Actualizado el domingo, 26 abril, 2020
La República Democrática del Congo (RDC) es un país grande, diverso y rico en recursos naturales, una combinación que desgraciadamente demasiado a menudo lleva al conflicto y la violencia. Con un tamaño casi 80 veces superior al del país que lo colonizó en 1885 -Bélgica-, y con más de 60 millones de habitantes, viven en él 400 grupos étnicos.
La RDC es el tercer país más extenso de África, muy rico en recursos naturales, como oro, níquel, petróleo, gas, cuero y uranio. Además, es el principal productor mundial de coltán, empleado fundamentalmente para la fabricación de teléfonos móviles.
Paisaje de un país en conflicto: la RDC. Imagen: escena de la película de Vincent Urban.
La RDC vive una crisis latente, que es a menudo olvidada por demasiados. No aparece mucho en las noticias, pero millones de personas siguen viéndose obligadas a abandonar sus hogares, a tener que recorrer largas distancias para recibir atención sanitaria y para poder obtener bienes básicos debido a las olas de violencia que nunca cesan.
En octubre de 2015 el realizador documental Vincent Urban acompañó a la organización humanitaria Medair al este de la RDC, una región en crisis desde hace más de dos décadas. Medair ha estado trayendo alivio a las personas que sufren en algunos de los lugares más remotos de la RDC desde 1997.
Medair es una organización internacional no gubernamental de ayuda humanitaria con una misión encomiable: «aliviar el sufrimiento en algunos de los lugares más remotos y devastados del mundo.» Medair proporciona ayuda de emergencia y servicios de recuperación en los ámbitos de la salud y la nutrición; el abastecimiento de agua, saneamiento e higiene; y en la construcción de viviendas e infraestructura.
In D.R. Congo – The Story Of A Solar Fridge from Vincent Urban on Vimeo.
En las aldeas remotas que habitan en países en situación de conflicto es demasiado habitual descubrir historias de tragedia, como la que se narran en el vídeo: la de un hombre que perdió a su hijo enfermo de malaria mientras lo llevaba a que recibiera tratamiento médico. O la de una mujer que fue separada de su bebé por culpa de un asalto armado y que lo vio morir cuando sus amigos lo reunieron de nuevo con ella.
Pero muchas de estas tragedias podrían evitarse con un simple electrodoméstico que todos tenemos en casa: un refrigerador. Para que los medicamentos y vacunas mantengan su actividad farmacológica, especialmente en latitudes tropicales, es importante conservarlos en seco y en frío, algo que en zonas remotas de la RDC es posible disponiendo de un refrigerador solar.
Pero llevar un refrigerador solar a una aldea remota de la RDC puede resultar una ardua tarea: conducir a través de caminos impracticables, atravesar ríos cuyos puentes están hechos de cañas, caminar durante horas por la selva, exponerse a las picadas de insectos que transmiten enfermedades tropicales, por no hablar del propio conflicto armado.
La RDC vive una crisis latente, que es a menudo olvidada por muchos. Imagen: escena de la película de Vincent Urban.
Visualizar estas dificultades le permite a uno entender lo duro que es transportar un refrigerador solar durante un trayecto de 24 kilómetros, en una caminata no inferior a las 8 horas. Al final, los visitantes son recibidos por la población local como auténticos héroes. Es la historia de una refrigerador solar, pero sobre todo es la historia de lo que compensa dar un paso más.
Una respuesta a «La historia de un refrigerador solar nos recuerda la urgencia que vive la R.D. del Congo»