­ble, en com­pa­ra­ción con solo un ter­cio en 2009. Duran­te ese tiem­po, una gran par­te de la ciu­dad tam­bién estu­vo pro­te­gi­da con­tra inun­da­cio­nes; los par­ques públi­cos ver­des comen­za­ron a apa­re­cer don­de antes se encon­tra­ban los ver­te­de­ros de basu­ra; y las calles fue­ron recons­trui­das y equi­pa­das con luces.

Los esfuer­zos para recons­truir Lagos no solo crea­ron una nue­va ciu­dad. Tam­bién se crea­ron 42.000 nue­vos pues­tos de tra­ba­jo en el gobierno, lo que supu­so un impor­tan­te impul­so eco­nó­mi­co a la ciudadanía.

Pero el nue­vo gober­na­dor no se detu­vo allí. Fasho­la tam­bién que­ría trans­for­mar los barrios mar­gi­na­les en las afue­ras de la ciu­dad, por lo que con­tra­tó al espe­cia­lis­ta peruano en pobre­za Fer­nan­do De Soto.

Jun­tos tra­ba­ja­ron para otor­gar a los resi­den­tes dere­chos de pro­pie­dad, lo que rápi­da­men­te res­ta­ble­ció el orden en los caó­ti­cos barrios mar­gi­na­les. Los robos dis­mi­nu­ye­ron en un asom­bro­so 90 por cien­to, y los inci­den­tes de ase­si­na­to y asal­to se redu­je­ron en un 50 por cien­to. Ade­más, estos nue­vos pro­pie­ta­rios tam­bién ayu­da­ron a for­ta­le­cer la eco­no­mía en gene­ral al con­ver­tir­se en contribuyentes.

No todos los líderes africanos son criminales sin educación; algunos son innovadores revolucionarios

Dado que las noti­cias, los medios y las pelí­cu­las se cen­tran prin­ci­pal­men­te en los aspec­tos nega­ti­vos de Áfri­ca, es fácil ima­gi­nar a los líde­res afri­ca­nos como un gru­po de dés­po­tas corrup­tos y vicio­sos. Sin embar­go, esto está lejos de ser una ima­gen completa.

Algu­nos líde­res afri­ca­nos tie­nen más en común con la Rei­na de Ingla­te­rra que con mato­nes criminales.

Cuan­do el autor se reu­nió con el líder del nor­te de Nige­ria, Lami­do Sanu­si, emir de la ciu­dad de Kano, fue reci­bi­do por un noble noble que habla­ba inglés y fran­cés con fluidez.

Un estu­dian­te de eco­no­mía, filo­so­fía y dere­cho, la feroz inte­gri­dad de Sanu­si ter­mi­nó por cos­tar­le su tra­ba­jo en el Ban­co Cen­tral de Nige­ria, don­de había esta­do luchan­do con­tra la corrup­ción, para dis­gus­to de sus jefes.

En un momen­to dado, denun­ció las prác­ti­cas del minis­tro de petró­leo de Nige­ria, que alqui­la­ba avio­nes a su pro­pia empre­sa pri­va­da, pagán­do­se así cada vez que rea­li­za­ba un via­je de negocios.

Pero ser des­pe­di­do del Ban­co Cen­tral no dis­mi­nu­yó la inte­gri­dad de Lami­do Sanu­si y, como líder de la ciu­dad de Kano, pla­nea con­ti­nuar su lucha con­tra la corrup­ción y traer pros­pe­ri­dad a Nigeria.

Sanu­si está uti­li­zan­do la tec­no­lo­gía a su favor y pro­mo­cio­nan­do un sis­te­ma bio­mé­tri­co para todas las tran­sac­cio­nes mone­ta­rias en Nige­ria. Con este sis­te­ma, los nige­ria­nos podrían usar sus hue­llas dac­ti­la­res para hacer reti­ros de efec­ti­vo y pagar los pro­duc­tos en las tien­das. Este méto­do es una de las for­mas más segu­ras de tran­sac­ción de dine­ro ima­gi­na­bles y tie­ne el poten­cial de hacer que el frau­de, el robo y la fal­si­fi­ca­ción sean cosa del pasado.

Y con la tec­no­lo­gía de hue­llas dac­ti­la­res que hace que todas las tran­sac­cio­nes mone­ta­rias sean inme­dia­ta­men­te ras­trea­bles has­ta el indi­vi­duo regis­tra­do, Sanu­si espe­ra que esto tam­bién pon­ga fin a la corrup­ción que aún debi­li­ta a Nigeria.

Los teléfonos móviles conectan a los africanos con el mundo y hacen posible una nueva forma de banca móvil

Cuan­do apa­re­cie­ron las pri­me­ras radios en áreas remo­tas del mun­do, las per­so­nas que antes esta­ban ais­la­das de la civi­li­za­ción de repen­te tuvie­ron acce­so a la músi­ca y las voces pro­ve­nien­tes de las pobla­cio­nes urba­nas cer­ca­nas. Pero este es un avan­ce menor en com­pa­ra­ción con el impac­to que están tenien­do los telé­fo­nos móvi­les en África.

La tec­no­lo­gía de los telé­fo­nos móvi­les pro­por­cio­na a los afri­ca­nos una cone­xión direc­ta con el mun­do entero.

En 2015, mil millo­nes de telé­fo­nos móvi­les esta­ban fun­cio­nan­do en Áfri­ca. Esto es increí­ble si se tie­ne en cuen­ta que, hace ape­nas 15 años, solo unos pocos millo­nes de afri­ca­nos tenían cone­xión a un telé­fono fijo.

Otro des­cu­bri­mien­to asom­bro­so es el víncu­lo entre la pene­tra­ción de la tele­fo­nía celu­lar y las eco­no­mías nacio­na­les. Los telé­fo­nos móvi­les per­mi­ten a las per­so­nas, por ejem­plo, en ubi­ca­cio­nes remo­tas de Áfri­ca tra­ba­jar jun­tas de mane­ra efi­cien­te, a pesar de estar sepa­ra­das por kiló­me­tros de terreno acci­den­ta­do. Esto aho­rra mucho tiem­po y pro­mue­ve el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co. De hecho, una serie de estu­dios lle­va­dos a cabo en varios paí­ses afri­ca­nos por la Lon­don Busi­ness School encon­tró que un aumen­to del diez por cien­to en el núme­ro de telé­fo­nos celu­la­res resul­tó en un aumen­to corres­pon­dien­te en el ingre­so nacio­nal de 0.6 a 1.2 por ciento.

Los telé­fo­nos móvi­les tam­bién han dado lugar a que Áfri­ca adop­te nue­vos sis­te­mas ban­ca­rios móviles.

La for­ma más popu­lar de comu­ni­ca­ción móvil en Áfri­ca son los men­sa­jes de tex­to, ya que cues­ta muy poco. Sin­tien­do una opor­tu­ni­dad, el gigan­te de las tele­co­mu­ni­ca­cio­nes de Kenia, Safa­ri­com, intro­du­jo un sis­te­ma basa­do en tex­to que per­mi­te a las per­so­nas trans­fe­rir dinero.

Fun­cio­na así: los kenia­nos dan dine­ro en efec­ti­vo a un emplea­do de Safa­ri­com que lue­go trans­fie­re el dine­ro a un núme­ro de telé­fono espe­cí­fi­co. El dine­ro se pue­de trans­fe­rir envian­do un men­sa­je de tex­to pro­te­gi­do con PIN a cual­quier per­so­na que tam­bién ten­ga un telé­fono celu­lar. Esto inclu­ye tien­das de comes­ti­bles loca­les, pelu­que­rías o inclu­so alguien en la calle que pide cam­bio de repuesto.

El sis­te­ma des­pe­gó en 2013. La gen­te no lo usa­ba solo para hacer sus com­pras; al acu­mu­lar este dine­ro vir­tual, la gen­te esta­ba con­vir­tien­do sus cuen­tas de telé­fo­nos móvi­les en cuen­tas de aho­rro. Esto tenía sen­ti­do para muchas per­so­nas pobres a quie­nes los ban­cos más tra­di­cio­na­les les nega­ban una cuenta.

En 2015, estos méto­dos se hicie­ron tan popu­la­res que sur­gie­ron 50 empre­sas de ban­ca móvil en todo el con­ti­nen­te afri­cano, lo que hizo que las nacio­nes occi­den­ta­les comen­za­ran a pre­gun­tar­se si debe­rían seguir su ejemplo.


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